𝘗𝘢𝘳𝘵 𝘍𝘰𝘶𝘳: episode I
-No.
-Vamos Joohyun.
-No.
-¡Joohyun!
-No, no me puedes hacer cambiar de opinión.
-Me voy a chivar a Yuri.
-No te atreverás.
-¡Yuri! ¡Joohyun no me quiere acompañar al bar!
-¡Joohyun, haz el favor de acompañar a Bae-Jun! ¡Sabes que nosotras no podemos ir!- miré mal a la mencionada que me miraba con una sonrisa triunfante.
-Te odio un montón- la miré mal.
-Nah, ya sé que me quieres un montón- Bae-Jun celebró que había conseguido sacarme de casa- Ahora te prestaré uno de mis vestidos.
-Bae-Jun - la llamé- Tus vestidos no me caben- me senté en mi cama y crucé mis brazos.
-Pero es que tu no tienes vestidos bonitos- entonces abrió mi armario y se topó con aquel top blanco de manga larga, hombreras y una pequeña abertura en el pecho. Bae-Jun se giró sin creer que tenía algo bonito.
-Y hay una falda a juego en el primer cajón de la izquierda- dije. Ella abrió el cajón y encontró la falda blanca de cinturones decorativos.- También tengo unas botas blancas que llegan por debajo de la falda.
-Está bien- Bae-Jun sujetó fuertemente la falda entre sus manos y me miró horrorizada- ¿Quién eres y que hiciste con mi amiga la de los pantalones negros?- me señaló.
-Se fue de paseo hace tiempo.
-Si esto es culpa de Min YoonGi le voy a agradecer- la miré mal.
-No- me levanté de la cama y le arrebaté la falda de las manos- No es culpa de Min YoonGi es culpa de Bambam y BoAh.- agarré el top.
-Les daré las gracias por eso- la oí decir.
Sin decir nada más salí de mi habitación y me metí en el baño para ducharme, vestirme y hacer mi maquillaje.
Sería una larga noche.
-La verdad es que el tinte rosa te quedaría bien.
-Gracias.
-Y más con ese maravilloso outfit- Por decimoctava vez, Bae-Jun volvió a mirarme de arriba a abajo como si quisiera comerme.
-Por favor, deja de mirarme así, parece que te vayas a lanzar encima de mí- le pedí.
-Estoy a esto- señaló con sus dedos un espacio pequeñito- De liarme contigo, Joohyun, a esto.
Entonces llegamos al bar, un bar que no era un bar, si no un club nocturno, una discoteca, un pub, o cómo se llame. Las paredes exteriores estaban pintadas de negro y el cartel se iluminaba con luces rojas y moradas. Parecía un club de striptease, o así sería si no se llamara "Pinkyy".
-¿Se puede saber de dónde conoces este sitio?- le pregunté a Bae-Jun.
-En internet decían que el barman era guapísimo- la miré.
-¿Te guías por lo que dicen del barman en internet?- le pregunté, ella asintió y agarró mi brazo para arrastrarme dentro del local.
No tuve tiempo de reclamarle el hecho de que no sabía qué clase de club era este cuando el olor a tabaco y la música inundaron mis sentidos. Las luces moradas y rojas viajaban por toda la estancia, la pista de baile estaba dividida de la barra y las mesas por unas cuantas columnas, y la barra estaba a la derecha un tanto alejada de la puerta de salida. Cuando nos acercamos me di cuenta de que también había una puerta de emergencia y los baños.
-Ve a la barra- miré a Bae-Jun que tenía los ojos puestos en un chico que le había puesto ojitos en la pista de baile- Luego te encuentro allí.- Y otra vez antes de poder reclamarle ya había desaparecido.
Suspiré y caminé tranquilamente hacía la barra, en aquel sitio todos iban de colores oscuros y parecía que yo era la única vestida de blanco. Me senté un uno de los taburetes.
-Vaya, ¿Qué tenemos aquí? Un pequeño ángel perdido, ¿Qué te pongo, guapa?- miré al barman que me estaba hablando.
Efectivamente, tal y como había dicho Bae-Jun, era guapísimo, un Adonis con una cara tallada por Dioses, con una voz aterciopelada. Tenía los ojos más o menos grandes, y unos labios gruesos que daban ganas de besarlos. Todos los atributos de su cara estaban perfectamente agrupados en su debido sitio y no parecía tener imperfecciones.
-¿Qué te pongo?- él chico me miró extrañado y moví mi cabeza para desviar mis ojos de sus labios.
-Pues...- no tenía ni idea.
-Te serviré una mimosa- el chico sonrió- Tienes cara de tomar mimosas.- Nunca había probado una- Enseguida vuelvo.
Y así fue, no tardó nada en prepararme la bebida.
-Gracias- dije cogiendo la copa.
-Parece que estás sola, angelito- el chico me sonrió.
-¿No deberías estar sirviendo copas?- le miré.
-Si, pero mi compañero se encarga, me llamo Seokjin- se presentó- Espero que tengas nombre, angelito- volvió a sonreír. Este chico además de una cara tallada por los mismísimos dioses tenía una bonita sonrisa.
-Me llamo Joohyun- dije y tomé un sorbo de la bebida, estaba realmente buena, era suave y refrescante.
-¿Te gusta?- me preguntó Seokjin, yo asentí- Me alegro, invita la casa, puedo hacerlo ya que es mi club.
Se notaba que este chico trataba de impresionarme, pero, ¿Quién soy yo para no caer en alguien tan guapo?
-¿Es tuyo?- pregunté sabiendo lo que me contestaría.
-Sip- dijo orgulloso- Lo abrí hará unos cuantos años y se ha vuelto muy popular- volvió a decir orgulloso- ¿Te gusta?
-No está mal- reí.
-¿cómo que no está mal?- Seokjin se hizo el ofendido.- Que sepas que es el mejor bar que encontrarás aquí- asentí dándole la razón acabándome la copa.
-Y yo no he dicho lo contrario- él me miró mal y me dio la sensación de que le conocía- ¿Nos conocemos?- pregunté, él sonrió.
-Creo que no- respondió.- Pero no me importaría conocerte.
Esas simples palabras ya me habían hecho caer a sus pies, ese chico parecía tener ese poder sobre la gente, era guapo y buen hablador, definitivamente el negocio le debía de ir bien si era así.
-Estaría bien, si- me acabé la copa- A mí también me gustaría conocerte.
Seokjin se pasó la lengua por los labios regorditos y me quitó la copa de la mano, enseguida me sonrió coquetamente.
-Entonces te prepararé otra copa, en una hora y media más acaba mi primer turno, tengo un descanso de media hora.
-Media hora es suficiente- contesté.
Seokjin se tensó al oírme decir eso y se acercó a mí apoyando uno de sus codos en la barra e inclinándose.
-No me provoques, soy el jefe, puedo alargar mi descanso- me miró.
-¿Y cuánto lo puedes alargar?- susurré acercándome a él de la misma manera que él.
Seokjin gruñó y maldijo ante mi atrevimiento, y mirándome se alejó de esta esquina de la barra para prepararme otra mimosa y atender a los demás clientes.
Me di la vuelta en mi asiento y busqué a Bae-Jun con la mirada, ahora se estaba liando con el chico que le había hecho ojitos en un sillón al otro lado de la pista.
Cuando volví a darme la vuelta, la mimosa estaba intacta y cuando busqué a Seokjin con la mirada, él me interceptó y me dio una mirada de advertencia.
Yo le di otra, y así nos entendimos.
Aguanté con la misma mimosa todo lo que quedaba del turno de Seokjin; sin darme cuenta él se posicionó a mi espalda y me susurró que le siguiera, me levanté del taburete dispuesta a seguirle, pero él me cogió de la mano y caminó rápido hacia la otra punta de la sala. Estaba ansioso, igual que yo.
Pasamos por detrás del sofá donde Bae-Jun seguía besuqueándose con el tipo, pasamos por al lado de varios grupitos borrachos, y cuando llegamos a las escaleras, Seokjin hizo que unas personas se movieran para poder subir y sacó unas llaves de su pantalón de camarero.
-Un momento- me dijo y buscó la llave correcta de esa puerta de hierro negra.
Cuando ya la hubo abierto, me empujó hacia dentro y cerró detrás de mí, también con llave. Cuando pasamos la primera puerta una luz automática iluminó una puerta blanca con clave, la música había dejado de sonar tan fuerte. Seokjin introdujo el código y me hizo pasar a un apartamento gigante totalmente blanco. Me quité las botas como pude mirando a mi alrededor. Seokjin me esperaba.
Cuando subí el escalón de la entrada y estaba dispuesta a decirle que su casa era bonita agarró mi cara con brusquedad y me besó.
Era un beso agresivo y lujurioso.
-Bienvenida a mi casa- murmuró sobre mi boca.- ¿Por dónde te gustaría empezar?- preguntó.
Volví a mirar sus suaves labios con deseo y los besé una vez más.
-Creo que el dormitorio estaría bien.- dije.
Seokjin rió y me levantó del suelo para ir con rapidez a lo que suponía sería su habitación y cerró la puerta detrás de sí.
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