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𝚄𝚗𝚘

Elina Rossetti había vivido toda su vida en Roma. Hija de una historiadora y un lingüista que daba clases en la universidad, con una hermana pequeña qué adora la cocina, cada uno tenía una personalidad distinta pero se complementaban.

La madre de Elina, Iris, trabajaba en un museo donde se exponían obras de la historia, también solía escribir artículos para revistas muy importantes o páginas web de gran renombre.
Su padre, Remo, por otro lado vivía la rutina de dar una clase a 50 alumnos, que en lo único que pensaban era en el café que iban a tomar al salir de la universidad. Por eso su método de enseñanza había cambiado, él podía explicar pero le gustaba oír lo que sus alumnos sacaban de sus lecturas.

Eran una familia unida, pasaban las vacaciones viajando o en casa pero haciendo cosas juntos.
Se juntaban con sus vecinos de al lado para hacer barbacoas y allí es donde Elina había conocido a su "partner in crime" como decían los americanos. Jacopo David, era el hijo mayor del matrimonio David y siempre iba seguido del pequeño Damiano.

Cuando Elina vio al hermano de Jacopo por primera vez, la chica lo abrazó con fuerza porque era muy tierno y blandito, según recordaba su madre las palabras que había dicho "es titito y bandito" era un bebé y ella tenía casi 2 años, todo era tierno y blandito. Ella quería un hermanito, poco tiempo después se arrepentía de sus palabras , con 4 años había llegado su hermana Arai, cuyo nombre seguía la tradición de su familia y la mitología.

Le parecía una hermosa tradición y ella iba a seguirla le gustará a su marido o no. Su madre llevaba el nombre de la diosa Iris de la mitología Griega, su padre Remo, tenía el nombre del fundador de Roma, ella nombrada Elina ya que hacía honor a la inteligencia y Arai, debía su nombre a los espíritus de las maldiciones que eran hijas de la diosa Nix, la diosa de la noche. Arai había nacido un día sin luna llena donde reinaba la oscuridad.

La italiana había vivido muchas aventuras, la una más fantasiosa que la otra, desde batirse en duelo con gaviotas a conquistar un barco pirata y casi todas por no decir todas habían sido de la mano de Jacopo David, o como le gustaba llamarlo Poppo, ya que era como lo llamaba de pequeña, cuando aún le costaba pronunciar las C.

Jacopo y Elina iban siempre juntos, si Jacopo estaba en un sitio, Eli estaba cerca. Si Eli quería ir a un sitio Poppo la acompañaba, iría con ella al fin del mundo.
Por lo que no era extraño que los dos tuvieran el mismo círculo de amigos. Aunque Elina siempre decía que pertenecía a dos grupos.

En el primero el círculo que compartía con Jacopo, estaba formado por Marco, Elisa que acabó convirtiéndose en novia de Jacopo, Gianni y Héctor. Todos ellos siendo 2 años mayor que la italiana.

Luego tenía su propio grupo de amigas, conformado por Eva, Vittoria, Giulia y Martino.
Eva, era una chica pelirroja que se había mudado a Italia desde Irlanda con 2 años, ambas iban juntas a la escuela infantil y ya no sé habían separado.

Vittoria y Elina compartían una misma pasión, el Ballet, la madre de Vittoria la había apuntado por qué era un baile muy femenino, y Vittoria era poco femenina, al principio no disfrutaba de las clase, pero pronto se convirtió en una de sus pasiones. Tanto Elina como ella hacían una preciosa pareja de baile, se movían al compás y ambas expresaban tanto con sus movimientos que verlas bailar juntas en el escenario era como ver dos almas uniéndose en un acto puro.
Giulia y Martino eran hermanos mellizos, que se habían unido a su trio cuando entraron en la scuola media.

Cuando cumplieron los 15, eran inseparables, Martino las protegía cuando salían, Eva ofrecía su casa para ir a dormir, Elina era la que coordinaba las salidas y Giulia y Vittoria fluían con el grupo, todo les parecía bien.

Qué Elina tuviera su grupo de amigas, no quería decir que no estuviera con Jacopo también, la chica se pasaba el fin de semana con él y con los chicos. A Elisa le servía de consuelo saber que la chica estaba allí, al menos no se tenía que enfrentar sola a los amigos de su novio.
Cuando quedaba con todo el grupo, Jacopo pasaba a buscar a la chica para que los acompañará.

-Cambiate, te vienes con nosotros a cenar
-Hola Elina ¿Cómo estás? Yo bien gracias ¿Y tú? Bien bien
-Hola Lina...
-Ah eso es otra cosa -Jacopo le sonrió y agitó sus manos- ¡mamá! Ceno con Jacopo
-¡Vale cariño!

Así solía ser siempre, tanto Iris cómo Remo estaban acostumbrados a que su hija pasará tiempo con Jacopo.

***
Año 2015

Jacopo estaba estudiando con los de su grupo para los exámenes de acceso a la universidad.
Elina por supuesto los acompañaba, contra su voluntad pero los acompañaba.
-Repetirme... ¿qué hago aquí?
-Nos ayudas a estudiar y nos das apoyo moral
-Hacer que estos muchachos se concentren -Elisa sonrió y siguió con sus apuntes.
-Espera... Me he perdido una tarde en la cafetería de la Nonna de Eva, por veros estudiar -miró con el ceño fruncido a Jacopo.
-Ehm...
-Jacopo David, iba a comer cannolis -se cruza de brazos enfadada, ella amaba los cannoli y la Nonna de Eva hacia los mejores.
-Lina...
-¡No! Me voy con Damiano que está jugando a la play -Elina sonrió y corrió al sofá donde el hermano pequeño de Jacopo estaba.

-¿te apetece un helado? Tu hermano me ha quitado la oportunidad de comer cannoli de la Nonna de Eva.
-uhm.. sí -Damiano la miró y sonrió. Elina era una chica dulce y siempre le había apoyado en todo.
-Vamos yo invito -Damiano sonrió y apagó la play- ¡Salimos a comer helado!
-¿Me traes galletas?
-Claro Elisa
-¿y a mi? -Jacopo alzó los ojos de sus apuntes.
-A ti que te den -le sonrió su mejor amiga- yo no tengo cannoli, tu no tienes galletas, tu novia si, ella no es una traidora
-Tiene garras -le guiño un ojo, uno de los amigos de Jacopo, Marco. A Elina le gustaba, causaba en ella una sensación agradable, como calidez.

Damiano y Elina paseaban por la piazza di spagna, ambos con un cono de helado. La plaza estaba abarrotada de gente, turistas y habitantes de la ciudad de Roma, se respiraba el olor a verano.
Ambos estaban escuchando a un grupo que tocaba en la piazza, Elina adoraba la música, siempre que la escuchaba, las ganas de acompañarla con una coreografía eran grandes.

-Algún día... me gustaría cantar en un grupo
-Tienes una bonita voz Damiano, deberías intentarlo...
-¿Lo crees de verdad?
-Claro que sí
-Gracias...
-No hay de que, anda vamos a comprarle las galletas a tu hermano y a Elisa
-Pensé que... no se las ibas a comprar por traidor y por dejarte sin los cannoli de la Nonna de Eva
-Quiero demasiado a tu hermano para no consentirlo un poco

Ambos emprendieron el camino al supermercado, sabía que Poppo no lo hacía con mala intención y era por eso que ella seguía consintiendo al que era su mejor amigo.
Damiano sonrió, el mundo necesitaba más personas como Elina. Elina ayudaba a todo el mundo, incluso a él con la mates y ella era malísima con ellas.
Damiano podía ver el buen corazón de Elina, le daba miedo que llegara el día alguien jugará con este y lo rompiera en pedazos.

Lo que Damiano no sabía es que ese día estaba más cerca de lo que pensaba, y además con una persona cercana a ambos círculos de amistad.

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