
O11︰No darle importancia a Jeon。
—No, mamá, no voy a hacer eso.
Era viernes por la tarde y Hyunjin se estaba preparando para recibir a sus amigos en el departamento. Llevaba varios días sin verlos y a Jungeun y a ella se les había ocurrido invitarlos para pasar el rato. Por eso, mientras Jinsoul terminaba las cosas en la oficina, la peliroja se dedicaba a preparar varios bocadillos, ordenar un poco el lugar, y mirar cada dos por tres la puerta para ver si Heejin se dignaba a aparecer, entre otras cosas. Estaba a punto de empezar a preparar aperitivos cuando su madre llamó y, ahora, ya llevaba más de media hora conversando con ella.
Tanto su madre y su padre estaban al tanto de todo lo que había pasado con Heejin y si bien su padre se mantuvo al margen de toda opinión, Kate se había vuelto la abandera de la pequeña.
—He dicho que no, madre— usaba términos que demostraran su falta de paciencia con el tema—. No quiero hablar con Jeon, así como se ve que a ella no le interesa hablar conmigo. Y lo digo porque evidentemente está evitándome. Desde que la vi en su estudio no hemos vuelto a hablar, solo compartimos el domingo que fuimos a ver a Yeojin y... — se ve que cuando nombró a la niña su madre dijo algo—. ¿Recibiste la foto que te envíe? ¿Viste que hermosa es? — una sonrisa aparecía en el rostro de Hyunjin—. Si vieras lo celosa que se puso Heejin cuando Froggie vino corriendo a abrazarme primero. Juro que todas sus caras son adorables... — ups, eso se te escapó peliroja—. No, las de Heejin no, mamá, las de Yeojin— suspiró y se aplaudió internamente por su inteligente salida—. Por supuesto que le di el regalo que tú y papá mandaron, pero la hermana Ana no quiere que hagamos tantas diferencias con los otros niños, así que la próxima vez acuérdate del resto— se habían ganado una gran reprendida por llevar regalos sólo para Yeojin—. Sí, mamá, me acordé, pero no le puedo pedir a las monjas que recen para que papá tenga que dejar de tomar la pastillita azul y recuérdame mandarte el cheque de mi terapeuta— no es una conversación que alguien quiera tener con su madre.
Hyunjin suspiró ante la próxima pregunta.
—Te dije que no hemos hablado. Heejin se la pasa fuera de casa. Cuando llega se encierra en ese maldito cuarto que tiene y no sale hasta que todas nosotras estamos acostadas. Cuando me levanto duerme plácidamente— su boca hizo una mueca divertida.
Se estaba haciendo una costumbre para la peliroja desayunar mirando a Heejin dormir. La castaña tenía millones de poses y, para colmo, estaba inundada de almohadones. De hecho, más de una vez a la peliroja le pareció que uno de estos se había metido entre las piernas de la castaña y tanto a ella como a la bailarina, tonteaban imaginando que el supuesto almohadón era un gran pene que Heejin ocultaba. Una sola vez, cuando Jinsoul también vio al almohadón ocupando ese lugar, Hyunjin alcanzó a escuchar que la pelinegra murmuró: "Lo único que falta, la rarita con un rarón entre sus piernas". Las tres rieron tapándose la boca para no despertar a la castaña.
—No, mamá, y es la última vez que quiero que me pidas lo mismo, no voy a intentar hablar de nuevo con ella, ni tampoco quiero saber más nada de su vida. Si las cosas siguen así, esta situación va a durar menos de lo que pensaba— al parecer todo iba bien en la inversora—. Así que adiós este departamento y adiós Jeon— afirmó, sintiendo como alguien golpeaba la puerta—. Bueno, mamá tengo que dejarte, ad... Sí, ya te he dicho veinte veces que las tres vamos a estar en tu mega fiesta aniversario— Hyunjin giraba los ojos mientras le abría a sus amigos y los hacía pasar, haciéndole señas de que estaba con su madre al teléfono—. Sí, madre, ya reservamos los pasajes, dile a papá que lo quiero. Adiós— fin de la conversación y un largo suspiro por parte de la peliroja.
Hyunjin se recostó un momento durante la puerta y, con su mirada en sus ruidosos amigos, se abstrajo por un momento en sus pensamientos. Claramente la misión: "dejar de darle importancia a Jeon" estaba fallando. Desde que habló por última vez con la tatuadora, no había podido sacársela de la cabeza. Incluso había tratado quedarse mil veces a solas con la pequeña, pero era prácticamente imposible, solo Yeojin hizo que se juntaran y durante el tiempo que compartieron, solo hablaba Hyunjin con Yeojin o la niña con Heejin. La castaña esquivaba hasta la mirada de la empresaria. Ay, Dios, como extrañaba Hyunjin ese mirar, torcer y abrir.
—¡HYUNJIN! ¡JINNIE! ¡JINNIEEE! — Jinsoul interrumpía como siempre—. Llevo más de dos horas hablándote— le dijo exagerando.
—¿Qué quieres, Jinsoul? — agradeció a la pelinegra por devolverla a tierra firme.
—Te repito por décimo cuarta vez. Dejé todo organizado para la reunión de mañana, solo falta tu firma y ¡BUM! Nuestro primer éxito en Nueva York— la pelinegra estaba contenta—. Adiós a esta cochina pocilga, adiós al rarimundo, adiós al estúpido tatuador que acosa a mí Jungeun y bienvenido mi pent-house de todo lujo— festejó.
—Y por eso es que vamos a brindar— Jimin se metía entre ellas para darle una copa de champagne a cada una mientras que Hyunjin procesaba todas las palabras de Jinsoul—. ¡Por el éxito de todos nosotros! — levanto la copa el muchacho y el resto lo siguió para dar inicio a la noche.
Horas más tarde.
—¿Estás preocupada por Heejin? — mientras el resto de sus amigos charlaban, la peliroja se había quedado en el sillón cama de Heejin para mirar a la puerta y estar absorta en sus pensamientos.
—¿Has vuelto a ver a Taeyong en el estudio? — indirectamente preguntaba por Heejin.
La cara de Jungeun se iluminó.
—Almorcé varios días con él esta semana— contestó la más baja de sus amigas.
Hyunjin pensó bien su próxima pregunta, tenía que ser sutil.
—¿Y cuándo estuviste en el estudio estaba todo normal?
—Hyunjin— Jungeun no era para nada tonta—. No vi a Heejin. Taeyong dice que tiene mucho trabajo. De hecho, ayer tenía una fila de personas esperando para hablar con ella... ¡AH! ¿A QUÉ NO SABES DE QUÉ ME ENTERE? — al aparecer se había acordado de algo interesante—. Ya me enteré de las personas que entran a la lista RIP— lo decía por el nombre de la lista de la castaña.
—¿En serio? ¿Quiénes? — tal vez podía tachar otra cosa.
—¡RARI! — en cuanto Hyunjin y Jungeun escucharon el grito de Jinsoul, miraron a la puerta. Ahí, parada en el marco y temblando como conejito asustado, estaba Jeon Heejin. La pequeña tenía la misma cara que debió tener Justin Bieber cuando descubrió que lo normal era usar remera—. ¡RARI, VEN AQUÍ QUE TE VOY A PRESENTAR UNOS AMIGOS! — una Jinsoul borracha contra una Heejin asustada era un partido digno de ver.
Heejin miro al lugar donde estaba la pelinegra, torció su cabeza y abriendo su boca, se negó con fuertes movimientos de cabeza. Hyunjin agradeció al cielo por tener otra oportunidad de ver su pose preferida.
—¡QUE VENGAS TE DIGO! — Jinsoul volvía a insistir y está vez su tono no era tan jovial—. Tal vez revolcarte con alguno de estos tarados te quite la rareza— comentario que a Hyunjin poco le gustó.
—Oye, yo estoy más que listo para ayudarte— dijo el desagradable de Peter.
La castaña dio varios pasos hacia el pasillo, su cuarto estaba a varios pasos y tenía que ser rápida si quería llegar antes que Jinsoul.
La pelinegra la siguió con la ceja levantada.
—¿Estás pensando en escaparte de mí? — al parecer había agarrado la mirada al pasillo—. Ni se te ocurra. ¡USTEDES...! — señaló a un chico y a una chica que se estaban metiendo mano en una de las paredes—. SÍ, USTEDES, PERSONAS QUE NO CONOZCO Y QUE NO ME INTERESA CONOCER, PÓNGANSE A TOQUETEARSE FRENTE A LA PUERTA DEL PASILLO— ordenó.
El chico y la chica se miraron, y se encogieron de hombros. Entonces, se corrieron al sitio indicado por la mandona.
Jinsoul volvió a mirar ahora a una aterrorizada Heejin.
—¡Muajajaja! Santos problemas, rarita. Te quedaste sin tu raricueva— al parecer alguien leía comics—. ¿Vas a venir? — le preguntó de vuelta mientras se acercaba de a poco a Heejin.
La castaña ni se molestó en contestar, caminó directamente hacia el lado contrario, sino podía esconderse en su cuarto, al menos iba a correr alrededor del sillón.
Jinsoul no preguntó más; o venía por las buenas o venía por las malas.
—Como que me llamo Jung Jinsoul que hoy te quito la rareza— corrió hacia Heejin, quien sin demora también empezó a hacerlo.
En cuanto vio a Hyunjin y a Jungeun en el sillón, se tiró sobre ellas sin darles tiempo de nada y quedó acostada en el sillón entre el respaldo y las chicas.
—¡JINSOUL, DÉJALA EN PAZ! — la defendió Hyunjin, agarrando una pierna de la castaña.
—Jindori, no la molestes— ésta fue Jungeun.
—Ugh— la pelinegra parecía niño con juguete nuevo—. Solo quería mostrarles nuestra rarita a los chicos— explicó de brazos cruzados.
Hyunjin y Jungeun rodaron coordinadamente los ojos.
—Deja de molestar, Jinsoul— la frenó Hyunjin—. Ve a vigilar a Peter porque se está tomando tu cerveza importada— le dijo.
La pelinegra giró su cabeza rápidamente.
—PETER, QUITA TUS PATAS DE CERDO DE MÍ CERVEZA. PARA ESO COMPRÉ LA BARATA, PARA QUE LOS ESTÚPIDOS COMO TÚ LA TOMEN— eso fue suficiente para alejarla.
No alcanzaron a decirle que tenía la costa libre cuando Heejin ya estaba huyendo a su cueva.
—Ni siquiera nos vas a agradecer— soltó Hyunjin sin pensar—. Podríamos haber dejado que Jinsoul hiciera contigo lo que quisiera, incluso ibas a ser su compañera de borrachera— comentó agriamente.
La castaña se frenó y giró todo el sillón para quedar frente a Hyunjin y hacer su pose.
—Gracias— les dijo sinceramente y emprendió de nuevo su camino.
—Heejin, quédate un rato con nosotros— Jungeun iba por la inclusión de Heejin en el grupo.
La pequeña se enfocó en Jungeun y, luego de unos segundos, caminó cuidadosamente a la cocina mientras esquivaba cualquier contacto con la gente. Jungeun y Hyunjin la siguieron con la mirada y la vieron regresar con uno de los taburetes que usualmente usaban para desayunar. Heejin lo puso a un lado del sillón y se sentó sobre éste. Pocos segundos después, se bajó, lo alejó un poco más y se volvió a sentar.
—¿Ya? — le preguntó Hyunjin, alzando su ceja involuntariamente, pero se grabó en la psiquis que tiene que hacerlo más veces si sacaba esa sonrisa de la castaña y lograba que la mirara de esa forma. Heejin asintió sonriente.
—¿Cómo está mi peliroja culona preferida? — el estúpido de Chanyeol interrumpía el momento para sentarse al lado de Hyunjin y abrazarla a la fuerza.
—Piérdete, Chanyeol— Hyunjin se sacó el brazo del chico de encima y estaba a punto de echarlo del departamento, pero la cara de Heejin le dio otra idea.
Desde su lugar en el taburete, la castaña miraba al chico con la peor mirada que Hyunjin le había visto hacer, peor que la que recibió Jimin el día que Heejin creyó que había hecho llorar a Jungeun. Definitivamente la peliroja tenía que dejar a Chanyeol a su lado por un rato más.
Y así fue. En un abrir y cerrar de ojos, el sillón estaba repleto de gente y el alma de la juntada se había trasladado donde estaban las chicas, solo Heejin en su taburete quedaba aislada del círculo.
—Wow, Chanyeol, hermano— Peter le chocó el puño al otro chico—. Parece que tienes a Kim en tus pies— le dijo sin timidez.
En realidad, la soberbia de los chicos era culpa del comportamiento de Hyunjin. La peliroja trataba de coquetear con Chanyeol lo más que podía, y si cada roce en el brazo del chico o cada susurro de alguna estúpida palabra en el oído, hacía que Heejin se pusiera colorada de furia y apretara cada vez más los puños en su taburete, Hyunjin estaba dispuesta a seguir.
—Así es, hermano— contestó Chanyeol—. Como siempre. Chanyeol se queda con las mejores. Hyunjin está tan desesperada que al parecer esta noche mi amigo y yo vamos a tener acción— levantó su cintura e hizo varios gestos groseros que no eran para nada del agrado de Hyunjin.
La peliroja iba a sacarse al chico de encima, pero alguien lo hizo por ella.
Finalmente Heejin se había levantado y agarrando al chico de su camisa, lo sacó del sillón y lo tiró al piso.
—¡OYE! ¿QUÉ PASA CONTIGO? ¿CUÁL ES TU PROBLEMA? — protestó el chico desde el suelo.
—Así no se habla de las damas— lo dijo sin gritos, pero con firmeza.
Cuando Hyunjin vio a Peter moverse en contra de la pequeña, decidió intervenir, Peter era mucho más grande que Heejin.
—PETER, QUÉDATE EN TU LUGAR— lo frenó—. CHANYEOL, VE A MI HABITACIÓN— ordenó para lamento de Heejin y una sonrisa burlona de Chanyeol a la misma chica—. Y TÚ —Hyunjin se acercó a la tatuadora—, aprende a comportarte— la reprendió para luego seguir a Chanyeol a su habitación.
—¿Tanto me extrañabas? — Chanyeol la esperaba en calzoncillos.
—No seas estúpido, Chanyeol. Tampoco es para tanto— lo calmó Hyunjin mientras miraba por la rendija de la cerradura hacia el pasillo—. Vas a quedarte aquí hasta que yo te diga que te vayas y no pienso tocar un mugroso y transpirado pelo tuyo— agregó para que le quedara en claro que nada iba a pasar.
—¿Qué estás diciendo, Hyunjin? ¿No hay acción para Junior? — señaló su pene.
—Pequeño Junior diría yo, y no, la única acción es la patada que te daré si no me dejas escuchar— tenía el oído pegado a la puerta. Cuando sintió pasos y un portazo, salió al pasillo y caminó unos pasos para ver si la luz del cuarto de Heejin se veía. Efectivamente la castaña ya se había refugiado—. Ahora sí, ya te puedes ir— le dijo al chico—. Si tienes suerte, a lo mejor María te deja manosearla un poco.
—Ya vas a volver a llamarme— le dijo Chanyeol antes de salir de la habitación.
—El día que Jinsoul admita que también se operó el trasero— sabía que era imposible. Poco tiempo perdió riéndose de su propia broma porque al ratito volvió a concentrarse en la puerta que mostraba una rendija de luz por la ranura de abajo—. ¿Con que celosa, Jeon? Me gusta, me gusta mucho— su enorme y pícara sonrisa fue la que cerró la puerta.
Esa noche, ambas gritaron. Una de la bronca por escuchar a Hyunjin gemir a manos de Chanyeol; o eso es lo que le habían hecho creer, y otra por precaución, pues si Hyunjin no se tocaba a sí misma, iba a tirar la puerta de Heejin abajo e iba a demandar que le hiciera el amor hasta el cansancio y eso era totalmente opuesto con la misión: "dejar de darle importancia a Jeon".
Al día siguiente.
Sala de reuniones.
—Bueno, señores, vamos a leer por última vez el boleto de compra y venta y si no hay ningún problema, pasamos a las firmas— anunció Jinsoul desde su lugar. Hyunjin y la pelinegra se miraron sonrientes mientras uno de los pasantes torturados por Jinsoul leía lo pedido.
Varios ruidos abruptos en el exterior de la sala hicieron que el chico frenara la lectura.
—Tranquilos— Hyunjin se paró de la cabecera de la larga mesa—. Sigan con eso que enseguida vuelvo— con una mirada, dejó a Jinsoul a cargo de todo y salió por la puerta.
Cuando iba llegando al puesto de trabajo de su secretaria, vio a varias personas encargadas de la seguridad aprisionando un cuerpo en el piso que no pudo distinguir.
— ¡Yechan, ¡¿se puede saber qué está pasando?! — quería explicaciones.
—Lo siento señorita, Kim. Preguntó por usted y le dije que esperara, pero como no me gustó su fachada, llamé a seguridad— se acercó al oído de su jefa—. Está llena de tatuajes carceleros y tiene lastimada toda la cara— le dijo casi en secreto.
—Le preguntamos que quería, pero no contestó. Solo nos miró y torció la cabeza— explicó uno de los guardias—. Apenas nos acercamos, quiso huir desesperada, tuvimos que aprisionarla— dijo.
—¿Y qué están esperando para llamar a la poli...? Un momento... ¿dijeron tatuajes, lastimada, torcer la cabeza y huir desesperada? — todos asintieron confundidos.
—Señorita Kim...
—¡HEEJIN! ¡HEEJIN! ¡QUÍTENSE DE ENCIMA, IDIOTAS! — los guardias se levantaron, dejando a la castaña esposada en el piso mirando a la peliroja.
Lo que más le llamó la atención a Hyunjin era que Heejin estaba con una remera sin mangas. Usualmente usaba esa ropa solo dentro de su estudio, el resto del día andaba lo más cubierta posible.
—Hola— la saludó inocentemente.
—Heejin— la peliroja no lo podía creer—. ¿Qué haces aquí? — preguntó inmóvil.
—¿La conoce? — un guardia interrumpió la respuesta.
—Es mi compañera de piso. ¿QUÉ ESPERAN PARA SACARLE LAS ESPOSAS? — ante el grito de la peliroja, los hombres liberaron a la pequeña rápidamente.
Ella sola se puso de pie y, agachando la cabeza, habló.
—Yo... yo... Jungeun me dijo dónde era y... yo. Esto no huele a dinero como me dijo— al parecer la explicación de la bailarina se había extendido.
—Ven aquí— tomó la mano de la castaña y tiró con rumbo hacia su oficina—. Yechan, dile a Jinsoul que me surgió algo importante, que me espere. No quiero que nadie me moleste— con esto dicho, ambas entraron—. Ya mismo me vas a decir a qué viniste— presionó—. No quiero miraditas, ni torciditas, ni espacios vacíos, quiero palabras, muchas palabras unidas en una hermosa oración que forma una explicación— dijo, apoyándose en su escritorio.
Heejin asintió.
—Vine a... vine a decirte que no me cae bien el chico de anoche— dijo finalmente con sus manos atrás y balanceándose en sus talones.
Hyunjin alzó su ceja, felicitándose nuevamente por saber hacer eso cada vez que veía la reacción de Heejin.
—¿Qué viniste a qué? — preguntó por costumbre.
—Vine a decirte que no me agrada el chico de anoche— repitió sin problemas.
—¿No te agrada Chanyeol o Peter? — preguntó Hyunjin, divertida.
Heejin pensó un poco, tratando de ubicar cara con nombre.
—Ninguno de los dos— contestó segura de sí—. En especial el que usa gafas—agregó.
—Mira tú— Hyunjin caminó hasta sentarse en su sillón preferido—. Así que no te agrada Chanyeol. ¿Se puede saber por qué? — preguntó.
Otra vez la cara de pensativa demoró a la castaña. Heejin subió sus hombros.
—No me agrada— repitió—. Y quiero que lo dejes de ver— sentenció—. Hasta luego— giró sus talones y atinó a salir.
—¡Jeon! — por eso dije atinó—. Todavía no hemos terminado, así que vuelve a tu posición, sin torcedura de cabeza— al menos la iba a torturar con eso.
Heejin le hizo caso y volvió a su lugar, y Hyunjin se levantó y fue hasta ella.
—No retrocedas— le dijo—. Verás, yo no puedo dejar de ver a Chanyeol, es uno de mis amigos así que eso sería imposible— habló.
—Pero él no te trata como te lo mereces. Dice cosas feas sobre tu trasero, dijo que tenías un trasero enorme y tu trasero es perfecto...
—¿Acaso lo has estado mirando? — presionó Hyunjin, dando un paso para adelante y provocando que Heejin agachara, avergonzada, su cabeza. Con todas sus fuerzas, Hyunjin junto sus labios para no reír.
Heejin asintió culpable.
—¿Y te parece perfecto? — preguntó de nuevo.
Heejin volvió a asentir y esta vez dijo algo que hizo callar a la peliroja.
—Todo en ti es perfecto.
Esta vez fue Hyunjin la que se alejó de la pequeña y camino para sentarse detrás de su escritorio, veía flaquear su misión de vuelta y no podía dejar que eso pasara. Tomó sus gafas y se las puso para simular que tenía cosas que hacer.
—Lo siento, Jeon, pero, como te dije, es mi amigo. No puedo dejar de verlo. Y ahora necesito que te vayas porque tengo cosas importantes que hacer y tú me estás interrumpiendo—
—Sí eran los padres de Yeojin— dijo rápidamente Heejin.
Hyunjin levantó su cabeza y examinó al cuerpo que tenía enfrente.
—¿Qué dijiste? — no estaba segura de lo que había escuchado y de por qué ahora estaban hablando de Yeojin.
La castaña contestó sin levantar su mirada.
—Que sí... que... el otro día me preguntaste si había ido a buscar a los padres de Yeojin—explicó—. Bueno, sí eran ellos— dijo.
La peliroja, sorprendida, se volvió a quitar las gafas y volvió a levantarse para de nuevo rodear el escritorio y sentarse sobre este.
— ¿Por qué lo hiciste? — le preguntó suavemente—. La hermana Ana te dijo que no hicieras nada— la peliroja espero una encogida de hombros, pero Heejin la sorprendió nuevamente.
—Porque es lo que haría si fueran mis padres. Además, los tipos son unos bastardos, detesto que jueguen con ella— contestó, dejando a Hyunjin sin palabras—. La hermana Ana dice que en vez de eso tengo que rezar y yo le digo que yo rezo con mis propias manos— contestó aún sin levantar la mirada.
—Tú... tú... ¿tú los conoces? — ya no era curiosidad, ya eran ansias de conocer la vida de Heejin—. Digo, ¿conoces a tus padres como Yeojin conoce a los suyos?
Heejin agitó su cabeza de forma negativa.
—No, al parecer me dejaron por algún lugar. Yo no me recuerdo mucho, solo es lo que me contaron— explicó.
La empresaria tuvo que aferrarse más al escritorio para no tirarse encima de Heejin y abrazarla. Se frenó porque ya había logrado un enorme avance con ella ese día y no pensaba arruinarlo.
—El día que nos conocimos también estabas lastimada— se venía otra pregunta—. ¿También fueron los padres de Yeojin?
Esta vez sí la castaña solo lo negó con gestos y Hyunjin decidió no presionar el tema. En vez de eso, preparó otra pregunta.
—La hermana Ana me dijo que intentaste tener la custodia de Yeojin— Heejin asintió—. ¿Por qué te la negaron? — soltó.
—Yo... mi... yo tengo un pasado complicado— contó sin más detalles—. Pero aun así lo voy a volver a intentar— agregó con fuerzas.
Todo se quedó en silencio durante un rato, sólo se escuchaba el teléfono de la oficina que sonaba sin descanso.
—¿Por qué ahora, Heejin? ¿Por qué vienes a contarme esto ahora? — no entendía y rezaba por una buena respuesta.
Ahora sí la castaña levantó la cara e hizo su pose clásica.
—Porque Jungeun me dijo que ya les queda poco tiempo en el departamento y yo... y yo... y yo... — volvió a agachar la cabeza, avergonzada.
Hyunjin se acercó hasta ella y con su suave mano, levantó la barbilla de la otra chica. Cuando la tuvo mirándola, puso su otra mano en la mejilla y empujó suave para torcer la cabeza de Heejin.
— ¿Lo hice bien? — le preguntó Hyunjin. Heejin sonrió y asintió—. ¿Y tú qué Heejin? — ahora sí.
—Y yo te voy a extrañar— confesó—. Perdona si te molesté u ocupé tiempo, ahora ya sabes y puedes dejar de preocuparte— agregó—. Pero por favor, no dejes que tus amigos te traten así— volvía al tema de Chanyeol.
Hyunjin sonrió.
—Está bien, lo prometo— le dijo para calmarla.
Ambas se quedaron mirando una a la otra, parecían hipnotizadas.
—¡HYUNJIN, MÁS TE VALE QUE TRAIGAS TU SUCIO TRASERO A LA SALA DE REUNIONES! — el intercomunicador sonaba con la voz de Jinsoul—. ¡O VIENES A PONER ESA FIRMA O YO MISMA TE VOY A CORTAR LAS MANOS PARA FIRMAR CON TUS HUELLAS DIGITALES! TIENES DOS SEGUNDOS O TE TRAERÉ DE LOS CABELLOS QUE TE QUEDAN.
La peliroja fue hasta el aparato y contestó.
—No es necesario, Jinsoul. Enseguida voy— cuando quiso ubicar a la castaña, la chica ya estaba en la puerta de la oficina mientras agitaba su mano en forma de saludo.
Hyunjin solo respondió de la misma forma, aún estaba embobada.
Dos segundos después de que Heejin salió, la puerta se volvió a abrir y la pequeña volvía a entrar haciendo que la peliroja frunciera su ceño.
—¿Qué pasó? ¿Te olvidaste de al...?
—Te... tú con... te quedan hermosas los gafas— dijo esto y volvió a salir, dejando a la peliroja en su lugar.
—Señorita Kim, ¿algún problema? — ante la partida de Heejin, Yechan entraba a la oficina para despabilar a la peliroja.
—Ninguno, Yechan. Al contrario— agarró su birome de la suerte y salió de su despacho, seguida de su secretaria—. Por cierto, Yechan. Dos cosas. La primera es que Heejin, la señorita que acaba de salir, es el único caso por el cual se me puede interrumpir, ¿entendido? — la mujer anotaba rápidamente—. Y la segunda es que necesito que me recuerdes comprar un par de gafas como estas para llevar a casa— tenía una nueva arma mortal y no la pensaba desperdiciar.
Definitivamente la misión: "no darle importancia a Jeon" no estaba siendo para nada exitosa.
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