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𝘋𝘢𝘯𝘤𝘪𝘯𝘨 𝘞𝘪𝘵𝘩 𝘈 𝘚𝘵𝘳𝘢𝘯𝘨𝘦𝘳

Después de aquella llamada, Kiriko se emocionó un poco, llevaba una buena racha de victorias en los sorteos
"Quizás debería jugar a la lotería" Pensó.
Luego tomó su celular para llamar a sus amigos y contarles de sus extrañas travesías por la enorme ciudad de Corea del Sur.
Sin embargo, aunque había visto muchos lugares y probado muchas, se sentía extraña, se sentía... ¿Vacía?¿Triste?
Ese sentimiento estaba ahí de manera bastante persistente, por lo que dejó su teléfono y decidió salir a buscar algún lugar para relajarse, pues realmente no quería estar sola esa noche.

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Base MEKA.

La noche para la castaña se hacía un poco extraña, veía a sus amigos tener un torneo en el videojuego de lucha y aunque normalmente se sentía emocionada porque llegase su turno, esta vez se sentía sin ánimos de jugar pues estaba aburrida. Decidida a no arruinarle la noche a sus compañeros, se fue a su habitación en búsqueda de un sombrero, unas gafas oscuras y una chaqueta grande para pasar desapercibida, la fama tiene sus consecuencias. Le informó a los chicos que se daría una vuelta por la ciudad para hacer algo distinto.

Rápidamente, comenzó a caminar por la ciudad, estaba tranquila pues la gente no se le acercaba a pedir un autógrafo o una foto. No lo malinterpreten, a ella le gustaba estar con sus fans, no obstante, quería un momento para dejar de ser D.VA y ser únicamente Hana Song.
Mientras se encontraba perdida en sus pensamientos, llegó a una pequeña cafetería, así que pensó en entrar y comprarse un batido de fresa que parecía delicioso.

Unas calles cerca de ahí.

Kiriko caminaba por esos lugares llenos de gente, el ruido que rodeaba aquellos caminos no era como en su hogar, la hacía sentir irritada, realmente se sentía vacía.
Absorta en sus pensamientos, caminó por varias calles, mientras veía las luces de neón que cubrían toda la ciudad, buscando un lugar al que ir, que no estuviese tan lleno, para no sentirse tan agobiada. Su caminata nocturna la llevó a una cafetería que se veía bastante linda y lo mejor de todo no había mucha gente, por lo que rápidamente entró.

En el lugar había bastante silencio, a excepción de una música bastante relajante, Kiriko se formó en la fila para pedir algo, mientras esperaba comenzó a observar el lugar y a las personas que habían allí, sin darse cuenta llegó su turno, decidió comprar un café con una dona que por cierto se veía deliciosa.
Al recibir su orden estaba por salir del local, cuando algo hizo que se detuviera, volteó la mirada y vió a una chica con un sombrero y una chaqueta bastante grande tomando una malteada mientras veía su teléfono.
A pesar de no ver su rostro, la reconoció al instante, ayudándose con el póster de D.VA que había en una de las paredes del local, se dio cuenta de quien era y que estaba ahí tranquila, decidió no molestarla.
En realidad no fue así, su cuerpo se movió rápidamente hacia el asiento de la castaña tocando su hombro.
— ¡Hola! ¿Cómo va todo? — Saludó amablemente la peliverde.
Hana primeramente se exaltó, le iban a pedir un autógrafo y su salida relajante se acabaría, dicho pensamiento se esfumó con las palabras de la otra chica.
— ¿Estás mejor desde lo que pasó en el hotel? Ya sabes con aquel idiota... — Se notaba un poco nerviosa, realmente no sabía que decir para sacar conversación pero lo estaba intentando.
Hana rápidamente la reconoció, rió en voz baja y le hizo una señal para que se sentase frente a ella. Kiriko sonrió y se sentó.
— Bien, ese golpe fue satisfactorio, pero no creo que haya estado bien... —  Dijo mientras bajaba sus lentes oscuros para mirar por encima de ellos a la peliverde.
— Lo sé, normalmente no soy así, pero en mi defensa. ¡Fue un viaje agotador! No estaba de muy buen humor. — Respondió acompañada de una pequeña risa por parte de la castaña.
— ¿Estás haciendo turismo? — Preguntó Song un poco sorprendida.
— Diría que sí, aunque en realidad es una racha de buena suerte. — Dijo un poco pensativa Kamori. — He ganado dos sorteos seguidos, quizá debería jugar a la lotería. — Finalizó dando una sonrisa.
— ¿Oh? Vaya que tienes suerte. — Rió la castaña hasta que un momento después se quedó en silencio. — A todo esto, no conozco tu nombre. — Mencionó un poco avergonzada.
Kiriko la miró para soltar una risa.
— Soy Kamori Kiriko, vengo de Kanezaka en Japón. —Dijo respirando hondo para aguantar la risa, a ella también se le había olvidado presentarse.
— Entonces, tú eres la chica que ganó el sorteo para pasar una semana en base MEKA. ¡Eso es realmente genial! — Hana rió por la extraña coincidencia.
— ¡Sí! — Respondió Kiriko, sonriendo mientras jugueteaba con la taza de café en sus manos. — Aunque, para ser honesta, estar aquí también ha sido un poco abrumador. Todo es tan grande y... Diferente de lo que estoy acostumbrada. —
— Te entiendo. — Dijo Hana, asintiendo lentamente. — Ser famosa tiene sus ventajas, pero a veces solo quieres un momento de paz, sin que todo el mundo esté sobre ti. —
— Exactamente. — Habló la peliverde. — Me encanta conocer a nuevas personas, pero a veces solo quiero ser yo misma, sin expectativas ni presiones. Supongo que eso es lo que me llevó a esta cafetería en un primer lugar. —
— Es curioso como nos encontramos aquí. — Comentó Hana, observando la escena a su alrededor. — Este lugar es perfecto para desconectarse, y lo mejor de todo es que no está lleno de gente. —
— Sí, es un buen escape. — Kiriko dió un mordisco a su dona, dejando que el silencio las envolviera por un momento. Luego, decidió preguntar. — ¿Y tú? ¿Qué te trajo aquí esta noche? —
Hana suspiró, mirando su batido de fresa antes de responder.
— Necesitaba un respiro. Las cosas en la base han sido un poco... monótonas últimamente. Me encanta mi trabajo, pero a veces siento que estoy perdiendo el rumbo, como si hubiera algo más que debería estar haciendo. —
Kiriko asintió, entendía la situación de Song y finalmente dió una respuesta.
— Eso suena difícil. Creo que todos pasamos por momentos así. Es fácil sentirse atrapado en la rutina, incluso cuando estás haciendo lo que amas. —
— Sí, exacto. — Hana miró a Kiriko, sus ojos reflejaban cansancio. — Tal vez es solo una fase. O tal vez necesito encontrar un nuevo desafío, algo que me motive de nuevo. —
— Podrías intentar algo diferente. — Sugirió la peliverde. — A veces, cambiar de ambiente o aprender algo nuevo puede darte una perspectiva diferente. ¿Alguna vez has pensado en tomarte un descanso, viajar o incluso probar algo fuera de tu zona de confort? —
— No lo había considerado. — Hana sonrió suavemente. — Quizá debería intentarlo. Tal vez, debería tomarme unas vacaciones de verdad, lejos de todo esto... Pero entonces pienso en todo lo que me perdería. —
— A veces, lo que dejas atrás no es tan importante como lo que puedes descubrir adelante. — Kiriko sonrió, su mirada estaba llena de empatía. — Yo lo he aprendido estos días. Puede que haya cosas nuevas esperándote, solo tienes que darles una oportunidad. —
Hana asintió, escuchando las palabras de Kiriko. Por primera vez en mucho tiempo, se sintió comprendida y motivada a explorar otras posibilidades.
— Tal vez tengas razón. — Dijo Hana, sintiéndose un poco más ligera. — Quizás es hora de que me permita descubrir algo nuevo, algo que me haga sentir viva de nuevo. —
— Me alegra que lo consideres. —Respondió Kiriko, sonriendo ampliamente. — Y si alguna vez necesitas compañía para una aventura o solo alguien con quien hablar, ya tienes mi número. — Finalizó dando un guiño.
Las dos compartieron una sonrisa, sabiendo que, aunque sus caminos se habían cruzado por casualidad, esa noche en la cafetería podría ser el comienzo de una nueva amistad y, quizás, el impulso que ambas necesitaban para encontrar lo que realmente buscaban.

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Luego de esa charla motivacional surgieron temas menos importantes como color favorito, que habían hecho en los últimos días y que habían comido ese día, la charla era bastante relajante y por un momento ambas habían olvidado ese sentimientos que las llevó a ese café en específico.
— Entonces conduje a TOKKI por encima del mar y con unos disparos y movimientos hice que estallara, fue realmente impresionante. —
— Vaya, eso sí que es asombroso, pero tendrás que enseñarme lo que hiciste para que te crea... — Kiriko dió el último sorbo a su café.
Sin darse cuenta llevaban casi dos horas hablando de cosas sin sentido, pero el tiempo no se hacía pesado en lo absoluto.

Ambas salieron del café, preparadas para irse por caminos separados, cuando un hombre chocó con Hana, provocando que su sombrero y lentes se cayeran al suelo.
— Disculpe... — El hombre, apenado, levantó el sombrero, topándose con una gran sorpresa. — ¡No puede ser, es D.VA! —Gritó emocionado, lo que convirtió a ambas chicas en el centro de atención, donde varias personas se acercaron a saludar y pedir fotos y autógrafos.
— Oh, b-bueno, muchas gracias. — Hana estaba preparada para empezar a aceptar las fotografías y autógrafos y volver a ser "D.VA", cuando de pronto sintió un apretón en su mano. Kiriko había tomado su mano y se había echado a correr con ella, no sin antes tomar el sombrero y los lentes.
— ¡Esa chica se lleva a D.VA! ¡Persíganlas! — Se escuchó mientras Hana procesaba lo que estaba pasando.
— ¡No podemos dejar que nos atrapen, Hana! ¡Corre! — Dijo Kiriko riéndose mientras escapaban de la multitud.
Un brillo apareció en los ojos de Hana, y una sonrisa se formó en sus labios.
— ¡Tienes razón! ¡Corre, Kiriko! —
Así, ambas chicas comenzaron a correr por la ciudad para escapar de los molestos fans de la castaña.

En un giro, se escondieron en un callejón y guardaron silencio. Al darse cuenta de que los habían perdido, comenzaron a reír.
— ¡Eso fue increíble! —Dijo Hana, todavía recuperando el aliento.
— ¿Ves? A veces una pequeña aventura inesperada es justo lo que necesitas. — Respondió Kiriko, sonriendo.
Hana se quedó pensativa por un momento, luego sugirió:
— Oye, hay un lugar no muy lejos de aquí. Es un pequeño parque que casi nadie conoce. Es perfecto para relajarse y alejarse de todo este alboroto. ¿Te gustaría ir? — Kiriko asintió, complacida con la idea.
— Me encantaría. — Dijo, agradecida por la sugerencia — Vamos, antes de que alguien más nos reconozca.
Sin más palabras, ambas chicas se dirigieron hacia el parque, dejando atrás la multitud y el caos de la ciudad.

𝗘𝘀𝗮 𝗻𝗼𝗰𝗵𝗲 𝗲𝗿𝗮 𝗶𝗻𝗰𝗿𝗲𝗶́𝗯𝗹𝗲.

Historia hecha por: JP2727

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