『8』
Amaya
Escuché la puerta de entrada y abrí los ojos con confusión. Eran las cuatro de la mañana según mi reloj. A los segundos la puerta de la habitación se abrió y me senté para así observarlo.
— Creí que te quedarías en casa de tu amigo —dije con sueño.
— Si.. cambie de opinión —parpadee varias veces al escucharlo.
Encendí la lámpara y pude visualizarlo. Venía con la corbata aflojada, la camisa des-fajada y bastante despeinado. Caminó tambaleándose un poco tratando de encontrar su cama. ¿Estaba soñando acaso?
— Gallagher —me levanté y acerqué rápidamente para ayudarlo.
¡Estaba ebrio!
— Aidan, no lo puedo creer —aguante la risa mientras lo dejaba sobre su cama.
— ¿Que cosa? —habló adormitado y se talló la cara.
— Déjame ayudarte —quité sus zapatos para luego ayudarlo a acomodarse en la cama por completo— estás pesado
Escuché su risa.
— Esto es increíble —no pude evitar la risa de nuevo— ¡Estas ebrio!
— ¡Genial! ¿No?
— ¡No! —rió conmigo.
— Yo.. creo que era lo que necesitaba.
— Yo no lo creo. ¿Que fue lo qué pasó? Aidan, tú no bebes —me senté a su lado.
— Necesitaba olvidar las cosas por un momento. —abrió los ojos y su mirada se desvió por todo mi cuerpo sin discreción— Lindo top..
Sentí un cosquilleo al escucharlo decir eso, su voz se había intensificado, ¡demasiado! y al mismo tiempo tenia su mirada fija en ese top.
— Controla esos ojitos.. —advertí tratando de no sonar nerviosa. Soltó una pequeña risa nasal.
— ¿Cómo les vas a pedir que se controlen teniéndote frente a mi de esa forma? —levantó medio cuerpo y su rostro quedó muy cerca de el mío.
Aidan ebrio era una versión suya más atrevida, y honestamente no me molestaba. Pero seguía sin creerlo, Aidan jamás había bebido, y recuerdo que esa noche dijo que tendría una cena con su grupo de amigos, lo cual me dejo pensando al verlo llegar de tal forma.
¿Y si fue a un bar solo?
¿Y si sus amigos lo hicieron beber de más?
¿Y si solo bebió para quedar bien?
¿Y si salió con una chica y bebió para agarrar valor?
Oh por Dios, ¿habrá ido a bailar con una chica?
— Aidan, ¿qué sucedió? Creí que solo ibas a cenar con tus amigos
— Si.., pero empezamos a platicar. Y me dijeron que necesitaba agarrar valor.. —soltó risueño.
¿"Agarrar valor"? ¡Lo sabía! Seguro iba a salir con alguien más.. ¿será que se trata de Clarissa? ¿O será otra persona..? Hace mucho que no me hablaba de ella y eso me ponía a pensar. Quizá le gusta alguien más, o no lo sé. ¿A aidan le gustará alguien más? Es raro, él me cuenta todo y no recuerdo que me haya mencionado algo así en estos días.
— ¿Para que querrías agarrar valor? —reí confundida. Tenía mucha curiosidad.
— Para hacer esto.. —susurró y en un movimiento rápido me puso debajo de él mientras aprisionaba mis manos contra el colchón.
Mi respiración se agitó casi inmediatamente en que lo hizo. Sus ojos.., sus hermosos ojos verdes brillaban más de lo normal, sus pupilas estaban dilatadas, y una sonrisa ladina estaba posada en sus hermosos labios. Parpadeé varias veces al notar como se acercó; rozó nuestros labios y narices, luego acercó su rostro a mi oído y susurró muy delicadamente sobre este.
— Te deseó.., Maya —me retorcí debajo de él al sentir su voz. Cerré los ojos inconscientemente cuando dejó un beso en mi mandíbula. Pero no fue un beso rápido, fue un beso lento, como si estuviera besándome los labios.
— Aidan.. —tartamudee.
— Se que tú también.., tu mirada te delata.. —negué lentamente y rió burlón.
Dejó un beso en mi mejilla y sentí su lengua recorrer la antes mencionada. Su rostro se levantó de nuevo y nuestros ojos se encontraron. Mi cabeza me gritaba "bésalo ya" pero no podía reaccionar. Los labios de Aidan en mi mejilla me hacían retorcerme.
De un momento a otro sentí sus largos y delgados dedos de guitarrista acariciando mi cuello, bajando por mis clavículas y luego deslizándose por en medio de mi cuerpo, todo con un tacto tan delicado..
— Vamos, peque.. pídeme lo que tanto quieres —solté un fuerte suspiro al sentir su dedo subiendo de la misma forma.
— Yo no..
— No te mientas más —tomo mi rostro entre su mano— Los dos sabemos que lo queremos..
Su rostro se acercó más, sentí su respiración cerca. Cerré los ojos inconscientemente. Su mano se posó en mi cintura mientras se sostenía con la otra.
— Maya..
Solté un suspiró al sentir sus labios en la comisura de los míos..
— Maya...
— ¡Amaya!
Y entonces abrí los ojos.
Me removí rápidamente mientras me sentaba. Aidan estaba frente a mi y me veía de una forma bastante preocupado. Tenía el cabello medio mojado. Parpadeé varias veces y mire al rededor totalmente confundida.
Un sueño.
Todo había sido un sueño.
Un hermoso sueño..
Las manos de Aidan se posaron en mis mejillas haciendo que lo viera directamente. Traté de tranquilizar mi respiración y cerré los ojos.
— Tranquila.. ¿Pesadillas?
Lo contrario.
— No, no lo sé —reí nerviosa.
— Hablabas sola —rió conmigo.
— Dios, que vergüenza —me tape la cara. Sentí su gran mano acomodando mi cabello.
— Tengo curiosidad... —lo mire— ¿estaba en tu sueño?
— ¿Por qué preguntas? —trague duro.
— Mencionaste "ojitos" —dijo dudoso.
En ese momento sentí la peor vergüenza del mundo. Solo espero Aidan no capte el tipo de sueño que pude haber tenido.
¿Por qué tenía que ser un sueño?
Es decir, no quiero que pase
O tal vez si...
¡Dios, no! No quiero que pase.
Aidan soltó una pequeña risa y se levantó de mi cama. Lo mire confundida, ¿acaso se estaba riendo de mi estado?
¿Y si mencione algo más comprometedor?
¿Y si ya sabía que estaba soñando?
Se adentró al baño y yo solo volví a acostarme. Me sentía extraña, mis piernas estaban pegadas por inercia y solo maldecí en mi interior.
Jamás había tenido ese tipo de sueños, y no quería tenerlos. Mucho menos si era con Aidan, es ridículo.
Malditas hormonas.
Me levanté de la cama y caminé hacia mi ropero. Escuché la puerta del baño abrirse pero no escuché nada más. Fruncí el ceño y voltee a verlo; fue ahí cuando noté que ¡me estaba mirando!
— ¿Bonita la vista? —pregunté confundida. Ni siquiera sé de donde saque las palabras, honestamente me ponía nerviosa cada que me veía. Aidan reaccionó y de inmediato se giró.
Raro, ¿verdad?
— Perdón, Amaya, no quise... lo siento —se notaba nervioso.
Hm... esto me ponía a pensar, y mucho. Quizá si tengo algo de culpa, solo traía un top y un bóxer, pero hacía calor, no puedo evitarlo. Además, Aidan había demostrado todo este tiempo ser muy respetuoso, así que no me incomodaba estar así junto a él. Pero gracias a ese sueño dudo mucho volver a dormir así.
— Está bien —dije riendo un poco mientras me ponía una playera de Nate.
— ¿Tienes planes hoy? —preguntó cuando me acerqué a él. Negué— ¿Quieres hacer algo?
— Claro, ¿que tienes pensado? —dije antes de adentrarme al baño.
— Hm, aún no lo sé. Pero podemos pensar en algo juntos —sonreí y asentí para luego cerrar la puerta necesitaba tomar un baño.
Aidan
No podía ni siquiera mirarla a la cara. Había despertado unos minutos antes que ella, pues había tenido un sueño... bastante extraño.
Pero satisfactorio..
¡Mierda, no! Nada satisfactorio.
Había soñado con Amaya, pero no había sido un sueño normal, ni una pesadilla; había sido un sueño húmedo, o bueno, algo así.
Me sentía de lo peor. Digo, se que es normal, pero vamos, ¿por qué con ella? Era lo menos que quería, yo la respeto, y respetaré siempre. No puedo soñar con ella y seguir diciendo eso.
Se que no soy yo quien controla lo que sueño, pero aún así no puedo evitar sentirme culpable y sentir que acabo de faltarle el respeto, y de alguna forma ella se pueda sentir incómoda.
Soy raro, lo sé.
Pero solo quiero su comodidad. La mía depende de la de ella.
Tuve que adentrarme al baño y tomar una ducha de agua helada para tranquilizar mi cuerpo, y mis pensamientos indebidos. Honestamente si me sirvió.
Lo raro fue que cuando salí pude notar como Maya se giraba en la cama, y susurraba algunas palabras; "No" "¿Qué?" Y la que más me llamó la atención; "ojitos". De cada palabra soltaba un suspiro, por lo que me asusté y cuando escuché mi llamado me acerqué a ella rápidamente para intentar despertarla. Supuse que estaba teniendo pesadillas.
Cuando hice que abriera los ojos, se notaba exactamente igual a la forma en la que yo me desperté; asustada y con la respiración agitada. Luego de eso entró al baño y escuché el agua caer.
¿Se imaginan que hayamos compartido un sueño?
Digo, ¿eso será posible?
Aunque lo dudo mucho.
Amaya es muy inocente para tener ese tipo de sueños.
¿Verdad?
Me encaminé a la cocina y busqué algo que preparar de manera rápida. Tenía planes, planes a su lado. Quería evitar los pensamientos sobre el sueño que tuve porque no quería hacer incómodo el día, así que procuré olvidarme de eso y concentrarme en que hoy iba a ser un buen día, Justo como lo tenía planeado desde hace una semana.
Preparé algo práctico acompañado de un jugo de naranja, Amaya era la clásica chica que prefiere una taza de café antes que un licuado, y honestamente no tiene nada de malo; su físico era Perfecto.
Sin embargo, procuraba alimentarla de una manera más sana, además de que había agarrado mi rutina matutina, bueno a excepción de esta mañana, claro.
Se acercó mientras amarraba su cabello en una linda coleta alborotada. Su cabello siempre lucia bien y por esa razón es que siempre quería tocarlo.
Mi cabello estaba creciendo también, si me lo preguntan. Estaba pensando en cortarlo, pero aún no. Creo que está bien los cambios de estilo, además de que no era un largo tan exagerado, quizá solo se notaba más de las patillas y la parte trasera, me lo acomodaba de lado y en realidad no se veía mal.
— ¿Te ayudo en algo?
— Descuida, ya he terminado —sonreí y le extendí el plato. Ella estaba del lado opuesto a mi, frente a la barra.
Sonrió mientras observaba el plato.
Luego volvió a observarme.
— ¿Qué haría yo sin ti, Aidan?
Que bonito se escuchó.
— Quizá tomarías más malas decisiones, no lo sé —levanté los hombros evitando la risa y ella me lanzó una mora— ¡Oye! Se comen, no se tiran
— Perdón perdón —dijo riendo un poco.
Desayunamos mientras Amaya me contaba un poco de su semana en el trabajo. Amaba escucharla
¿Ya se los había dicho?
Me contó un poco sobre Nate, y no pude hacerle mala cara. Lo que si, es que me dijo que empezaba a sentirse extraña, y ya no le era una rutina tener que verlo todos los días, tal y como él le había propuesto.
Terminamos de comer y lavo los trastes mientras yo guardaba algunas cosas.
— Entonces, ¿qué haremos? —preguntó recargándose en mi hombro.
— Iremos de paseo —la tome de la mano y nos encaminamos a la salida.
Amaya y yo habíamos conseguido unas bicicletas, lo cual era perfecto, porque así ambos podíamos salir a pasear en ellas. Mi mayor sueño era tener una moto, pero supongo que puede esperar.
Mis padres tenían razón; la vida adulto comienza a complicarse cada vez más, y debes ser listo para solucionar los problemas que se te presenten. Actuar de la manera más madura y tratar de sobrellevar esos problemas.
Afortunadamente mi vida no iba tan mal. Solo cuando nos echaron del departamento supongo que fue un mal momento, pero vamos, tengo a Maya a mi lado; con ella, todo lo malo no me importa.
Pedaleábamos a la par mientras ella continuaba contándome algunas cosas.
Adoraba que conmigo sacara cualquier tema de conversación, siempre dijo que se le dificultaba hablar con las personas, y que debían ser ellos los que le hablaran primero.
Pero conmigo era todo lo contrario, sabía que se sentía cómoda conmigo porque en verdad me hablaba de lo que fuera; "¿crees que en algún futuro pueda existir una mutación entre un gato egipcio y una ballena?" Estaba seguro que no a cualquier persona le llegaría con esa pregunta tan extraña.
Y de cierta forma me hacía sentir importante.
— Ve frenando, peque. Es por aquí —dije girando a la izquierda. Ella me seguía.
— ¿Dónde estamos? —preguntó estacionando la bici al lado de la mía.
— ¿Recuerdas cuando te dije que mis padres querían conocerte? —asintió confusa. Sonreí.
Luego de unos segundos comprendió y se tapo la boca. Reí ante su reacción y negó de inmediato.
— ¡Te volviste loco! Porque no me lo dijiste, y yo en estas fachas —dijo señalando su ropa.
Si supiera que cualquier cosa se le ve bien.
— No digas tonterías, Maya. —seguía negando así que la tome de la mano inconscientemente mientras avanzábamos
— Gallagher, no. Que vergüenza.
— Tranquila, te conocerán tal y como eres, ¿para qué dar una impresión de alguien que no eres?
— No puedo contigo —susurró, voltee la mirada hacia ella y le guiñe el ojo.
Estaba nervioso, no iba a negarlo.
Pero, le había prometido a mis padres venir a visitarlos en estos días, y supuse que sería una grandiosa idea traerla también, porque, en verdad les había hablado mucho sobre ella, y tanto así fue que mis propios padres pidieron conocerla.
Toque la puerta y una enorme sonrisa se posó en mis labios cuando vi a mi madre
Cuanto tiempo..
— ¡Hijo! —me abrazó e hizo que soltara a Maya.
Sentí otros brazos además de los de mi madre, vaya, momento de abrazo familiar, se siente bien. Los extrañaba mucho...
— ¿Cómo has estado, hijo? —preguntó papá.
— Muy bien, de hecho. —me acerque a ella y volví a tomarla de la mano.
Empezaba a gustarme su tacto junto al mío.
— Ella es Amaya, la chica de la que les hablé —dije sonriendo. Mi madre se acercó a ella y la abrazo.
Noté como Amaya sonreía nerviosa. No era de dar tantas muestras de afecto. Todo lo opuesto a mi madre.
Se dejaron de abrazar mientras mi madre la analizaba discretamente. Me acerque a ella y la abrace de lado para tratar de tranquilizar sus nervios.
Nos adentramos juntos mientras mis padres preguntaban un sin fin de cosas según ellos para "ponerse al día" les respondíamos todo lo que podíamos.
— Llegaron justo a tiempo. Estábamos por comer.
— Bueno, eso me alegra. Pero nosotros ya comimos —dije riendo un poco.
— Oh, ¿no gustan un poco? —preguntó mamá mientras se servía.
— No, pero muchas gracias, señora —dijo sonriente.
— ¿Nos estás despreciando, querida? —preguntó papá.
— ¿Qué? ¡No! No, no. Yo, jamás.. señores no quise sonar grosera —empezó a balbucear.
Regañé a mi padre con la mirada y tranquilice a Amaya. Estaba muy nerviosa, empiezo a creer que no se sentía cómoda. Papá se disculpó con ella, claramente era una broma pero sus nerviosa la delataban.
— ¿Me dejarían entrar a su baño? —preguntó mientras jugaba con sus dedos. Asintieron y le indique a donde ir.
— ¿Ella está bien? —preguntó mamá. Me senté a su lado y asentí.
— Está nerviosa, es todo. Digamos que fue sorpresa el que la trajera.
— ¿No ha convivido con gente mayor?
Vaya, buena pregunta.
Fue ahí cuando recordé que ni siquiera Nate la había presentado con sus padres. La presión en ella se estaba haciendo presente, porque nunca había estado en una posición así.
Amaya no conoce ni siquiera a los padres de sus amigos, al menos no en persona. Pues todos ya se valen por si mismos y por eso es que convive con ellos, digamos que están como en la misma situación que nosotros; independizados hasta cierto punto.
— Supongo..
— Pero, ¿cómo es eso posible, hijo? —preguntó mamá bastante confundida.
— Mamá, no les voy a contar toda su vida. Ahora vuelvo —me encamine a las escaleras.
— Está en el baño, Aidan.
— Lo se. La esperaré afuera —subí sin más.
Ahora me sentía mal.
La había traído sin consultárselo primero, cosa que jamás hago. Pero no creí que fuera una mala idea.
Toque la puerta.
— Peque, ¿todo en orden? —abrió la puerta y sonreí.
— Claro, estoy bien. —acomode su cabello detrás de la oreja— ¿se nota mucho? —bajo la mirada y reí un poco.
— Maya tranquila. Mis padres no muerden..
— Lo sé, lo sé. Créeme que se ven muy buenas personas, pero no estoy acostumbrada a los interrogatorios —reímos.
— Lo había olvidado...
Entonces recordé sus palabras; "Quiero vivir la experiencia.. de que la persona de la que realmente estás enamorada te presente a sus padres. Eso es algo muy importante, no lo haría con cualquiera.."
Ay mierda, ¿lo arruiné?
Amaya no está enamorada de mi, seguro que todo esto se le hacía incomodo por esa razón.
— Lo lamento.
— ¿Por?
— No quiero que lo mal interpretes —me vio confundida— Ya sabes, somos.. buenos amigos, ¿verdad? Solo eso.. —susurré y nuestros ojos se encontraron.
— Oh —rió muy poco— claro, si. Lo sé, no te preocupes. No lo estoy mal interpretando. Que tontería
Por si tenían la duda; si, mi risa estaba llena de nervios. Y la de ella no se escuchaba muy creíble que digamos.
— Bueno entonces, ¿quieres ir a otro lado?
— No, Gallagher. No podemos dejar a tus padres solos.
— Les digo que es una visita de doctor —su risa era música para mis oídos.
Encaminé mi mano a su mejilla.
— Tranquilo, estoy bien. No puedo irme así como así, no quiero desagradarles.
"Linda, no le desagradarías a nadie jamás. Eres un amor"
— Eso no va a pasar.
En algunas ocaciones odiaba que ella no pudiera escuchar mis pensamientos.
Sonreímos mutuamente y escuché la voz de mi padre. Baje la mano y nos alejamos un poco. Hizo una mirada confusa pero con burla. Evité rodar los ojos y bajé junto a Amaya.
Nos sentamos al lado de mi madre para acompañarla mientras comía y procuraba sacar plática para que Maya se uniera.
Si funciono de hecho.
Pasamos una gran parte de la tarde juntos, Amaya reía y bromeaba con mis padres, a ellos en verdad les agradó, y a ella también le agradaron ellos.
Cuando llegamos, ella se veía tan feliz. Habíamos comido junto a mis padres así que al llegar al departamento simplemente nos adentramos a nuestra habitación.
Se recostó sobre su cama y reí un poco al verla. Estaba cansada. Camine hacia mi escritorio y me senté en la silla giratoria. Se recargó sobre sus codos y comenzó a balbucear un poco mientras mirada a todos lados menos a mi. Curiosamente ella sí tenía toda mi atención. No había necesidad de decírselo, creo que los ojos dicen más que mil palabras..
Aunque espero que Amaya nunca logre darse cuenta de eso.
Fue entonces cuando ese sueño regresó a mi cabeza. Esa posición, dejaba mucho a la imaginación, y peor si ya la había visto antes.
Parpadeé varias veces al ver como me desviaba y dejaba de ponerle atención a lo que me decía.
En verdad estaba tan confundido.
Amaya
Amaya
Amaya
Ese nombre se repetía una y otra vez sin parar, en mi cabeza. Comenzaba a complicarse el hecho de pensar en ella de una manera más romántica.
En verdad ¿estaba enamorándome de mi compañera de departamento?
¿Esto es un error? Digo, no me parece normal enamorarse de alguien desconocido solo por vivir juntos.
Aunque ella no era una desconocida, ya no.
Cuando llegue aquí realmente no me imaginé durar tanto, creía que no sería bueno relacionándome con una chica desconocida, además de que siempre pensaba en la incomodidad que podríamos llegar a pasar los dos.
Ahora mírenme.
Dudando de lo que siento por esa chica "desconocida"
— Tierra llamando a Gallagher.
Madre mía..
Ella estaba tan cerca..
Ni siquiera había notado en que momento se había acercado. Su mano se movía frente a mi haciéndome salir de mi trance, sentí un escalofrío.
Sonreí evitando mis nervios.
— ¿En que pensarás, ojitos? —dijo riendo un poco. Mi vista cayó en sus labios. Mis ojos definitivamente ya no se controlaban, actuaban por inercia.
"¿Y si te beso?"
— ¿Puedo saber?
"¿Podemos besarnos?"
— Has estado muy distraído, de hecho.., desde la mañana —regresó a la orilla de su cama.
"Bésame por favor"
— ¿Yo? Más bien tú —dije tratando de no tensarme. Ella desvió la mirada
¿Y eso por qué?
Digo, si, después de que la desperté la noté extraña, pero no era para tanto.. ¿oh si?
Su teléfono sonó y ella contestó para luego encaminarse al baño. Suspiré y tomé mi celular para mandarle un mensaje a Clarissa. Necesitaba verla.. o eso creo.
Amaya salió y se puso un suéter mientras yo me acomodaba un poco mi cabello.
— ¿Saldrás? —preguntamos al unísono.
Ambos asentimos.
— ¿Con quién? —volvimos a preguntar al unísono.
— Si es que se puede saber —agregó riendo nerviosa.
— Con Clarissa —dije rascando mi cabeza. Eso había sido tan.. extraño.
— Oh, entiendo. ¿Vendrás temprano? Digo, para dejarte las llaves
— ¿Saldrás con Nate? —asintió— ¿llegarás tarde?
— Aún no lo sé.
— ¿Pues que harán? —me acerqué y ella me observo hacia arriba.
Lo bien que se veía desde ahí..
¡Ya basta, Aidan!
Amaya está por salir con ¡su novio! Y yo sigo pensando en idioteces.
— Tan solo quiere verme, estaremos en el parque.. tranquilo —sonrió ladina.
"Tranquilo"
Dios, Aidan contrólate de una vez.
— ¿Qué? ¿Tranquilo, por qué? —reí un poco— solo tenía curiosidad. Con cuidado, Maya —iba a abrazarla pero me tomo del hombro bajándome un poco.
Iba a despedirse de beso en la mejilla, y cuando estuvo apunto de hacerlo giré un poco mi rostro ocasionando que dejara ese beso en la comisura de mis labios.
Que te costaba un poquito más en medio, Amaya..
— ¡Dios! Perdón, ¡por qué te mueves! —me golpeó amablemente y reía. Noté sus mejillas sonrojadas.
Punto para mi.
Reí y negué para luego abrazarla y dejar un beso en su cabeza. Salió de ahí y segundos después yo también.
No estaba seguro de que hacer, no sabía si contarle a Clarissa como me sentía, es decir, se suponía que me gustaba ella, y que ahora vaya a contarle que me siento confundido con mi compañera de departamento.., no lo sé.
Solo necesitaba distraerme un poco.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro