Los puntos se dividían en cincuenta y dos, contra cuarenta y siete... ¡Siendo los Cobblers de Peach Creek los ganadores de la copa interestudiantil de fútbol americano!

Los festejos se dieron a lo largo de la noche, desde una cena programada para todos los ganadores, hasta la parte final con café.

Los entrenadores y diferentes profesores habían incluído a todos sus chicos en una cena interescolar con los ganadores principales de todas las competiciones mencionadas para festejar junto a ellos.

ㅡ ¡La fiesta acabó! ㅡgritó el entrenador con los colores de Peach Creek en su chamarraㅡ ¡Desncansen todos, nos iremos mañana a las seis de la madrugada!

Siendo casi la una, Doble D se despidió de sus amigos y se fue a su habitación.

"Amigo, soy Kyle"

"Ya lo sé, te tengo agendado,
¿lo sabes?"

"Sí, bueno... Ése no es el
punto... ¡Felicidades, campeón!"

"¡Gracias, amigo!
Hey, lamento que perdieran
la copa..."

"¡Éso no importa ahora!;
está bien, después de todo...
Sólo quería decirte que han cambiado
a líderes nuevamente. Suerte la tuya
si no te toca con alguno de Matesfield..."

"¿A qué te refieres?"

"Bueno, siendo tú un ganador,
posiblemente te pongan con otro
ganador... Nosotros, al salir segundos,
nos han puesto con otros grupos que
salieron segundos; entre ellos un grupo
de ajedrez de Matesfield..."

"Oh... ¿Se llevan mal?"

"Por suerte, nosotros no. Pero en
otros casos, la cosa empeora..."

"Ahora que lo dices... ¿Crees que ése
tipo, Robin, del equipo de Matesfield,
esté aquí?"

"Nah, no lo creo... Pero, suerte con
quién sea que te toque. Intenta descansar
todo lo que puedas, y mañana espero
vernos antes de salir..."

"Entendido, ¡espero y deseo lo mismo
para tí, compañero!; ten buena noche"

"Lo intentaré. Buenas noches..."

Con los nervíos a flore de piel, entró a su habitación, con la llave que le habían entregado en recepción. Al cerrar la puerta tras él, pudo oír a su derecha la ducha del baño.

Caminando hacia la que parecía ser su cama, no podía evitar fijar su vista en el casco que estaba en el suelo, el bolso que estaba a su lado estaba cerrado y era completamente negro, por lo que no podía ver qué diablos era lo que había dentro.

Se sentó en la cama, se cambió rápidamente sus ropas por su pijama y tomó su libro. Volvió a sentarse con la espalda en la almohada, sus lentes de lectura y la luz de la pequeña mesa a su lado.

ㅡ Ah, Doble D ㅡsonrió la voz proveniente del baño, cuando volteó, puedo ver a Nathanㅡ Ah~, mi suerte es cada vez mejor éste día~

Secaba sus cabellos azules con una toalla blanca, mirándole con una sonrisa.

ㅡ Buenas noches, Nathan ㅡrió leveㅡ ¿Acaso dormiremos en la misma habitación?

ㅡ ¡Claro!; el número tres es mi número de la suerte ㅡsonrió, poniendo la mano en su pecho, orgulloso.

ㅡ ¿El tres? ㅡpensóㅡ Nathan, ésta no es la habitación tres...

ㅡ ¿Ah, no? ㅡdijo, rascándose la cabezaㅡ Me han dicho que venga a la tercera habitación del lado izquierdo a las escaleras principales.

ㅡ Déjame adivinar, confundes izquierda con derecha... ㅡdijo, reprimiendo su risaㅡ Nunca dejas de sorprenderme... Deberías estar en la habitación de enfrente.

ㅡ No me jodas... ㅡbufóㅡ Edd, lo siento.

ㅡ No importa, está bien.

ㅡ ¿De verdad debo irme?

ㅡ Bueno... Supongo que mi compañero vendrá en cualquier momento, y si regresa ebrio, no creo que lo puedas sacar de aquí...

En éso, la puerta suena con suaves golpecitos y luego se abre.

ㅡ Oh, lo siento; ¿me he confundido?

ㅡ No, yo ya me iba ㅡNathan levantó los brazos, tomando su bolso y su cascoㅡ Me confundí derecha con izquierda, de nuevo. Tengan una buena noche ㅡbostezó, caminando fuera de la habitación.

La puerta se cerró y ambos muchachos dejaron sonrisas escaparse de sus labios.

ㅡ Espero que te duches primero ㅡrió el de gorro.

ㅡ Bueno, en éso tienes toda la razón ㅡsuspiró el pelirrojo.

Dejó sus cosas en el suelo, en la punta de la cama, para entrar al baño con su pijama y algo de ropa interior. Se duchó lo más rápido posible y salió del baño, las luces estaban apagadas y lo único que entraba era la luz de la luna por la ventana entreabierta.

Dejó la toalla sobre una silla y miró la hora en su celular, ya eran las dos de la madrugada. Suspiró, acomodando su camiseta blanca, levantó la cabeza cuando vió movimiento, y sus ojos se conectaron con los de Doble D en la oscuridad.