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『9』

— Los amores eternos si existen, solo que, a veces duermen en otras camas, abrigados por otros brazos.
— Escritora.
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Aidan

¿No les parece raro el hecho de no saber distinguir lo que sientes? Digo, se supone que es tu propio pensamiento. ¿Alguna vez te has echo esta pregunta?; "¿por qué no los puedo controlar?"
Esto aplica en todo lo que tenga que ver con la vida. Nuestra cabeza tiene la capacidad de pensar en un sin fin de cosas al mismo tiempo y nosotros continuamos sin entender por completo como es que funciona.

¿Cómo es que puedes escuchar dos o más voces a la vez?
¿Cómo es que no puedes controlarlas si se supone que tú mismo lo piensas?

Siempre hay una voz que te dice qué está bien y otra qué está mal ó que te dice qué es lo que deseas pero qué es lo que realmente necesitas.
El no entenderme a mi mismo me causaba una sensación demasiado frustrante, quería entenderme, quería saber lo que sentía, lo que realmente sentía. Quería controlar mis pensamientos, saber que hacer, que decir en el momento indicado. Pero en su lugar solo me confundía más.

En la vida siempre habrá pruebas, obstáculos por todos lados por más severos que se vean, siempre les costará más a unos que a otros.
La cabeza puede llegar a ser un gran problema en la mayoría de los casos, de una u otra forma te perjudica el pensar demasiado; esto suele pasar más con las personas perfeccionistas o inseguras.

El sobre-pensar es un grave error que lastimosamente no se puede controlar. Está comprobado que la mayoría de las personas con el severo problema de sobre-pensar, sólo piensan en cosas negativas. Al parecer no es común que una persona tenga la capacidad de ser positivo al pensar demasiado en si mismo o en algún tema. Siempre son pensamientos negativos ó pensamientos contra uno mismo que la mayoría de las veces te perjudican más. Y otra cosa;

No puedes seguir a tu corazón cuando está más confuso que tu cabeza.

El amor es meramente una combinación entre enamoramiento y confusión. Y esto es lo que lo vuelve tan complicado; al menos para mi.

Buenos días —escuché su hermosa voz y abrí los ojos poco a poco. Estaba a mi lado. Sobre el suelo, claro.

— ¿Madrugando? —cuestioné y sentí un ligero golpe en mi hombro.

— Son las doce, payaso —reímos.

— Lo lamentó, anoche me dormí tarde viendo una serie.

— Si, lo sé, eran las diez y tú seguías en la computadora. ¿Terminaste de verla? —negué— Bueno, qué tal si hacemos nuestros deberes, acomodamos un poco el departamento, y quizá ahora si me quieras invitar a verla contigo —levantó los hombros y se encaminó al baño.

— Claro que si —dije para mi mismo.

El día de hoy ninguno de los dos iba al instituto ni al trabajo, lo cual eran buenas noticias así podríamos convivir más.
Solo esperaba que Nate no llegara y arruinara mi día junto a ella.

[....]

Amaya se acercó cargando dos vasos de café helado. Me extendió uno y se sentó a mi lado. Ya habíamos terminado de hacer todo lo necesario en el depa y también nuestros deberes. Así que ahora tocaba pasar un buen momento a su lado. ¿Les soy sincero? Había empezado a ver una seria solo para hacer que a ella le llamara la atención verla.

Y lo logré.

¿Y bien? Ya ponla —dijo y bebió de su café.

— Hm, mejor primero te hablaré un poco de ella, ya sabes. Para que le entiendas —asintió y se puso de frente a mi.

Sus piernas estaban en mariposa y me miraba mientras sostenía su vaso de café. Me acomode para quedar de la misma forma que ella y empecé a explicarle detalle por detalle de lo que se trataba la serie, sin omitir nada para que ella lograra entender el contexto. Me escuchaba atenta, su mirada estaba sobre mi.

Al principio no le puse tanta atención pues estaba explicando, pero conforme avanzaba mi explicación me enfocaba menos en lo que decía y más en ella, en ella y su mirada tan curiosa. Me enfoqué tanto que el pensar me empezaba a costar.
Pase la mano por mi rostro y reí tratando de evitar mis nervios. Ella carraspeo y se alejó ligeramente para luego reír.

Creo que ya me la contaste toda —negué riendo.

— De echó apenas es la mitad, la pondré ya —encendí el televisor y ella hizo un sonido de emoción que me hizo mirarla con confusión y reír.

— Perdón, me gusta ver series. Y más acompañada

¿Cómo no sentirme importante?

Los capítulos avanzaban y avanzaban, ella se emocionaba, se sorprendía y se enojaba con algunos, yo solo me dedicaba a reírme de cada reacción que tenía; incluso llegó a enojarse conmigo por reírme de su coraje hacia uno de los personajes.

No, no me hables —me alejó pero volví a acercarme— Dije que no

— Ya, peque, tranquila. No puedes molestarte conmigo al reírme de ti por eso —la acogí en mis brazos fuertemente. Noté como ella se recargó en mi pecho mientras mi barbilla quedaba sobre su cabeza— No me hagas berrinches, niña linda.. —susurré

Amaya

Aidan sabía perfectamente lo que hacía.
No me van a decir que su voz se vuelve ronca inconscientemente.

¿Oh si?

Me tenía en sus brazos. Nuestras piernas estaban dobladas y sentía su barbilla en mi cabeza. Sus largos y delicados dedos acariciaban lentamente mis brazos desnudos, pues solo traía un top. Mientras que escuchaba su pequeña risa.

Me había recargado en su pecho porque realmente ese abrazo se estaba sintiendo muy bien.
Su pecho me transmitía mucha tranquilidad, tanta que ahora no quería que me alejara de él.
Cerré los ojos y sonreí un poco al sentir las palpitaciones de su corazón, estaba algo acelerado, supuse que era por el ataque de risa que le había dado hace unos momentos.

Podría quedarme dormida aquí —dije por lo bajo. Creí que no me escucharía.

Me equivoqué.

Y a mi me encantaría que te quedaras dormida ahí —dijo de igual forma y me alejé un poco del abrazo para verlo.

Tenía una sonrisa nerviosa. Reí un poco y me recargue en el sillón de nuevo.

Dios, que confuso.

Últimamente me había sentido extraña, y suponía que había sido a raíz de ese sueño que tuve.
Sé perfectamente que Aidan no está enamorado de mi, sin embargo, ahora en mi cabeza estaba el pensamiento de la duda.

¿Aidan estará enamorado de mi?

Había ocaciones en las que me hacía confundirme, y mucho. También hacia algunos comentarios que me dejaban igual, justo como el que había dicho ahora.

Me sentía muy bien a su lado, me divertía y me sentía segura. Honestamente con él podía ser yo misma, porque sabía que él no me juzgaría por algo que hiciera o dijera, no importa si se trataba del comentario más idiota que jamás haya escuchado. Él siempre los recibía con una sonrisa tan hermosa, esa sonrisa que me alegraba el día. Su felicidad era tan contagiosa, no estoy exagerando.

Era un ser tan feliz, y me alegraba tanto haberlo conocido. No me imagino mi vida a estas instancias sin él conmigo.

Pero.., no sabía distinguir lo que sentía.

De algo que estaba casi segura, era que al estar con Nate no sentía lo mismo que sentía al estar con Aidan.

Eran dos cosas completamente diferentes. Y no tenía ni idea de cual me gustaba más.
Hablando en las formas de ser.

Por supuesto.

[....]

— Ya acabó —escuché su susurro y bostecé.

La serie había estado bastante buena. Pero en un momento llego a aburrir.
No podía creer que habíamos pasado casi siete horas pegados al televisor, ni siquiera habíamos comido algo.

Me encontraba recostada sobre el pecho de Aidan, al parecer casi se cumple su objetivo; que me quedara dormida sobre este.
Hubo algunas escenas bastante comprometedoras, en las cuales sentía la tensión de ambos.

¿Tienes hambre? —asentí y sentí sus caricias en mi cabello— Te prepararé algo

Me levanté de su pecho y él se encaminó a la cocina. Revisé mi teléfono y no tenía ni una sola notificación, vaya..

Escuché a Aidan en la cocina, me pidió que quitara el "no molestar" de su teléfono y así lo hice. De inmediato empezaron a llegarle mensajes de algunas personas desconocidas para mi, los únicos mensajes que alcancé a reconocer ahí fueron mensajes de Clarissa pero evite leerlos. No era una chismosa.

Me acerque a Aidan quien cocinaba felizmente. Ayudaba en lo que me pidiera y nos divertíamos mientras hacíamos de comer.

¿Lo ven?

Todo era tan diferente con él...

Si en su lugar estuviera Nate, tan solo hubiera tomado el teléfono de la casa y hubiera pedido comida a domicilio.

A Aidan le gustaba más el trabajo en equipo, la convivencia, el hacer sentir bien a la persona.. en verdad me sentía tan cómoda a su lado.
Nos sentamos a comer y ahora no era como todas las demás veces en las que él me escuchaba a mi, ahora yo lo escuchaba a él.
Me contaba anécdotas con sus amigos.

Se escuchan muy divertidos —dije riendo un poco.

— ¿Te gustaría conocerlos? —parpadee varias veces.

— ¿Me presentarías con ellos? —me comí una fresa.

— Te presente hasta con mis padres, por supuesto que te presentaría con mis amigos —dijo enfocado en su plato.

Era cierto

Me siento importante.

— Lo eres para mi.

Sentía un cosquilleo extraño al escucharlo hablar de esa forma. En verdad Aidan había estado muy raro estas últimas semanas.

Lo más raro era, que no me desagradaba..

[.....]

Aidan

Amaya se tapó de pies a cabeza. Hoy había sido un buen día, literalmente habíamos pasado todo el día en el sillón, abrazados, viendo la televisión, ¿qué más podía pedir? Todo se había sentido tan bien..
El día había estado tan perfecto que también se había pasado muy rápido, y justo ahora ella ya estaba por dormir. Yo estaba sentado en la orilla de mi cama mientras la observaba.

Dios, parecía un maldito acosador.

Pero no podía hacer nada más.
Ya había hablado con Clarissa, ella me aconsejó escuchar a mi corazón y no a mi cabeza por primera vez en mi vida.

Por supuesto que no le dije que me sentía confundido, no estaba listo para hablarle de este tema como tal.

"Sigue a tu corazón. Mereces ser feliz, eres una persona increíble, y te juro que cualquier chica será muy afortunada de tenerte a su lado"

Ella pudo haber sido esa chica..

Me quité la camisa y me deje caer hacia atrás, pensar tanto en que debía hacer tan solo me causaba dolor de cabeza.

Aidan.. —escuché y me levanté con un gesto confundido.

Me acerqué a su cama y me agaché a la altura y lado de donde ella estaba. Se destapó y acomodé el cabello detrás de su oreja. Le sonreí tiernamente. Me veía nerviosa y sin gesto alguno en su rostro.

Me gusto pasar este día a tu lado..

Me ruboricé.
Esta chica despierta tantas cosas en mi..

Me la pase mejor que con mi novio —rió un poco.

— Me alegra escucharlo —acaricie su mejilla.

El Idiota de su novio ni siquiera le había enviado un mensaje en todo el día aún sabiendo que su novia tenía día libre por completo.
Un "¿cómo estás?" "¿Tienes planes?" Por lo menos hubiera estado bien.
Me molestaba pero me alegraba, ya saben.. Amaya estuvo conmigo.

Pero me molestaba el pensar que quizá para Nate ella no era tan importante, y pensar que ella en realidad si estaba enamorada de él me ponía así, pues no quería que sufriera.

Se que las primeras relaciones no siempre son buenas, o bueno al menos eso eh escuchado. Pero con ella no quería que fuera así, porque no quería que tuviera una mala impresión sobre el amor y dejara de creer en el..

Y ahora la tenía de nuevo frente a mi a unos cuantos centímetros. Sintiendo en mi interior lo que ya no podía controlar; esas inmensas ganas de devorar sus delicados labios.
Sus ojos estaban medio cerrados, el sueño le estaba ganando, y a mi mis ganas de besarla.

¿Es esto amor o tan sólo confusión?

Me acerque peligrosamente.

Quería hacerlo
Debía hacerlo

Acaricie su mejilla y ella abrió los ojos

Sé que no debemos besarnos, ¿pero acaso es lo que deseamos? —susurró.

Quedé helado el escucharla.
¿En serio lo había dicho? ¿O ya era mi imaginación tan desesperada?

¡Ella Enserio lo había dicho!

¿Por qué siento que siempre que me miras en realidad no me estás viendo a mi? Si no a mis labios..

Me arme de valor y hablé.
No podía seguir fingiendo que no era cierto.

Tienes razón..

— ¿En..?

— Sueño con tus labios a todas horas... no puedo evitarlo.. —susurré y nuestros labios rozaron.

Sonrió tímidamente. Estaba dispuesto a olvidarme de esta pequeña distancia, sentía como la punta de su nariz acariciaba la punta de la mía, esto en verdad se estaba sintiendo tan bien.
Por inercia mis ojos se empezaron a cerrar y nuestros labios se entreabrieron..
Por fin iba a besarla..
Iba a sentir el tacto de nuestros labios juntos...

Ojitos..

No podía hacerlo.
Por más que quisiera besarla, estaba mal. Amaya tenía novio, y pensé que si la besaba, quizá se alejaría pues el sentimiento de culpa la invadiría de inmediato.

Abrí los ojos como platos al sentir sus labios.
¡Me estaba besando!

Sentí una explosión en mi interior.
Amaya colocó sus manos en mis mejillas y junto más nuestros rostros, nuestras narices topaban y se acariciaban. Cerré los ojos y me deje llevar por sus labios. Me pegué más a ella, mi mano se posó en su mejilla de manera respetuosa.

El movimiento no era para nada desesperado, si no todo lo contrario; era lento, delicado, apasionado. Se sentía increíble

Justo como en mis sueños..

Sus labios acogían perfectamente los míos, soltó un suspiro entre el beso y fue de lo más excitante..
Mi imaginación no voló, por supuesto que no, porque lo único en lo que pensaba era en que por fin estaba besando a la persona que tanto anhelaba, no podía pedir ni pensar en nada más que eso.

Nos alejamos poco a poco, la distancia aún era poca, tan poca que no nos costaba nada volver a juntar nuestros labios. Pero no fue así.

Me alejé y dejé un beso en su frente.

Oh por Dios —dijo viéndome.

Reí nervioso. Sentía la sangre en mis mejillas, no podía verla a la cara, en verdad ahora me estaba costando mucho el pensar en lo que acaba de hacer.

Lo lamentó —dije bajo. Me encaminé a mi cama y me acosté rápidamente.

Bruto bruto bruto.

¿Esto había sido un error?
¿El tenerle tanto deseo era un error?
¿El querer hacerla feliz a mi lado era un error?

Definitivamente primero me hacía falta comprender a mi cabeza..

Uno no pide perdón por besar a otra persona.., ojitos —escuché y voltee hacia su cama. Ella ya estaba acurrucada.

Sonreí acomodándome de nuevo e intenté conciliar el sueño.
Espero soñar con este momento de nuevo..

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