ꕤ 10
Después de semanas de las más puras y lindas sonrisas llenas de felicidad, la relación entre Hoyeon y Sunghoon empezó a florecer y a afianzarse mucho más.
Sunghoon les consiguió el modelo más nuevo de teléfono por lo que ahora a todas horas mensajeaban entre los tres.
Hoyeon les avisaba que hacía, que comía, que veía y hasta que clase de perrito se encontraba en su camino de regreso a casa.
Si Jaeyun decía que tenía antojo de donas al día siguiente obtenía cajas llenas de donas obstruyendo el camino en su departamento o si Hoyeon mencionaba algún bocadillo a los minutos ya estaba lleno su cuarto de estos.
Así que decidieron estrictamente elegir algunos lugares por semana para salir a comer y así evitar ese tipo de situaciones.
Si Hoyeon obtenía buenas calificaciones era elogiado por sus "padres" e incluso le compraban un pequeño pastel para celebrar.
La primera vez que esto pasó Hoyeon estaba tan feliz que gritaba que era su cumpleaños.
También la relación entre Sunghoon y Jaeyun iba de maravilla.
Ambos conversaban bastante, lo que harían, cuando lo harían, como lo harían además, se amaban con locura y los unía también el amor a Hoyeon.
Solo que había un liguero problema en el paraíso, Sunghoon no quería separarse de Jaeyun en ningún momento, se mantenía pegado a él como garrapata.
Hoyeon reía cada vez que Jaeyun le pedía a Sunghoon que se fuera a su casa, "es muy peligroso conducir de noche" es lo que decía Sunghoon en un berrinche, consiguiendo que Jaeyun lo dejara dormir con ellos.
Aunque Sunghoon siempre terminaba en la cama de Hoyeon, Jaeyun lo corría de su habitación por querer hacer cosas explícitas con un pequeño en casa.
A pesar de no tener muchos momentos de intimidad, en verdad se querían.
Sunghoon creí con fidelidad que su vida ahora por fin tenía sentido, ya existía color en su nublado corazón.
Sus ojos viajaban descaradamente por todos los rincones del cuerpo de Sunghoon que estaba parado en la fila esperando por Jaeyun.
—¿Que puedo hacer por usted?
—Buenas tarde, quisi-
Antes de decir algo fue interrumpido por la mujer en el mostrador.
—Desde hace un momento te observé de lejos, eres muy guapo, ¿me puedes dar tu número?
—No. Ahora envuelve el juguete. No tengo tiempo que perder mi hijo y esposo esperan.
Sunghoon hizo un ademán restándole importancia a las palabras recién dichas por la chica.
—¿No lo harás?
Arrebató el juguete de las manos de la trabajadora sorprendida que quería decir algo pero cuando estaba a punto de irse y está de hablar llegó Jaeyun.
—Cariño debemos apresurarnos, Hoyeonie saldrá en 5 minutos y no me contesta.
Llega Jaeyun cortando la conversación "intencionalmente", con una enorme sonrisa en su cara.
—Lo puede envolver por favor. —Habla Jaeyun con la trabajadora.
—Tranquilo bombón ya pronto llegaremos.
Después de decirle que tenía que hacer a la trabajadora que los miraba con una mirada avergonzada, Sunghoon lo toma de la cintura para estampar sus labios.
Los demás empleado de alrededor quedaron embobados y sorprendidos al ver tan lindas muestras de amor entre ambos jóvenes.
—Aquí tiene.
—Muchas gracias, vamos cariño.
Sunghoon tomó su mano indicándole la salida pero Jaeyun dio una mirada rápida a la trabajadora con una cara victoriosa.
Por poco se pudo ver unos cuernos de diablo no una una aureola de ángel.
Salieron a paso apresurado de la tienda de juguetes, Hoyeon había tenido una nota perfecta en su último ciclo de estudios así que creyeron que merecía una recompensa por su esfuerzo.
En un estado de pánico total Jaeyun temblaba en el asiento del conductor completamente pálido, Sunghoon hacía pequeños movimientos en la pierna de Jaeyun con una mano mientras conducía tratando de tranquilizarlo pero, el también se encontraba temblando.
No encontraban a Hoyeon por ningún lado.
En la escuela no se estaba, después de maldecir en voz alta a los maestros salieron corriendo a buscarlo, pero ¿que mal hicieron los maestros de Hoyeon para merecer esas groserías? Si la persona qué pasó a retirar desde temprano a Hoyeon era su único familiar y tutor legal.
Allí estaba su mal, creer que por ser un familiar no sufriría maldad.
Bajaron del auto corriendo hacia el departamento de Jaeyun con la esperanza que Hoyeon los recibiera vistiendo su pijama de Spider man mientras comía los bocadillos que quedaron del día anterior.
Pero solo pudieron divisar oscuridad y silencio.
Jaeyun empezó a hiperventilar, su respiración se estaba dificultando.
—Amor, amor mírame, todo estará bien, lo encontraremos.
Sunghoon lo abrazaba tranquilizándolo, tomó su cara con ambas manos para besar sus carnosos labios y transmitirle calor, primero tenían que estar tranquilos, si perdían la cordura sería imposible seguir.
Jaeyun se tranquiliza rápidamente, tiene que, necesita encontrar a Hoyeon.
—¿Para que rayos volvió? Ella dijo que no quería volvernos a ver jamás.
—Tranquilo amor.
En realidad Sunghoon estaba al tanto de quien era esa persona, Hoyang, que fue a reclamarle a Jaeyun hace meses atrás por "quitarle" a su sobrino, pero después de un intercambio severo de palabras salió del lugar enfurecida y jurando que jamás los vería de nuevo dejando a un Jaeyun y Hoyeon llorando de miedo. Ella estaba totalmente loca.
Quería ser el fuerte en esta situación, quería ser el soporte de Jaeyun pero al encontrar una multitud en la esquina de la tienda de conveniencia que ha desarrollado tantos recuerdos para ellos, su vista se nublo, tomó a Jaeyun de la mano y corrió hacia el tumulto de gente empujando a quien tuviera en frente.
Cayó de rodillas cuando observó el pequeño cuerpecito de Hoyeon tirado en el pavimento sucio y frío bañado en sangre.
—¡Una ambulancia! ¡Rápido una ambulancia!
Los gritos de Jaeyun parecían desvanecerse al igual que su imagen, quería correr a él y secar todas sus lagrimas, ayudar a cargar a Hoyeon, tocar su carita y hablarle como hacia su Yuni, pero no podía moverse ni un centímetro, solo miraba el charco de sangre que corría por la acera en un estado de trance.
Y explotó, lloró.
Lloro desgarradoramente.
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