𝚞𝚗𝚍𝚒𝚌𝚒
MARZO 2017
Elina se miro en el espejo, su cuerpo era la mitad de lo que era antes, estaba muy delgada, sus piernas eran como palillos y sus brazos estaban más delgados y flojos, y su estomago estaba muy chupado y se podían ver sus costillas.
—Oh dios... —Susurro mientras se veía a si misma. Ella no había reparado en lo mal que se veía, todo se debía a Marco, ella necesitaba cambiar eso ya, debía acabar con esa relación antes de que la matara.
Elina se vistió con rapidez y buscó su móvil, busco el chat de Marco, entre los chats relucieron los de sus amigas, Elina se sentía tan mal por lo que había hecho, entró en el grupo que tenía con todos y comenzó a escribir una pequeña disculpa.
"Hola chicas...
Os tengo que pedir perdón, no me di cuenta de lo mal que estaba y de lo mal que me estaba portando con vosotras y contigo Martino... Voy a dejar a Marco y... os voy a necesitar para volver a ser yo, sé que estáis enfadadas conmigo pero os echo de menos y espero que me podáis perdonar, hoy se acaba lo que sea que tuviera con marco
Espero que me perdonéis y mañana vayamos a comer al café"
No esperó las respuestas de sus amigas y entró en el chat con Martino, ahora le daba miedo enfadarlo, le aterraba, pero sacó coraje de algún lado y le escribió un mensaje corto y preciso.
"Hola, ¿Nos vemos hoy?"
"Sí, gatita te echo de menos" Elina no contestó y miro a fuera, Vienna estaba llegando a casa de Jacopo con su mochila y un montón de papeles. Vienna le gustaba y era una chica decidida con buenas ideas, además ayudaba a Jacopo con las cosas de la universidad. Vienna conectó miradas con ella y le sonrió.
—HOLA PRECIOSA
—HOLA VIENNA
—¿Luego vienes?
—Tengo que hacer algo antes, pero iré a veros esta tarde sin falta —Elina le sonrió y cogió su ropa de siempre, sus vaqueros y su blusa azul y blanca, se pintó los labios rojos y se puso Rímel. Iba a ir como la verdadera Elina, nada de gatita, nada de apodos cariñosos.
Comió un poco con sus padres, antes de sentirse con nauseas y salió de la casa con su bolso, dirigiéndose a casa de Marco. Tocó a la puerta y Marco le abrió con una sonrisa hasta que vio la ropa que llevaba. Seguro que todos la habían mirado,y la realidad era que sí lo habían hecho pero con pena, Elina estaba muy delgada y parecía que una pequeña ráfaga de viento acabaría con ella.
—Hola Gatita —Marco la besó con pasión y Elina se separó asqueada.
—No venía a eso...
—Venga Elina llevamos mucho sin..
—He dicho que no tengo ganas —Marco cogió su cara y la obligó a besarlo, Elina gruñó e intentó separarse con todas sus fuerzas.
—¡Deja tus tonterías Elina! Soy tu novio —Elina se separó rápido y se alejó de él— ¿Qué te pasa?
—Se acabó —Elina caminó a la puerta, lo malo de la casa de Marco es que la puerta estaba en un callejón.
—¿Qué mierda dices Elina?
—Digo que esto se acabó —Elina señalo su cuerpo y el de él.
—No puedes dejarme —Elina negó con rapidez.
—¡No! Si puedo, esta relación no es sana Marco —Marco se acercó a su cuerpo y la besó con fuerza— ¡Para! MIRAME
—¿Qué quieres que vea? Solo veo a mi dulce chica
—¿DULCE? MARCO MIRA LO QUE ME HAS HECHO...
—TE HE HECHO PERFECTA
—no basta... Esto se ha terminado, ya no somos novios ni lo que tu digas que éramos —Elina se dio la vuelta y fue cuando Marco perdió los estribos. Elina la estaba dejando, Elina era suya y de nadie más. Marco cogió de la coleta a Elina. Haciendo que la chica se quejará.
—Suéltame...
—Si no eres mía, no serás de nadie —susurró en su oído, Elina estaba jodidamente asustada— Eres mi chica y no te permito que me hables así maldita zorra
—¡Me asustas! —Elina se dio la vuelta e intentó separarse, pero las manos de Marco la cogieron del cuello dejándola sin aire, la chica pataleaba con fuerza— Marco... para...
—Eres mía ¿lo entiendes? —El agarre se hizo más leve y Elina pudo respirar lentamente. Marco entonces enloqueció cuando la chica negó, los golpes comenzaron a llegar en su estómago, en sus brazos. Los moratones se formaron con rapidez, los últimos golpes fueron a su rostro. Elina se quedó tirada en el suelo, con la respiración errática.
Marco se acercó al cuerpo de Elina, de su nariz caía un hilillo de sangre y su pómulo estaba amoratado, pensó lo peor y se sorprendió cuando Elina le dio una patada y echo a correr.
—¡Maldita perra! Te voy a encontrar —Elina corría como podía, el dolor la embargaba así que cuando llegó a casa de Jacopo, se quedó apoyada en la puerta y tocó con la poca fuerza que le quedaba. Fue Vienna quien abrió y se quedó sorprendida viendo a la pobre chica.
—ELINA —Vienna cogió a la chica que se desplomó en sus brazos— JACOPO
—¿Qué ha...? LINA —Jacopo la cogió entre sus brazos y la chica sollozó cuando rozó sus heridas.
—Yo dejé a Marco...
—¿MARCO TE HA HECHO ESTO?
—Sí...
Vienna miró a Jacopo, que iba a buscar a Damiano, corrió a su coche siempre llevaba consigo un bate de beisbol en el coche, nunca sabes quién podría atracarte o intentar dañarte.
—Damiano, quédate con Elina, voy a matar a un sucio bastardo...
—¿Qué...? Oh dios mio Elina —Elina estaba acurrucada sobre el sofá, de su nariz seguía cayendo sangre.
Vienna entró con el bate en mano y miró a Jacopo, estaba furiosa, nadie hacia daño a sus amigos y vivía para contarlo.
—¿Eso es un...?
—Bate sí, voy a matarlo o me cargaré su estúpida y preciada moto —Jacopo y Vienna abandonaron la casa con rapidez, dejando a Damiano que intentaba que la chica se pusiera de pie, Elina se quejaba cuando tocaba sus costillas.
Damiano, la ayudó a llegar al baño, se sorprendió cuando al levantar la camiseta de la chica y ver los moratones del cuerpo de Elina. Aunque lo que más le sorprendió fue ver como el cuerpo de Elina lucía demacrado.
—Elina... ¿Has comido hoy?
—Un café y un poco de arroz, pero no tengo...
—Elina... estás muy delgada... casi rozando la anorexia... —Susurró y Elina soltó un pequeño sollozo.
—yo... no lo he visto hasta hoy... Marco decía... —La chica no pudo acabar de hablar cuando Damiano la interrumpió.
—Elina... tienes que denunciarlo... es maltrato psicológico y agresión física... —Elina negó rápido, le daba miedo.
***
Por otro lado, Vienna intentaba seguir los pasos de Jacopo, estaba furioso. Jacopo le había confiado a su mejor amiga y el se había encargado de dañarla.
—Jacopo, se que estas furioso...
—Se ocurrió tocarla y hacerla llorar... —Jacopo recordó las lagrimas en sus ojos y la furia lo invadió.
Al llegar a la casa de Marco, Jacopo toco furioso la puerta y cuando la cara de Marco se asomo el puño de Jacopo se estampó en su cara con fuerza y lo arrastró a la calle.
—¿De qué vas?
—TU MONSTRUO
—ERES UN HIJO DE PUTA —Vienna alzó el bate y Marco la miró con los ojos abiertos.
—¡Ella se lo buscó!
Jacopo no aguantó aquellas palabras y estalló su furia, Marco se quejaba de los golpes mientras Jacopo asestaba golpes en su mandíbula.
Vienna alzó el bate cuando se dirigió a hacia ella y le dio en las costillas con fuerza para protegerse. Marco cayó al suelo con un jadeo, a Vienna le invadió la adrenalina y fue cuando divisó la moto de Marco y destrozó los retrovisores y las luces. Elina era amiga suya y no iba a dejar que nadie le hiciera daño, no hacia falta que ella pidiera ayuda, ella se la brindaría sin importar qué.
—Jamás toques a los míos maldito hijo de puta...
El móvil de Jacopo sonó, Damiano estaba al otro de la línea, preocupado con la imagen que tenía delante de ella.
***
—¿Jacopo?
—¿Sí?
—Deberíais venir y ver a Elina...
—¿Qué le pasa a ella?
—Es... peor de lo que imaginé... —Damiano observó como Elina dormía aferrada al cojín con la camiseta de Damiano puesta.
—¿Lo es?
—Sí... Ven no se que hacer con ella...
—Ya vamos no la dejes sola, Avisa a Arai de que está allí —Damiano colgó el teléfono y llamó a Arai que se presentó con rapidez en la casa de su vecino con temor. Arai abrió la boca al ver los golpes en sus piernas y en su cara.
—¿Qué le ocurrió?
—Dejó a Marco...
—Ese... Fillo di putana... Elina... —Arai tocó el pelo de su hermana que se despertó sobresaltada intentando huir del toque— Soy yo... oh mio caro... —Elina se refugió en los brazos de su hermana, esta pronto notó como el cuerpo de su hermana había menguado, era como abrazar algo frágil. Jacopo entró y Elina alzó la cabeza viendo a su mejor amigo. Jacopo observó los ojos de Elina que se llenaron de lágrimas y corrió a abrazarla.
—Estamos aquí amore... no te va hacer daño jamás... —Elina lloró y miró a Damiano.
—Vamos a denunciarlo —Damiano le sonrió y asintió, era la mejor decisión, acabar con aquello y con todo el contacto que tuviera con Elina.
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