𝘛𝘢𝘱𝘦 𝟤
Inicio de la cinta.
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› Narra Ceres ‹
Tierra... El ser más querido de todo el maldito Instituto. No hay nadie en este lugar que no quiera ser como él, él es el ejemplo a seguir, el estándar.
Yo, genuinamente, no entiendo por qué lo quieren tanto, es tan engreído, tan narcisista, te mira por encima del hombro, pero ahí tiene a sus perritos falderos para que lo pongan en un pedestal.
Yo sé que él no quiere a Marte para tenerlo como pareja, él lo quiere solo para tenerlo como un sirviente. Marte no merece eso, él es tan bueno y puro que no merece algo así. El solo pensar en es hecho me destroza todo tipo de cordura.
Debo deshacerme de Tierra en cuanto antes, debe desaparecer de nuestra vida, debe morir.
Pero como dije antes, matarlo con mis propias manos no es la mejor idea, hay personas que desconfían de mí y no quiero levantar más sospechas de las que hay a mi alrededor. Es por eso que planeé algo que debe funcionar.
Él me hará el favor de hacer todo el trabajo sucio.
Pero... ¿Cómo lograr que toque fondo? ¿Cómo lograr que entre en un pozo del cual nunca más salga?
He estado pensado que esparcir rumores sobre él puede ser una buena estrategia, dejarlo completamente solo y sin amigos.
¿Cuál es el problema?
No puedo inventarme algo así de la nada y esperar a que todos crean en mi palabra. Sería prácticamente imposible lograr algo así.
Tengo que descubrir algo sobre él, algo que le esté ocultando a todos para no estropear su estúpida fachada de "niño bueno".
Mis pensamientos fueron interrumpidos por el toque de una chica un poco más pequeña que yo, esa chica es Caronte, la mejor amiga de Plutón. Ella es agradable, me llevo muy bien con ella, se podría decir que es una amiga.
- ¡Hola, Ceres! - Dijo alegremente. - ¿Qué haces aquí tan apartado? - Me preguntó curiosa.
- Estaba pensando... ¿Y tú qué tal? -
- Aquí vamos. Plutón se fue para atender unos asuntos y me dejó sola, entonces decidí dar una vuelta por el Instituto, pero me dio un poco de miedo, ya sabes por el asesino que aún anda suelto... - Me explicó un poco aterrada.
- No le pongas tanta mente, estoy seguro que lo encontrarán y lo llevarán ante la justicia. - Pero que buen mentiroso soy.
- Gracias, lo de Theia pasó hace dos meses y todavía sigo con miedo... Aún así, agradezco tu apoyo. - Me sonrió. - Como sea... ¿En qué estabas pensando? - Se acomodó aún más en la silla, por lo que supose que se quedaría todo lo que faltara de almuerzo. Tenía que inventar una respuesta, no podría decirle la verdad, sería algo muy estúpido... Pero... Creo que Caronte me puede ser de utilidad para contestar mis preguntas.
- Estaba pensando... Si tú tienes un secreto del cual no quieres que nadie se entere, pero aún así quieres confesarlo, ¿en dónde lo dirías? - Caronte se quedó pensativa.
- ¿Acaso tienes un secreto oscuro? - Preguntó con una ceja levantada y una sonrisa.
- No, no, simplemente me surgió la duda. - Caronte puso una mano en su barbilla y segundos después me respondió.
- Lo escribiría en mi diario, nadie se atreve a leer cosas ajenas, por lo que lo escribiría ahí. - Yo solo a sentí.
Un diario... ¿Será que Tierra tendrá un diario?
Tendré que investigar.
- ¡Oh! Ahí está Plutón, ¡nos vemos, Ceres! - Se levantó de la mesa y rápidamente se fue con su mejor amigo, dejándome otra vez solo en aquella mesa.
No me molestaba, más bien, quería que se fuera, necesito ir a averiguar si Tierra tiene algún diario y aprovechando que todavía es almuerzo puedo ir tranquilo a buscar en su bolso.
Llegue al salón de Tierra y de inmediato localice su mochila, me acerqué y comencé a escarbar en sus libros. Habían muchas cosas ahí, revise cada uno de sus cuadernos y no encontré nada, hasta que vi la llave de su casillero.
"¿Será que tiene más cosas ahí guardadas?" Pensé.
Tome la llave y me fui de inmediato a su locker.
Me cercioré de que nadie viniera para que no me vieran husmear lo que no era mío. Abrí el casillero y encontré varias cosas como un cargador, unos audífonos y un uniforme de gimnasio. No había nada interesante ahí, al parecer no había nada como un diario, pero no me iba a dar por vencido.
Y que bien que no lo hice.
Cuando levanté el uniforme me encontré con un cuaderno pequeño. Cuando lo abrí note la típica frase de "querido diario", encontré lo que estaba buscando. Sonreí victorioso.
Cerré el casillero y me fui de ahí con el libro en manos, tenía que leer lo que había ahí.
Ojé unas cuantas páginas y no había nada interesante, solo sus gustos y una que otra cosa que había ocurrido en su vida. Pero de un pronto a otro las cosas cambiaron drásticamente, al parecer había escrito aquello lleno de rabia porque en vez de estar lindo y colorido (como estaban el resto de páginas), estaba todo arrugado y con un poco de manchas de tinta, mas eso no era lo impactante, lo impactante era lo que estaba escrito:
"¡Cómo detesto a ese idiota de Titán! ¿¡Cómo se le ocurre acercarse y decirme que es igual a mí!?
¡Qué sabe él como es ser yo! ¿¡Qué se cree!? ¡Y todavía Marte prestándole atención a las tonterías que decía!
Una luna como él debería conocer su lugar, las lunas siempre serán inferiores a los planetas. No sé por qué creen que pueden aspirar a algo más... Dios... Como se notaba que solo estaba buscando la aprobación del resto; a lo que tiene que recurrir para no terminar solo y sin amigos... Que patético..."
¡Pero que hermosa obra literaria acabo de leer!
Sin duda alguna esto será un buen detonante para la avalancha de odio que se le aproxima. Disfruta de tus últimas horas de popularidad, Tierrita, las vas a extrañar.
Saqué mi teléfono y le tomé una foto a aquel texto, luego, desde un perfil falso que había creado meses atrás para espiar a mi querido Marte, le mandé aquella foto a todos los del Instituto para que se enterarán de lo cruel que podía llegar a ser ese planeta que tanto admiraban.
¿Ahora les gustaría ser él?
En solo pensar en cómo resultará este plan hace que se me forme una sonrisa.
Ahora simplemente es esperar a que surja la magia.
Había pasodo unos días desde que envíe la imagen de ese diario a todo el mundo y el plan resultó ser mejor de lo esperado.
Cuando las lunas se enteraron de lo que había escrito Tierra, no les gustó para nada esa idea que tenían sobre ellas, sobre todo Titán, su ídolo se le había caído a pedazos cuando leyó aquel texto que lo insultaba a él y a los demás. Por eso formaron un tipo de grupo en el que todas las lunas se reunían para demostrarle al resto, y sobretodo a Tierra, que podían llegar hasta el infinito y más allá. Evidentemente, todo el colegio estaba a favor de ese movimiento, pues al ver lo que había escrito y otras más cosas que salían a la luz simplemente arruinó por completo su reputación.
También, muchas de las lunas pertenecientes al grupo de Titán junto con otros planetas y estrellas le empezaron hacer la vida imposible a Tierra, se burlaban de él, lo molestaban y de vez en cuando lo golpeaban, pero sin embargo, aquello no fue la gota que derramó el vaso.
El día que Tierra tocó fondo yo me senté en una mesa donde pudiera estar cerca de Marte para poder ver y apreciar su hermosa belleza. De pronto Tierra se sentó en la mesa donde estaban sus "amigos", pero estos no estaban para nada contentos al verlo ahí, incluso mi amado Marte se veía molesto.
- ¿Qué haces aquí? - Preguntó un chico de cabellos naranjas y rojizos, en realidad no conozco su nombre. No creo que sea importante.
- Y-Yo, viene a estar con ustedes... Últimamente he estado solo y no me gusta... - Tierra tenía la mirada en el piso.
- ¿Y por qué crees tú qué te hemos dejado solo? - Dijo una chica con molestia. - ¡Eres un cínico, Tierra! - Gritó.
- ¿En serio piensas qué nos juntaremos con una persona tan insegura y cruel? - Otro chico habló. - ¿Con una persona que se cree mejor que todos solo por ser "especial"? ¿Qué cree que puede humillar a todos solo por qué sí? Por favor... - De pronto Tierra comenzó a llorar, aún tenía la mirada agachada. Mas eso no detuvo a los muchachos que le estaban diciendo unas cuantas verdades
- P-Por favor, chi-chicos, ya tengo demasiado con los in-insultos y burlas de otros... - Se limpió sus lágrimas con sus mangas.
- ¡Te lo mereces! Te mereces estar solo, no mereces tener amigos. - Volvió a hablar la chica. - ¡Te mereces todo lo que te está pasando-! - La muchacha iba a seguir gritando pero Marte le hizo una seña para que parara, por lo que hizo caso.
- Tierra, por favor, vete, no queremos hablar más contigo. - Y la voz de Marte fue lo último que se escuchó en aquella mesa.
Tierra sin decir ninguna palabra, tomó su bolso y se fue ahí en silencio.
No sé que era lo que pasaba por su mente, pero el resto del día pasó en un total silencio, se veía pensativo, ido y con la mirada perdida mientras que su alrededor habían personas que se burlaban e insultaban. Parecía que estaba muerto en vida, no tenía motivaciones para nada, ni para defenderse de las palabras hechas veneno.
Cuando terminaron las clases, Tierra buscó a Marte antes de irse para su hogar. Yo me escondí en los arbustos para escuchar su conversación.
- ¿Qué pasa ahora, Tierra? - Preguntó Marte un poco molesto y preocupado por el estado de su ex amigo.
- Y-Yo solo... Solo quiero decirte que lo lamento... - Su mirada volvió otra vez al suelo.
- No deberías disculparte conmigo, tienes que hablar con Titán y decirle que lo sientes. - Tierra negó con la cabeza.
- No quiero causarle un disgusto, solamente, quiero que sepas que lo siento y que estoy muy arrepentido... - Sin permitir que Marte volviera hablar, se dio la vuelta y se fue en total silencio de ahí.
Marte lo observó retirarse para luego soltar un suspiro profundo e irse de ahí también.
Nadie lo sospechaba, pero cuando Tierra llegara a su casa haría algo drástico.
Al día siguiente, la noticia del suicidio de Tierra resonó por todo el Instituto, todos estaban realmente sorprendidos, incluso las personas que se dedicaron a molestarlo. Tal vez, nunca pensaron que llegaría a ese extremo.
Por mi parte, era más que perfecto, había eliminado a mi rival (por segunda vez) y ahora tenía vía libre para confesar mi amor a Marte, sin embargo, no me atrevo todavía a hacerlo, los nervios me volvieron a ganar, en serio, ¡los odio!
Aún así, el poder verlo de lejos y el apreciarlo es un deleite, algo único, bellísimo, algo que podría hacer por horas.
Mi momento de apreciación fue interrumpido cuando dos personas se acercaron a Marte, según ellos para consolarlo. No sé qué se creyeron para poder ir y tocar lo que es mío, lo que me pertenece.
Había palabras de aliento y ánimo mezcladas con leves coqueteos que simplemente me enervaba la sangre, esos dos idiotas se estaban pasando y no me gustaba para nada. Ah sí, dije dos, parece que el número de pretendientes de mi amado Marte aumentó, pero eso no importa, pueden ser treinta que yo los quitaré de mi camino, no me importa si tengo que matar a toda la maldita escuela para quedarme con el amor de mi vida, yo haré lo que tenga que hacer para quedarme con él.
Como sea, tengo que averiguar quienes son y acabar con ellos tan pronto como pueda. Todavía no puedo deshacerme de ellos por mi cuenta propia aunque quisiera, aún hay sospechas, son leves, pero un paso en falso y todo puede acabar.
Sin embargo, no se preocupen, tengo otro plan que funcionará... Solo les diré que:
Haré que la competencia se elimine entre ella.
Fin de la cinta.
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