chapter eleven ;
「 se recomienta oír la canción y leer la letra primero,
para saber de lo que habla el narrador 」
Decidió, entonces, que el aleatorio decidiera su canción... "Just One Yesterday".
Llevó sus piernas hacia su pecho y se quedó escuchando en el silecio de su habitación. La primera parte le había hecho imaginarse a aquellos ángeles ahogándose con sus aureolas, se imaginó cortarle las alas y arrancándoles los dientes, y por un segundo se sintió el peor ser humano del mundo.
Entonces, una de las partes de las cuales había oído antes resonó en su cabeza mientras sus ojos abiertos ahora miraban el techo.
"If heaven's grief brings hell's rain,
then I'd trade all my tomorrows, for
just one yesterday..."*
Sus ojos se llenaban de lágrimas y los cerró dejándolas caer, ¿cómo diablos una canción de rock alternativo podría hacerle llorar?; no lo entendía.
"I want to teach you a lesson,
in the worst kind of way...
Then, I'd trade all my tomorrows,
for just one yesterday..."*
Se levantó del suelo, arrancándose los auriculares de los oídos y apagando su celular. Lo dejó cargar y, negando con la cabeza, corrió al baño. Se metió a una ducha de agua caliente, dejando relajar sus músculos mientras se lavaba el cabello.
Salió a ponerse su ropa interior y con sólo una camiseta puesta tapando su pecho, volvió a ponerse la bata de baño ㅡla cuál estaba secaㅡ para no tener frío, entonces empezó su tarea de matemáticas.
「 • • • 」
ㅡ Buenos días ㅡsonrió, dándole los buenos días al muchacho de la cafeteríaㅡ ¿Podría darme un americano, por favor?
ㅡ ¿Para llevar?
ㅡ Sí, gracias.
ㅡ ¿Algo más, señor?
ㅡ No, con éso está bien ㅡvolvió a sonreírle, mientras le pagaba y se hacía a un lado a esperar.
ㅡ ¿Por qué tomas americanos? ㅡpreguntó Eddy, quién sostenía su pequeño vaso de café amargo.
ㅡ Me gusta su sabor, es menos amargo que el tuyo ㅡrió leve ante la mueca de desagrado de su amigo, aunque luego ambos se sonrieron.
Así eran ellos. Y así era Ed, quién comía su quesadilla con una gran taza de chocolate caliente a un lado de ellos.
ㅡ Deberíamos quedarnos dentro de la tienda hasta que termine su quesadilla... ㅡmurmuró Doble D, con una mueca.
ㅡ Concuerdo contigo ㅡdijo Eddy, volteándose sobre sí mismo para no ver aquella innecesaria escena matutina.
Siete con treinta y dos minutos, caminaban tranquilamente hacia la escuela, mientras tomaban sus cafés. Doble D miraba las florecillas en el piso, estaba comenzando la primavera, y ya se veía a sí mismo odiando su alergía, pero amando las flores preciosas. Eddy miraba a Ed y ambos reían y hablaban de un nuevo vídeojuego, mientras Doble D comentaba otro de los libros que estaba por comprarse.
Entraron a la escuela, más que nada prestando suma atención a los carteles que todo el mundo estaba colgando últimamente. Algunos eran sobre clubes, otros de las olimpiadas de primavera de matemática, inglés y literatura, otra olimpiada de vídeojuegos y algo sobre freestyle que comenzaría el mes que viene.
Un año con siete meses habían transcurrido, y hace dos meses una supuesta relación se había hecho pública... La de Kevin y Nazz. Eddward suspiró, sentía su mundo caer a sus pies nuevamente, dolía y no sabía por qué.
Miraba a Nazz; rubia, con el cuerpo esbelto, se ve preciosa con su traje de porrista, y se ve aún más radiante junto a Kevin, que lleva el uniforme del equipo de fútbol americano. Ambos están por cruzar miradas, pero el de gorro negro no es capaz de mantenerla y voltea la vista antes de que sus ojos se junten con los verdes del chico que había trepado hasta su ventana alguna vez.
Suspiró y le sonrió amable y radiantemente al chico del club de matemáticas que se acercaba a él saludando con su mano, acomodando sus libros entre sus manos y sus lentes a sus ojos. Se vió reflejado un momento en los lentes de su compañero y pudo notarse a sí mismo.
No tan alto, ocultaba su cabello, sus mejillas eran nuy redondeadas y siempre estaban algo rosas, sus ojos muy grandes y el color azul de éstos no ayudaba mucho; un delgaducho y debilucho que no podía golpear una pelota pequeña sin que sintiera que sus manos se acalambran en cada toque... ¿Por qué tenía que ser así?; entonces, mientras caminaba hasta el club de matemáticas y ajedrez, recordó una parte de la canción que había escuchado ayer y sonrió.
"I don't have the right name,
o-o-or the right looks, but
I have twice the heart..."*
No había dudas que, para Doble D, la música siempre le ayudaba en algo. Sobreviviría, estaba seguro de ello... Aunque le costase un poco a veces.
(*);; "Si el sufrimiento del Cielo trae lluvia al Infierno, entonces, cambiaría todas mis mañanas por sólo un ayer..."
(*);; "Quiero darte una lección, de la peor manera. Aún así, cambiaría todos mis mañanas por solo un ayer..."
(*);; "No tengo el nombre correcto, (oh-oh-oh) ni una buena intención; ¡pero tengo doble el corazón!"
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