『5』
— No cambies para que la gente te ame, se tu mismo y la gente correcta te amará.
— Escritora.
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Amaya
Salí de la habitación sin tener idea de cómo había llegado a ella. Mi vista estaba algo nublada y caminaba sin saber a donde iba, me maree al mismo tiempo y sentí el golpe en mis rodillas.
— ¡Amaya! Por Dios ¿que intentas? —se agachó y me ayudó a levantarme.
Acercó su mano a mi rostro, limpio mis ojos y luego me ayudó a llegar a la barra. Me senté frente a esta y coloque ambas manos en mi cabeza.
— ¿Qué tal la resaca? —cuestionó y escuchaba la estufa.
— Horrible. ¿Cómo llegue aquí? —él volteó a verme, sentía su mirada, y yo solo esperaba su respuesta.
No escuché nada durante segundos y levanté la vista. Ahí pude observarlo bien, se notaba que recién había despertado también, estaba despeinado y sus ojeras bien resaltadas. Preparaba algo, lucia concentrado. Aidan Gallagher era buenísimo en la cocina; de hecho era buenísimo en casi todo lo que se proponía.
Tocaba el piano, la guitarra, y tenía una voz hermosa que se entonaba a cualquier nota que quisiera. Sabía cocinar. Le importaba el medio ambiente, era vegano, amaba a los animales, las flores, todo lo que tuviera que ver con la naturaleza.
Era muy inteligente; siempre trataba de explicar bien su punto de vista sin dejar fuera ningún detalle. Y siempre tenía una respuesta para todo. Creo que contando todo eso se puede decir que no importa el físico aunque claro a él le sobra eso. Un tipo alto, delgado pero atlético, ojos verdes con unas pestañas largas y ni hablar de esas cejas pobladas. Dios, como envidiaba sus ojos.
Era sin duda un gran tipo. Y me alegraba mucho ser su amiga.
— ¿Aidan? —volví a llamar y él rió un poco nervioso.
— Si, bueno. Lissa me llamó en la madrugada y me dijo que te había visto en el bar.
— ¿Clarissa? —asintió— ¿ella estaba ahí? —pregunté sorprendida, él volvió a asentir— ¿estaba sola?
— No, ella.., estaba con un tipo.
— Hm, ¿conocido? —negó— Perdón
— No importa —rió ligeramente— Maya, ¿tu estabas sola?
Negué
— Estaba con Nate.
— ¿Y qué pasó después? Te encontré sola y en muy mal estado —me extendió una fresa y la acepté gustosa.
— No puedo recordarlo todo —me comí la fresa— solo, solo recuerdo que recibió una llamada, se fue al baño y cuando regreso me aviso que se tenía que ir.
Escuché una palabra entre dientes pero no logré entenderlo.
— Ten —se acercó— tomate esta pastillas para el dolor de cabeza. —me extendió la mencionada junto a un vaso de agua.
— Te preparé el desayuno. Por suerte es fin de semana. Desayuna, te metes a bañar y puedes recostarte otro rato. Yo me encargaré del departamento —dejó el desayuno frente a mi.
Se encaminó hacia su habitación al parecer a cambiarse pues andaba con su pantalón de dormir y una sudadera combinada con este. Sonreí un poco y saboreé el delicioso platillo que había hecho para mi.
Al terminar me fui directo a mi habitación para tomar un baño; Justo como él había propuesto.
Era bueno saber que tenía ayuda con el departamento.
Cuando vivía sola se me complicaba demasiado todos mis deberes, tenía que encargarme de todo absolutamente todo, y habían ocaciones en las que no hacía una cosa por hacer otra. Pero con Gallagher aquí todo era más sencillo, era un chico muy comprensible y ayudaba en todo lo que podía. Agradecía mil veces que haya sido él la primera persona que se mudó aquí y no cualquier otra persona irresponsable. Además de que me agradaba mucho su compañía.
Tome una siesta cuando termine de cambiarme pero procure poner una alarma para antes de la hora de comida, ya saben: para ayudarlo.
Aidan
El día había transcurrido con mucha tranquilidad.
Me dediqué a ordenar todo el departamento, o bueno al menos todo lo que pude. Hice algunos cambios en cuestión de pequeños muebles y a mi parecer se veía bien, tan solo faltaba la opinión de Amaya. Ella había dormido casi toda la tarde.
Yo nunca había experimentado una resaca, honestamente tampoco me llamaba la atención beber hasta más no poder ni experimentar los dolores de cabeza y vomitos al siguiente día, o incluso ese mismo día. Amaya no era ese tipo de chica, lo sé porque llevaba ya un tiempo de conocerla.
Durante la tarde me quedé encerrado en mi habitación viendo mi teléfono, no tenía ganas de salir y tampoco tenía con quien. Además quería encargarme de que Maya no ocupara nada, y tenía mis sospechas de que Nate se aparecería en cualquier momento, pero no fue así, no apareció.
Salía de mi habitación y noté que ella también salía de la suya. La observé detalladamente, pero algo discreto. Llevaba tan solo una blusa de tirantes y un short... bastante corto si me lo preguntan. Me sorprendió un poco pero debido al calor que hacía no la culpaba.
— ¿Desperté a tiempo, Gallagher? —Tocó la punta de mi nariz al pasar a mi lado y se encaminó a la cocina.
— De hecho si —la seguí— ¿Cómo te sientes?
— Bastante bien ahora, el baño me relajo mucho —sonreí y nos adentramos a la antes mencionada.
— Es bueno saberlo. ¿Qué quieres comer?
— ¿Tú tienes algo en mente?
Negué y me vio confundida
— No tengo hambre. Pero te preparo algo —sonreí amable.
— Oh, no Gallagher —rió— De hecho tampoco tengo tanta hambre, puedo beberme un café más tarde
Camine hacia el sillón y me tire sobre este. Miraba el techo blanco, el aburrimiento antes de dormir siempre se hacía presente. Por eso me ponía los audífonos; la música me ayudaba a dormir. Mire hacia Maya, buscaba algo en el refrigerador. Desvíe la mirada al darme cuenta que la estaba observando demasiado, no quería que se sintiera incómoda.
— ¿Qué tienes, Aidan? —preguntó rodeando la barra y sentándose a mi lado.
— Estoy aburrido —sentí sus manos jugueteando con mi cabello y sonreí de dientes.
— ¿Qué quieres hacer? Tú dilo, yo me acomodo a tu decisión —voltee mi rostro y ella estaba concentrada en mi cabello.
— ¿Ah si? —su vista se enfocó en la mía en cuanto escuchó el cambio en mi voz y rió.
Asintió
— Maya.., ¿en verdad no recuerdas nada de anoche? —negó.
— ¿Por qué la insistencia? ¿Dije algo malo?
"¿Qué pasaría si nos diéramos un beso? ¿Lo peor es que alguien se entere? ¿O que nunca lo hayamos hecho?"
— Es solo que —me acomode en el sillón quedando frente a frente con ella— tengo curiosidad por saber qué hacías ahí tú sola
— Bueno, no estaba sola..
— Pero yo te hacia durmiendo, no en un bar.
Reímos
— Nate me invitó como eso de las diez de la noche, me asomé a tu habitación pero noté que estabas profundamente dormido así que no quise molestarte.
— ¿Y se fueron? —asintió— ¿qué pasó después?
— En cuanto llegamos empezamos a beber
— Creí que no estabas acostumbrada —me corrigió.
— Y no lo estoy, ¿por que crees que termine así? No bebí mucho, Aidan. Nate si, yo no.
— Hm, ya veo. ¿Y luego?
Amaya recargó su codo en el respaldo del sillón y su cabeza en la palma de la mano. Su vista estaba en el techo mientras intentaba recordar con claridad lo qué pasó después. Me enfoqué en las pequeñas pero notorias pecas que tenía por todo el contorno de sus pómulos y nariz. Sus ojeras bien remarcadas, algo me decía que las pintaba un poco más. De cerca podía deleitar mejor su rostro; y en verdad era hermosa.
— Bueno, bailamos un poco, más copas y copas hasta que de un momento a otro todo es borroso; estábamos en la barra, recuerdo que iba a besarme cuando su teléfono sonó, miró la pantalla y me dijo que lo esperara. Cuando volvió del baño simplemente se despidió.. y de ahí no logro recordar.
— ¿Te dijo de quien era la llamada? —negó.
— Quizá fue su madre —la mire confundido— Si, su madre aún lo trata como un niño pequeño. Probablemente lo regañó por estar en un bar y le dijo que se regresara
— Pero aún así, su deber era llevarte con él, eres su novia. No podía dejarte en un lugar lleno de ebrios sabiendo que no estabas del todo consiente. —me trague el coraje, eso en verdad sonaba muy mal de parte de Nate.
— No podía llevarme con él
— ¿Por? Si iba a casa de su madre no le veo problema —negó y fruncí el entrecejo.
Ahora entendía menos.
— No conozco a su madre.
Parpadeé varias veces al escucharla. ¿Cómo era posible eso?
— ¿Estas bromeando? —negó— Maya, llevan dos meses y medio, ¿y aún no conoces a sus padres?
— Bueno él tampoco conoce a los míos —excusó.
— Pero porque los tuyos no están aquí —suspiró— Lo lamentó, tienes razón quizá no tenga nada de malo, es solo que lo veo raro
— Igual no es una obligación que me los presente —levantó los hombros— no estaremos juntos para siempre.
— ¿Ah no?
Rió de inmediato.
— Claro que no, Aidan. Las relaciones nunca duran para siempre
— Bueno depende —corregí.
— Cierto. Pero lo veo muy poco probable.
— Entonces, ¿no te gusta Nate?
— Si me gusta, pero empiezo a aburrirme.
Sus palabras me sorprendieron, no le creía. Sentía que me ocultaba algo, recuerdo haberla escuchado decir que ella enserio estaba enamorada de él. ¿Habrá pasado algo?
— ¿Segura que todo bien?
— ¿Por qué lo preguntas así?
— Sabes que puedes tenerme confianza, Maya —mi mano toco la suya la cual estaba sobre su pierna. Ella las observo y luego levantó la vista hacia mi.
— No puedo ocultarte nada a ti. Igual, no es grave. Solo es eso..,
— ¿Eso que?
— A Nate le hablan por teléfono y se tiene que ir rápido sin importar donde o con quien esté. En el bar no fue la primera vez que me dejaba sola, y cuando intento sacar el tema lo evita por completo.
— ¿Qué crees que sea?
— Una amante —dije divertida y negué.
— No digas eso
— Solo piénsalo, se pierde unas muy buenas horas después de la llamada y ni siquiera se preocupa por mi, si llegue bien a casa o si no ocupaba ayuda en el trabajo. Luego nos vemos de nuevo y no me dice nada, actúa como si todo estuviera normal. Y jamás me ha mencionado con sus padres, porque cuando le preguntó por ellos también evita el tema.
— Tú si quieres conocerlos, ¿verdad? —asintió tímidamente.
— Quiero vivir la experiencia.. de que la persona de la que realmente estás enamorada te presente a sus padres. Eso es algo muy importante, no lo haría con cualquiera.. y el que no me los presente, solo me deja en claro que no soy lo suficiente importante para él y en cualquier momento simplemente me dejara.
Era todo un lío. Entendía por completo a Amaya y sabía que aunque me lo contara como si no le importara, en el fondo estaba sufriendo por ese cambio de actitud en él. Prácticamente solo fue lindo el primer mes, a cualquiera le dolería eso, y más si es su primera relación, no está consiente de que es lo que sigue. Y si me lo preguntan, Amaya estaba dando todo de sí misma para que funcionara, se aventó sin frenos a estar con él.
Empezaron a trabajar juntos, cambio hábitos por él, tanto que hasta empezó a fumar y beber poco. Su vestimenta, y se notaba más desgastada. Nate era el típico chico de salir todos los fines de semana, cuando llegue aquí noté que Amaya era la chica que amaba quedarse en casa leyendo y escuchando música, pero ahora hasta eso había cambiado; por él.
— Escucha, eres una increíble persona Amaya, no quiero que te desanimes por eso —rió— los chicos somos así a veces
— ¿Tú también? —negué de inmediato.
Dios me libre
— Yo no sé cómo soy, nunca eh estado en una relación. Me refería a los chicos que ya han tenido más de una pareja; creen que pueden tener todas las que quieran por el simple hecho de que nunca los rechazan. Si es verdad que algunos chicos son demasiado egocéntricos y se entiende porque lo son, pero hay otros que lo son sin sentido y jamás tratan de entenderlas a ustedes como mujeres, y si así será su manera de tratarlas entonces deberían de ser sinceros desde el principio y no solo mentir para ganárselas. Y es su deber como mujeres saber que está bien y que está mal cuando proviene de un hombre. No todo será hermoso como en un cuento de final feliz, siempre habrán momentos buenos y malos, pero al menos yo en una relación siempre trataré de hacerlo ver como un cuento de final feliz. Porque si estoy con una persona es porque en verdad quiero demostrarle mi amor, porque en verdad me está volviendo loco el tenerla a mi lado y quiero que lo noten, pero sobre todo quiero que ella lo sienta, quiero que ella sienta la misma felicidad que yo siento al tenerla a mi lado. En verdad no entiendo a los tipos que no dan lo mejor de sí en una relación; es decir, mírense, las mujeres, todas son bellísimas. No entiendo como pueden jugar con sus sentimientos y no sentir nada al verlas mal. Yo me derrumbaría si algo te pasara Amaya...
Se acercó un poco más a mi mientras me escucha atenta.
Desvíe la mirada un poco al notar como me estaba empezando a expresar, empezaba a pensar en una persona mientras hablaba y no me gustaba eso.
— Escucha yo sé que tú estás dispuesta a todo para estar con él, desde cambiar tus hábitos hasta no sé qué más podrías llegar a hacer. Pero peque —deje un mechón de cabello detrás de su oreja— no te conviertas en una idiota para gustarle a un idiota
Soltó una pequeña risa y nuestros ojos se encontraron de nuevo. Sus labios sin duda me hipnotizaban y por mas que quisiera concentrarme tan solo en sus lindos ojos no podía, miraba esos hermosos labios entre abiertos con una sonrisa ladina que suplicaban por ser devorados.
— Que afortunada será tu futura pareja, ojitos —reí un poco— Gracias
— Agradéceme tomándote un café frío conmigo —mi mano se dirigió a su mejilla y la acaricié delicadamente.
Noté como cerró los ojos al sentir mi tacto y recargó más su mejilla en mi mano. Sonreí al verla así, tan tierna, tan pacifica.
— Yo lo preparo —dijo con una enorme sonrisa y corrió detrás de la barra para empezar a buscar los ingredientes.
Volví a observarla y una sonrisa se apoderó de mis labios inconscientemente.
No me gustaba como empezaba a expresarme de ella..
Amaya Jones, era un sol en mi vida.
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