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3. Sin frenos...

Capítulo rojito, por picante y largo...

¡El que advierte no es traidor! Así que, disfrutad de la lectura...

Capítulo Tres
"Sin frenos..."




La mañana siguiente, las miradas curiosas de muchas de sus compañeras de fraternidad se clavaban en ella exigiendo silenciosamente una respuesta.

Querían detalles y Rouge misteriosamente había decidido permanecer callada al respecto.

El chisme había corrido como la pólvora expandiéndose por toda la universidad.

De algún modo a todos les parecía completamente relevante con quien se había acostado y eso era la sensación del momento.

Incluso ese tipo raro de la fraternidad de los babylones estaba interesado en hablarle y "obtener su amistad".

Repentinamente el interés por pretenderla había despertado y en más de una ocasión se vio rodeada de sujetos tratando de llamar su atención.

-Buenos días, reinita-Le habló uno de los tantos y se sentó justo frente a ella-Quien diría que olvidarías tan pronto a Big Blue, mis respetos...-la codeó animoso, para su malestar.

No conocía al tipo y su impertinencia y aparente interés por invadir su espacio personal la estaba incomodando.

-Te sugiero que quites tu feo rostro de aquí o voy a borrarte esa sonrisa de la cara-.

El solo se rió estúpidamente y se giró sobre su asiento dándole la espalda otra vez.

Su nueva popularidad estaba comenzando a cansarla. ¿Desde cuando a los demás les interesaba que hacía o dejaba de hacer?

De pronto terminaba con su novio y todos parecían interesados en ella.

Parecía un mal chiste -y seguramente lo era- y aún así no se acostumbraba.

El resto del día fue un ir y venir de aquí para allá donde algunos se le acercaban y otros tantos le miraban desde lejos.

Bastante irrelevante si se lo preguntaban.

Al llegar a la práctica de animadoras, la mitad hacía calentamientos mientras escuchaba a otras cuchichear tonterías sin sentido.

Al final del gimnasio estaba Rouge con su tabla de apoyo escribiendo algo muy concentrada.

-Hola guapa-La saludo acercándose a ella y esta no le miró-¿Mucho trabajo?-.

Rouge hizo un mohín indicando que estaba frustrada y termino asintiendo en señal de fatiga y cansancio.

-Mi último gran espectáculo esta cerca y debo dejar todo listo, Pinky-Lucía cansada y con justa razón. Ese sería su último año como capitana y la tradición marcaba que debía ceder su mando a la mejor integrante del equipo a la par de organizar la última rutina en la que participarían en las finales.

Si ganaban, se convertiría en una de las mejores.

Sino, solo sería una más del montón y eso no era su estilo.

Debía organizar algo grande, tan genial que superaría a todas las capitanas anteriores.

Sin embargo el tiempo se le venía encima y no tenía la menor idea de que hacer ni cómo empezar.

Por su parte la joven Rose solo podía observar a su amiga pues era demasiado orgullosa como para aceptar su ayuda de ser el caso.

-¿Qué tenemos para hoy?-Le preguntó mientras se acomodaba el uniforme.

-Reforzamiento-Fue su respuesta y se alejó a seguir escribiendo.

De esta forma, comenzó a calentar sus extremidades con movimientos lentos y firmes que rápidamente le dieron paso a un salto mortal.

-Buen movimiento-Escucho al recuperar su posición inicial-No sabía que estabas en buena forma-Hablo de nuevo el recién llegado con un tono burlón.

-Déjame en paz, Scourge-Se quejó sin dejar de ejercitarse, aunque el tipo no se movió.

No le agradaba tener tan cerca a un sujeto como él y consciente de que no conseguiría ahuyentarlo optó por caminar lejos de él.

Lastimosamente para ella el tipo no tenía intenciones de dejarla ir tan fácilmente.

-Tranquila primor, solo quiero hablar...-hablo nuevamente al darle alcance-Eres toda una celebridad-Añadió, burlesco.

Rodó los ojos con apatía y decidió que no quería seguir escuchando nada de lo que viniese de ese tipo y ni bien se dio la vuelta fue retenida debido al agarre en su brazo.

Visiblemente ofuscada ya iba a propinarle una certera bofetada cuando la mano del masculino la retuvo a medio camino.

-Buenos reflejos, pero no es momento de ponernos violentos-soltó su mano y suspiró-Como te decía, eres una celebridad-se burló otra vez-Quiero decir, quien diría que la fan número uno de Blue conseguiría enrollarse con Infinite-.

Sin comprender del todo a que se refería, pero intuyendo a que seguramente no se trataba de nada bueno viniendo de alguien como él, Amy tan solo se encogió de hombros restándole toda clase de importancia al asunto.

No iba a hablar con Scourge de su vida sexual, ni con el ni con nadie a decir verdad.

-Eres toda una fiera, rosita-seguía hostigándola-Ni siquiera Blue se lo cree-Se carcajeó en su cara, enfureciéndole en el proceso.

¿Y a ella qué rayos le importaba que fuese lo que pensaba Sonic?

Con todas las fuerzas que pudo reunir logró asestarle un puñetazo en el rostro que le hizo caer.

-No necesito tus burlas y me importa muy poco lo que tu y tu estúpido hermano piensen de mí-espetó hecha una furia alejándose del lugar.

Algunos observaban la escena sin comprender del todo que acababa de suceder, en tanto Scourge solo podía atinar a seguir sonriendo victorioso al haberla hecho enojar.

De vuelta en su edificio la cara de pocos amigos que traía a cuestas provocó que quienes estaban en su camino se alejasen.

Nadie quería enfrentar la furia de Amelia Rose y mucho menos esperaban que tuviese piedad.

Estaba en extremo enojada, furiosa, completamente dispuesta a patearle el trasero a quien sea que se atreviese a mirarle de mala manera.

¿Quién rayos se creía ese idiota para tratarla de ese modo?

Desde el primer momento que habían cruzado miradas se había encargado de hacer su vida un infierno. Siempre burlándose, haciendo menos sus esfuerzos e intenciones de acercarse a Sonic y nunca perdiendo la oportunidad de ridiculizarla.

Nunca entendió porque le caía tan mal...

En algún punto se convenció a si misma que simplemente era un idiota sin remedio y su contacto se vio dramáticamente reducido una vez que logro hacerse novia formal del cobalto.

Fuese lo que fuese ya no estaba obligada a soportarlo ni a tolerar sus estupideces; se había sentido tan bien golpearle la cara e inclusive aún le dolían un poco los nudillos.

Así que solo restaba olvidar lo ocurrido y seguir con su vida.

Aunque, si era sincera consigo misma el que Sonic ya estuviese al tanto de su... llamémosle "situación" le hizo sentir ligeramente emocionada.

Es decir, que el muy hijo de -inserte usted una grosería pintoresca y acorde- de su madre supiera que ella era capaz de hacer cosas atrevidas evocó en ella una descarga de adrenalina imposible de reprimir.

¿Quizá se sintió celoso? Una sonrisa ladina se le formó en el rostro al imaginar a ese petulante rabiar debido a que ella ya le había superado y de pronto una idea fugaz le surcó el pensamiento.

¿Y... si lo repetía? Es decir, si volvía a salir con Infinite y hacían cosillas sucias, ¿estaría tan mal?.

La idea era tentadora y la hizo enrojecer; imaginar al muchacho y las cosas que acontecieron en su habitación la dotaron de un calor que no pudo disimular y aunque la idea era tentadora, ni siquiera tenía su número.

Si bien recordaba el que había quedado en llamarle era él y si lo que decía era verdad ahora estaba en una de esas guardias de hospital y dudaba mucho que siquiera hubiese tenido tiempo de pensar en ella.

Tal vez debía esperar un poco...

-Amy-La chica encargada de las entradas y salidas del edificio le llamó-Alguien te busca afuera-.

¿Buscarla? ¿Quién podría buscarla? Hizo un breve repaso sobre la posible identidad de quien la buscaba y al llegar a la entrada un sujeto de uniforme naranja en una motoneta la esperaba con un arreglo de flores entre sus manos.

-¿Señorita Rose?-Pregunto acercándose a ella, a lo que asintió-Tenga usted-Dijo entregándole aquel arreglo y alejándose sin decir nada más.

Abrió la boca para cuestionar que era lo que estaba sucediendo, pero el tipo ya había avanzando en su motoneta alejándose del lugar.

Miró aquella docena de rosas y otras flores que no reconoció en ese momento y en la parte inferior notó una pequeña nota adherida en ella.

De regreso al lobby algunas se acercaron curiosas para preguntar quien le había entregado aquel bonito arreglo.

Colocó las flores sobre el mesón y tomó la nota con cierta timidez.

Se sentía nerviosa, no iba a negarlo.

Abrió lentamente aquel trozo de papel perfectamente doblado y leyó el contenido con tanta rapidez que no pudo entender nada de lo que estaba escrito.

-Contrólate Amelia-se reprendió a si misma y leyó nuevamente esta vez con más calma.

"Amy:

Dulce, tierna y bella Amy...
Cuando leas esto podrás saber...
Que te pienso más...

ITJ"

Era corto y muy simple pero fue suficiente para descolocarla por completo.

Muchas de las chicas concordaron en que el tipo era un romántico y otras tantas en que era un excelente partido.

Sin embargo en ese momento no supo exactamente que decir. Si bien era verdad que se sentía como en un sueño dado a que nunca nadie se había tomado la molestia de enviarle flores -mucho menos escribirle algo lindo- no sabía como debía tomarlo.

¿Era de verdad una declaración de genuino interés? ¿O solo estaba siendo coqueto?

Muchas preguntas le llegaron de golpe, pero para su fortuna Rouge estaba ahí para salvar el día.

-Hoy es tu día de suerte, Pinky-se acerco a hasta ella y leyó la nota que traía en sus manos-Vaya, no pensé que Infy fuese un romántico-rió la joven-Lo dejaste prendado, no hay duda...-.

Que Rouge lo dijese le aclaraba un poco el panorama. Sin embargo, ¿Qué debía responder en todo caso? No estaba lista para una nueva relación, eso lo tenía muy claro, aunque tampoco iba a fingir que no estaba halagada.

-Qu-qué debería hacer ahora, Rouge...-cuestionó, dudosa a lo que su amiga solo rió.

-Nada-Era tan simple como eso-Ahora que sabes que tienes su interés debes mantener el misterio y dejar que el sea quien te envíe el primer mensaje, sé sutil un simple "Gracias, que lindo" ayudará-.

Escuchaba atentamente sus palabras y, pese a que en otras circunstancias de su vida habría hecho exactamente lo contrario a lo que ella le dijo, decidió que comenzaría a escucharla y ver hasta donde llegaba este asunto.

Guardó la nota dentro de su sostén y camino con rumbo a su cuarto con la firme intención de ponerse al corriente con sus tareas pendientes.

-Oh, ¿a dónde crees que vas?-la albina le detuvo a medio camino-Tu y yo tenemos un pase VIP para fiesta en la fraternidad de los Deadlysix-le informó.

-¿Estás loca? Mañana tengo clase a las 7:00 en punto y debo ponerme al día con...-el fino y manicurado dedo de su mejor amiga se posó sobre sus labios impidiendo que continuase hablando y esto la hizo rabiar-Me niego yo no...-

-Oh claro que irás...-no estaba dispuesta a escuchar negativas, no cuando ya había obtenido tan buenos resultados-Como mi futura sucesora es momento de que vayas conociendo todo el entorno y los diversos círculos sociales con los que vas a codearte próximamente-.

Sucesora...

-¿Qué has dicho?-.

-Que serás mi sucesora-Afirmó sin ningún tipo de duda u otras intenciones-Todas sabemos que eres la más capaz y Dios es mi testigo de que te convertiré en toda una digna sucesora y quien sabe... tal vez puedas superarme-Añadió, felizmente.

Le costó mas de lo que le gustaría poder asimilar las palabras de su mejor amiga de la manera en que era esperado que lo hiciera.

Ella una capitana...

De algún modo extraño y retorcido eso sonaba tan maravilloso que su mente era incapaz de asimilarlo y la mente se le nubló unos minutos.

-¡Tierra llamando a Pinky!-Rouge le zarandeó un poco para hacerle salir de su estupor-Vístete, la fiesta nos espera-Y sin más se fue a su habitación sin darle oportunidad de responder.

Derrotada Amy solo suspiró...

Si quería ser más como Rouge debía obedecerla, pensó.

Media hora después estaba luchando por entrar en un diminuto top que Rouge insistía que debía usar.

Se miró al espejo y sus mejillas ardieron debido a la nueva distribución de sus carnes.

No le gustaba, eso lo tenía claro.

-Hay que disimular la copa A querida Amelia-Rouge siguió restándole importancia y al cabo de unos minutos ambas estaban listas para triunfar.

De camino a la salida notó como un auto se aparcaba en la entrada, esperándolas.

-Justo a tiempo, Mighty-Saludo la chica con un choque de puños y el correspondió-Amy, este es mi amigo Mighty, este fortachón nos cuidará esta noche-les presentó.

-Mucho gusto-Saludo él.

-Un placer-.

Dentro del auto podía escuchar al par de amigos conversar animadamente mientras ella asimilaba las últimas dos horas de su vida.

Todo había sido tan extraño y repentino.

Muchas emociones en un mismo tiempo y su incapacidad para responder asertivamente le estaban cobrando factura.

Al llegar, bajaron del auto y justo al entrar el ruido estridente de la música y el aroma a cigarrillo la mareó un poco.

Había demasiados rostros conocidos, otros quizá no tanto, pero a donde quiera que mirase había alguien fumando, bebiendo o besuqueándose.

-Creo que iré por unas cervezas-el fortachón se adelanto y Amy y Rouge se mantuvieron en el lobby, esperando.

-No lo olvides Pinky, si algún idiota trata de pasarse de listo, avísame-.

Ella tan solo asintió.

Al regresar con las bebidas, Mighty y Rouge continuaron hablando de temas diversos.

Amy por su parte tan solo bebía mientras inspeccionaba todo el lugar.

Al final de la sala, pudo distinguir aquella silueta azulada rodeado de mujeres y alguno que otro esperpento.

Sí, era Sonic y el muy ladino seguía en pose ligadora como si la vida se le fuese en ello.

-Bastardo-Refunfuñó dándole la espalda a aquella imagen y sus acompañantes tan solo rieron por lo bajo.

-Mala noche, ¿no?-Mighty trato de aligerarle las cosas, algo que no consiguió.

-Su ex está aquí-Rouge le puso al tanto y el comprendió-Deja de preocuparte por ese idiota, la noche es joven y no sabemos que nos espera...-.

Luego de pensarlo unos segundos decidió que Rouge tenía razón y aunque no le resultaba tan fácil hacer de cuenta que ese indeseable estaba ahí, trató de pasarla bien.

El fortachón resultó ser alguien muy gracioso y agradable, en poco tiempo descubrió que el estudiaba lo mismo, salvo que era del último año, como Rouge.

Al cabo de un rato de conocerse la albina decidió que era momento de bailar y les arrastró a ambos a la pista de baile.

Una multitud meneaba los cuerpos y antes de darse cuenta, ella estaba en igualdad de circunstancias.

Era divertido, dejar que el ritmo le llevase y dejarse llevar por lo que sea que estuviera sucediendo.

-Te mueves bien-medio gritó el joven sin dejar de bailar.

-No te quedas atrás-Respondió ella, igualmente.

Rouge en cambio había encontrado un compañero de baile y lucía sumamente interesada en profundizar el contacto.

-Consigue una habitación-se burló Mighty y ambos rieron al verla levantar el dedo medio-Bueno, Bat nos dejó-la vieron alejarse con una mirada triunfal-Creo que es hora de ir por otra bebida-Y caminando hasta la barra, sintió que alguien golpeaba su hombro.

-Lo sien...-calló al mirar con quien había chocado-Carajo-se quejó en voz alta al mirar al cobalto observarla directamente sin ninguna clase de pudor.

-Que sorpresa verte aquí...-.

Ella no respondió; tan solo siguió de largo tomada del hombro de Mighty para sorpresa de ambos masculinos.

Una vez lejos, le soltó.

-Perdón, pero necesitaba alejarme de ese patán-se disculpó.

-No hay problema...-tomó un par de cervezas y le tendió una-Ese Sonic es un idiota, no te sientas mal, no has perdido nada-.

No le sorprendía que le conociese -posiblemente toda la escuela le conocía- aunque aún así se sintió en la obligación de preguntar.

-¿Cómo...?-

-Íbamos a la misma preparatoria... y bueno, digamos que Blue no es exactamente la clase de sujeto que valga la pena recordar...-.

Asintió, comprendiendo que no era momento para más preguntas tontas y ambos continuaron conversando de diversos temas más.

Era un gran sujeto; aficionado a la música, tocaba la guitarra y según sus propias palabras tenía la intención de ser un cineasta algún día.

-Cuéntame de ti... ¿Qué te trajo a esta fiesta en primer lugar?-

-Rouge...-Y ambos rieron ante esto.

-Pues, me alegro de ello...-admitió-de no ser por ti, estaría ahogado de borracho por alguno de esos sillones-bromeó.

No supo si eso era verdad o no, pero agradeció el gesto.

-Mañana tengo clases y bueno, de no ser por ti ya me habría ido hace tres horas-Admitió ella también para sorpresa de ambos.

El sujeto era agradable, lindo y lo suficientemente atento como para no reparar en la blusa apretada que traía consigo.

Se sentía cómoda y en paz; lo cual era decir mucho pues a penas y lo conocía. De cualquier modo, si Rouge confiaba en él significaba que ella podía hacer lo mismo.

-Que sorpresa encontrarte aquí, primor-Scourge y su petulante presencia aparecieron frente a ella, arruinando su momento de tranquilidad.

-Aléjate...-

Toda esa energía y tranquilidad se fueron directito al cuerno con tan solo ver a ese idiota; no entendía porque, pero le aborrecía aún más que a Sonic.

Sin embargo y para su fortuna, el fortachón se le adelantó.

-La dama a dicho que te vayas-se plantó frente al recién llegado y alzó los puños en gesto conciliador-Te sugiero que te vayas...-Hablaba tranquilo, aunque su gesto era serio.

Scourge que no se caracterizaba por ser alguien prudente, no se alejo.

-Así que ahora estás detrás del buen Mighty-se burló-Lo veo y no lo creo, tal parece que la temible Rossy Rascal no pierde el tiempo-.

Ni siquiera pudo reaccionar ante aquella burla cuando el puño del fortachón Mighty ya estaba impactando contra el verduzco rostro de Scourge que caía al suelo sin posibilidad de defenderse.

Muchos rieron ante esto, otros solo lo ignoraron y siguieron con sus vidas; Amy en tanto solo pudo sentir como Mighty le tomaba de la mano y le alejaba del bullicio. Afuera y con rumbo a su auto, la soltó al fin.

-Creo que has tenido demasiadas emociones por hoy, te llevaré a casa...-Y dicho esto, ambos subieron al auto.

-¿Y qué pasa con Rouge?-Preguntó al recordar a su amiga que se quedaría sola en aquella fiesta.

-Se las arreglará...-Y sin más, encendió el auto dispuesto a dejar a la fémina en su hogar.

El camino fue silencioso, solo amenizado con la música en la radio. Mighty era alguien agradable, cuyo silencio era reconfortante, tanto así, que estaba luchando por no quedarse dormida. Sin embargo y pese a que sus ojos se estaban cerrando, decidió que no abusaría de la confianza brindada y trató de espabilarse

Lo último que quería era dormirse y llenar de baba el auto o peor aún, roncar frente a él, que si bien era agradable y le brindaba una sensación de seguridad, no lo conocía prácticamente de nada -literal, solo tenían unas horas de haberse conocido-.

-Listo, llegamos-Al aparcar el auto, el joven le sonrió-Un gusto haberte conocido Amy-.

Se notaba sincero, por ello le devolvió la sonrisa; agradecía que se hubiese portado como un caballero durante toda la noche y que además le hubiese defendido de ese malvibroso de Scourge y encima de todo, la haya llevado hasta su hogar.

¿Es que era alguna clase de caballero sin armadura o algo así? Miró al muchacho que seguía sonriendo esperando pacientemente a que bajara del auto y las palabras que Rouge pronunciaba mientras le ayudaba a escoger la ropa que usaría en la fiesta resonaban en su mente.

"No lo olvides Pinky; bebe, diviértete y déjate llevar... no dejes ir ninguna oportunidad"

¿Eso sería alguna clase de señal en la que debía ir más allá de lo evidente? Es decir, Mighty no le dio ninguna señal de intentar algo 'más allá de una amistad' y si era honesta consigo misma no creía sentirse del todo cómoda con el consejo de Rouge.

Si bien la ocasión anterior había pasado un buen rato -demasiado a decir verdad- ¿qué podría impedirle volver a lo mismo? Había muchas razones por las cuales tratar de tomar el consejo de Rouge, aunque con todo eso seguía sin sentirse del todo preparada y cómoda como para llevarlo a cabo estando completamente libre de alcohol que nublara su juicio.

Suspiró contrariada y al parecer Mighty debió notar su dilema interno pues se echó a reír estrepitosamente.

-Al parecer Rouge usó sus trucos en ti-el muchacho parecía sumamente divertido ante esto-Esa Rouge... nunca cambiará...-.

Perpleja y sin la posibilidad de responder sin ponerse en evidencia, Amy solo pudo atinar a agachar la mirada al sentirse descubierta. ¿Tan obvia era? es decir, no era que realmente planease seducir al muchacho, pero tampoco esperaba que el lo notase.

-No te sientas mal, ella hizo lo mismo la primera vez que nos conocimos-Le consoló-Pero si te hace sentir mejor, tampoco le funcionó-.

No iba a decirlo, pero si le aliviaba un poquitito -solo un poquito- que alguien rechace a Rouge. Es decir, si alguien podía rechazar a esa mujer con tintes de Afrodita, ¿Qué le podía esperar a ella?.

-Me siento muy idiota-se lamentó-Yo... yo lo siento-Sin saber del todo porque se disculpaba, bajó del auto dispuesta a no mirar atrás.

Aunque para su desgracia -o mejor dicho, sorpresa- el firme, pero delicado agarre del joven le hizo detenerse obligándole a mirarle.

-¿Estás bien?-No iba a sentirse bien consigo mismo sabiendo que la chica iba alterada-Lamento haberme reído, de verdad-Ahora era el quien se disculpaba, haciéndola sentir todavía mas culpable-Tranquila, ¿sí?-le hablaba como si fuese una niña pequeña.

Y todo ese cúmulo de emociones inherentes a su ruptura y reencuentro con su ex-novio terminaron cobrando factura.

Y ahí estaba, parada en el estacionamiento de la fraternidad mientras lloraba como una Magdalena frente a un chico que recién conocía y con el que consideró tener una noche loca solo por despecho.

Se sentía muy idiota por ello.

-Rayos, eres un idiota Mighty-se lamentó el joven-Hiciste llorar a la pequeña, Rouge va a matarme-.

Ante esto, aún con su rostro hinchado y sorbiéndose los mocos la curiosidad en ella fue mucho más fuerte y se atrevió a cuestionar lo siguiente.

-Tú... ¿le temes a Rouge?-con su tono chistoso incluso ella tuvo ganas de reír suavemente.

El fortachón sin embargo solo atinó a acariciar su cabeza y sonreír al notarla más tranquila.

-Digamos que es posible-Admitió-Me dejó cuidando a su hermanita y yo la hago llorar... incluso yo me patearía el trasero si pudiera...-.

Hermanita...

Era chistoso pensar en que concepto le tenían los demás incluso cuando la diferencia de edades no era tan abismal como esa frase lo hacía parecer.

-Tú no me hiciste llorar-hablo de nuevo limpiándose las lágrimas con el dorso de la mano-Es solo que... durante mucho tiempo creí que mi vida y mis principios debían ser de cierto modo-se tomo un momento buscando las palabras adecuadas-Quiero decir, todo ese asunto de la libertad tanto sexual como afectiva me parecían tan lejanas y de pronto ¡bom!-chocó ambas manos dándole un efecto sonoro a su oración-Terminé acostándome con un sujeto que no conocía, medio ebria y todas mis hermanas lo saben-.

Mighty la observaba dubitativo, tal como si esperase que ella continuara para poder brindarle una opinión. Al no obtener otra respuesta por parte de la fémina, el joven se aventuró a responder.

-¿Te sientes culpable?-.

Ambos sentados en la acera del estacionamiento se miraron un momento.

No podía decir que se sentía culpable, lo había disfrutado en demasía y se jactaba de ello -internamente-.

-Solo... es extraño-sincera, respondió-Por alguna razón siento que no es propio de mi comportarse de ese modo-admitió-Crecí con un padre conservador que me enseñó que el sexo y el amor están reservados para ese ser "especial" que llega una vez en la vida y honestamente pensé que se trataba de Sonic-.

Ahora que lo planteaba de ese modo las cosas cobraron un sentido distinto para ambos. Que se estuviese sincerando con alguien que no tenía pretensiones de juzgarla, le animaba a seguir hablando, a expresar aquellas cosas que nunca le dijo a nadie por miedo a las represalias que eso le traería.

Mighty era amable y lo suficientemente educado como para escucharla y asentir en modo afirmativo con la cabeza dando a entender que como mínimo estaba prestando atención a su palabrería.

Esta vez no estaba ebria y era plenamente consciente de todo lo que estaba sucediendo y de lo raro que podía tornarse, sin embargo, Mighty y su mirada bonachona le inspiraban esa clase de confianza.

-Entonces... en el fondo crees que has fallado por ser libre-Remembró el joven-Voy a darte mi opinión, sin el afán de sonar entrometido-ella solo pudo asentir-Eres joven, bonita y agradable y como yo lo veo podrías acostarte con 6 tipos al día y eso no hará que dejes de ser una chica con esas cualidades...-era sincero, aunque el rostro de la chica no lucía muy convencido-Pienso que puedes vivir tu vida según el momento, disfrutar lo que se presenta sin temor a lo que viene después...-

No lo pretendía, pero el tono filosófico con el que expreso sus pensamientos genuinamente la hizo replantearse su vida.

Tal vez ser una santurrona no era lo que le ajustaba, aunque no terminaba de imaginarse siendo tan libre como Rouge.

-Creo que se es joven una vez... has las cosas que consideres correctas y quita las dudas-sonrió, enigmático-O vas a despertar un día sintiendo que desperdiciaste tu vida privandote de las cosas que te dio miedo realizar-Finalizó el joven y Amy le concedió la razón.

Tenía tanto sentido que no pudo atreverse a refutar nada más...

Tal como cabría esperar y pese a la insistencia de Rouge de que debía seguir saliendo y conocer otros tipos, Amy se estaba tomando las con calma.

Tanta como su agenda se lo permitía, claro está. Trataba de mantener un balance entre la vida escolar, la de porrista sucesora y la amorosa.

Era difícil; por mucho que quisiera estar de fiesta en fiesta como lo hacían muchas de sus compañeras ella tenía que limitarse un poco.

Posiblemente se debía a que se estaba volviendo perezosa, pero no podía concentrarse. Las clases estaban comenzando a presentarle dificultades y aunque se esforzaba, estaba obteniendo resultados poco favorables.

-Vamos Pinky, es una fiesta de octavo semestre, ¿tienes idea de la cantidad de chicos que esperan por ti?-Rouge se pintaba los labios mientras le relataba lo interesante que sería esa fiesta y todo el alcohol que obtendrían gratis si iban.

Y aunque estaba tentada, había un montón de apuntes sobre su escritorio que debía estudiar para el examen que se aproximaba.

-La verdad no se si sea buena idea...-

-Oh no, señorita, me has rechazado tres veces consecutivas y sabes lo que eso significa-su ceño fruncido indicaba que no iba a aceptar un no por respuesta-Ponte algo bonito, nos iremos a las 7:00-dictaminó la mayor sin esperar alguna clase de respuesta.

Amy tan solo suspiró; ya no tenía caso discutir.

Pensó por un momento en lo que Mighty le dijo durante su plática y trató de convencerse así misma de que hacía lo correcto.

Quizá si se divertía un poco las cosas iba a mejorar en sus actividades diarias. Estaba pasando por tanto estrés que no le vendría mal divertirse un rato.

Bebería y trataría de que su círculo social aumentara un poco al menos...

Eso no le haría daño a nadie, ¿no?...

-Pinky, ¿Cuál te gusta más? ¿El rosado o el negro?-Rouge traía consigo dos conjuntos de ropa interior con encaje de los colores mencionados.

Luego de pensarlo un momento, Amy señalo el conjunto negro.

-Le queda mejor a tu maquillaje-.

Rouge solo sonrió complacida y salió de nuevo con rumbo a su habitación.

Ya estaba acostumbrada a esta clase de cosas y sin embargo no podía dejar de sorprenderse ante la confianza de la fémina.

Era envidiable, no iba a negarlo. Ella era una afrodita de carne y hueso en tiempos actuales, bella y con tanta sensualidad que era imposible no verle al caminar.

De algún modo tanta confianza y derroche de energía esperaba que fuese contagioso. Si ella pudiese tener por lo menos un 1% de la confianza de Rouge su vida sería perfecta.

-Pinky, compré este para ti...-Le enseñó un conjunto color vino que curiosamente se ajustaba a sus medidas-Póntelo, quizá hoy sea tu noche-le guiñó un ojo coqueta y salió por tercera vez sin esperar alguna clase de respuesta.

Contempló aquellas prendas diminutas y meditó durante algunos segundos las implicaciones que supondría utilizar eso.

No se asemejaba en nada a sus cómodas y nada provocativas panties de algodón que comúnmente utilizaba. Estas resaltarían sus -pequeños- atributos y cubrirían poco -muy poco, de hecho-.

Sin poder evitarlo, se sintió levemente abochornada al imaginarse a si misma portando algo de ese estilo.

Se vería ridícula, pensó.

Dejó aquella ropa diminuta sobre la cama y tomó una ducha rápida. Al salir envuelta en la toalla la ropa diminuta sobre la cama nuevamente surcó sus pensamientos.

Y si se vestía, ¿se vería mal? La curiosidad era uno de sus puntos débiles y aunque en el fondo no estaba del todo convencida las palabras del fortachón seguían presentes en su mente.

Nada perdía si se lo probaba...

Tomó aquel diminuto panty y se lo colocó con cuidado; ajustándolo en su cuerpo y tratando de cubrir mas de lo posible sus partes íntimas.

No obstante y pese a sentirse ligeramente frustrada al no cubrir tanto como quisiera, tomó el sostén y se lo colocó de igual modo descubriendo con sorpresa que colocaba sus pechos de tamaño pequeño en una posición tal, que los hacía parecer de mayor tamaño.

Mirándose al espejo no pudo evitar abochornarse ante la imagen que se presentaba frente a ella.

Nunca, ni siquiera en su relación con Sonic había accedido a utilizar esta clase de prendas -pese a la insistencia del cobalto- y, aunque no estaba del todo convencida, decidió que se dejaría llevar por esta vez.

Todo estaría debajo de su ropa y nadie lo notaría a no ser que ella misma lo mostrase. Sería su secretillo y eso le añadía un poco de emoción a la situación.

Se miró una última vez al espejo admirando su cuerpo durante unos instantes.

Y solo por un momento pensó que no se veía tan mal como otras veces...

Durante la fiesta podía destacar que en efecto, había mucho alcohol y sujetos que lucían interesados en mantener una plática -por decirlo de una manera delicada- con ella.

No iba a negar que sentía alagada al recibir tanta atención. No solía recibir cumplidos y, pese a que su ego estaba creciendo hasta las nubes, ninguno de esos tipos terminaba de llamar su atención.

La mayoría ebrios hasta la médula. Otros tantos se podía notar que no tenían ni siquiera una pizca de gracia y otros tantos simplemente no le resultaban atractivos.

Quizá se estaba dando demasiada importancia, pero esta vez no iba tirarse de cabeza solo porque sí.

Quería que al menos fuese alguien que no le generase un arrepentimiento a la mañana siguiente.

-¿Has tenido suerte?-Rouge sonreía pícaramente con un vaso de vodka en su mano. Si bien no podía asegurar que estaba ebria, al menos sus cinco sentidos estaban ligeramente alterados.

-No, me temo que no...-respondió dándole un trago a su cerveza y le dio una leve inspección al lugar.

Muchos bailaban, otros se besaban. Lo típico entre universitarios disfrutando de una fiesta.

-Rossy-Una voz entre la multitud le quitó toda su tranquilidad-Viéndote así, incluso empiezo a pensar que sí eres una mujer-Se burló el verduzco sujeto acercándose al par de amigas.

-Vete a la mierda, moco verde-Fue Rouge quien se pronunció al respecto, Amy en cambio tan solo lo ignoró.

Lo último que necesitaba en este momento era lidiar con Scourge y sus estupideces.

-Oye, oye... yo solo hago un cumplido-hablo de nuevo el gemelo malvado de Sonic y sonrió ladinamente-De hecho, incluso podría invitarle una copa...-.

Ambas amigas rieron ante las obvias intenciones del masculino.

-Claro, Scourge... claro...-Amy se tomó el tiempo para calmarse y no responder de manera hostil-¿Qué te hace pensar que estoy interesada en ti?

Luego de unos segundos el ebrio muchacho mostró una sonrisa torcida y le miró al rostro, seductoramente.

-Que mi pito es mas grande que el de Blue, por ejemplo-sonrió victorioso ante esa respuesta.

Rouge se desbarató de risa, Amy en cambio solo pudo fruncir el ceño ante esto. No necesitaba pensar en el pene de su ex-novio ni tampoco el de su ebrio némesis así que hizo lo más lógico que pudo pensar en ese momento y tomó de la mano a su mejor amiga para alejarse de ese lugar.

Sin dejar de reírse la albina se dejaba guiar entre la multitud. Ni siquiera era tan gracioso y esto estaba comenzando a fastidiar a la rosada.

-Basta, Rouge-dictaminó, molesta-Ese idiota es un enfermo-.

-Es más que obvio que le gustas, cariño-la obvia implicación que la de ojos azules mencionó la descolocó por completo.

¿Ella gustarle a ese tipejo? Claro que no. La sola idea de pensarlo le incomodaba.

Era incómodo en más de dos sentidos, entre ellos, que el tipo le desagradaba y sumado a ello, era el hermano -gemelo- de su ex-novio. Ya eso era suficiente motivo para no quererlo cerca.

-Estás loca...-fue lo único que pudo responder.

Se sentía abochornada por alguna razón.

-Ay Pinky...-encendió un cigarrillo y exhaló el humo con tranquilidad-Tienes razón, no le gustas...-nuevamente al llevarse el cigarrillo a los labios, el humó salió-Le encantas, lo traes loco, está que se muere por ti-enlistó, divertida-El cabrón babea por ti, pero es demasiado idiota para demostrarlo de un modo no vulgar-.

Sin saber como sentirse en ese momento, tomó una cerveza de una de las hieleras random de la fiesta y se bebió la cerveza de dos tragos.

Necesitaba alcohol para asimilar algo tan incómodo y desagradable como gustarle a ese sucio de Scourge.

Después de la tercer botella consecutiva, se relajó.

-Que asco-refunfuñó.

Rouge seguía tranquila, completamente ajena a toda esa enajenación mental que unas simples palabras le hicieron sentir.

-Pues no sé... algunas dicen que lo que no tiene de encanto, lo compensa con entusiasmo y...-no le permitió continuar.

-Que no quiero saber, carajo-se quejó, hastiada.

Y aunque seguía sin inmutarse, Rouge tenía esa mirada perversa en el rostro que indicaba que planeaba alguna maldad.

-Esta bien, cariño...-Respondió al fin-A veces olvido que no te van las emociones fuertes...-.

Unos segundos después, Amelia Rose bufó ante tales palabras.

-¿Qué insinúas, Rouge?-.

-Nada, nada-fingió demencia y sonrió-Yo solo digo que los tipos como Scourge están fuera de tu rango-.

¿Fuera de su rango? ¿Qué se suponía que significa eso? ¿A caso estaba insinuando que no era lo suficientemente bonita para conseguir un tipo así?

Ofendida ante tales palabras, frunció el ceño en una obvia intención de comenzar una discusión.

-¿A caso estás diciendo que no soy capaz de seducir a un hombre como Scourge?-molesta, cuestionó.

No negaría que no estaba interesada -todo lo contrario- pero que su mejor amiga la considerara incapaz le ofendía en muchos niveles.

-Solo digo que no es tu estilo-restándole toda importancia al asunto, tomó una cerveza-Eres buena Pinky, sigue así...-.

Que se lo dijese en ese tono y utilizara la palabra "buena" para justificar su personalidad no hizo sino obtener en la joven todavía más enojo del que ya había en un inicio.

-¿A caso supones que no podría tener una aventura con Scourge solo porque sí?-el alcohol estaba nublando su juicio-Sin pensárselo mucho, la albina negó con la cabeza, ofendiéndole aún más-¿Qué te hace pensar eso?-.

Razones tenía muchas, ambas lo sabían, sin embargo Rouge no iba a andarse con rodeos así que enlistó la más importante.

-Porque no vas a follarte al hermano de tu ex dado a que "no es correcto, es poco moral y sucio"-imitando su tono, finalizó su mini discurso para molestia de la rosada.

¿Tan predecible era? Es decir, eran muchas de las cosas que creía como una verdad que regía su vida.

Durante años solo fue esa chica pueblerina que obedecía a su padre sin cuestionar más allá de lo obvio.

Y ahora, con el rumbo tan... peculiar que estaba tomando su vida sentía que esa descripción ya no le ajustaba a cabalidad.

Es decir, honestamente si creía que estaba mal ligar con el hermano de su ex y también implicaba un escarnio público que no sabía si podía tolerar.

De igual modo seguía pensando que las palabras de Mighty tenían un particular peso en sus acciones y, pese a tener sus dudas, el que Rouge tuviese ese concepto de ella, no le gustaba en lo más mínimo.

Fue por tal motivo -y posiblemente a que su juicio se veía levemente nublado debido al alcohol- que decidió que no quería darle la razón a su mejor amiga esta vez.

-Puedo estar con quien yo quiera, si así lo quiero-Quería lucir retadora y decidida, aunque para su infortunio tal actitud no pareció cambiar la pose altiva de Rouge-¿A caso no crees que puedo ligarme a quien yo quiera?-.

Estaba segura de que podía, tenía las armas para ello. Lo que no tenía era la seguridad.

Amelia Rose era un diamante en bruto, toda una chica en proceso de convertirse en una digna sucesora a la que bastaba brindarle la motivación suficiente para que las cosas cayesen por su propio peso.

-Tómatelo con calma, cariño... para volar hay que aletear y tu debes aprender a hacerlo-le aconsejó.

Sí, quería fastidiarla y divertirse un rato a costa del malhumor y temperamento de la chica, aunque ello no significaba que iba a echarla a la boca del lobo solo por entretenimiento.

-De ningún modo-cruzada de brazos Amelia frunció el ceño-Me niego a dejar que sigas creyendo que soy una santurrona que no prueba cosas nuevas-Y sin darle tiempo a responder se alejó entre la multitud para sorpresa de la mayor.

No era su intención llegar a este punto, pero tristemente no podía hacer nada para detenerla. Cuando se le metía algo en la cabeza era imposible hacerle retroceder.

Abatida, Rouge solo deseó que lo que sea que la rosada pretendiese tuviera resultados positivos, por su bien.

Apreciaba y adoraba a Pinky de sobremanera motivo por el cual no podía ignorar que ella era como un cerillo que se encendía a la primer fricción.

-Ay Pinky... ¿en qué te metí?-.

Avanzando a pasos rápidos entre la multitud se dio cuenta de que iba perdiendo el valor entre mas se acercaba a su objetivo.

De pronto la idea de involucrarse con Scourge le aterró y se mantuvo parada desde una distancia prudencial sin saber que hacer a continuación.

Podía regresar a donde Rouge, tragarse su orgullo y ser objeto de mofas durante un rato debido a su cobardía. O bien, podía acercarse al sujeto y dejar que sus encantos tomasen el mando de la situación.

Dubitativa pensó durante un momento cual de sus opciones era menos penosa y decidió que esta vez no deseaba darle la razón a Rouge.

Ya no quería ser esa chica recada que pensaba en absolutamente todas las consecuencias de sus actos y que todos creían aburrida y anticuada.

¿Qué perdería en todo caso? Era soltera, sin compromisos de ninguna índole y de igual modo todo el campus hablaba a sus espaldas después del fiasco de Sonic y la zorra de aquella vez.

Un golpe de adrenalina recorrió sus venas y el enojo que le precedió al recordar aquella escena tan humillante en su vida le proporcionó ánimos renovados para armarse de valor nuevamente y seguir con su idea inicial.

Avanzó hasta el sujeto que bebía y conversaba con solo Chaos sabe quien era y, ante la mirada curiosa y sorprendida de los presentes le haló del cuello de la camisa y lo arrastró hasta la pista de baile.

Le tomó un par de segundos dejarse guiar, pero al final el ebrio muchacho terminó cediendo y comenzó a bailar al ritmo de la música mientras una sonrisa ladina le surcaba el rostro.

-Sabía que tarde o temprano vendrías a mí-Le dijo entre el vaivén de la música y ella solo pudo callarlo poniendo su dedo anular sobre sus labios.

-Cállate y disfruta-Fue su respuesta y se acercó mas de lo debido rozando sus cuerpos para placer del chico que solo sonrió complacido al rozar el trasero de la fémina con las yemas de los dedos.

Ella en cambio y pese a las obvias intenciones de Scourge sintió una descarga eléctrica recorrer su interior.

De algún modo el que el tipo le tocase entre el ritmo de la música le llenaba de adrenalina y le hacía querer más.

Acercándose más, el rozaba su cuello aspirando su aroma y antes de que pudiera decir alguno de sus comentarios fuera de lugar fue ella quien le besó.

Un beso rápido, pasional y llenó de dominación donde ella estaba esforzándose por tener el completo control.

Scourge por su parte solo se dejó ser. ¿Quién era el para negarse a Pinky y su sabor a chicle de cereza?

Al separarse en busca de aire sus mejillas sonrojadas y la mirada desubicada de Scourge le dieron la sensación de querer más.

Besándole de nuevo le arrastró fuera de la pista de baile y entre besuqueos llegaron al área de las escaleras que conducían al pasillo de los dormitorios.

Seguía besando al tipo que hasta ese momento le caía mal en extremo y con cada escalón que subían la sensación de emoción y adrenalina iba en aumento.

Las manos toscas de Scourge le sujetaban por la cintura y le aprisionaban con fuerza hacía el en un intento de profundizar todavía más los besos que le daba.

Podía escucharlo respirar entrecortado y en la emoción del momento y el jaloneo que le proporcionaba pudo sentir el roce de aquella parte animada del masculino.

Ello indicaba que con tan poco el ya le deseaba y aunque no iba admitirlo abiertamente, eso la excitó de sobremanera.

Se detuvo un momento para pensar que pasaría a continuación; el verduzco le miraba nublando de placer y emoción y sin darle tiempo de reaccionar le aprisionó nuevamente dejando un camino de besos por todo su cuello y jugueteó con el borde de su vestido en un amago de subirlo de un tirón.

De no ser porque el la sostenía, se habría ido de bruces contra el suelo debido al placer involuntario que algo tan simple como eso le provocó.

Scourge seguía besándola, tocando, acariciando cada rincón de su cuerpo y en un leve -muy leve- momento de cordura pensó en detenerse.

Aún estaba a tiempo de huir le decía su mente. Aún podía arrepentirse e ir donde Rouge para no dejar que las cosas se pusieran peores.

Irónicamente para la joven Amelia cualquier atisbo de duda y prudencia se vio oscurecida al sentir como era levantada por los muslos y su espalda se incrustaba contra la pared dándole espacio al macho de posicionarse entre sus piernas y rozar su feminidad con su evidente erección.

-Carajo, Rossy... no me dejes así-jadeó en su oído y la presionó contra la pared.

¿Debía parar?

Ya no había paso para dudas y la humedad entre sus bragas le dieron la confirmación que necesitaba.

-Hazlo-Le dijo nublada por la excitación que el simple hecho de que no le importaba nada en ese momento le llenó-Muéstrame que no eres solo una boca grande, Scourge-Le retó y el aludido sonrió complacido.

Rodeado con las piernas de la joven cubriendo su cintura el joven de mirada azulada camino entre besuqueos y se adentró en la primera puerta que encontró cerrando con seguro segundos después.

-Idiota, es un armario-Fue ella quien se percató del hecho al mirar un trapeador a su izquierda.

Aunque poco o nada importó lo que ella dijo pues volvió a besarla y esta vez se permitió morderle el labio como una señal de picardía.

Seguido de esto, la mano diestra y experimentada del joven recorrió su muslo lenta y tortuosamente hasta adentrarse en su feminidad y la tela de sus bragas que le cubrían escasamente para su morboso placer.

-Así que a Rossy le gusta usar ropa de encaje-Se burló acariciando en círculos la tela que se mojaba cada vez más y sin esperar respuesta, la hizo a un lado para palpar esa zona húmeda y caliente con la yema de sus dedos.

Amy por su parte solo pudo encobarse por la sorpresa y el placer que este roce le provocó y entre besos, él introdujo uno de sus dedos en su cavidad y con su mano libre comenzó a apretujar uno de sus senos, haciéndole retorcerse del placer.

-Vamos nena, no te contengas-Su voz ronca le excitaba todavía más y mientras metía y sacaba su dedo, se abrió camino para mordiscar por encima de la ropa, uno de sus pezones.

No supo si el tipo era un experto o ella una calentona que aguantaba muy poco pero al cabo de unos minutos, derramo su esencia sobre él, para placer del masculino que le observaba ensombrecido de placer.

-¿Lista para la verdadera acción?-Se burló nuevamente mientras desabrochaba sus jeans desgastados.

La hora de la verdad había llegado y aunque ya no quería huir, había algo que debía exigir en ese momento.

Tomó aire tratando de recobrar un poco la compostura y entre suspiros cuestiono lo siguiente.

-No meterás nada si no tienes protección-Sentenció viéndole fijamente y el tan solo se rió.

Llevó una de sus manos hasta su bolsillo izquierdo y sacó ese paquete color plateado que le mostró a la chica con aire triunfal.

-Siempre listo, nena-.

Al ponerse el preservativo Amelia admiró aquel atributo y sin desearlo sus mejillas se tornaron color carmín al recordar aquella frase que hacía alusión al aparato reproductor de su ex-novio.

-Te dije que la mía era más grande-adivino sus pensamientos y sin esperar una respuesta la tomó del antebrazo quedando justo tras de ella.

Acto seguido, se deshizo de un tirón de su ropa interior y la presionó de pecho contra la pared para entrar de golpe y sin contemplaciones en ella de un tirón.

No era delicado, no le tenía ni un gramo de paciencia o consideración y sin embargo esa sensación de salvajismo le encantó.

Podía sentirlo embestirla con fuerza y brusquedad mientras murmuraba cosas en su oído que aunque no entendía, le encendían todavía más.

Era rudo, salvaje y la estaba encendiendo a límites insospechados que nunca creyó que podía sentir.

De pronto su experiencia con Infinite nada tenía que envidiarle a este momento tan salvaje y solo se dejó guiar por el verduzco que ahora le cambiaba de posición y le ponía en cuatro para embestirla con más fuerza.

Ni siquiera le importaba el ruido que seguramente estaban haciendo con aquel arrebato tan pasional, tampoco le interesaba en quien era el sujeto con el que estaba enrollándose.

Solo le importaba el placer que sentía en ese momento y que el muy bastardo no era solo un hablador; y para su satisfacción ahora le estaba obligando a cambiar de posición nuevamente colocándole sobre él.

Al parecer no le importaba recostarse en ese piso nada higiénico y ella por su parte tan solo solo se dedicaba a montarlo mientras Scourge maldecía y jadeaba a partes iguales.

El ver los pechos ahora descubiertos de la rosada subir y bajar con cada brinco que ella le regalaba era una vista privilegiada y no pasó mucho tiempo para que su clímax fuese alcanzado seguido poco después por el segundo de ella que se dejo caer sobre su pecho tratando de recuperar el aliento.

Estaba pegajosa, cansada y tenía mucho calor y sin embargo ahora estaba reposando en el pecho del tipo que le caía mal luego de haberse acostado con él.

Que irónico era el mundo a veces, pensó para sus adentros recobrando poco a poco la compostura; bajó del chico que seguía tratando de recuperarse y comenzó a vestirse antes de darle tiempo de hacer o decir algo vergonzoso.

Subió sus bragas y se acomodó el sostén y el vestido lo mejor que pudo poniéndose de pie con un poco de dificultad. Sentía sus piernas entumecidas y la entrepierna le rozaba un poco debido al salvajismo con el que la había tratado.

No podía negar que estaba cansada así que lo mejor sería irse a su casa, darse un baño y descansar. Se acomodó lo mejor que pudo el peinado ahora casi deshecho y se abrió paso fuera del armario cerrando la puerta tras de si dejando al muchacho aún tirado sin mediar palabra.

Con mayor claridad tomó su espejo de mano que descansaba en su bolso y bufó con fastidio al ver su maquillaje corrido que evidenciaba lo que acababa de suceder.

Caminó hasta el baño y se enjuagó la boca y la cara, como tratando de liberarse de las babas de Scourge. Al cabo de un rato salió ligeramente mas respuesta; buscó con la mirada a su mejor amiga entre la multitud, pero en cambio solo distinguió a lo lejos al idiota de su ex-novio conversar con una fulana que tenía toda la apariencia de suripanta.

Fastidiada, se dio un último retoque y avanzó a la sala principal para buscar a Rouge e irse a dormir. Tristemente para su desgracia lo único que consiguió fue estar en el campo de visión del cobalto que no dudo en acercarse ella.

No estaba ebrio, de hecho ni siquiera parecía estar bebiendo. Tenía en el rostro una expresión que en ese momento no supo como interpretar y al cabo de dos segundos expreso lo siguiente.

-Hola, Ames-La saludo, dudoso de que su saludo fuese correspondido.

Ella ni siquiera iba a molestarse en mediar palabra; aunque antes de que pudiera dar un paso el agarre de su ex-pareja la detuvo de su andar.

-Déjame en paz, Sonic-se libero bruscamente de su agarre y el palideció.

-Lo siento-se alejo unos pasos de ella-Pero necesito hablar contigo, sino te molesta-.

¿Qué carajos podía querer ese idiota?

Se lo pensó unos momentos y aunque quería mandarlo al diablo, su curiosidad era mas grande.

-Habla rápido que tengo prisa...-.

Sonic carraspeó un momento como pensando en que decir y se rascó la mejilla indicando que estaba nervioso.

-Escucha Ames... se que te va sonar ridículo, pero he escuchado rumores...-seguía tomando su tiempo para pensar en que decir-Ya sabes, no es que crea mucho en ellos, pero algunos creen que vas por ahí acostándote con tipos al azar para darme celos... y la verdad yo...-

No le permitió seguir su discurso estúpido y fuera de lugar. ¿Celos a él? Por primera vez en mucho tiempo sintió deseos de insultarlo a él y ego petulante, pero decidió que no tenía sentido hablar de su vida personal precisamente con el y rió sarcásticamente.

-¿Desde cuando te importa que hago con mi vida, Sonic?-el tono ácido con el que le respondió le hizo sentir un vuelco en el estómago al muchacho-No sé quien te crees que eres, pero te estás dando demasiado crédito al pensar en ello-.

Y sin más, se alejo de ese desagradable sujeto dejándole con las palabras en la boca y manteniendo la frente en alto.

No negaría que en otras instancias habría llorado en un arrebato emocional al sentirse vulnerada y expuesta, pero extrañamente esta vez no le importó.

Nada de lo que Sonic dijese o pensara era relevante en este momento y la sensación de poder y autoconfianza llenó su ser.

De algún modo extraño pero beneficioso el que no le importase -al menos no tanto- como habría pensado, le daba una ventaja a la par de presentar ante ella un cúmulo de posibilidades que no hicieron sino emocionarla y darle ese empujón que necesitaba para cambiar su forma de vida.

Ya podía mandar a la mierda a la vieja Amy y empezar a vivir la vida sin frenos y dejarse llevar como le decían Rouge y Mighty.

Al fin y al cabo, solo se vive una vez...



Continuará...
Dispensen las faltas, ya no doy para más...
Se cuidan y gracias por leerme.
Atte.
Gri.

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