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9. Cita de prueba

Con esas nuevas reglas del wattpad, va ser difícil escribir marranadas, chale. Igual no está demás que lo aclare: todos los involucrados ya tienen las 18 primaveras cumplidas, ya son legales.

Ahora sí, a leer.


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Capítulo Nueve
"Cita de prueba"


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Pocas eran las veces en las que podía sentirse enojado; normalmente podía controlar ese sentimiento de forma grácil pues los límites de su paciencia solían extenderse a niveles insospechados para alguien tan joven.

Tristemente estos límites fueron superados de un momento a otro y ahora estaba en su habitación tratando por todos los medios de recuperar la compostura y que la calma volviera a su esencia. 

Estaba molesto, sus dedos temblaban y su respiración no podía ser regulada; enojarse no estaba dentro de sus comportamientos habituales, pero está vez Blaze había excedido todo lo que podía tolerar en un lapso de tiempo tan corto. 

La quería demasiado y sabía que lo que sea que ella le dijo estaba cargado de sus buenas intenciones, que aunque dudosas, no eran de mala fé.

Sin embargo, ello no significaba que no iba a molestarse, evidentemente.

—Maldita sea...—

El enojo que sentía podía ser irracional, pero injustificado —para él—. No conocía lo suficiente a Amy para estar al tanto de todo eso que Blaze sostenía sobre ella, aunque de igual forma tampoco creía que eso fuese suficiente para juzgarla de esa manera.

Es decir, era real que la chica le había abordado de forma directa y sin rodeos y si bien en un inicio todo lo planteado le pareció antinatural y fuera de lugar —y en el fondo una pequeña parte de él seguía con dudas— faltarle al respeto a Amy no estaba dentro de sus planes. 

Ambos eran adultos —obviamente— y ambos habían acordado lo que esperaban obtener, ¿qué había de malo entonces? sí bien era cierto que podría tildarse de indecencia, al fin y al cabo nadie tenía porqué enterarse de lo que pasaba entre ellos. 

Él no tenía intenciones de hablar sobre Amy y la intimidad que estaba —y surgiría— surgiendo entre ellos y probablemente ella tampoco. 

Siendo realistas, el que más beneficios sacaría de todo esto era él y ante todo era lo suficientemente maduro como para no intentar perjudicar a su contraparte femenina.

Apreciaba a Blaze —la amaba, no tenía duda de ello— tristemente ese lado de su personalidad algunas veces complicaba las cosas. 

Era demasiado juiciosa; siempre de mente tan cerrada a la idea de nuevas posibilidades que afectaran los lineamientos ya establecidos y que las cosas fluyeran solo porque sí.

La amaba, podía tolerar esos detalles de su personalidad básicamente sin problema, pero en estas instancias lo mejor sería no hablar del tema nuevamente. 

Dijese lo que dijese no pararía hasta obtener el más recóndito de sus secretos.

No, no necesitaba que lo juzgara, no esta vez...

De más estaba decir que estaba al tanto de lo que ella pensaba sobre él; que le creyera un idiota sin amor propio y que no tenía la capacidad para que una chica se fijara en él era dolorosamente humillante y aunque debía reconocer que no se había comportado a la altura estos últimos años, podía cambiar.

O al menos intentarlo... 

¿No?

Rayos...

Tanto darle vueltas a las tonterías de su mente le ponía todavía más alterado; lo mejor sería dormir y dejar que las cosas siguieran según lo planeado, al fin y al cabo no podía hacer nada salvo esperar que lo que sea que se diera —el sábado— se diera y ya. 

Aunque se estuviese muriendo de nervios, pero podría disimular.

Al salir de tomar un baño las miradas inquisitivas y juiciosas de sus hermanas de fraternidad la analizaban silenciosas esperando enterarse del chisme del que estaba siendo blanco —sin desearlo— en ese momento. 

Para estas alturas su aparente —y oficial— relación con Silver ya estaba regada como la pólvora y sabía que más temprano que tarde sería Rouge quien le abordaría con preguntas intrusivas y fuera de lugar para acallar a la chismosa que era por naturaleza.

No obstante, lo que nunca hubiese esperado esa noche era recibir un mensaje de ese chico tan interesante que convenientemente había olvidado unos días atrás.

El mensaje que tenía de Infinite era simple y sin rodeos, quería verla y le preguntaba cuando podían salir. La emoción que le albergó en ese momento solo fue mermada por las chicas que se congregaron a su alrededor. 

—Amy, ¿es verdad que sales con ese chico?—Una de ellas, la más atrevida le preguntó sin rodeos y las demás cuchichearon a la par esperando la confirmación de lo "evidente".

—No seas estúpida, solo es su faje—otra de ellas respondió al cuestionamiento y el mar de opiniones comenzó a marearla en ese instante. 

De pronto verse abordaba por tantas preguntas y miradas poco pudorosas le hizo perder el poco control y confianza que tenía sobre sí. Verse atosigada por tantas chicas al mismo tiempo le hacía sentir pequeña, aún si ellas tenían o no la intención de hacerle sentir incómoda. 

Afortunadamente, Rouge llegó en su rescate.

—Largo de aquí, víboras chismosas—Al hacer acto de presencia las impertinentes se alejaron—¿Qué te sucedió?—Ver a su mejor amiga tan retraída llamó su atención.

—N-nada... sólo estaba distraída—.

No iba a creerse una patraña como esa, pero decidió que no iba a insistir. Pinky era sensible, un blanco fácil para las críticas y el autosaboteo cuando ese lo proponía; era una chica que podía ser fácilmente intimidada por las que envidiaban su naturaleza espontánea y pese a lo mucho que esto le molestaba —porque estaba convencida que la chica debía sudar autovaloración— entendía que aún era joven y debía moldearse.

—Muy bien, lo que digas—Avanzando hasta la cocina, le hizo señas para que le siguiera—Muy bien, dime que te pasa y no omitas detalles o me molestaré—Ahora que estaban solas podían hablar y probablemente Pinky podría cocinar algo delicioso mientras lo hacían. 

—No...—La mirada inquisitiva de Rouge no le dio opción a omitir su incomodidad—De acuerdo, es solo que... estuve a punto de acostarme con Silver hace un rato—Confesó bajito y la albina se rió escandalosamente ante esto. 

No le sorprendía, podía verlo venir; Pinky era un libro abierto para ella y más tarde que temprano lograría salirse con la suya con ese sujeto que se hacía el santo y puritano. No obstante sabía que había algo más, algo más estaba ahí dándole vueltas y le obligaría a decirle.

—¿Y?—

Era suspicaz, lo suficiente para no conformarse con esa escueta explicación. Y si bien era una parte de lo que le estaba molestando ese momento, ni siquiera ella entendía que estaba mal en ese momento. 

Sí, estuvo a punto de mandar todo al carajo y acostarse con ese chico que apenas conocía; aunque lo preocupante —para ella— era más bien el hecho de lo poco o nada que le importó en ese momento el hecho de que pudieran descubrirlos, a la par de cuidarse como un adulto responsable. 

Ser presa de sus más bajos instintos le preocupó; ¿desde cuando ella así de irracional? se sentía tan atípico y antinatural que le mareaba un poco pensar en lo que pudo haber sucedido después.

Es decir, no se arrepentía de haber besado a Silver y dejar que hurgara un poco en su cuerpo —le gustó, que no les quepa duda de ello— sin embargo y pese a esto último sabía que no era correcto; dejarse llevar indudablemente terminaría complicando las cosas y eso era lo último que necesitaba. 

—¿Vas a decirme que está pasando o vamos a seguir perdiendo el tiempo?—Insistió—Al menos podrías tener la decencia de preparar unos raviolis o algo así—.

Rouge siempre pensando en comer...

—Muy bien—Abrió la alacena y sacó algunos ingredientes mientras buscabas las palabras correctas para iniciar con lo que iba a decir—No sé...  hace un rato...—dándole la espalda sus mejillas estaban color carmín, aunque esto no era desconocido para su mejor amiga—Me desconocí por completo—Confesó.

—A eso se le llama calentura, Pinky—Rouge sonrió enternecida—Y es normal tenerla a veces—Añadió—¿Qué es exactamente lo que te preocupa?—.

—Que yo no soy así—Respondió avergonzada—Es decir... la verdad yo—El peso de la culpa de la irresponsabilidad y poco control de sus emociones estaba comiéndosela viva.

¿Se arrepentía? En parte sí, otra parte —que era la que más le aterraba— era aquella en la que se sentía ligeramente molesta y decepcionada de haber tenido que parar. Lo deseaba y Silver también; incluso se sentía ligeramente confundida y sorprendida de todo el autocontrol que debió reunir para parar en ese momento. 

Lo cual, si lo pensaba lo suficiente solo le hacía sentir peor...

Estaba convirtiéndose en una bestia hormonal y sexual —ok no, solo dramatizaba—.

Por su lado a Rouge todo esto le seguía pareciendo enternecedor; el despertar sexual de su mejor amiga y protegida era algo digno de documentar; la niña pueblerina y de buenos sentimientos estaba siendo sepultada entre hormonas y sensaciones, lo cual le encantaba.

Dejar salir una personalidad atrevida y demandante le ayudaría a tomar riesgos, a no dejarse pisotear y al fin poder tomar el liderazgo de las porritas y eventualmente el de la hermandad.

Sabía que Pinky era digna, solo debía confiar en ella. Y no es que minimizara sus dudas, era natural la culpa de dejarse llevar, era algo que con el tiempo podría tolerar.

—Todo estará bien, ¿de acuerdo? Querías, él quería... ¿qué hay de malo con eso?—Le recordó—Si, quizá la próxima vez debas buscar un mejor sitio para darle rienda suelta a tus pasiones, pero fuera de eso, no hay nada que deba acomplejarte, incluso si esas perras chismosas creen o no que ese tipo es tu novio—.

Porque no era su novio, eso era evidente.

—¿Así lo crees?—Seguía con los utensilios entre sus manos sin saber del todo como debía responder, había dudas albergando su mente; los años de vivir con su padre le habían hablado de decencia y moralidad que estaba mandando a la mierda en pocos días, era raro, se sentía antinatural y de alguna extraña forma también sentía que estaba traicionando una parte de si.

—Claro que sí...—Respondió—Eres una adulta disfrutando de su sexualidad, ¿por qué eso sería malo?—

Tenía un punto, debía concederle un poco de razón, aún todo seguía sintiéndose incómoda —al menos un poquito—.

—Recibí un  mensaje de Infinite—Añadió de pronto y esta vez Rouge si se sorprendió—Quiere verme pronto—.

—¿Y QUÉ LE RESPONDISTE?—Era evidente quien estaba más emocionada de los dos—No me digas que vas a rechazar la oportunidad de volver a ver a tu Adonis con aroma a Formaldehído—.

—No he respondido—Aseveró preparando su salsa especial—No sé que debo esperar... es decir, ya pasó algún tiempo y yo no...—

—No digas tonterías, si te está buscando es porque le gustaste a pesar de que ni siquiera le respondiste por las flores—La emoción en la voz de la albina aumentó varios decibeles—Respóndele—Le codeó—¿Qué puedes perder? Al final, es un tipo guapo que tiene interés en ti...—

De nueva cuenta Rouge tenía un punto el cual no podía rebatir del todo; aún con eso no se sentía mentalmente preparada para intentar algo remotamente serio con otro joven. Las cosas con Sonic terminaron de muy mala forma y pese a ya no pensar en ese idiota, aún sentía ciertas heridas que debía sanar. 

—Creo que es muy pronto—Estaba concentrada en su preparación, aunque seguía pensando en ese mensaje—No sé cómo debo responderle...—Confesó.

Después de a esa mañana en donde le dio su número telefónico no habían vuelto a cruzar palabra, ni siquiera cuando le envió las flores —que ahora descansaban en la basura, había que agregar— básicamente había olvidado todo lo relacionado con ese joven.

Así de despistada podía llegar a ser a veces...

O no, solo tenía otras prioridades, entre ellas pasar la materia y mantener sus hormonas en su lugar correcto.

—Dame tu teléfono—Exigió la mayor y antes de que pudiera responderle la albina le había arrebatado su celular del bolsillo del pijama—A ver... veamos—Abrió el mensaje y leyó escuetamente el contenido—Bien, bien...—tecleó tan rápido que parecía un chiste—Bueno, tienes una cita mañana con Infinite—Se limitó.

Una cita...

Sería muy idiota suponer que su cerebro pudo asimilar esta información de forma rápida y eficiente, tristemente para ella —incluso Rouge— el plato con salsa que reposaba entre sus manos cayó y todo se derramó en el suelo. 

¿Una cita? ¿de verdad? 

—Cielos... el tipo trabaja con muertos pero no es un asesino, no tienes porque ponerte así—ahora sus pies estaban salpicados de salsa y tendría que lavar sus pantuflas favoritas—Rayos Pinky, me preocupas algunas veces—.

—¿Por qué hiciste eso?—Le costó recobrar la compostura, pero lo logró—Yo no... yo no sé si quiero verlo otra vez—La emoción de un inicio al conocer a un chico como él se había esfumado.

—¿Y por qué no?—

No tenía una respuesta para eso; al menos no una que la hiciera sentir como una niñita.

—No estoy interesada...—

Rouge asintió.

—¿De verdad?—los zafiros en su rostro se clavaron en las esmeraldas de su contraria buscando como siempre cualquier ápice de duda en estos—¿Eso significa que tienes tu atención puesta en cierto chico con peinado extraño?—.

¿Interesada? Quizá era algo muy atrevido de mencionar, aunque no negaría que la emoción que sintió un rato antes no terminaba de dejarla pensar con claridad; sin embargo ello no significaba nada salvo eso y como bien lo dijo, "calentura del momento"

—No—

—Entonces no hay nada de malo con que aceptes salir con Infinite una vez más... si te gusta está bien, si no, no tienes que volver a responder sus mensajes otra vez—Concedió—Tómalo como una confirmación... si te sigue gustando ahora que estás sobria significa que es material de considerar—.

A veces le sorprendía la facilidad que tenía esa mujer para convencerla con tanta rapidez...

¿Valía la pena negarse? La verdad es que no...



Bien, siendo honesta no creyó genuinamente que tuviese otra opción; lo importante en ese momento era guardar la calma, pensar con detenimiento las palabras que salieran por su boca —para así evitar que la lengua se le trabara y terminara quedando en ridículo— y esperar que todo saliera con normalidad.

Estaba parada en el estacionamiento de su hermandad con un vestido ajustado que le llegaba arriba de las rodillas y un pequeño suéter que hacía cualquier cosa menos cubrirle del frío de la noche. 

Aún era temprano, no podía acusar a su cita de llegar tarde —suya era la culpa por básicamente salir huyendo de los dormitorios para evitar encontrarse con Rouge y sus burlas antes de irse— solo le quedaba esperar los próximos diez minutos y rogar porque nadie creyese que estaba ofreciendo sus servicios. 

Con el celular en mano pensó que el tiempo transcurriría más rápido si enviaba algunos mensajes o simplemente curioseaba en redes sociales; deslizó su dedo por la pantalla y no encontró nada interesante que fuese digno de mención; noviazgos, fiestas, nada diferente de lo usual. 

Tener 850 amigos en mobius face y que ninguno publicase nada interesante le parecía una tontería monumental, pero que podía hacer.

De resto, solo le quedaba esperar; aún faltaban al menos 7 largos minutos para que su cita llegara y no se animaba a enviarle un mensaje diciendo que podía llegar antes —era medio idiota, no lo negaba— en su lugar prefería tener frío y alargar en medida de lo posible su propio suplicio. 

Minutos más, minutos menos, de todas maneras no podía hacer otra cosa, se dijo para sí y de nueva cuenta trató de encontrar algo que mirar en su teléfono. 

—¿Amy?—La voz a lo lejos de alguien acercándose a ella le hizo tener un sobresalto—Lo siento si te asuste, ¿qué tal tu noche?—Silver se aproximo hasta ella con un par de libros entre sus manos.

—Silver—Le saludo ella también con un movimiento de cabeza.

Era evidente que el venía de la biblioteca y a juzgar por los libros que tenía consigo aún estaba estudiando. 

Por su parte el también reparó en la imagen de la chica frente a él; no era tan indiscreto como para reparar en detalles que evidentemente incomodarían a la chica, pero no podía evitar notar que estaba bastante arreglada y femenina, lo cual significaba que tenía una cita o iría a una fiesta.

La idea de que ella tuviese un novio, incluso un pretendiente se le cruzó fugazmente por la mente, aunque la desechó por completo; si así fuese el caso ella no le hubiera propuesto tales cosas, o eso quiso pensar. 

—Hace frío—De nueva cuenta la conversación se vio continuada por y ella solo asintió; el frío que le albergaba era suficiente como para que tiritara discretamente, se sentía nerviosa, tanto que incluso alguien como Silver lo notó—¿Sucede algo, Amy?—. 

La mirada melificada de su asesor estaba sobreella; no supo si fue cortesía o genuina preocupación.

—Hace frío...—Ahora fue su turno de obviar el clima—Pero le di prioridad a mi outfit— Bromeó—Estoy bien... no te preocupes—. 

Dos segundos después sobre sus hombros descansaba la chaqueta de mezclilla que Silver tenía puesta un minuto atrás.

No fue capaz de moverse, ni siquiera pudo procesar correctamente sus pensamientos cuando a lo lejos la luz de las intermitentes del auto de Infinite se acercaban.

Miró a Silver y este a su vez miraba el auto de reojo que se acercaba hasta ellos con velocidad moderada; en silencio y sin tener ni una jodida idea de como debía reaccionar ante ese pequeño gesto que el albino había tenido hacía ella, Silver sonrió.

—Que tengas una linda noche Amy—Y se despidió justo a tiempo antes de que el auto aparcara y el joven médico bajara del coche con intenciones de saludarla. 

—Hola—Le saludó el heterocromático—¿Nos vamos?—A lo que no le quedó más remedio que asentir. 


El camino silencio le dio cabida a la llegada a un restaurante elegante y bonito al que difícilmente hubiese acudido en otras circunstancias. 

Tomaron asiento y pese a lo nerviosa que se sentía en ese momento sabía era momento de hablar o comenzaría a parecer una maleducada. 

—Entonces... ¿cómo has estado?—Tenía la vista clavada en ella analizando cada detalle en su rostro, lo cual la sonrojó.

—No me puedo quejar—Respondió desviando su mirar—Mucho que estudiar—Añadió.

—Puedo imaginarlo...—él no estaba para nada nervioso—Últimamente mis guardias han sido demasiado extenuantes...—Comentó—Demasiados accidentes—. 

Hablaba de su labor, que aunque fascinante le daba ligeros escalofríos de solo pensarlo; sabía que era un hombre profesional y que debía estar muy preparado para dedicarse a la rama de la salud y encima trabajar con fallecidos.

Aún con eso le daba escalofríos pensar en el estado de quienes pasaban por las manos de Infinite, la cantidad de horrores que seguramente había visto ya le parecían inimaginables y eso la tensó.

Ella tenía corazón de pollo y ni en millón de años podría hacer algo así.

—Lo siento, creo que te estoy abrumando con todo este palabrerío...—

—N-no... no—Quedar en evidencia no estaba en sus planes. 

—Hablemos de ti, ¿qué tal la escuela?—

Debía relajarse; inhaló y exhaló suavemente y dejó que sus pulmones tratasen de regular su funcionamiento.

—Tengo un proyecto en puerta, trabajos, asignaciones y un nuevo asesor—Esto último se le escapó, pero ya no había forma de justificarlo.

Infinite no pareció reparar en ese detalle, para su fortuna.

—Entiendo, quisiera decirte que puedo ayudarte, pero a menos que necesites una sierra stryker, no puedo hacer mucho—bromeó.

Era amable de su parte, aunque al fin y al cabo ya tenía quien le ayudara.

Las imágenes de la noche anterior llegaron a su mente y deseó que la Tierra se la tragara en ese momento.

¿Por qué rayos estaba pensando en algo cómo eso en un momento así?

—Y dime... ¿Te gustaron las flores?—.

Temía que preguntara; pero no le quedaba mas remedio que responder.

Abrió la boca dispuesta a darle las gracias personalmente cuando fue salvada por el camarero.

—Buenas noches jóvenes... ¿Están listos para ordenar?—.

Un alivio momentáneo, pero lo apreciaba sin duda. Estaba tensa y no podía negarlo.

Después de ordenar de nuevo se hizo el silencioso.

Quizá fue una mala idea aceptar esta salida...

—Me gusta tú peinado—quizá estaba siendo amable, quizá era real—Tu broche es muy bonito—.

El broche en forma de estrella que adornaba su cabeza brillaba entre sus hebras rosadas.

—Gracias—

—¿Te gustan las estrellas?—

—Me encantan...—Un poco de la tensión en su interior se aligeró—¿A ti te gustan las constelaciones?—Hablar de esas cosas le ponía de buen humor y al parecer Infinite lo notó.

—Sí—Sonrió—Tal vez podamos ir al observatorio el mes entrante...—sugirió—Habrá un pequeño festival por la lluvia de estrellas y creo que te gustará verlo—.

Lluvia de estrellas... 

¿De verdad algo así sucedería y ella ni siquiera estaba enterada? La sola idea la emocionó al instante, incluso pareció olvidó dónde y con quien estaba en ese momento. 

—Me encantaría...—

Miró al joven que tenía frente a ella y el golpe de culpabilidad que sintió dentro de ella por haberse estado comportando como una idiota, le llegó. Al final el no había hecho nada salvo tener atenciones y tratar de conseguir un poco de conversación y ella solo había estado ahí sentada sin poner de su parte. 

Se sentía muy infantil por cosas como estas.

Cuando el camarero llegó con su comida trató de  hablar un poco más.

—Me gustaron las flores—De nuevo retomó el tema y el asintió—Son lindas, me gustan las flores, en especial las gardenias y los tulipanes, principalmente los rosados—Habló y habló de flores y sus características principales y el asentía ocasionalmente, prestándole atención. 

—Sabes bastante de plantas y flores, quisiera tener ese entusiasmo para recordar terminologías y patologías clínicas—Bromeó—Siendo serios, creo que es genial que algo te apasione tanto...—

Infinite le parecía alguien inteligente, aprender tantas cosas y de un nivel académico elevado le daba un plus. Ella a duras penas recordaba comer algunas veces.

—Debió costarte mucho trabajo aprender todo eso, ¿no?—Ahora era ella la interesada en saber un poco más sobre él.

Por su lado él negó.

—No propiamente—Dejó el tenedor a un lado y la miró—Mis padres son médicos y crecí rodeado de terminología, instrumentos y pacientes—Remembró—Lo difícil fue encontrarle el gusto—Confesó.

No le gustaba la medicina, no era difícil de inferir al escucharlo hablar con tanta frialdad del tema; no lo conocía lo suficiente para apostarlo, pero a juzgar por la seriedad en su rostro era demasiado evidente que debía cambiar el tema o le generaría un disgusto.

—Yo quería ser chef—Se sorprendió a si misma de exponerse de pronto, pero no importó—Papá dijo no y ahora debo vivir entre números y conteos y bueno, no soy muy buena en ello—. 

Parecía comprensivo al escucharla quejarse de su carrera fallida y al parecer el también empatizaba bastante. 

—Yo quería ser artista...—suspiró—Pero pintar al óleo no era lo que esperarían de mí—. 

De algún modo la conversación empezó a tomar un tono mucho más profundo y eso aligeró el ambiente hostil que ella misma había instaurado al inicio. 

¿De verdad podía cambiar de opinión tan fácil? Dios, que volatil podía llegar a ser.



Recostado en su habitación la idea de tener que dormir la cruzaba por la mente, sin embargo había algo que le impedía empezar con el ritual de apagar su cerebro y dejarse ir al mundo onírico.

No sabía exactamente que sucedía; de pronto la necesidad impetuosa de salir fuera y beber algo le llenaba los pensamientos aunque sabía que no era lo que debía hacer. 

Estaba esa sensación molesta y desagradable instalada en su pecho que no le dejaba tranquilo, seguía ahí recostado mirando al techo; era raro, últimamente se veía sumido en emociones extenuantes que le generaban muchas más dudas e inquietudes de las que había tenido en su adolescencia. 

Era raro, pero inevitable; en algún punto terminaría aburrido de su estilo de vida y bueno, ese momento había llegado y no le quedaba más que esperar, ser paciente y dejar que su razonamiento le ayudara a salir de ese problema como siempre.

De pie; salió de su habitación en búsqueda de un vaso de agua; a esa hora aún había suficientes miembros de la hermandad viviendo sus vidas como era costumbre y nadie reparaba en su presencia —como siempre— se adentró en la cocina con calma y sin quererlo fue testigo de una conversación que probablemente no debía escuchar. 

—Con una mierda—Scourge tenía entre sus manos una lata de soda que se derramaba un poco entre sus manos debido a su alteración—Te dije que no, puta madre—.

La discusión entre los hermanos Speed les hacía ajenos a su presencia, ninguno de los dos tenía intenciones de prestarle atención a nada más que a su discusión. 

—Sé que lo hiciste, mierda—Sonic le acusaba y su dedo señalaba el rostro ofuscado de su gemelo—Sé que tuviste algo con ella, maldita sea...—Seguía acusándole y Scourge tan solo rechinaba los dientes, presa de la ira—¿POR QUÉ MIERDA NO LO ADMITES, BASTARDO VERDE?—

Iban a golpearse, los conocía, sabía que esa era la señal inequívoca que presagiaba el desastre; dispuesto a intervenir las palabras de Scourge dejaron a ambos masculinos —tanto al cobalto como al chismoso bien intencionado de Silver— sin saber qué pensar. 

—¿Por qué te importa?—Aunque la soda ya estaba derramada, Scourge suspiró—¿Qué carajos importa si lo hice o no? Eso no la hará volver—.

Sonic no respondió; ambas miradas hostiles se mantuvieron en silencio sin hacer algún movimiento dejando expectante al albino.

—Eres mi puñetero hermano—Al fin habló el cobalto y su rostro se frunció en una mueca que no pudo descifrar—Sabes que ella...—

—Al carajo esa mierda de la hermandad—De un empujón apartó al gemelo mayor—No me vengas con esas mamadas de la moralidad y la fraternidad—bufó—Eso no te detuvo antes, ¿Quién carajos te dijo que me detendría entonces?—.

Antes de darle tiempo de responder, Scourge salía hecho una furia de la cocina dejando a su hermano en silencio mirando a la nada presa de sus propios pensamientos; Silver por su lado solo pudo hacerse a un lado antes de ser presa de la ira del gemelo color verde.

Dudoso; puso un pie dentro de la cocina y se adentró con pasos torpes al refrigerador a tomar una botella de agua. Sonic estaba dándole la espalda en todo momento, pero era obvio que se dio cuenta de que él había escuchado todo. 

—Cannabis—habló de pronto y Silver se tensó.

—Lo siento, Sonic...—se apresuró—No era mi intención escuchar lo que no me concierne—Se disculpó.

—Ni una palabra, ¿de acuerdo?—La expresión serena en su rostro era inquietante; lo que sea que estuviera pensando y dicho sea de paso, a lo que sea que Scourge estuviese haciendo referencia genuinamente le había dejando pensando. 

Sonic era un sujeto que difícilmente se tomaría las cosas en serio; pocas eran las veces en que le había visto así de intranquilo y alterado —porque el pelear con su hermano no contaba como algo relevante—.

—No hace falta que lo menciones, no diré nada—

Dándole la espalda salió de la cocina sin decir más. No era de sorprenderse, no eran cercanos y rara vez compartían la palabra fuera de situaciones específicas.

Momentos después él también salió; miró la hora en su teléfono, aún era temprano y seguía sin tener sueño. Pensó que leer un libro le ayudaría a relajarse, pero a decir verdad había perdido el ánimo desde que llegó de la biblioteca.

Quizá un poco de aire fresco le vendría bien...


—Lamento que la cena se haya terminado tan pronto—de camino al campus Infinite seguía disculpándose.

Había recibido una llamada de urgencia y debía regresar al hospital; entendía sus motivos y razones y no estaba molesta por ello. 

—No hay de qué disculparse, trabajo es trabajo—.

Y aunque la noche había terminado relativamente temprano —y aunque pasó la mayor parte de ésta siendo básicamente una idiota— al menos había logrado recuperar los estribos y ahora podía decir que le agradecía sus atenciones. 

—Aún así... creo que debo compensarte de alguna forma...—Aparcó el coche y la miró—No sé... te llamaré en unos días y saldremos de nuevo, ¿de acuerdo?—.

Eso sonaba bien... 

—De acuerdo—sonrió—Muy bien, que tengas una linda noche y suerte en tu trabajo—abrió la puerta del auto y se despidió con un movimiento de mano—.

—Buenas noches para ti también, por cierto...—le sonrió también—Me gusta tu chaqueta—Y se alejó en el auto dejando a la joven rosada en silencio. 

Había olvidado por completo que tenía puesta la chaqueta de Silver.

A veces podía ser una idiota distraída —casi siempre—, ¿cómo pudo olvidarlo?. Se maldijo entre dientes y caminó de regreso a la hermandad. Entre más rápido llegara, menos frío tendría que soportar.

O bueno, eso era lo que esperaba; se le congelaban las piernas y casi daba por hecho que Rouge le estaría esperando en la entrada con intenciones de chismear.

Mientras caminaba los pasos de alguien a lo lejos le hicieron prestar atención; a poco más de dos metros Silver caminaba en dirección contraria a la suya. Desde donde se encontraba no podía verle bien el rostro, pero era curioso verle tan serio. 

La idea de entregarle su chaqueta le pasó por el pensamiento; lo correcto sería devolverla cuanto antes y que mejor que ahora que lo veía tan pronto; sin embargo la idea le parecía poco tentadora debido a la lejanía, la hora y porque quizá lo estaría interrumpiendo. 

¿Y si estaba ocupado? ¿Y si es que iba a ver a esa chica que le gustaba? Muchas micro ideas le llegaron de golpe y cada una le desanimaba más que la anterior; por alguna razón el hecho de incomodar al albino le parecía impensable.

Empero; para su fortuna —o quizá desgracia— Silver le vió. 

—Hey, Amy—Desde lejos le saludó de nuevo y se acercó hasta ella—¿Qué tal tu noche?—La naturalidad con la que le hablaba y la efusividad que le estaba brindando era atípico en él.

—Todo tranquilo—respondió—¿Qué tal te fue a ti?— 

—Eh... ¿bien?—no supo exactamente como catalogarlo, sin embargo ella no pareció notarlo—Te acompaño a tu edificio—. 

No pudo negarse; y aunque lo hubiese hecho Silver habría insistido porque su instinto no le permitía dejar a una dama sola por la noche. 

Caminando en silencio ambos estaban absortos en sus propios asuntos; tan despistados y serenos.

—Bueno, creo que has llegado—Obvio el chico—Ten una linda noche, Amy...—dispuesto a irse, ella le detuvo tomándolo del hombro. 

—Ten—Le entregó la chaqueta y sonrió—Ten una linda noche Silver, descansa...—Y antes de decir alguna tontería entro en el edificio dejándole a solas otra vez. 

Con la prenda entre las manos Silver regresó hasta su propio edificio y fue directamente a su habitación. El aroma a fresas que desprendía aquella prenda extrañamente le hizo dormir...


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Continuará...
Dan pasitos adelante y pasitos para atrás, no los culpen, están mensitos.
Dispensen las faltas, mi cerebro ya no da para más.
Cariños, Gri ✨

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