Y allí se encontraba aquel joven de cabellos rojizos, oscuro como la misma noche, y brillando a lo lejos sus destellantes ojos rojos que hacian acto de presencia en las frías calles de su reino, vigilando aquel lugar donde vivía.

Con un poder majestuoso y peligro mantenía en orden y la paz. Ese era su deber y segundo requisito para volverse rey.

“¿Cuánto tiempo he vivido así?”

Se preguntaba el joven príncipe desde ya hace seiscientos años.

→ Créditos por la hermosa portada a mi nena: sra_mochi_kpoper