Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

『11』

Amaya

Eran las doce de la noche, los amigos de Aidan dormían tranquilamente en las cabañas, habían rentado dos, en una habían cuatro camas. Estaban bastante cómodas la verdad.

Todos ellos habían sido tan amables en cuanto me vieron y eso me hacía sentirme más cómoda. Me gustaba el tipo de convivencia que tenían, aunque uno comenzaba a pasarse de amigable y eso me divertía. No pretendía nada más allá, me causaba gracia su atrevimiento aún sabiendo que tengo pareja.
Evan era bastante egocéntrico.

Me encaminé a la orilla del mar mientras cubría mis hombros con una sábana. Me senté en la arena y solté un gran suspiro.
Una de mis tantas fantasías era poder ver la hermosa luna sobre el amplio mar y disfrutar de la brisa mientras mis pies jugaban con la arena.

Una menos..

Cerré los ojos al sentirme irreal, me encantaba esta sensación, daría todo por pasar toda mi vida aquí, despertar y dormir teniendo una hermosa vista cómo está. Se sentía una tranquilidad tan espectacular, jamás me había sentido tan relajada como lo hacía en este momento.

El aire estaba bastante helado y yo solo cargaba una sudadera de Nate con un short que ni siquiera se alcanzaba a notar por lo holgada que era la sudadera.

¿Está todo en orden? —escuché y voltee a verlo.

Su rostro era de preocupación. Asentí y sonreí para intentar tranquilizarlo.

Tan lindo siempre.

Aidan señaló la arena y aprobé rápidamente su petición de poder sentarse a mi lado; así lo hizo. Sus piernas se enrollaron a la altura de su barbilla, ambos estábamos en la misma posición. Mi barbilla estaba recargada sobre mis rodillas, él tenía sus brazos cruzados sobre las suyas.

Mis dedos comenzaron a trazar líneas sobre la arena sintiéndome incapaz de mirarlo a los ojos en un momento así como este.

Me traía recuerdos..

¿Qué haces aquí? ¿Te sientes mal?

No, para nada, ojitos —reí un poco. Aidan me había demostrado muchas veces lo importante que yo era para él.

¿Entonces...?

Tan solo quería ver la luna —por fin me atreví a verlo.

La razón por la que no quería verlo era porque al hacerlo, en mi mente por automático me reproducía aquel beso que nos habíamos dado en la habitación. Tenerlo cerca, en un ambiente como este; bajo la luna, con el sonido cálido de las olas del mar y la ligera brisa que se sentía, me hacía perder la cordura y aventarme sin paracaídas hacia un abismo de nervios y confusión.

Aidan y yo no habíamos hablado sobre esa noche, lo habíamos dejado pasar como si nada. Pero para mi no fue así, yo necesitaba saber qué significó eso..

¿Por qué había accedido a besarme?
¿Por qué no se alejó?
¿Por qué no me corrigió? Él estaba consiente de que estoy con Nate. Y yo también lo estoy, pero en ese momento.. no me entendí.. simplemente lo hice.
En ese momento, mi cabeza me gritó, mi corazón me impulsó y mi cuerpo actuó.
No me arrepentía.
Pero el echo de que él no haya tocado el tema me hacía creer que si se arrepentía.
Así que preferí no recordar ese momento, aunque sabía que en las noches no podía pensar en nada más que eso.

Pudiste invitarme —dijo sonriendo— Sabes que adoro ver los paisajes contigo, más bien, en general; adoro estar contigo.

Me sonrojé.
Pero, ¿por qué?
Reacciona Amaya, no seas ingenua.

Creí que dormías —sinceré.

Quizá, pero si me hubieras despertado, no me hubiera negado —abalanzó su cabeza y la pegó con la mía. Sonreí al ver su acto tan tierno.

Lo consideraré para la próxima —asintió.

No dijimos más y sentía como si el tiempo se hubiera detenido. Todo estaba pasando tan lento y pacifico. Aidan era así, te transmitía una enorme paz sin siquiera querer.

¿Ya se los había mencionado?

Mi pierna se movía un poco, no era un secreto saber que algunos momentos en silencio me parecían muy incómodos, sin importar con qué persona fuera; él lo sabía muy bien.

Pero esta vez no era por incomodidad, si no por desidia, no quería que se fuera, pero algo me hacía pensar que en cualquier momento tan solo me diría "buenas noches, peque" y se iría sin más dejándome sola de nuevo.

La soledad no me molestaba.
Pero tener a Aidan a un lado tampoco me desagradaba.

Sin darle más vueltas a mi cabeza y para evitar mi estrés en un momento tan bello como este, decidí recostar mi cabeza sobre su hombro y apoyar mi cuerpo sobre el suyo. Mis rodillas pegaron con las suyas y mi mano quedó sobre mi abdomen.
A los segundos, sentí su brazo detrás de mi cuello, dejando reposar su mano cerca de mi pecho y pegó su mejilla a mi cabeza.

No se porque llegue a pensar en que se quitaría, él siempre es muy amable.

Tanto que hasta te sigue el beso cuando lo empiezas.
Vale, vale, mala broma.

En verdad empiezo a acostumbrarme a tu compañía, Maya —susurró y me acurruqué más en su hombro.

Sentí sus labios sobre mi cabello y mi piel se erizo al escuchar el sonido salir de sus labios al depositarlo.

Había sido tan deleitante.

Las olas del mar seguían escuchándose, su mano viajó cerca de una de las mías y su dedo meñique tocó el mío tímidamente. Mi corazón se aceleraba poco a poco, eran cosas tan insignificantes para algunos pero para mi estaba siendo algo muy atrevido de su parte. Me reía en mi interior al notar lo nerviosa que me ponía ante ese tipo de "contacto" físico.

De un momento a otro tomó mi mano entre las suyas y la besó. Me estremecí al sentir de nuevo el peso de sus labios.
Pasó a la palma de esta y trazó líneas delicadas por todos lados. Sonreí y cerré los ojos al sentir sus caricias. Luego de eso solté un gran bostezo. Escuché una pequeña risa de su parte.

No te duermas..

— Si me duermo, ¿me llevarías a la cama?

— Eso depende de si tú quieres que te lleve a la cama. ¿Quieres que te lleve a la cama, mi querida Amaya? —dijo de una forma tan.. ¡oh por Dios! Que diferente se escuchó de lo que realmente significaba. 

Me ponía nerviosa en cuestión de segundos.

No dije nada y pude sentir como tragó duro. Evité reír, no dije nada porque me haya molestado su comentario, si no porque quede atónita al escucharlo y no supe que responder en el momento.

¿Te.. te han caído bien mis amigos? —preguntó cambiando el tema.

— Bastante bien de echo —admití.

— Sobre todo Evan, ¿no?

— No claro que no. Es decir, si, pero no así. Tan solo me divierte su forma de ser —reí al recordar.

— ¿No te incomoda?

— Si así fuera créeme que ya lo sabrían —asintió.

— Solo no olvides a Nate —dijo con voz baja. Bufé.

— Que tampoco se te olvide a ti —dije con el mismo tono de voz.

Escuché como carraspeó y me alejé un poco de su abrazo deshaciendo ambos nuestras piernas y colocándolas en una posición más cómoda al estar de frente. Necesitaba preguntárselo, necesitaba saber que pensaba respecto a lo que había pasado esa noche. No podía más con la incertidumbre.

Aidan..

— Amaya..

Parpadeamos un par de veces y reímos al notar como hablamos al unísono. Se rascó la nuca y yo jugué con mis dedos.
Esto parecía un intento de cita fallido.

Dime, te escucho —dijo curioso. Solté un suspiro y bajé la mirada.

¿Recuerdas esa noche..?  —pregunté con miedo.

¿La del beso? —asentí.

Vaya, si lo recordaba.

Como olvidarlo —susurró y levanté la vista.

Él ya me veía.

Tener esos ojos verdes tan profundos observándome fijamente me ponía demasiado débil. Sentía las piernas temblar y mis mejillas arder. Observé con claridad todo su rostro, sus ojos se llevaban mi atención pero no era lo único bello en él; su nariz griega tan perfecta, sus cejas pobladas tan alineadas, esos dos lunares en su mejilla derecha y tres más en la izquierda los cuales formaban una constelación, sus lunares se apreciaban perfectamente en su piel tan blanca y sus ojos no podían relucir más.

Todo él era muy bello..

Ya no podía controlar el exprésame así de él al verlo, realmente era una gran placer para mi tenerlo cerca y observarlo, no hacía falta que le dijera algo, dicen que los ojos no saben guardar secretos, y yo sentía perfectamente que cada que lo veía mis ojos brillaban de tan hermosa vista que tenía frente a mi.

¿Por qué no me dijiste nada después?

— Tú tampoco lo hiciste, creí que te habías arrepentido. Por eso no quise mencionarlo de nuevo.

— ¿Hablas enserio? ¡Yo creí lo mismo!

— ¿En verdad? —asentí y reímos— Vaya ironías de la vida

— Somos unos cobardes —admití y asintió levantando las cejas.

— Me conformó con saber que ese recuerdo sigue en tu cabeza..

— Y no sabes cuanto se sigue repitiendo ahí —dije sin pensar.

Cuando noté lo que había dicho me paralicé. Noté como se asombró pero inmediatamente sonrió tímido. Sonreí de la misma forma, era una sonrisa nerviosa.

Cuando iba a intentar arreglar mi comentario, hundió su mano en mi largo cabello como una caricia, enredando sus dedos entre las no tan marcadas ondas que tenía y llevó una de estas a la punta de su nariz para juguetear un poco. Reí al observarlo.

Nuestras miradas estaban fijas en la del otro, dejó un mechón de cabello detrás de mi oreja y deslizó su dedo índice por mi oreja bajando por mi mandíbula y subiendo hacia mi mejilla.

Sus caricias eran tan perfectas.

No podía evitarlo.
No sentía lo mismo estando con Nate.
Aidan Gallagher tenía algo que me hacía suspirar de tan solo imaginármelo. Su manera de ser, de tratarme, de hablarme, protegerme, comprenderme, ayudarme. Su manera de acariciarme.., de besarme.., todo era completamente diferente a cómo era con Nate.

Amaba como era Aidan, me hacía sentir tan segura y tan deseosa al mismo tiempo, nunca nadie me había echo sentir de tal forma. Me hacía sentir débil, vulnerable ante su mirada, tenía ese porte de chico dominante aunque no pareciera uno. Quizá no lo hacía a propósito, pero a mi me hacía ver como una pequeña y delicada niña sin experiencia alguna en estas cosas.
El pasar tanto tiempo con él ya me había echo confundirme, cosa que prometí no pasaría. Ahora me era inevitable no pensar:

"¿Me gusta Aidan?"
"¿Estoy enamorada de él?"
"¿Quiero besarlo de nuevo?"

¿En verdad estaré enamorándome de él?
¿Él estará enamorándose de mi?

¿Y si yo estoy romantizando todo?

Su voz me saco de mis pensamientos los cuales comenzaban a hacerse muy profundos.

— Tampoco mi cabeza logra sacar esa imagen..

Amaba su voz baja.

No, no quería silenciar a mi cabeza. En este momento no lo haría. Tan solo quería expresarme con él.

Aunque seguía muy confundida.

Me vuelves loco, Maya..

— Como tú a mi —repliqué.

— ¿Ah si? ¿Te vuelvo loca?

Asentí lentamente.

Habrá que buscar una solución.., ¿no crees?

¿Por qué tenía la impresión de sentir su respiración cada vez más cerca a la mía?

¿Qué propones? —susurré y nuestros labios rozaron.

Anhelaba poder sentir sus exquisitos labios saboreando los míos.
Pero estaba mal.
¿Estaba mal querer algo?

Bésame mujer.. se que quieres hacerlo.. —susurró.

¡Su voz en susurro, me hacía derretirme como vil mantequilla!
Aidan sabía perfectamente cuándo utilizar sus encantos..
Y vaya que me encantaba.

Su mano seguía envuelta en mi cabello, sus dedos jugueteaban con mis mechones, estaba esperanzada a que deshiciera esa distancia entre nosotros. Podía sentir nuestras piernas juntas, nuestra respiración agitada y pechos casi topando. Poco a poco cerramos los ojos pero mi ilusión se desvaneció al sentir como pegó nuestras frentes y suspiró en su interior.

Aidan

No podía volver a besarla.
Claro que quería, pero no podía.

Mi consciencia no me lo permitía, me recalcaba en el preciso instante que ella tiene pareja. Y estaba pensando seriamente en el echo de que empiezo a confundirla.

Sentirse confundido es una mierda. No sabes distinguir qué es lo que te sucede y lo último que quería era que ella se sintiera así por mi culpa.
No quería que se sintiera presionada a tener que tomar una decisión, porque ni siquiera yo me había dignado en tomar una en mi propia persona.
No sabía si ella en verdad me gustaba.

¿No lo sabía?
Me regresaba la duda.

No me sentía así cuando estaba enamorado de Clarissa. Entonces, ¿en verdad estaba enamorado de ella? O ¿solo dependía emocionalmente de ella porque era la persona a la que más confianza le tenía?
¿Lo que siento por Amaya en verdad es amor?
¿Es solo confusión?
¿Es un simple capricho?
O ¿es solo las ganas de sentir ese deseo al besarla?
¿La adrenalina de saber que ella está en una relación, más sin embargo está prefiriendo besarme a mi?

Lo lamento —dije alejando nuestras frentes.

No, yo.. yo lo lamento —quitó mi mano de su mejilla y se levantó rápidamente.

No, no, no.
Por Dios, Aidan no seas un idiota.

Maya —me levanté y ella volteó a verme— D.. descansa —fue lo único que salió de mi. Ella asintió con una sonrisa tímida y sin más caminó hacia la cabaña.

Me deje caer en la arena y observaba el cielo tan oscuro.
Mi cabeza era un desastre y en estos momentos me estaba torturando de una forma inexplicable. Me hacía miles y miles de preguntas respecto al amor. Soy un inexperto total en ese tema. No sabía que pensar, no sabía a quien decírselo, mis padres no eran una opción. Aunque tenía buena comunicación con ellos, no quería decirles que me sentía así luego de habérselas presentado.
Ya había hablado con Clarissa, pero no le mencioné que era sobre mi y Maya, si no que inventé a dos personas para contarle el problema; no me ayudó mucho que digamos.

Ahora solo estaba yo con mi cabeza descontrolada, el cielo tan amplío, la luna tan reluciente y las olas del mar cerca de mis pies.

O eso pensé.

Gallagher, ¿qué haces aquí? —levanté un poco mi rostro y le sonreí amable.

Pensando —admití y me senté.

¿En qué pensamos? —se sentó frente a mi y reí.

Dani, ¿por qué no estás durmiendo?

¿Y tú por qué no estás durmiendo?

Yo te pregunté primero, además ya te dije mi razón.

No completa. Ya amigo, ¿que te pasa?

Daniel era un chismoso en todos los aspectos.
Pero era muy buen tipo.
Un gran amigo.

No sabía que decirle, quería contarle lo que me pasaba pero tenía miedo. No sabía cómo empezar, quizá él tendría un poco más de conocimiento sobre este tema, aunque nunca nos mencionaba estar enamorado de alguien. Así que no estaba seguro.
Pero qué más da, en estos momentos tan solo quería que alguien me escuchara, claro que me encantaría tener una opinión pero lo veía casi imposible conseguirla.

¿Alguna vez te has enamorado?

— Ohhh, es una de esas pláticas —se tronó los dedos de las manos y lo mire raro para luego soltar una carcajada.

— No hagas que me arrepienta —advertí y rió.

— Bueno, ¿qué si me he enamorado? —pensó un poco y yo lo miraba atento— Si, un par de veces

— ¿Enserio? ¿Cuándo? Jamás mencionas nada

— No soy de divulgar toda mi vida

Me ofendí.

¿Ni a tus mejores amigos?

—rió un poco— No, me refiero a que no me gusta hablar de esos temas, porque al final no hago nada al respecto

— ¿Cómo que nada?

— Cuando me gusta una chica, la admiro, me enamoro pero se me olvida fácilmente. Es más como una atracción —confesó.

¿Atracción?

¿Te gusta o te atrae la persona? —pregunté con más dudas de las que pensé tener.

— Me atrae

— ¿Cómo puedes diferenciar eso?

— Veras, cuando una persona te atrae: atraer es que una persona por determinadas cualidades te agrada. Y gustar es: si la persona te agrada y son compatibles al termino de formalizar una relación personal

Lo escuchaba atento.
Vaya
Tiene algo de sentido.

También está el estar ilusionado y estar enamorado. Estar ilusionado es cuando sin conocer a la persona ya quieres vivir con ella y morir con ella

Ese no es mi tema.

Y el estar enamorado es cuando después de conocer bien a esa persona, la eliges como compañera de vida. Estar enamorado es cuando aceptas las diferencias de ambos y le ponen límites para que no interfieran en la relación. —explicaba mientras movía las manos.

Oh...

El gustar suele mostrar una relación superficial entre dos personas mientras que el enamoramiento muestra un grado de conocimiento más profundo. Solo se puede estar enamorado de alguien a quien se conoce de verdad. El gustar produce un agrado emocional más pasajero al estar en presencia del objeto de deseo. Que te guste una persona no significa que la ames, simplemente te es agradable. Sentir atracción te llama la atención por su físico, por lo que ves, nada más, es más físico. Sentir amor es otra cosa, va más haya de toda razón humana, es sentir que esa persona te complementa, te llena, te hace sentir que vale la pena vivir.

Quede completamente ido.
Nunca pensé que Daniel pudiera expresarse de esa forma, y menos sobre un tema así, el cual yo creí jamás había experimentado.
Pero en esta explicación parecía que tenía mucha más experiencia de la que pude llegar a imaginarme. Había sido totalmente claro con cada palabra que había salido de su boca.
Lo había entendido perfectamente, pero.. aún seguía muy confundido.

¿Porqué no explicas así en las presentaciones que nos dejan? La última vez casi reprobamos porque se te olvidó lo que tenías que decir —dije y ambos reímos.

— ¿A que se debe esa pregunta, amigo? Estoy confundido

Yo también..

— Daniel.., ¿yo puedo confiar en ti?

— ¿Qué preguntas? ¡Pero claro que si! Eres mi mejor amigo.

— ¿Que no era Zack? —rió un poco.

— ¿Qué no puedo tener más de un mejor amigo? —negué— pues será para ti, porque aquí todos ustedes son mis mejores amigos.

Sonreí.
Si, era cierto, aquí todos éramos mejores amigos, éramos realmente inseparables.

¿Me dirás qué sucede?

— Creo que me estoy enamorando.. —dije por fin. Escuché su asombro y yo solo miraba la arena con cierto nerviosismo.

— ¿De Amaya? —lo mire rápidamente.

Sentí como mi respiración se contrajo y mis labios se entre abrieron al escuchar sus palabras, al escuchar su nombre. Parpadeé varias veces, no podía creerlo.

¿en verdad él había dicho su nombre o solo estaba alucinando?

¿Qué acabas de decir? —pregunté confundido,

— Que si estás enamorado de Amaya, tú compañera de habitación —explico con las manos y yo me tape la cara. Escuché una pequeña risa de su parte— Amigo, es muy notorio

— ¿Qué? ¿Muy notorio? Daniel, no me digas eso —sentí como mis nervios aumentaban.

— Bueno, yo ya lo noté, ¿entonces estoy en lo cierto?

Negué rápidamente.
Muy tarde para negarlo.

Muy tarde para negarlo —oh vaya, ¿me había leído la mente?.

— ¿Cómo es que llegaste a esa conclusión?

— Por como la miras, y por cómo matabas con la mirada a Evan cada que le coqueteaba —se burló y yo maldecí por lo bajo.

— Daniel, no puedes decirle esto a nadie —supliqué y él asintió.

— Escucha, no dire nada. Pero sobre tu tema, ¿ella no tiene pareja?

— Si, claro que tiene —me despeine algo estresado.

— Hm, amigo. Te lo dire porque me importas...—interrumpí.

— Se que no puedo enamorarme de ella por eso —frunció el ceño y negó. Lo vi confundido.

— Dile lo que sientes

Reí de inmediato.

¿Te volviste loco? Ni siquiera yo sé lo que siento.

— Claro que lo sabes pero te da miedo expresarlo.

— No, no puedo hacer eso —negué y me levanté.

— Amigo, si no quieres decírselo de frente entonces escríbele una carta, esas cosas de antes resultan ser muy románticas y hay personas, en especial chicas que aún les gusta ese tipo de detalles. Pero es importante que puedas expresarle lo que sientes, dile todo lo que tienes en tu cabeza y en tu corazón. Quien quita y quizá.. el sentimiento sea mutuo

— Lo dudo —solté un suspiro pesado y sentí una palmada en mi hombro.

— No puedes saberlo sin antes decirle lo que sientes..

— No quiero arruinar nuestra amistad, la quiero, y mucho. Lo último que quisiera es que las cosas se pusieran raras entre nosotros después de decirle lo que siento y saber que ella no siente lo mismo por mi.

— Pero, ¿y si si siente lo mismo por ti? Jamás lo sabrás porque no te estás arriesgando —insistió.

Daniel tenía un punto, y eso me estaba poniendo nervioso. No podía creer que mi amigo fuera un experto en estos temas.
En verdad me alegraba saber que de ahora en adelante podía platicarle sobre este tema y él me apoyaría en lo que pudiera. Se  sentía una inmensa tranquilidad el poder expresarse con alguien.

Y quizá y tenía razón, quizá debía decirle a Maya lo que sentía, pero no estaba listo.. no quería aún.. no podía aún...

No quería perderla...

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro