MATTEO

Me quedé frente a su puerta un largo rato, procesando el hecho de que estaba en mi casa y que estaba justo frente a mi detrás de ese muro que perfectamente puedo pasar con solo abrir esa simple puerta. La escuche moverse por la habitación el olor que traía se me había metido en las fosas nasales y quería sentirlo de nuevo.

Habia dejado ese mismo olor en la habitación, mientras ella solo pensaba que le era familiar, yo sabía exactamente que era su olor corporal así; suave y dulce. Lo recordaba desde que mi padre me la presentó, desde que me abrazo por primera vez en Estado Unidos.

Flashback; Pasado.

Mi padre me llevo con él, siempre hacia eso cuando quería que participará a su lado y yo nunca me negaba, lo adoraba tanto que jamás dije que no y siempre lo acompañe sin importar que fuera. Esa tarde finalmente veríamos a la chica que me había mencionado, no sabía nada de ella porque al parecer mi padre decidió tenerlo en el misterio como una sorpresa.

—Sientense por favor. —una amable chica; Paulina nos ofreció algo de beber mientras esperábamos a su hermana, que era la chica misteriosa que mi padre tanto mencionaba.

—Es un honor estar aquí. —dijo mi padre sonriendo y tomando las manos de Paulina que le sonrió a pesar de saber que él no lo veía.

—El honor es nuestro señor, tener a un gran cantante y compositor con nosotros, es algo definitivamente honorable. —afirmó sin dejar de sonreír y continuó hablando con mi padre por unos minutos.

No me moleste en hablar o decir algo, no era necesario. Mi padre estaba cómodo y la mujer era bastante gentil.

Paso un rato y  la voz de otra persona, otra mujer irrumpió en la habitación. Todos giramos a ver la puerta y ahí estaba. Traía su cabello suelto por los hombros con el cabello negro, su piel blanca y luminosa.

Su sonrisa me pareció tan inocente y adorable que no pude evitar sonreír yo. Algo dentro se me removió, era algo extraño como la necesidad de haberla conocido antes o haber averiguado un poco sobre ella. Tan joven y radiante que simplemente era imposible quitarle la mirada de encima.

—Sofía... Que encantador verte de nuevo. —dijo mi padre a la vez que se acercaba y le daba un abrazo con un beso en la mejilla. — te quiero presentar a alguien.

Enseguida me levante del sofá como había hecho cuando Paulina llegó. Y sonrei, lo hice de la manera sincera que podía en ese momento.

—Mi hijo Matteo. —mi padre me presentó y yo tome su mano para que supiera dónde estaba.

—Es un gusto tenerte aquí con tu padre Matteo. —su voz era tranquila y calmada. Producía una sensación amena de paz.

—Matteo hijo, sono la signorina Sofia Carson. Cantante e compositrice. —hablo en nuestro italiano y yo asenti a su respuesta.

—Es un enorme placer Sofía. Mi padre te menciona mucho. Dice que eres muy talentosa y una gran mujer. —le dije y ella sonrió con delicadeza soltando una risita.

Yo tome su mano con delicadeza y la lleve s mis labios, su piel era suave y sus manos eran sumamente delicadas a mi toque. Quería darle un abrazo como lo había hecho mi padre porque ahora sabia perfectamente que su nombre jamás se me olvidaría.

End flashback

Mire la hora en el reloj que sonaba al final del pasillo, había estado ahí parado al menos unos diez minutos. Apague las luces y solo me fui a mi habitación. Niñera tan diferente a las demás que había en la casa a excepción de una cosa, había una habitación escondida que me había encargado de hacer en mis tiempos libres. Nunca la había utilizado hasta que supe que hacer con ella.

Cerré la puerta con llave de mi habitación y tras cerrar las cortinas finalmente entre a aquella habitación oculta. Cerré igual y me senté frente a las pantallas.

Ahí estaba ella, su hermana igual había quedado dormida al instante y ambas respiraban con tranquilidad en la oscuridad.

—Solo tengo 90 días, para hacer que veas que eres para mi tanto como yo para ti mi hermosa dama. —era inevitable no verla.

Toque su pequeña silueta a través de esa simple pantalla. Conocerla me había generado muchas cosas en mi vida, había inspirado aquella canción que hicimos y que ahora estaría pronta a salir a la luz. Solo me quedé un rato más, podría seguir allí toda la noche y verla simplemente ahí sin hacer nada más que dormir. Pero no quería estar cansado a la mañana siguiente.

Me sali del pequeño lugar y volvi a mi habitación como si nada hubiese pasado. Me acosté en la cama y respire profundo, al cerrar los ojos mi cabeza me llevo rápidamente a todo lo que había planeado antes. Las habitaciones estaban completamente acordes a ellas.

La de Sofía, traía su olor, aquel siempre usa y que se le hace tan familiar, en su baño tenía cada cosa y cada producto que usaba para su piel y su cabello. El agua siempre estaría en la temperatura perfecta para ella y el ambiente de su habitación tenía esa baja temperatura que usaba para cuidar su piel.

La de su hermana en cambio a pesar de ser más simple, también era acorde a sus gustos. Sus productos y sus cortinas era como las prefería, así como las alfombras en ambos lugares porque siempre pisaban el suelo antes de poner sus pantuflas.

Me dormí volviendo a repasar una y otra vez lo que haría, sabia lo importante que era la opinión de Paulina para Sofía, así que tenía que mantenerlas a ambas felices, a gusto y tenía que hacerle ver que no había nadie más perfecto para su hermana mayor que yo. Tenía que hacer que Paulina estuviera de acuerdo conmigo para que Sofía pudiera ser mia y de nadie más.

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Nota importante: En esta historia Sofía no tiene 30 años, y Matteo no tiene 27. Aquí él es muchisimo mayor que ella, pues él tiene 34 y ella 24. También es importante recordar que Andrea Bocelli es ciego, así que ya saben.