𝚀𝚞𝚊𝚝𝚝𝚛𝚘
Elina estaba nerviosa, no sabía qué ponerse ni mucho menos donde iban a ir. Por lo que optó por escribirle a Marco y así saber que iba a ir entonada con la ocasión.
¿A dónde me vas a llevar?
Había pensado alquilar una Vespa e ir a la playa y luego cenar
¿Cómo suena el plan?
Genial, te veo a las...
A las 17, paso a por ti con la Vespa, estoy deseando verte 🥰
Elina miró su reloj y se metió en la ducha a depilarse, si iba a ir a la playa debía estar un poco presentable. Iban a ir en moto por lo que una falda quedaba descartada y un vestido aún más.
Se metió en la ducha mientras escuchaba su playlist de Spotify. Alguien aporreó la puerta.
—¡Elina!
—¿qué?
—Ayudame... ¡sangre! —Elina se asustó y abrió la puerta desnuda sin importarle mucho la situación, tan sólo le preocupaba su hermana. Al abrir se encontró con la imagen de su hermana de catorce hecha un mar de lágrimas.
—¿¡dónde?! —La chica señaló sus braguitas y sollozo más fuerte asustada— Oh... mi niña... Ven aquí... —Elina se puso su bata y la abrazó. Sabiendo que aquello era algo natural y que desgraciadamente todas tenían que vivir.
Parecía cosa de familia, Elina también había empezado su periodo con 12—13, ya no recordaba y entendía el susto que tenía su hermana. No habían tenido con ella la charla, aunque en el colegio y si que le habían dado aquellas charlas a las que Arai no había prestado atención. Además ellas esperaban que el suyo se retrasará un poco, pero tardo solo un año más en presentarse.
—me desperté y mi cama estaba manchada... —Elina le quitó las lágrimas.
—Solo te estás haciendo una mujer cariño... —Elina acarició su mejilla y la ayudó a entrar en la ducha para que se limpiará y mientras ella iba a cambiar sus sábanas.
Con su hermana lista, se sentó en la cama con ella y le explicó que solo había empezado su periodo.
—¿no me voy a morir? —Elina dejó escapar una pequeña carcajada.
—No mi niña... te has hecho una "mujer" de la manera más asquerosa pero así es...
—y... esto...
—Es todo los meses, cuando tengas novio tienes que cuidarte mucho, como falte un mes...
—¿Qué?
—Significa que tendrás un bebé... —la cara de Arai se desencajó.
—¡Yo no quiero un bebé! —Elina la abrazó y miró su reloj, su madre estaría pronto en casa.
—Mamá está apunto de llegar y yo tengo una cita... voy a ducharme duerme un poco ¿vale?
—Gracias Elina... me había asustado mucho —Elina le sonrió y la abrazó con fuerza.
—Soy tu hermana mayor, si necesitas algo puedes venir a mi sin ningún problema mi niña.
Arai se acurrucó en la cama y asintió agradecida. Su hermana y ella tenían una relación de amor y piques, amaban molestarse pero solo se molestaban ellas, como alguien molestará a su pequeña se pelearía por ella.
Salió de la ducha media hora después, justo cuando India empezó a ladrar a la puerta.
Su madre apareció por la puerta y le sonrió.
—Hola cariño —Elina le sonrió y la abrazó.
—A Arai le vino su periodo... parece que está tranquila ahora, está durmiendo, le expliqué lo básico... Te toca a ti la charla —Iris subió al cuarto de su hija menor y se acurrucó a su lado— Tengo una cita... vendré sobre las 21h
Iris sonrió y asintió tranquilamente, si algo sabía Iris de su hija era que respetaba las normas que había en la casa, no sé saltaba ninguna. Por lo que tanto su marido como ella sabían que podían confiar en su hija y en su palabra.
—Elina... Gracias por ayudar a tu hermana
—No es nada, ella es mi mocosa y la ayudaré siempre que lo necesite
Elina bajaba las escaleras cuando oyó la puerta, bajó los últimos escalones y se miró en el espejo de la entrada. Retocó un poco su pelo y su brillo de labios y abrió la puerta.
Marco estaba apoyado en la pared con dos cascos en su mano y una sonrisa radiante.
—Hola gatita... ¿nos vamos?
—Claro —la chica cerró la puerta y cogió el casco que el chico le extendía y luego cogió su mano.
Los ojos de Marco escanearon la figura de Elina, llevaba un top rojo con unos vaqueros azules y unas sandalias negras, acompañadas de su fiel bolsa negra.
—Te ves muy bien hoy —Elina le sonrió y esperó a que se subiera a la moto para poder subirse tras él.
—¡Gracias!
Había algo más romántico que recorrer las calles de Roma en moto, quizás recorrerla con la persona que te atrae o que es tu pareja.
Elina sonrió cuando llegaron a la playa, ella adoraba el mar, siempre había pensado que tenía su propia coreografía y que se movía con tanta delicadeza que era sumamente mágico.
Jacopo había hablado infinidad de veces de cómo su mejor amiga disfrutaba del mar, y que sería un buen sitio para llevarla siempre, fuera la estación que fuera.
—¡Ven vamos! —Marco cogió su mano y corrieron por la arena.
—Espera —Las palabras de Elina se vieron cortadas por una carcajada. Se pararon en la arena y dejaron sus cosas para correr al agua.
Elina se vio alzada por las manos de Marco, la chica chilló cuando la soltó de golpe en el agua. Salió a la superficie y no vio al chico haciendo que frunciera el ceño.
Pronto se vio sorprendida por unas manos en su cintura, una pequeña sonrisa atravesó su cara y se giró para enfrentar al chico.
Marco juntó sus labios y la atrajo más a su cuerpo, solo había espacio para que fluyera un poco de agua entre sus cuerpos. Elina se sentía la chica más afortunada de todas, tenía al chico de sus sueños a su lado.
Salieron del agua y se sentaron en la toalla mirando como el sol relucía sobre el agua.
—Um... Elina tú me gustas mucho y no podía guardarlo más este sentimiento...
—Tú me gustas a mi también...
—¿Enserio?
—Si —los labios de Marco se fundieron con los de la chica y está sonrió ampliamente.
Sobre las 20:00 de la noche entraban en un pequeño restaurante familiar mientras hablaban sobre sí mismos.
Elina le contaba que ella siempre había bailado, desde muy pequeña su madrefomentaba su pasión por la misma y por el baile.
Marco le contaba que era hijo único y que le fascinaba el mundo de la medicina,y que eso iba a estudiar si accedía a la universidad que él quería.
—Estoy segura de que sí —sonrió dulce la italiana y cogió su mano.
Cenaron pasta, la cena se vio acompañada de risas y de anécdotas con sus grupo de amigas.
—Recuerdo este día, Martino tenía la pierna rota y fuimos todas a pasear con él empujando su silla. Y Eva que iba empujando en ese momento se tropezó... —la risa de Elina inundó la frase— Martino se quedó tirado en la entrada de su casa con Eva apoyada en su estómago mientras Vittoria y yo estábamos riéndonos, Giulia intentaba levantarlos muerta de la risa y se cayó de culo... —Elina soltó una carcajada recordando el momento. Marco se quedó callado mirándola y en ese momento la chica se puso roja.
—¿Qué?
—Te ves linda riendo —Elina le sonrió y cogió su mano.
—Martino dice que es como oír a una ardilla reír...
—Pues las ardillas tienen una risa preciosa entonces
Volvían a casa de la chica eran las 21:05 y Elina estaba un pelín preocupada por llegar tarde, eran cinco minutos sí, pero aún quedaba un poco de trayecto hasta su casa.
Cuando al fin llegó, se bajó de la moto y le sonrió.
—Gracias por... la cita —Elina sonrió y dio un paso atrás para poder encaminarse a su casa.
—¡Elina espera! Yo... tú... ¿quieres ser mi novia?
—Oh... ¡Si claro! —Elina se lanzó a besar sus labios y cuando el besó hubo acabado le sonrió y corrió a la puerta.
—¡Buenas noches Gatita!
—¡Descansa!
Elina entró en su casa con una pequeña sonrisa. Su madre y su hermana estaban en el salón mientras veían una película.
—Siento haberme retrasado
—Está bien pequeña... ¿Qué tal la cita?
—Bien ha ido de maravilla, ¿Cómo está mi mocosa?
—Bien... mamá me ha dado toda la charla, asqueroso a mi parecer pero estoy bien
—Me alegra, voy a mi habitación —Elina subió a su habitación y se tiró en la cama con una pequeña sonrisa.
Pobre Iris, que disgusto se llevaría al saber que Elina estaba entregando su corazón, el que con tanto amor había cuidado y creado, a alguien que iba a desgarrarlo a su antojo y no ha alguien que iba a cuidarlo con el amor que merecía.
Pobre Elina, acababa de entrar en la jaula. Aún con los barrotes abiertos podía disfrutar de la libertad... ¿pero por cuánto tiempo podría hacerlo realmente? ¿Por cuánto tiempo podría ser libre, antes de que los barrotes la encerraran?
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