𝚄𝚗𝚍𝚒𝚌𝚒
Aquella semana Elina entró en la casa con las chicas y los chicos que como ella estaban intentando recuperarse. La primera semana Elina se dedico a conocer a sus compañeros y a escuchar sus historias antes de contar la propia.
Hacían muchas sesiones de terapia grupales, por lo que cada día compartían algo nuevo. Los días de visita comían diferente, ya que muchas familias traían comida para compartir, la primera semana Elina recibió de visita a sus padres, Arai y Luca. Y al final de aquella primera semana Elina había conseguido engordar 1 kilo y su terapeuta la felicitó por que estaba haciendo grandes progresos.
Ahora estaban en la semana numero dos y estaban en una terapia grupal, quedaba poco tiempo para Halloween y estaban deseando que les dejaran celebrar una pequeña fiesta de disfraces. Le dejarían hacerlo con la condición de que no hubiera percances durante aquella semana.
—Elina ¿Cómo te estás sintiendo?
—Bien, echo de menos a mis amigos y bailar en mi academia, pero sé que cuando salga de aquí en unas semanas podre hacerlo todo de nuevo y además estaré un poco mejor
—Sabemos que haces un blog, te han dejado seguir grabando
—Por las noches si he hecho todas mis tareas me dejan grabar en mi habitación para contar un poco mi día pero creo que haré un blog hablando de esto cuando salga
—Eso es bueno... ¿Pesadillas?
—La verdad que no he vuelto a tener pesadillas desde hace semanas, pero gracias por preguntar
—Y como solían ser tus pesadillas
—Siempre la misma noche, distintos finales o le pido perdón y el me sonríe y me dice que soy una buena chica, otras estoy hay tirada en el suelo y pido ayuda y nadie me ayuda y me muero, otras es la misma escena que viví
—Y ahora que sabes que Marco está lejos ¿Cómo lo afrontas?
—Creo que estoy más tranquila en la calle y su madre cada mes me pregunta como estoy y ella es la que esta pagando las sesiones de terapia así que se lo agradezco...
—La verdad que si que es bonito el gesto el que ha tenido contigo
***
Por fin era día de visita y Elina estaban esperando que la llamaran para poder ir a ver quien estaba de visita, se llevó una sorpresa al ver a Jacopo y a Leo en la escaleras con una gran sonrisa.
—¡Poppo!
—Lina mi niña —Leo le sonrió y le pasó una bolsa.
—Gracias, ¿Cómo están mis chicos?
—Grabando
—¡¿Grabando?!
—Sí, vendrán la próxima semana
—Eso esta bien
—¿Cómo te sientes?
—¡Bien! Las chicas aquí son muy amables y a todas nos gustan las mismas cosas por lo que no nos peleamos a la hora de ver la tele —Ríe Elina— Además hoy nos han pesado y he recuperado 1 kilo más me quedan 4 más para salir y aquí tengo terapia todos los días
—Eso es genial —Jacopo besó su mejilla con fuerza y se pusieron a hablar los tres. Leo le contó que los chicos habían empezado a trabajar con una chica y que ellos mismo le habían dicho que podría trabajar como ellos como su asistente.
—¿Así?
—Necesitan una asesora de imagen y de puesta en escena... Los chicos han dicho que tu podrías serlo —Elina sonrió y asintió encantada.
—Ellos vendrán la semana que viene, pero te echan muchísimo de menos —Elina se acurrucó entre los dos cuando el silencio los invadió a los tres. Antes de ir a comer donde comerían los tres, Elina les contó que cuando cumpliera su meta en el hogar saldría, eso no significaba que estuviera recuperada solo que una parte de su recuperación se habría cumplido y que cosas como que volviera a generar calor corporal le serían más fáciles. A la hora de comer, Elina sonrió al ver como Jacopo sacaba de su mochila un tupper de comida de su madre con una nota.
"Se que esto no es como lo que cocina tu madre, pero le he puesto tanto amor como lo haría ella. Te extrañamos piccolina"
—Amo a tu madre —Jacoppo rió y se pusieron a comer los tres los gnocchi con salsa de calabaza que había hecho para los tres, mientras recordaban cosas sobre su adolescencia.
***
Pronto las semanas pasaron y aquella semana llovía muchísimo, y parecía que todos en el hogar estaban de bajón, iban a hacer una excursión al centro donde había una exposición de arte, pero por la lluvia no podían salir. Elina estaba en su ultima semana y no quería que sus últimos días fueran tan deprimentes.
Por lo que, después de hablarlo con una de las enfermeras que estaba allí pudo conseguir material como pinturas y pinceles, para hacer ellas mismas su exposición de arte. Aquel gesto llamó la atención de su terapeuta que lo apuntó en la libreta que le entregaría al psicólogo que visitaba la chica regularmente a modo de informe.
—Hey, venid a la sala de las reuniones —Todos la siguieron con curiosidad— He pensado que como no podemos ir a la exposición de arte podríamos hacer una nosotros y así... no nos aburrimos, por que yo ya he visto ese capitulo de Ley y orden tres veces esta semana.
Todos asintieron dándole la razón y se pusieron frente a los pequeños lienzos que la enfermera había ido a comprar y empezaron a pintar, muchos hablaban entre ellos mientras su inspiración fluía, otros estaban en silencio y Elina sonrió viendo como algunos reían por lo que otro pintaba, no a modo de burla se notaba que era de felicidad. Cuando acabaron llegó el momento de merendar, Elina se quedó en la sala colocando los cuadros en un círculo y colocando un papel con quien lo había hecho. Al volver de merendar, decidió que podrían repartirse las obras para tener un recuerdo cuando salieran de aquel lugar.
—He pensado que quizás estaría guay que nos repartamos las obras después de hablar de ella a modo de recuerdo de estos días, como sabéis... El viernes es mi ultimo día y... yo he querido hacer este cuadro que es como una metáfora de que entramos un poco oscuros y luego nos van ayudando a que nuestros colores vayan saliendo de nuevo y este quiero que se quede aquí, luego he hecho este que es como un paisaje de una playa... para Pinkie, que siempre ha querido verla, es una ventana para que puedas decir que tienes vistas a la playa
—Tonta... gracias, es precioso —Luego se fueron repartiendo cada uno los cuadros, a Elina le toco un cuadro abstracto que le hizo mucha gracia por que ella le había encontrado entre las manchas de color, una mancha que parecía un corazón. El terapeuta de la casa se acercó y puso una mano sobre Elina sonriéndole.
—Demos gracias a Elina por esta bonita idea... Ha sido un placer trabajar contigo cariño, espero que logres todo lo que hemos hablado —Elina le había contado que sus amigos estaban empezando a ser reconocidos y que ella iba a trabajar con ellos, tras presentar su último trabajo en la scuola y su laurea. Y que estaba emocionada por ello, además de que Luca le había dicho que en la función de navidad habría representantes lo que la hacía ponerse feliz, Luca se quería dedicar profesionalmente al ballet y para él era una gran era una gran oportunidad.
El viernes llegó y con mucha alegría se despidió de todos sus amigos allí dentro y salió de la casa como una persona nueva, allí había aprendido muchas cosas y le había servido para mejorar. Al salir estaba el coche de su padre y su padre a su lado.
—Hola pequeña
—¡Hola papá! ¿Cómo estas?
—Demasiado contento por saber que volvemos a estar todos juntos —Elina subió sus cosas al coche y emprendieron el camino de vuelta a casa.
En la casa todos la esperaban como una mini bienvenida, Luca y Tyra que habían empezado a salir a citas, Martino con Vienna que estaban más que emocionados por la vuelta de su mejor amiga. Octavio con noticias muy jugosas, los chicos de Måneskin que la habían extrañado horrores, Leo y Jacopo y por ultimo Marta, la representante de Måneskin que estaba emocionada por conocerla. Al entrar en la casa, Elina se vio envuelta por el amor que desprendían todos allí, al verla de vuelta.
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