Di vueltas por el apartamento, estaba nerviosa. Hacía un rato que Jungkook me había mandado un mensaje de texto diciéndome que ya venía hacía aquí, y yo le contesté dándole la dirección y el número del apartamento.

Había pensado que nada más apareciese por la puerta, le diría lo del dibujo, y si acepta, le preguntaría todo lo que quería mientras él se queda quietecito en el taburete.

Lo visualizaba, veía a Jungkook entrando al apartamento y yo diciéndole que necesitaba que se quitara la camisa para dibujarlo porque era estrictamente necesario, y que luego se pusiera la bata del sofá y se sentará en el taburete que estaba en medio de la sala colocado enfrente del lienzo con todo el material preparado y no se moviera porque, porque también era muy importante que no se moviera.

Luego comeremos y no le dejaré ver el cuadro hasta acabarlo, quizá se lo dé una vez terminado; y finalmente le besaré para compensar todo el tiempo que habría estado modelando para mí, y en medio de todo ello le preguntaré si soy la primera de verdad o fue algo que dijeron sus amigos para molestarle.

Suspiré y me mordí el pulgar, entonces el timbre del telefonillo sonó haciendo que me sobresalte, y el corazón me fue a mil cuando vi a Jungkook a través de la cámara.

Apreté el botón que me permitía comunicarme con la persona de fuera.

—El quinto piso — dije y le abrí la puerta.

—Gracias Noona — dijo y le vi entrar al patio.

Jungkook estaba aquí, y ya no podía ir marcha atrás.

Cinco minutos después tocó con los nudillos la puerta de mi casa, bajé el escalón donde estaban mis zapatillas y le abrí.

Llevaba un sombrero de pescador que se quitó una vez entró, una chaqueta gorda también negra y una camisa de botones de varios colores oscuros, y los pantalones más ajustados y negros que vi nunca.
Por esta razón quería dibujarle, por la forma de su cuerpo, porque es muy bello y quería capturar esa esencia.

Se quitó las botas y me di cuenta de que no llevaba calcetines, le tendí unas zapatillas de ir por casa y cuando se las puso se acercó a mí y me besó.

—Hola, Noona— sonrió adorablemente con su sonrisa de conejito — He traído ramen picante y sushi — Levantó la bolsa de plástico blanca que llevaba en la mano y la meneó haciendo ruido — ¿Dónde la dejo? —Le señalé la mesa de madera de la cocina que Yuri, JiEun y yo utilizamos para desayunar y la dejó allí encima — ¿Qué me querías decir?— preguntó, me aclaré la garganta y hablé.

—Quiero que te quites la camisa— no me di cuenta del nivel de serialismo con el que lo había dicho, porque Jungkook dejó de sonreír y sus mejillas se volvieron rojas — ¡Espera, no! — exclamé nerviosa y rectifiqué — Quiero decir que te quiero dibujar — expliqué— y para eso necesito que te quites la camisa y te pongas la bata que hay en el sofá— señalé — ¡Y ya está!— acabé diciendo.

Jungkook no dijo nada por unos momentos, pero al final sonrió y se quitó la chaqueta dejándola al lado de la bata en el sofá, y seguidamente, comenzó a desabrocharse la camisa botón a botón justo delante de mí.

El Adonis Jungkook se estaba desnudando enfrente de mí como si fuera lo más normal del mundo, sin vergüenza, y yo no podía apartar la mirada; cómo si antes no se hubiera puesto rojo ante mi atrevimiento.

Este chico es un descarado.

Sentí mi cara calentarse cuando ya iba por la mitad de los botones desabrochados y me di la vuelta rápidamente. No dije nada, decidí no decir nada sobre la sonrisa traviesa que tenía en la cara en ese momento, mejor quedarme yo con mi vergüenza. Le oí soltar una risa nasal y me avisó de que ya había acabado.

—Ya está, Noona.

Cuando me giré le vi abrochando con un nudo la bata negra y azul de seda por delante y me acerqué para impedirlo.

—No te la abroches— agarré el nudo y lo deshice encontrándome con su pecho desnudo, lo cerré de vuelta sin el nudo y me avergoncé.

—Noona...— murmuró él. Levanté la cabeza y le miré a la cara, volvía a estar serio y con esa aura oscura y carnívora que tenía el día que fui a su casa. Estaba segura de que podía escuchar los latidos desenfrenados de su corazón detrás de esa faceta calmada, o quizá era el mío retumbando en mis oídos.

—Allí hay un taburete—dije con voz temblorosa separandome rápidamente señalando al salón — Siéntate, pero no encima de la bata, que cuelgue por fuera del asiento— Jungkook asintió e hizo todo lo que le dije mientras me sentaba enfrente del lienzo— apoya el pie derecho en la maderita de las patas y estira la pierna izquierda. ¿Tocas bien el suelo?

—Si— se movió en el asiento.

—Perfecto, tira el brazo hacia atrás.

En estos momentos observé a Jungkook, semi desnudo, totalmente serio mirando hacía la pared, pero luego me miró y sonrió avergonzado.

—¿Esa es tu cara de artista?— preguntó con una risa nerviosa.

—Si— reí.

—Dibújame como a una de tus chicas francesas— dijo el moreno riendo y diciendo la famosa frase de Titanic.

—Haré lo que pueda— contesté y cogí el lápiz para comenzar a dibujar su forma.

Nos quedamos por un rato en silencio, dibujando los bordes de su anatomía, y él serio mirándome trabajar. Una hora y media después ya estaban todos los detalles a lápiz.

—¿Estás cómodo? — le pregunté.

—Si— contestó.

—Si estás incómodo dímelo.

—Claro, Noona— le vi sonreír y volví al dibujo. Era ahora o nunca.

—¿Puedo hacerte una pregunta? —dejé un lápiz a un lado y cogí la paleta del sofá para comenzar a poner colores. A estas alturas del dibujo, ya no necesitaba que fuera mi modelo, pero prefería tener a Jungkook donde pudiera verlo

—Ya la estás haciendo—dijo con burla y yo le miré mal —Si que puedes hacerla— volví a los colores.

—¿Soy la primera?— pregunté sin mirarle, pero estoy casi segura de que se sorprendió.

—¿A qué te refieres?

—¿Soy tu primera relación o soy tu primer todo?— volví a preguntar — Si sabes a lo que me refiero.

Jungkook se quedó callado por tanto tiempo que tuve que mirarle para saber que pasaba.

Jungkook estaba apenado, miraba el suelo con pena pero sin mover su cuerpo de donde le había dicho que se quedase.

—Perdona—me disculpé —No debería haberlo preguntado—comencé a poner la pintura en el lienzo.

—Lo eres-—murmuró y le miré—Eres y quiero que seas la primera en todos los aspectos — me miró.

El corazón se me aceleró y seguí pintando el fondo oscuro.

—¿Tienes hambre?

Jungkook y yo nos sentamos en la mesa después de calentar el ramen y sacar las salsas correspondientes para el sushi, aunque ahora él miraba dentro de mi nevera por algo de beber.

—¡Wow!— exclamó— ¿Puedo coger una leche de plátano?- me preguntó.

—Claro—eran de JiEun, pero no echaré de menos la leche que falte.

Él se volvió a sentar enfrente de mí y me tendió un refresco mientras se removía el batido. Comimos en silencio el ramen y el sushi, aunque yo no pude acabarme el ramen porque picaba demasiado y me comí el sushi mientras Jungkook se comía su bol y lo que quedaba del mío.

—¿Cómo te puede caber toda esa comida?— pregunté con gracia.

—Y tengo espacio para el postre— rio.

—Tengo helado, por si luego quieres, también un cepillo de dientes de sobra, por si te los quieres lavar— él asintió acabando el ramen— Vamos.

Se levantó detrás de mí y le llevé a la puerta de al lado de la cocina, la abrí y encendí la luz. El baño era blanco, con una bañera también blanca a una esquina, al lado el váter y al otro lado el lavamanos con un armario. Me agaché y abrí el armario para buscar un cepillo de dientes de sobra, cogí uno morado y se lo tendí a Jungkook.

—Gracias, Noona.

Ambos mojamos el cepillo y yo les puse dentífrico a los dos, y comenzamos a cepillarnos los dientes, cuando acabamos él fue el primero en enjuagarse la boca y luego fui yo.

—¿Qué es esto?—Jungkook tenía en sus manos un pequeño frasco verde.

—Es un exfoliante labial— le dije y lo cogí para abrirlo— Está hecho de azúcar y miel, y este sabe a menta— cogí un poco y me puse en los labios extendiendo el azúcar mentolado.

—Quiero probar— hizo ademán de coger un poco, pero al final lo cogí yo y se lo puse— Raspa.

—Es un exfoliante, sirve para retirar las pielecitas muertas y es comestible — Jungkook pasó la lengua por sus labios y me miró.

—Está bueno— y dicho esto cogió mis mejillas y estampó sus labios contra los míos lamiendo el azúcar mentolado de estos—Está muy bueno— susurró contra mi.

¿Qué es el autocontrol?

Jungkook me miró a los ojos y descifré lo que quería, Jungkook era tan facil de leer que asustaba. Él quería que yo fuese su primera vez en todo, y yo, iba a hacerlo realidad.

A la mierda el autocontrol.

Volví a besar a Jungkook y retiré la bata tirándola al suelo del baño. Toqué sus hombros y su pecho y su abdomen, y luego volví a subir a su cuello.

—Ven conmigo— susurré contra sus labios y le cogí de la mano saliendo del baño para llevarle a otra habitación.

—Noona...— susurró cuando vio que lo había llevado a mi habitación.

—Siéntate—sentencié señalándole la cama, y él lo hizo sin rechistar, luego le empujé hacia atrás y me senté encima de sus caderas.

—¿Quieres que sea tu primera vez?— le pregunté y él asintió — ¿Estás seguro?

—Desde que decidiste ser mi novia.

—Entonces retomemos lo que dejamos en tu casa aquel día.

Entonces le volví a besar, y lo toqué porque quería tocarle, sentirle, y también le animé a hacer lo mismo conmigo. Jungkook era totalmente un inexperto, y aunque le enseñé las cosas básicas, supe que a partir de ese momento la cosa cambiaría entre nosotros.

No acabé el cuadro en un día como tenía pensado, y no comimos helado de postre. Sus labios sabían a menta y eran dulces por culpa del exfoliante que nos habíamos puesto antes.

La pintura se había secado en el pincel, y la bata seguía tirada en el cuarto de baño, pero en ese momento no importaba nada más que nosotros dos.

No sé escribir escenas hot, lo siento, solo se me da bien leerlas.

Y ahora, meme time.

Joohyun entrando en mental breakdown desde que Jungkook pisó su apartamento:

Jungkook viendo que su Noona es una atrevida:

Yuri, JiEun, Bae-Jun, BoAh, JongIn, Yugyeom, Eunwoo y BamBam cuando se enteren de lo que ha pasado entre Joohyun y Jungkook:

Yo sabiendo que no va a haber boda:

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