La mamá de Edward estaba hablando con Janis. De alguna manera siguieron hablando del mismo tema durante aproximadamente una hora. Hablaron de Stevie Nicks. Janis amaba a Stevie Nicks y Fleetwood Mac, no era ningún secreto. Janis incluso afirmó que vio a Stevie Nicks en conciertos más veces que a sus propios padres. La mamá de Edward, Loraine, se rió de su broma. Janis siguió sabiendo que no era una broma.

Layna estaba en casa de una amiga durante el día, por lo que Claudia se vio atrapada lidiando con dos mujeres obsesionadas con un cantante. —Claudia amaba a Stevie y Fleetwood Mac, lo único malo fue la cantidad de veces que escuchó la misma conversación—.

—La vi en un concierto en julio del ochenta y tres. ¡Oh, estuvo increíble!—dijo Janis efusivamente.

Loraine asintió. —Tengo un amigo que podría conseguirnos entradas para ver a Stevie Nicks. Dejemos a Edward y tengamos una noche de chicas.

Claudia fingió que estaba enviando mensajes de texto en su teléfono, pero en realidad solo estaba deslizando el dedo por la pantalla y tocándola. No tenía planes, la mayoría de sus amigos eran sus compañeros de trabajo y ya había terminado de calificar los trabajos.

Claudia agradeció escuchar un golpe en la puerta de su casa. Eso significaba que Edward estaba en casa y tal vez él podría salvarla del aburrimiento. Rápidamente se levantó de su asiento y corrió hacia la puerta principal.

—Oh, gracias a Dios que estás aquí. Nuestras mamás no dejan de hablar de Stevie Nicks...—Claudia se quedó helada cuando vio a Ben parado frente a ella. Antes de que Ben pudiera decir una palabra, Claudia cerró rápidamente la puerta y se arrastró de regreso a la mesa del comedor.

—¿Qué carajo?—Janis maldijo cuando vio a su hija gatear. Jadeó y se tapó la boca con las manos cuando se dio cuenta de que había maldecido delante de la madre de Edwards.

—No te preocupes, Janis, Edward se avergüenza de mí porque dejo salir malas palabras todos los malditos días—se rió Loraine—¿Qué le pasa a tu chica? ¿Perdió algo?

—Probablemente en su mente—respondió Janis—Disculpa, tengo que ir a hablar con mi engendro.

Janis caminó hacia la mesa donde vio a Claudia escondiéndose. Claudia estaba de espaldas a Janis para que no notara que su madre se agachaba y gateaba a su lado.

—¿De qué nos escondemos?—Janis preguntó haciendo que Claudia gritara y se estremeciera.

—¡Jesús!

—Si así es como quieres llamarme entonces estoy totalmente de acuerdo con eso—se rió Janis—No, pero en serio, ¿Por qué estás aquí abajo?

Claudia se rió nerviosamente. 

—Ben podría estar... aquí.

Janis jadeó de nuevo.—¿Ben como tu futuro novio Ben? ¿Aquí?

—¡Mamá, él no es mi futuro novio!—Claudia gimió—¿Por qué está aquí? ¿Quién le dijo que vivo aquí? ¡Voy a golpear a la persona que lo trajo aquí!

Janis ladeó la cabeza.—¿Y si él mismo se trajera aquí? ¿A quién vas a abofetear?

—No lo sé, no pensé tan lejos—Claudia se pasó una mano por el cabello—¿Dónde está tu novio? Quizás le haya dado a Ben nuestra dirección. ¡Tiene sentido ya que no está aquí!

—¡Bueno, parece que mi novio te está haciendo un favor!

—¡Mamá! ¡Dejémoslo! ¡No vamos a discutir debajo de la mesa!

Janis puso los ojos en blanco.—Tú empezaste.