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『2』

— Un amigo es alguien que comparte alegrías y tristezas.
— Escritora.
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Amaya

Hace una semana y media que Aidan está aquí, y honestamente todo va de maravilla. Su educación y amabilidad no solo fue mientras se presentaba, a durado así desde ese primer día en que cruzamos palabras.

Era muy bueno en la cocina, los días que le tocaba cocinar a él me llevaba un delicioso banquete a dormir. Bueno, es solo un decir, pero si cocina muy bien.

A diferencia de otros roomies nosotros dividíamos todos los gastos por la mitad, no solo el del departamento como acostumbran. Dividíamos los gastos en comida, algunos antojos que tuviéramos o algo que viéramos que le hacía falta al depa.

Íbamos en diferentes universidades así que prácticamente ninguno sabía mucho de la vida del otro, y tampoco nos habíamos sentado a platicar sobre eso.

Aidan

Me encontraba comiendo una manzana antes de dormir. Tenía planes esa noche, saldría con algunos amigos a caminar por la ciudad, pero uno canceló, así que decidimos posponerlo. Nos gusta salir en grupo siempre. No somos un grupo tan amplío que digamos, así que es mejor salir todos juntos.

Y honestamente no me molestaba el hecho de quedarme en el departamento. Comenzaba a sentirme bien aquí. Extrañaba a mis padres pero siempre nos manteníamos comunicados.

Amaya era una compañera bastante agradable.
Empezábamos a tener más confianza, pues ya nos hablábamos de "tú". No me agradaba llamar a las personas así cuando recién las conozco, siento que pueden sentirse incómodos o lo veo como una falta de respeto, ya saben; llegar con toda la confianza a hablarle a un desconocido. Así que procuraba esperar a que ellos me pidieran que cambiara mi trato hacia ellos, o bien, yo sé los preguntaba. Y así había sido con ella: ella me lo había pedido.
Aunque era algo despistada e impaciente. Se estresaba muy rápido y las veces que tenía oportunidad, buscaba una excusa para pelear. No me mal interpreten, no peleaba conmigo. Peleaba con tipos de la residencia por algún inconveniente que tuviera y no pudieran resolverlo. Era graciosa.

Escuché la manija y mire hacia esta, me senté más recto en el sillón y al adentrarse saludé con la mano en el aire. No venía sola.

Al verme se espantó. Si, ella se quedó con la idea de que no estaría. Y por lo visto también tenía planes.

— Aidan —saludó y la persona con la que venía se adentró. Era un chico.

— Él es Nate, un amigo —presentó y me acerqué para estrechar la mano con el antes mencionado.

— Un placer.

— Creí que tenías planes.

— Y así era, pero descuida, no notarán que estoy aquí.

— Tú tampoco, amigo —dijo él. Asentí y se fueron a su habitación.

El transcurso de la noche se pasó bastante tranquilo. La casa estaba en un completo silencio. Miraba el techo de la habitación, tan blanca, tan aburrida. Tan solo esperaba este fin de semana para poder remodelarla, el trabajo de medio turno no me dejaba lo suficiente como para los gastos y aparte las remodelaciones, pero esta semana estaba decidido a comprar cosas para mi habitación.

De vez en cuando escuchaba unas carcajadas de su habitación. Me acomode de lado abrazando una almohada para conciliar el sueño, mañana era día de escuela. Tomé el teléfono para dejarlo en "no molestar " pero antes de hacerlo me llego un mensaje. Sonreí al ver de quien se trataba.

Respondí deseándole una linda noche y ahora si concilie el sueño.

Al abrir los ojos notaba un ligero reflejo en la ventana, recién amanecía y el sol salía. Me destapé y estiré, ya saben, esa rutina matutina antes de levantarse de la cama; estirarse, dar dos vueltas hacia la orilla opuesta y sentarse para luego ver el suelo fijamente hasta regresar a la realidad.

Tome una ducha y me alisté para la universidad.
Ahí estaba ella en cuanto salí de la habitación, en la cocina descalza, con una coleta alborotada y con tan solo una playera larga, preparando pan tostado con mantequilla. Me acerqué y volteó a verme para saludarme con un beso en la mejilla como educación. Luego me extendió un pan con mantequilla y un vaso de jugo de naranja agradecí y hablé aún con esa sonrisa en mi rostro.

Que servicial.

— De nada, Gallagher —Mordió su pan y sonrió—

— Y puedo saber, ¿por qué tan sonriente un martes por la mañana? Creí que odiabas estos días, tienes mas responsabilidades

— Solo quise cambiar mi humor por un día —levantó los hombros y entrecerré los ojos cuestionándola. Se veía muy feliz—

Antes de poder decir algo más, mire como Nate se acercaba. Al parecer había dormido aquí y yo ni enterado. Dejo un beso en la mejilla de Amaya y se sonrieron mutuamente. Procure caminar hacia la entrada y tomar mi mochila.

— ¿Te quedas a comer algo? —le preguntó ella—

— Me encantaría, pero debo ir a ver a mi madre, no le avise que no llegaría —se abrazaron en despedida. Estrecho la mano conmigo y se fue mucho antes que yo—

— Ya entiendo la razón de tu buen humor.

— No es lo que piensas, Aidan —mencionó riendo un poco—

— ¿ah no?

— No, no pasó nada.

— Te gusta ese chico, ¿cierto? —me acerque curioso y ella se tapo la cara— Eso responde mi pregunta. Eso es fantástico

Me miró asqueada y reí. Honestamente ninguno de los dos habíamos hablado sobre nuestra vida sentimental, pero me agradaba la idea de que nos tuviéramos confianza en un tema así, algo me decía que, quizá, podría surgir una linda y sincera amistad entre nosotros; ella en verdad me agradaba. Y estoy casi seguro de que yo le agradaba a ella.

¿Quieres contarme?

— ¿No te tienes que ir ya?

— Tengo tiempo —me acerque a ella y tome su mano para luego ambos sentarnos frente la barra— Cuéntame

Soltó una pequeña risa.

Creo que si me gusta —sonreí de inmediato— ¡Ni un solo ruido de burla, Gallagher!

Reí. No haría eso, si, nos tenemos confianza pero aún sigo respetando su espacio.

¿Hace cuánto se conocen?

— Año y medio, no te lo había mencionado porque...

— No tienes que darme explicaciones, sé el porque. Recién nos conocemos

— Pero te lo iba a decir por lo mismo, porque sabía que en cualquier momento vendría a verme de nuevo. Se mudó con su madre, hace poco, porque lo corrieron de su departamento, ya que el restaurante en donde trabajaba cerró y no pudo seguir pagándolo. De hecho, me dijo que podía venir aquí y pedir la habitación, para que pasáramos más tiempo juntos.

— ¿Por que no aceptaste?

— Porque.., si, me gusta Nate. Pero no quiero tenerlo 24/7 al lado de mi —reímos— Y la verdad, prefiero a alguien como tú de roommate

— Me siento halagado.

— Ese es el objetivo —sonreí— prefiero mil veces conocer gente nueva y hacer un amigo, a tener a mi enamorado conmigo siempre

— Opinó lo mismo —me miró picara— no me mires así.

— ¿Gallagher está enamorado?

Rodé los ojos con una sonrisa.

— Descuida, cuando me tengas confianza sabes que te escuchare.

— De hecho, si quiero eso.

— ¿Qué cosa?

— Que ambos nos tengamos confianza, quiero ser un amigo Amaya, tu amigo. Quiero ser un buen amigo

Sonrió tan divinamente.

— ¡También yo! Perdón, no suelo decir esto pero, eh querido un mejor amigo desde que vivo sola, uno que me trate como si fuera su hermana..

— Puedo hacer eso, Maya —me abrazo y se alejó casi al instante—

— Lo lamentó, nadie me había dicho Maya nunca. Siempre me ha gustado, pero no quiero ser yo quien se los pida, y de las personas nunca sale decirme así

— ¿Bromeas? —negó— eso es, wow. Bueno, te diré así desde ahora, linda Maya

— Estupendo. Ahora.., ¿ya me dirás quién es tu enamorada?

Reí y ella me picaba el hombro varías veces para convencerme.

— Es una buena amiga, estamos saliendo, o eso creo —hice una mueca—

— ¿Cómo que, "eso crees"?

— Es solo que, si, estamos saliendo pero no es nada oficial como citas y esas cosas. Solo, salimos como amigos.

— Pero, ¿te gusta? —asentí y ella hizo un ruido de burla— ¿Estudian juntos?

Volví a asentir y reí al escuchar su burla de nuevo.

— ¿Y te da señales de que le gustes también?

— Si, de hecho si.

Ella se tapo la boca sorprendida y comenzó a emocionarse, su reacción fue muy linda. Empezó a inventar una canción de enamorados sobre mi y la chica de un momento a otro, lo hacía en burla, era evidente.

Pero a diferencia de ella, a mi no me molestaban sus "burlas" porque sabía que no eran de mala forma, y yo era muy paciente con esos temas; ella no.

— ¿Cómo se llama?

— Clarissa —sonreí al recordarla— es muy linda

— ¿La conoceré algún día? —asentí y saqué mi móvil para mostrarle una foto— Vaya que es guapa, adoro su cabello, siempre lo eh querido de ese color.

Amaya utilizaba mucho la palabra "siempre" y eso me ponía a pensar y analizar su forma de ser. Llegue a una conclusión de que; es insegura. Demasiado diría yo, y por eso no me molesta que me diga "siempre eh querido" la mayor parte de veces que le menciono o muestro algo.

— ¿Por qué no te lo tiñes? Se te miraría muy bien —apoye y note su sorpresa— ¿Dije algo malo?

— No, es solo que, creo que me has dicho más cumplidos que mis amigos de hace años, y en tan poco tiempo. Eres un coqueto Gallagher.

Reímos de nuevo.

Al descifrar que era insegura, procuraba siempre hacerla sentir bien, y que se sintiera segura de sí misma. Nada me ponía más feliz que verla feliz y sonriente ante un cumplido.

Adoraba eso de ella; reíamos sin sentido a cada rato, y no era incomodo, era un lindo momento entre lo que de ahora en adelante sería un muy buena amistad.

— Pero lo digo enserio, el naranja te quedaría fenomenal.

— Pues muchas gracias, pero me da miedo, así que creo que lo pensaré por otros dos años más.

Ven de lo que les hablo.
Le tiene pavor experimentar cosas nuevas.

— ¡Sígueme contando sobre tu novia!

Ella sí que se emocionaba rápido.

— No es mi novia —me rasque la nuca algo nervioso—

— Bueno, pero lo será, ¿no?

— Si tengo suerte, espero que si..

— Esa es la actitud. —asentí— ve la hora Aidan

— ¡Oh mierda! El tiempo se pasa volando cuando te la estás pasando bien —me levanté y tome la mochila— ¿Tienes planes después del trabajo?

Negó.

¿Qué hay de Nate? —abrí la puerta—

—Te eh dicho que me gusta pero pasar todo el rato a su lado no es mi pasatiempos favorito.

Asentí y se acercó a mi.
Dejo un beso en mi mejilla.

Nos vemos en la noche, quizá podamos ver una película y comer palomitas, ¿te apetece?

— Me encanta el plan. Hasta más tarde Maya.

— Hasta más tarde, Aidan.

Salí del departamento con una gran sonrisa, creo que nunca antes había sonreído tanto en tan solo 30 minutos.
Es lo bueno de tener una amistad como ella...

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