El viaje a Sicilia, que se hizo en julio, empezó bien, todos iban con sus maletas, listos para pasar unas mini vacaciones antes de que el nuevo curso comenzará y todos tuvieran que volver a sus rutinas. Marco y Jacopo alquilaron dos coches, Eva una Vespa y Vienna alquiló otra.

Estarían una semana en la isla italiana, así que tenían planeado que hacer cada día. Querían aprovechar las pocas semanas que quedaban antes de volver a la rutina, lo que significaba para Elina y Vittoria volver a la academía de danza, para Eva volver a las tutorías y para Giulia y Martino fluir con los planes de sus amigos y pasar tarde de estudio en casa de Vittoria o en casa de Elina.

El primer día fue de turismo o como Vittoria lo había nombrado "reconocimiento del terreno previo a los planes", efectivamente se movieron por las calles cercanas a su hotel para ver dónde tenían los diferentes establecimientos como un restaurante, una cafetería o simplemente un supermercado para las emergencias.

El segundo día, habían estado todo el día en la playa. Elina había amado la playa y estar tumbada todo el día al sol, al contrario que Eva que la odiaba por la arena y los niños jugando con pelotas.

—Como me dé una estúpida pelota en la cara, mató a los niños... —Eva no era muy fan de los niños, siempre bromeaba que como alguna de ellas la hiciera tía pronto se iría del grupo, aunque en el fondo la idea de ser tía de un bebé de sus amigas la emocionaba.

—Eva va a ser una madre de 10 —Comentó divertido Leo.

—Tendré un maravilloso perro, que todos mis sobrinos van a amar... Paso de niños no me gustan —Elina soltó una carcajada y repartió las cartas entre Jacopo, Vienna y Leo.

Al volver al hotel, Elina la escuchó quejarse desde el baño que compartían, de la arena y de cómo odiaba la sensación de su pelo salado.

—Hay arena en sitios donde no debería haber ¡qué asco! y como se puede acumular tanta, ya he tenido playa suficiente por 2 años Elina, más te vale que ya se te hayan pasado las ganas con lo roja que estas hoy, seguro que te has quemado toda entera...

Efectivamente, Elina se había quemado al sol, por lo que el tercer día estuvo dependiendo del aftersun y el aloe vera para calmar la picazón, y pegando a Martino cada vez que intentaba tocarla. Y por la noche habían salido a un club nocturno que estaba a varias calles de su hotel. Por lo que cada una había decidido usar sus mejores vestidos, Elinna llevaba uno negro escotado que se pegaba a su cuerpo, Eva iba de rosa y era corto, Giulia llevaba un vestido rojo pasión y Vittoria había preferido sus amados vaqueros y su camiseta de American Horror Story.

A mitad de la noche Elina y Marco bailaban con sensualidad y sin preocupaciones. "Es como ver sexo con ropa" había comentado Martino a Vienna qué soltó una carcajada.

—Buena comparativa, muy poética

—Estoy acostumbrado a ver la sensualidad que Elina y Vittoria desprenden en el escenario, pero esto es más erótico no sé lo parece... sí la verdad que sí.

Cabe mencionar que aquella noche, Elina y Marco tuvieron su momento más íntimo a puerta cerrada en su habitación, donde se unieron entre gemidos y jadeos, en una expresión más carnal de deseo y amor.

A la mañana siguiente, fueron de compras por petición de Giulia que quería llevarle a sus padres unos recuerdos, acabaron pasando el día en el centro comercial de la isla. Elina compró un par de camisetas y un vestido que pensaba usar posteriormente en una cita con Marco.

—En ese vestido te ves super linda —Le había dicho Eva, que estaba mirandose unas nuevas deportivas.

—¿Lo crees de verdad?

—Sí, ¿por cierto le ha llegado ya la carta?

—No pero esperamos que al volver ya esté allí, empiezan las clases en 3 semanas, así que está volviéndome loca con eso...

—¿Y... como estáis vosotros?

—Bien ¿a qué te refieres?

—No curiosidad, me gusta saber que estas bien y que el te trata bien

—En el momento que no lo haga, será cuando me vaya de su lado

—No necesitas tóxicos... —Leo se asomó en la tienda con la esperanza de encontrar a alguien de su grupo y sonrió al verlas, había estado buscando 40 minutos a sus amigos y no había encontrado a nadie.

Leo las vio hablar y reír, se le hizo un grupo de amigas entrañable. Eva era sin duda la que más hacía reír a Elina, la química que ellas dos compartían era innegable. Eva y Elina estaban bromeando cuando Leo se acercó.

—Menos mal que os he encontrado, no sabía dónde encontrar a ninguno de los chicos

—Miraste en la tienda de comics te puedo asegurar que Martino está allí...

—Por allí no pasé... ¿Qué tal lleváis las compras?

—Hemos encontrado estas camisetas oversize y una maravillosa oferta en Levis y unos vestidos preciosos

—¡Y mira que monada de zapatos! —Elina le enseño unos tacones negros— quiero pasar por una tienda que tenía punteras...

—Yo quiero ir a por un café urgentemente —murmuró Eva— quizás puede ir Leo contigo

—Oh claro, yo ya compré lo que necesitaba

—¿Seguro que no quieres ir con Eva?

—Ya me he tomado el café mientras os buscaba así que te acompaño —Elina sonrió y se acercó a pagar lo que había comprado.

Elina y Leo salieron de la tienda y empezaron a andar en silencio. Leo y ella habían coincidido pocas veces por lo que aún no sabían muy bien de qué hablar.

—¿Qué has comprado tú?

—pues... una cámara de vídeo... Me gusta grabar y capturar aquello que veo, y necesitaba una nueva... esta estaba en rebajas, no era mucho pero lo amortizo la verdad

—¿enserio? Qué bonito Leo, a mi me gusta también esa parte del arte... también el expresarlo con el baile, voy a hacer la rama artística... Si estaba rebajada entonces es que te estaba esperando —Ambos rieron ante el comentario.

—Yo telecomunicaciones —Elina le sonrió y ambos entraron en la tienda. Leo siguió de cerca a Elina que miraba los tutús y los maillots con una sonrisa. Pronto se acercaron a las punteras, las había de muchos colores, el rosa, el blanco y el negro eran predominantes.

Elina buscó su número y se sentó a ponerselas, fue cuando Leo vio alguna que otra cicatriz y una tirita en sus pulgares.

—¿Son...?

—Son heridas de las punteras si, pero valen la pena, es mi pasión...

—supongo... —Leo se quedó sin palabras en el momento que la vio con sus vaqueros y su camiseta ponerse sobre las puntas y dar una vuelta— wow...

Elina le sonrió y por el escaparate vio a Marco con una expresión un poco dura como si no le gustara lo que estaba viendo.

Tras unos minutos mientras pagaban y salían, Elina intentó interpretar la expresión de Marco, que era lo que no le había gustado, estaba confusa. Marco cogió su mano y se disculpó con Leo.

—¿Qué hacías con Leo?

—¿Comprar?

—Vosotros solos...

—Eva tenía hambre y yo necesitaba unas punteras nuevas...

—Y Leo ha decidido que era mejor acompañarte a ti...

—Se lo ha sugerido Eva y ha venido

—¿por qué no me has avisado a mi? —A marco se le notaba una expresión de desagrado, Eva podría ser un problema del que se ocuparía en otro momento. El primer problema era Leo, no le gustaba lo cerca que estaba de su chica.

—no estabas allí, perdona la próxima vez te lo diré...

—No me gusta Leo, no te quiero cerca de él —Elina asintió sin hacerle mucho caso, no se iba a alejar de Leo por que él se lo dijera.

Pero inevitablemente, lo hizo y nadie se dio cuenta de aquello. Marco pudo ver que era fácil manipular sutilmente a la chica y convertirla en la novia perfecta y eso es lo que iba a hacer. Elina sería la novia perfecta, y sería solo suya.

Elina debería haber estado más atenta a la jaula en la que estaba encerrándose poco a poco, por qué una vez que se cerraran los barrotes debería encontrar la manera de huir cuanto antes. Elina debería haber sido más avispada y ver la bandera roja que se alzaba en el mar que era su relación con Marco, porque si la hubiera visto con antelación, no sé hubiera visto arrastrada por la corriente hacia las piedras que iban a ser su perdición.