2. Depresivamente atractiva
Volví... o algo así.
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Capítulo Dos
"Depresivamente atractiva"
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Sintió un jaloneo desde sus piernas y antes de que pudiese abrir los ojos, algo o mejor dicho alguien, le haló fuertemente sacándole de la cama.
La cabeza le daba vueltas, le dolía la nariz y su mirada era borrosa.
Sabía que estaba fatal porque se sentía de ese modo, pero no se molesto en decir nada más.
Rouge estaba parada frente a ella con una expresión de genuina preocupación en el rostro. Pocas fueron las veces que algo que no fuese ella misma le preocupaba y esta era una de esas veces.
Tres días habían pasado desde la ruptura; tres días en los que Amy no había salido de su habitación, no había comido ni bebido.
Solo se había quedado ahí recostada en su cama llorando a ratos hasta que el sueño y el cansancio le vencía y luego de un rato repetía el proceso.
Nada le costó averiguar que era lo que había sucedido; el chisme de que Sonic le había sido infiel a Pinky se corrió como pólvora entre los alumnos y mientras algunos se burlaban de Amy por los "cuernos" que le habían puesto, otros se burlaban de Sonic y la golpiza que había recibido de parte de Rouge cuando se enteró de lo que había sucedido.
De cualquier modo eso ya no era importante; a este punto debía concentrarse en ayudar urgentemente a su mejor amiga; todo en ella estaba tan mal...
Tres días sin moverse de aquella posición le tenían pálida y ojerosa, a la par de que su ya de por sí delgada figura ahora dejaba notar fácilmente los huesos de la clavícula y sus caderas.
−Ay Pinky−el tono de tristeza en su voz vino acompañado de unas cuantas lágrimas de impotencia al ver a su amiga en ese estado y la abrazó.
Aunque ella no pareció responder deseó con todas sus fuerzas sanar un poco de su dolor.
Amy era su amiga; la única que había tenido en toda su vida. Más bien ya era como una hermana menor por la cual velaba y protegía, aunque naturalmente no era usual externarlo muy a menudo.
Verla así de destruida le afectó...
Las llamadas de los maestros y autoridades al enterarse de lo sucedido no se hicieron esperar. Sin embargo no se sintió capaz de relatarles el verdadero estado de la chica.
−No voy a dejar que sigas destruyéndote a ti misma−Dijo con determinación y la tomó en brazos sin mucha dificultad llevándole hasta las regaderas.
Abrió la llave de agua caliente y aún con ropa y sin prestarle mucha atención a que ella también se mojaba, dejó que el agua corriese libre sobre su amiga.
Gota a gota la joven Rose tan solo sollozo en silencio, con menos fuerza pero sin oponer ninguna clase de resistencia mientras ella le lavaba el cabello a este punto sucio y enredado.
−Ay Pinky... no es tu culpa, cariño...−Trataba de convencerla.
Porque sí, no era su culpa que su estúpido ex-novio se hubiese comportado como un patán faltándole al respeto a su compromiso.
Pero no por ello se sentía menos miserable.
−Debes ser fuerte, no dejes que ese bastardo se quede contento−.
Alzó la vista para mirar a su amiga un momento y solo suspiró.
Ni siquiera tenía ganas de pensar en algo que pudiese ser remotamente "malvado" con respecto a Sonic. No le quedaban fuerzas para eso.
−Porque si dejas que ese cabrón ande por ahí como si nada mientras tu estás aquí sumida en depresión yo misma voy a patearte el trasero y te sacaré a rastras hasta tus clases−.
Esto último provocó una leve risita en la chica.
Fue muy corta; más un murmullo ahogado entre el agua corriendo, pero lo suficientemente significativo para la futura abogada y sus intenciones de animar a su mejor amiga.
Fuera de las regaderas y después de mucha insistencia regresaron a su habitación para que se cambiase de ropa. De buena gana se hubiese quedado así y se hubiese tirado a dormir nuevamente, más Rouge lo impidió.
En su lugar tomó un vestido de flores y le obligó a ponérselo.
Cinco minutos después, sentada sobre la cama mientras sentía tirones en su cabello debido a los nudos cediendo ante el cepillo, Rouge le condujo a la cocina obligándole a comer.
No tenía ganas, pero sabía que la mayor no dejaría de insistir hasta que comiese hasta el último bocado que le había servido en el plato.
Comió en silencio, ajena a algunas miradas curiosas pero prudentes que al final no se acercaron a ella para preguntar como se encontraba.
Media hora después con la barriga llena y ligeramente más repuesta, Amy suspiró.
−Gracias Bat, te quiero−.
Y era verdad, de verdad apreciaba su esfuerzo y que se hubiese preocupado tanto por ella.
Era lindo tener a alguien cuidando de ella cuando no se quería a sí misma.
−Eres un buena chica Pinky, no debes dejar que ningún idiota te convenza de lo contrario−.
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Los siguientes días fueron un vaivén de emociones y sentimientos encontrados con los cuales no podía lidiar asertivamente. Primero estaban las miradas; algunos eran discretos y la desviaban cuando ella les devolvía el gesto, otros en tanto parecían resueltos en hostigarla. Reían y cuchicheaban sobre ella.
De igual modo Rouge y sus hermanas de fraternidad siempre trataban de animarla; cómo la noche anterior en la que le convencieron de hornear galletas y pasaron un rato agradable.
Aunque mientras estaba en clases las cosas no solían pintar mejor. No podía concentrarse y ante el mínimo estrés las ganas de llorar le invadían.
Había pasado de ser una estudiante sobresaliente a ser un simple bulto inerte y carente de la motivación necesaria para prestar atención.
−Señorita Rose−El señor Wilkerson le miraba con un gesto molesto y las arrugas de su frente se marcaban mucho−Preste atención o salga de la clase, por favor−Le había atrapado mirando por la ventana por quinta vez en una hora y sólo se encogió de hombros.
La clase de Derecho laboral seguía su curso y una vez terminada solo tomó sus cosas y salió del aula sin reparar en nada ni nadie más.
Estaba muerta en vida...
Ajena a todo y sintiéndose un asco por el simple hecho de respirar. Parando su vida por un tipo que no valía la pena y que iba por ahí jactándose como si hubiese ganado un nobel de la paz.
Maldito hijo de perra...
−¡AMY!−Desde lejos su rechoncho y enorme compañero se apresuro para alcanzarla−Me preguntaba como estabas...−
Big era uno de sus compañeros en la clase de finanzas, era un sujeto que se había atrasado algunos semestres, pero aún así se esforzaba. Durante las primeras semanas él le había ayudado a adaptarse al plantel y conocer algunos secretos de los profesores por lo que le había tomado un cariño especial.
−Estoy bien−Mintió sin remordimiento y ambos caminaron rumbo a la siguiente clase en un silencio casi total.
Tomó asiento en el lugar de siempre y la clase comenzó sin algún tipo de novedad; el profesor impartía su tema y ocasionalmente algún idiota intervenía sin mucha relevancia. Todo parecía normal.
Nadie reparaba en su presencia y eso era mejor.
Desaparecería lentamente...
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La idea de desaparecer se había quedado tan adherida a su mente que prácticamente se había convertido en una sombra, un recuerdo borroso o inclusive un cascaron vacío de quien solía ser.
Habían transcurrido un mes desde lo sucedido con Sonic y aunque ya no lloraba por las noches −al menos no tan a menudo− seguía sin recuperar su ánimo característico.
Rouge insistía fervientemente en que debía superarlo y seguir con su vida teniendo un poco de sexo ocasional, aunque ella se negaba a ello.
No era la clase de chica que iba por ahí teniendo relaciones con el primer idiota que se encontrase, ni tampoco se sentía tan libre como lo eran sus compañeras de fraternidad.
−Date el gusto, Pinky−Rouge se pintaba los labios justo antes de irse a una de esas reuniones de fin se semana−Llevas semanas aquí encerrada, es hora de salir a divertirse un rato−.
Ella tenía razón, pero no iba a aceptar de igual modo.
Ya se le había hecho costumbre mirar películas los viernes por la noche, comer hasta el hartazgo y dormir como un tronco. La idea de salir de su zona de confort no era atrayente.
−Ya será en otra ocasión...−
Ante la negativa Rouge rodó los ojos en señal de fastidio; la actitud tan pesimista de su mejor amiga ya le estaba colmando la paciencia.
−Deja de autocompadecerte a ti misma y mueve ese trasero, esta noche se hizo para triunfar.
Amy negó.
−No lo haré Rouge−.
−Oh, claro que lo harás−Su gesto firme amedrentaría a cualquiera−Saldrás de este edificio así tenga que sacarte arrastrando−.
En el fondo sabía que sí era capaz de realizar lo que advertía. Rouge no era el tipo de chica que se andaba por las ramas. Ella actuaba y hacía las cosas sin pensar mucho en las consecuencias que le acarrearía después.
Era justamente esa actitud impulsiva la que motivó a Amy a caminar hasta su cuarto en un intento de huir de su curvilínea amiga.
−Te digo que no, Rouge... no hay manera en que me hagas ir a ese lugar.
Ambas se miraron en silencio... la guerra había comenzado y estaba segura de que no podía hacer nada para hacerla cambiar de opinión.
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Maldijo por lo bajo a la futura abogada y se frotó los ojos en señal de cansancio.
Después de una hora de discutir Rouge se había alzado con la victoria y ahora ambas estaban en aquella fiesta de la hermandad de los babylon rouges rodeadas de borrachos y tipos bailando.
Demás estaba decir que no se sentía cómoda en ese lugar y en más de una ocasión se vio tentada a huir de ahí; tristemente la mirada inquisitiva de su mejor amiga le seguía desde el otro lado del salón completamente dispuesta a ir tras ella si se atrevía a salir.
Abatida y fastidiada la joven de cabello rosado optó por beber una cerveza y esperar que su amiga se pusiese lo suficientemente borracha como para llevarla a casa.
Entre el ir y venir de universitarios alcoholizados notó con desagrado a lo lejos la figura inconfundible de Sonic fundirse entre la multitud. Clavó sus ojos en el causante de sus desagracias y para su infortunio, el muy ladino estaba acompañado de otra chica que poco o nada tenía que ver con la otra ingrata a la que le había reiniciado el sistema operativo aquella mañana.
Que Sonic estuviese ahí con otra chica diferente como si no hubiese sucedido nada no le sorprendía en lo más mínimo; tan solo era triste y patético que ella siguiera triste por ese patán.
Las ganas de acercarse a golpearle eran grandes, nada le costaría tirarle un par de esos dientes perfectos y borrarle esa sonrisa pretenciosa de la cara; aunque ello significara que le levantasen cargos.
Maldijo por lo bajo y opto por alejarse; no tenía sentido seguirse torturando con aquellos recuerdos que no aportaban nada bueno a su vida. Salió de aquella habitación y se adentró en otra donde el ambiente era más animado y algunos bailaban y reían.
Le dio otro trago a su cerveza y trató de no pensar en ese papanatas azul, cosa que era prácticamente imposible.
Tenía la herida demasiado fresca y el verle actuar como si nada le sentaba fatal. ¿Cómo podía estar tan tranquilo siguiendo su vida como si ella no hubiese significado nada? Le dio otro trago a su cerveza y las ganas de llorar la invadieron otra vez.
Parpadeó un par de veces tratando de disiparlas y se adentró a la barra para tomar otra lata ajena a todos los demás. Si no iba a divertirse al menos se alcoholizaría de lo lindo esa noche.
Con una segunda lata regresó a su pequeño rincón alejada de los que bailaban y bebió entre sus recuerdos. Pensar en Sonic era sin duda doloroso.
Más que nada por el hecho de que no quería sentirse así...
Deseaba intensamente que algo aliviase su dolor, lo que fuese que llenara ese vacío que tenía dentro, pero ni el alcohol podía ayudarla.
Bebió una tercera lata y a lo lejos como una mancha borrosa y amarillenta Tails se acercó con paso cauteloso hasta ella, dudando y ligeramente tembloroso.
El muchacho estaba limpio, no parecía haber bebido ni una gota de alcohol. La observaba con pesar, sonriéndole con aparente cortesía.
−Ho-hola Amy−le saludo.
Se tomó su tiempo, dudando si debía responder. ¿Qué podía querer este tipo? ¿A caso sentía lástima por ella y su humillación pública?
−¿Qué quieres? ¿Tu jefe te ha mandado a checar el terreno y ver lo patética que soy de primera mano?−su tono hostil y lastimado hizo palidecer al muchacho.
Dudaba si quiera que Sonic hubiese notado que ella estaba en la misma fiesta; inclusive si lo hubiese hecho, seguramente tampoco le importaba.
Había venido por su propia voluntad a disculparse personalmente con ella por todo el fiasco de aquella mañana, básicamente porque se sentía un asco. Jamás quiso participar activamente en algo así, pero la hermandad de su fraternidad y su lealtad a Sonic le obligaba a cubrir sus estupideces.
−No, yo no...−
-Vienes a cerciorarte que no me he suicidado-Amy bebía aquella lata como si de agua se tratase-Pierde cuidado, estoy viva... −se encamino por otra lata y él le siguió con pasos torpes−Y sí estoy bebiendo mi peso en alcohol es porque puedo y quiero, ¿no es genial?−ironizó bebiendo de golpe la cuarta lata.
Tails se removió incómodo en su lugar al verla así. Estaba luchando intensamente por no echarse a llorar y aparentaba ser fuerte.
Ella por su lado se sentía furiosa y mareada.
−Yo quiero disculparme...-evitaba su mirada, pero sus palabras sonaron firmes-No era mi intención inmiscuirme en eso, intenté hacerle entrar en razón muchas veces pero no quiso escucharme—remembró con pesar y ella lo observó furiosa.
-¿¡Intentas decirme que no solo fue una vez!?-Colérica lo señaló con su índice-Ese hijo de...-Tails suspiró con pesar y ella detuvo sus gritos-Sabes qué, déjalo así... Sonic puede irse a la mierda, te acepto las disculpas, al fin y al cabo tu no tienes la culpa de sus pendejadas-dicho esto, cogió otra cerveza y se alejó del muchacho sin dejarle decir nada más.
Saber que no fue la única ocasión no hizo aumentar su cólera y depresión además de los malos pensamientos.
Se sentía tan estúpida...
¿Cómo pudo no darse cuenta antes? Nada sospechoso, nada que indicara que algo estaba mal.
La sensación de vértigo le invadió a medio camino y se detuvo confundida y desubicada. Todo daba vueltas y la cabeza le dolía.
No supo si fue el alcohol o si todo ese cúmulo de sentimientos negativos estaban afectando su psique, pero repentinamente sintió ganas de llorar.
Sintió como el aire no entraba y salía correctamente por sus pulmones y eso la desesperó. Avanzó con pasos torpes por entre la multitud buscando desesperadamente una salida de aquel infierno asfixiante y chocó con algunos de los que bailaban en el proceso.
Sentía que las fuerzas le faltaban, solo deseando huir de todo ese ruido y enajenación mental desapareciera.
Avanzó tan rápido como le fue posible y antes de poder llegar a algún lugar distinto chocó de lleno con algo suave pero firme que la hizo caer de nalgas contra el suelo. El golpe le trajo un dolor levemente tranquilizante y la sensación de poder respirar con normalidad regresó a sus pulmones.
Abrió un ojo notando con horror y vergüenza con que, o mejor dicho con quien había chocado. Frente a ella yacía uno de los muchachos mas guapos que había visto jamás. Este le miraba cual bicho raro; su camisa estaba ligeramente mojada con cerveza debido al golpe.
Ambos se miraron y deseó que la tierra se la tragase en ese preciso instante. Con la lengua enrollada trató de excusarse, pero la mano firme del muchacho le ofreció ponerse de pie.
−Anda, te saldrán raíces si sigues ahí tirada−Le dijo el joven y le ayudo a incorporarse.
−Yo... yo lo siento tanto−Se disculpo con torpeza y el solo se encogió de hombros como si nada hubiese sucedido.
−Sí... como sea...−la miró de arriba abajo y sonrió−Quisiera decir que esto es lo peor que me pasó, pero no... la semana pasada alguien vomitó mis zapatos nuevos−Comentó con intenciones cómicas y ella sonrió.
Ella también rió; el chico era gracioso y lo suficientemente amable para que eso la relajara un poco. Infinite, le decían al muchacho; nunca lo había visto de cerca y ahora que estaba a escasos centímetros podía decir que era muy atractivo.
Era alto y con cuerpo atlético; con un rostro perfilado y una mirada penetrante aderezada con unos enigmáticos ojos heterocromáticos.
Era un sujeto peculiar pero no por ello menos interesante; normalmente no se hubiese tomado la molestia de notar los detalles en algún otro hombre que no fuese Sonic, pero ahora la situación se prestaba y eso era interesante.
−Así que... Amy ¿No?−El continuó la conversación.
Ligeramente sorprendida de que supiera su nombre, Amy asintió embobada. No pensó que el pudiese conocerla.
−Sí... soy Amy... y tu eres Infinite.−sonaba tan tonta, pero no pareció incómodo con ello.
Caso contrario, el chico la miraba fijamente al rostro analizando sus detalles como si de una obra de arte se tratase. Demás estaba decir que aquello le hacía avergonzar.
−Pues... un gusto conocerte al fin, Amy−Ambos se dieron la mano amistosamente−¿Quieres algo de beber?−.
Caminaron a la barra y ambos se instalaron frente a la mesa de billar; se sentía nerviosa y ligeramente ansiosa por compartir el mismo espacio con aquel chico tan educado. El bebía tranquilamente como si ya le conociese de toda la vida.
Con su bebida en mano, Amy pensó que aquello era un poco extraño; había pasado mucho tiempo desde la última vez que había compartido un mismo espacio con otro hombre y no sabía como reaccionar.
Todo era tan nuevo y emocionante aunque su torpeza social no ayudaba mucho en su labor. Pensó en Rouge y en que haría ella en su situación; tal vez si se dejaba llevar tendría un nuevo amigo en el cual confiar.
Charlaron durante un rato de temas sin importancia; el era un ávido conversador, muy culto y refinado, hablaba de muchas cosas con pasión.
−¿Te gusta la cerveza oscura?−Le preguntó de pronto y sólo pudo negar. Nunca había probado la cerveza oscura, normalmente no bebía alcohol, así que su resistencia era bastante reducida−Perfecto, vayamos a la licorería y compremos un par...−La tomó de la mano y salieron de aquel edificio ante las miradas chismosas de algunos compañeros y compañeras de universidad.
El camino fue silencioso; el eco de sus pasos les acompañaba mientras el fresco de la noche cubría con su manto. No sabía porque seguía ahí, pero algo dentro de ella le indicaba que debía seguir al chico y llegar hasta el final de las consecuencias.
Quizá era el alcohol, quizá tan solo era una respuesta de su mente para tratar de mitigar el dolor que le invadía, pero fuese lo que fuese, se sentía atraída por ese sujeto y a juzgar por como el se comportaba el también lo hacía.
Al llegar a la licorería tomaron un par de cervezas y salieron de regreso al complejo de departamentos.
−¿Quieres volver, o prefieres conversar aquí?−Le señaló una banca solitaria y ella escogió esta opción, ya se sentía bastante mareada, pero no dijo nada al respecto−Muy bien... siendo sincero ya me estaba cansando de esos tipos−.
−¿No te gustan las fiestas?−Le dio un trago a la botella y arrugó el rostro; era bastante fuerte y tenía un sabor mucho más amargo del que estaba acostumbrada.
−Digamos que soy del tipo de sujeto que prefiere beber y conversar−Se sinceró−¿Tu te estabas divirtiendo?−.
−No...−Respondió por instinto y el solo rió−Lo siento... quise decir que no soy muy adepta a las fiestas y el bullicio, sólo vine porque mi amiga me chantajeó emocionalmente para venir aquí...−.
−Eso suena interesante... una animadora a la que no le gustan las fiestas... quién lo hubiera dicho−.
Seguramente se debía al alcohol, pues de repente la sensación de inhibición le dio fuerzas para soltarse un poco.
−Seh... se podría decir que sí...−Se jactó entre risas−¿Sabes que es curioso? Hace una hora sentía que iba a morir de tristeza porque vi a mi ex besarse con una zorra, pero ahora que estoy aquí contigo me siento extrañamente mejor−Se sinceró.
Infinite tan sólo asintió. Estaba bebiendo mucho más de lo habitual, pero se sentía en confianza con este sujeto; como si ya le conociera desde antes, se sentía segura y pese a saber que estaba ligeramente ebria no se sentía preocupada por su integridad.
Él era un tipazo, bastante culto y de conversación enriquecedora, estudiaba medicina -según pudo entender- y estaba haciendo su residencia en un hospital aledaño a la universidad, supo también que vivía solo en un departamento y que había pertenecido a una de las fraternidades más prestigiosas del plantel.
Era alguien interesante a quien nunca le hubiese dirigido la palabra en otro contexto. En otros tiempos habría creído que el tipo era pretencioso y hubiese pasado de él casi por completo.
Ahora teniéndole frente a frente se alegraba que de que aquella cerveza les hubiese acercado un poco.
-Ese Sonic suena a un completo idiota-le comentó de pronto y sus ojos heterocromáticos le miraron con serenidad-No has perdido nada, no te sientas triste por una escoria como esa-Trató de animarla.
-¿Tu le conoces?-Preguntó extrañada.
Infinite asintió luego de darle un trago a su bebida y le observó por un momento de manera enigmática. Parecía estar recordando algo que no era muy grato para él.
-Fraternidades rivales-respondió con simpleza y Amy comprendió a que se refería-De cualquier modo, idiotas cómo él tarde o temprano terminan siendo pateados en el trasero... no te sientas triste por ello-.
En efecto, aunque aún era doloroso en el fondo sabía que no se había perdido de nada y que la vida le estaba haciendo un favor al abrirle los ojos y alejarla de semejante tipo; tristemente no por ello iba a dolerle menos.
Después de todo el tipo había sido su primera vez en muchas cosas; su primer novio y primer amor, así como el primer y único hombre con el que había sostenido una relación sexual y lo quisiera o no, eso pesaba.
El frío de la noche le provocó un ligero escalofrío haciendo que se estremeciera suavemente en su sitio. Miró el reloj en la pantalla de su celular, pronto sería la una de la mañana.
Había pasado un rato agradable con Infinite, pero se hacía tarde y por la mañana tenía entrenamiento.
-Creo que... es hora de irme-se sentía lo suficientemente sobria como para volver a su hogar por cuenta propia, pero para su sorpresa el joven le tomó suavemente de la muñeca y negó con la cabeza.
-Permíteme llevarte en mi auto-Se ofreció, cortés-Sólo deja que vaya a recoger mis llaves, mi departamento está a una calle de aquí-.
Pensó por un momento las implicaciones que ello conllevaría; si bien era verdad que su fraternidad se encontraba del otro lado del campus y caminar le tomaría fácilmente una hora en la que estaría expuesta a peligros potenciales.
De igual forma tampoco quería ser una molestia para el joven que recién acababa de conocer; por lo que, en un intento de parecer completamente segura de si misma se negó.
-Me hará bien caminar-Alegó dejando la botella de cerveza en un cesto de basura dispuesta a caminar en dirección contraria.
Contra todo pronóstico, el no aceptó su negativa.
-Insistiría en que me permitieras llevarte a tu casa, o por lo menos acompañarte-Hablo serio.
Bajo la luz de la luna sus ojos resplandecían con un brillo hipnotizante que le hizo ruborizarse; quizá se debía al alcohol en su sistema -pues era muy necia y nada, salvo Rouge le hacía cambiar de opinión- terminó cediendo a la petición del joven abriéndose paso al departamento de éste último.
Al llegar, lo observó abrir la puerta con tranquilidad y abrirse paso por el departamento buscando sus llaves.
Era amplio, limpio y bastante ordenado para ser un hombre soltero y que vivía solo. Desde donde se encontraba podía notar que poseía una gran cantidad de libros, que seguramente eran de medicina. Al fondo de la habitación notó también un esqueleto de prácticas y sobre la mesita del recibidor un maletín con indumentaria médica.
Al menos no le había mentido con aquello de ser doctor; pensó para sus adentros y se relajo un poco mientras le esperaba aún sin adentrase del todo en el lugar. Tenía curiosidad y su naturaleza le rogaba por observar un poco más y descubrir que otros secretos podía tener el joven, pero no quiso ser tan invasiva.
Recién le conocía y no quería espantarlo y/o incomodarlo con su naturaleza chismosa.
-Muy bien, todo listo-salió de una de las habitaciones con las llaves en la mano y le sonrió-¿Nos vamos ya?-.
Ella asintió entre movimientos torpes a causa de su nerviosismo y ambos salieron de aquel departamento con dirección al pequeño garaje donde descansaba el auto de Infinite el cual presionó un botón en su llavero y la puerta comenzó a abrirse lentamente.
Frente a ellos se encontraba un auto color rojo rubí que solo podía identificar por el logotipo del frente como un mercedes benz.
-¿Lista?-
Embobada no pudo evitar pensar que Infinite debía tener mucho dinero para poder pagar un auto de ese estilo, todo le parecía tan irreal. Subieron al auto y por dentro también era muy bonito y espacioso, a la par de tener un olor a menta y bastante agradable.
Durante el trayecto el camino fue lo suficientemente silencioso para aumentar su nerviosismo; ninguno de los dos dijo o hizo el intento de seguir la conversación y eso, sumado al hecho de que estaba ligeramente ebria -pero no lo suficiente como para perder la consciencia-
Ahora, con el auto aparcado justo frente a su edificio, ambos jóvenes se miraron a la cara por fracciones de segundo y Amy palideció ante esto.
-Hemos llegado-Infinite seguía tranquilo y sereno; casi como los siete minutos en los que habían permanecido en completo silencio no hubiesen sido la gran cosa y ahora que estaba a punto de bajar de su auto actuaba como si nada hubiese sucedido, para su fortuna-Muy bien señorita Rose, me alegra bastante haber pasado un rato agradable con su encantadora compañía, ¿le apetecería que volviésemos a repetirlo en otro momento?-.
Dudosa; asintió torpemente con la cabeza y el joven sonrió enternecido.
-Sí que eres adorable, Amy-le sonrió, acariciándole la mejilla provocando un escalofrío en la chica-Entonces...-su tono se volvió más grave y la mirada en sus ojos se clavó directamente en los suyos-Una chica linda en verdad...-Le alagó, acercándose lentamente hasta su rostro dispuesto a asestarle un beso en los labios, algo que ella no evitó.
Un roce, uno muy simple y electrificante que erizó cada uno de los vellos de su cuerpo antes de que el se apartara y mirara a su rostro enrojecido.
-Supongo que es momento de que nos digamos adiós-Fue el quien continuó la conversación dispuesto a bajar del auto para abrirle la puerta a ella, cuando algo le detuvo de pronto.
Los finos dedos de la fémina le sostenían con firmeza y sus mejillas sonrojadas hacían juego con su mirada coqueta.
Sin mediar palabra, presa de una adrenalina incontrolabe le besó otra vez.
Un beso rudo, apasionado y lleno de ansias reprimidas que él respondió gustoso dejándose ser.
Separados en busca de aire, Infinite le sonrió.
-Debo admitir que me sorprende esta actitud-acarició el volante del auto y resopló-Eres un estuche de sorpresas...-y nuevamente se besaron.
Quizá se debía al alcohol en sus venas, pero estaba disfrutando en demasía ese mar de sensaciones. La boca de su acompañante le estaba llevando a límites que no sabía que podía alcanzar y sus dedos curiosos jugueteaban con sus muslos.
De algún modo, la idea de ir más allá de ese jugueteo previo le atemorizó un poco, pero el deseo de probar lo inexplorado le estaban jugando en contra.
Entre besos y jadeos logro hacerse con el control y, para fortuna del joven, Amy parecia muy dispuesta a intensificar el momento.
En un rápido movimiento ahora se encontraba sobre su regazo y frotraba su intimidad contra la suya en vaivén hipnótico aún con la ropa ceñida al cuerpo.
El le sujetaba con ambas manos por el trasero y no dejaba de besarle. Estaba necesitando cada vez más.
-Aunque...-ella le cayó con un beso para gemir después-Aunque estoy disfrutando esto más de lo que te imaginas, creo que hacerlo en el auto no es tan buena idea...-le alejó unos centímetros haciéndola retroceder.
Se detuvo un momento a observarlo a los ojos; sus labios y las comisuras de estos ahora estaban manchos de carmín dándole un toque cómico a la situación.
Ligeramente más repuesta pudo distinguir la máginitud de lo que estuba a punto de suceder.
Desde donde se encontraban podía ser vista por cualquiera que transitara por ahí, sin mencionar que se sentía un poco incómoda en esa posición.
-Creo que deberíamos cambiar de ubicación-le susurró al oído y ella se estremeció.
Al bajar del auto subieron escaleras arriba hasta su habitación; la mayoría de sus compañeras de piso seguían en la fiesta y las que no, dormían plácidamente.
Abrió la puerta cerrando con pestillo tras de sí. Ahora, en silencio y completamente a su mercéd, los brazos fuertes y decididos del joven la tomaron por la espalda y la atrajeron hasta él.
-Eres hermosa...-le dijo para después besarla y atraerla lo mas que fuese posible.
Dejando que las manos expertas de su acompañante le guiara hasta la cama. Una vez recostada, todo se volvió nebuloso a causa del placer.
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[☆]
Calor; tenía mucho calor.
Abrió los ojos para cerrarlos inmediatamente después de sentir el rayo de sol que se colaba por la ventana dar de lleno contra su rostro.
Le dolía la cabeza, sentía la garganta seca y todo a su alrededor parecía revoloteado.
¿Qué rayos había sucedido? Lo último que recordaba era haber besado a Infinite y luego...
Oh...
La presencia de un segudo cuerpo justo al lado del suyo le hizo enrojecer las mejillas. Infinite dormía plácidamente cubierto entre las sábanas.
Ello significaba una sola cosa...
Ellos...
No, no debía ser cierto. Solo lo estaba imaginando, eso, eso no había pasado.
Dando una rápida inspección pudo dar por sentado que aquello sí ocurrió. Sus ropas tiradas por toda a su habitación y el trío de preservativos depositados en la basura no le dejaban lugar a dudas de que sucedió.
Se sentía extraño, aunque en el fondo no podía negar que le gustó.
Fue atrevido, espontáneo y muy sensual.
Le había encantando...
Esa sensación de sentirse deseada y sexy le dio ánimos renovados y la certeza de que cualquier cosa que hubiese hecho y sentido con Sonic era nada en comparación a lo que vivió la noche anterior.
Se sentía tan virtuosa y magnífica...
El quejido de su acompañante le hizo depositar su atención en el recién levantado que le sonreía coquetamente adormilado.
-Buen día-Le saludó-¿Dormiste bien?-.
Titubeante, ella asintió. Tener a un hombre desnudo en su cama la cohibía un poquitín.
-Siento parecer descortés, pero debo ir a casa y tomar un baño antes de ir al hospital y tomar la guardía de 48 horas-le dijo poniendose de pie para tomar su ropa del suelo y comenzar a ponérsela-Definitivamente debes darme tu número para seguir en contacto y tomar alguna copa...-Finalizó, guiñándole un ojo.
Asintió, sin que las palabras salieran de su boca y, cubierta por la sábana bajo de su cama para tomar una pluma y papel escribiendo su número en él.
Dudó un momento en si debía entregarlo o no, pero contrario a lo que habría esperado de ella misma, se lo entregó de igual modo.
-Nos vemos después linda...-Y sin más salió de la habitación ante la atenta mirada de algunas de las féminas que comenzaban a despertar en la fraternidad.
Ahora, a solas y completamente sumida en sus delirios se desplomó en la cama asimilando todo lo que sucedió.
Sí, se había acostado con un sujeto que acababa de conocer y sí, le había gustado.
Rouge tenía razón... el sexo solucionaba todo...
Rió para sus adentros y se quedo dormida poco tiempo después.
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Al salir de su habitación unas horas después las miradas atentas de algunas de sus amistades demandaban detalles de lo sucedido con el muchacho tan guapo que salió de su habitación.
Pudo evadir a practicamente a todas antes de entrar en las duchas y encontrarse cara a cara con su mejor amiga que le demando una respuesta sin necesidad de mediar palabra.
Suspiró derrotada y dejó su toalla sobre el cortinero, esperando el interrogatorio que se venía.
-Quiero detalles, quién, cuánto y cómo-exigió la mayor colocándose una mascarilla hidratante.
Abrió la llave de la regadera y dejo el agua tomara la temperatura adecuada.
-Se llama Infinite, tres veces y en mi habitación-Respondió escuetamente y Rouge pareció genuinamente sorprendida ante tal revelación.
-Vaya, eso no me lo esperaba...-Admitió-Esperaba que, como mínimo tuvieses un buen polvo y cayeses rendida después de terminar-rió sonoramente, avergonzándo a la rosada-Aprendes rápido, muy bien hecho Pinky...-genuinamente se alegraba de su 'despertar'.
Y, aunque halagada por las palabras de su mejor amiga, no estaba del todo segura de que su comportamiento de la noche anterior se volviese a repetir.
-Espero que tengas su número, ¡Oh Pinky! Ya puedo imaginarte en unos cuantos meses siendo toda una fem-fatal-seguía hablando y ella hacía al intento de no sentirse avergonzada por sus "cumplidos".
Rouge era su mejor amiga, siempre dispuesta a darle su opinión y mejores consejos cuando una problemática se le presentaba. Ahora, después de lo acontecido la noche anterior una preguntaba estaba surcando su mente y le daba vueltas una y otra vez.
¿Estuvo mal?
Seguía teniendo esa pequeña espinita de la culpabilidad creciendo dentro.
-En unos días habrá una gran y enorme fiesta en la fraternidad de los Chaotix, ¡No puedo esperar para presentarte a alguien ahí!-.
Amy tan solo se mantuvo en silencio; en el fondo era consciente de que su amiga no diría nada que la lastimara de manera intencional, aunque no por ello se sentía menos culpable de haber hecho lo que hizo.
-No lo sé, creo que esto no debe hacerse permanente-Hablo, cabizbaja.
Por su parte y tal como cabría esperar, la respuesta de su amiga no se hizo esperar.
-¿Bromeas?-Dejó sus instrumentos de belleza y se acercó hasta la puerta que separaba las regaderas-Perdiste mucho con ese papanatas azul y ahora que estás viviendo tu vida, no te dejaré caer ante esas trivialidades retrógradas-.
Abrió la boca para responder pero Rouge no le permitió hacerlo. Nada de lo que dijese iba a hacerle cambiar de opinión. Y no mentía cuando decía que había limitado mucho su vida a lo largo de su noviazgo, eso no significaba que iba a ir por ahí como una bestia hambrienta de placeres carnales.
-No estás haciendo nada malo Pinky-le animó-Eres una linda chica soltera sin ninguna clase de atadura que puede disfrutar de su sexualidad como le plazca-.
Y, pese a querer buscar algún punto flaco en su argumento, ella tenía razón.
No le gustaba admitirlo, pero la tenía. Supo en ese momento que la culpa y la moralidad que sus padres le habían inculcado a lo largo de su vida estaban bailando en la cuerda floja de sus prioridades.
-Si no disfrutas tu vida mientras eres joven vas a despertar un día sintiéndote como una fracasada-Aseguró.
Cerró la llave de la regadera y se mantuvo en silencio durante interminables segundos. La palabra fracasada sonaba desmasiado fuerte en su cerebro y ella pareció notarlo por lo que rápidamente se apresuro a cambiar su discurso por uno menos agresivo.
Rouge era alguien a quien la moralidad en turno le daba igual...
-Lo que trato de decir es que, eres linda y joven y si la ocasión se presenta puedes disfrutar del momento sin que te preocupe que dirán los demás-Aseveró, sonriéndole con complicidad-Sé que eres inteligente, Pinky y decidas lo que decidas, te apoyaré...-Finalizó saliendo del baño dejándole a solas nuevamente.
Bajo esta nueva perspectiva las cosas cobraban un sentido mucho menos "atrevido" si se le podía llamar de ese modo.
Pensar en disfrutar del momento como lo había hecho la noche anterior le pareció comprensible y estaba mucho más cómoda con esa idea.
Si había pasado un buen rato con Infinite sin planearlo, ¿quién no podría asegurarle que las cosas no se pondrían mejor? Bajo este concepto un cúmulo de posibilidades se abría de pronto.
Pensar en lo mucho que podía obtener si tan solo se dejaba llevar un poco le atrajó de inmediato y las palabras de Rouge cobraron un peso mayor al esperado.
Se dejaría llevar...
¿Qué es lo que podría pasar?
[☆]
☆
☆
☆
Continuará...
Se cuidan y muchas gracias por leerme.
Dispensen las faltas, mi cerebro ya no da para más...
Atte.
Gri.
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