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𝐈

Capítulo I
 

—Pilar por favor ves y encárgate de la barra por un momento.

—Está bien, ya voy —contestó Pilar mientras terminaba de limpiar una de las mesas y así dirigirse a la barra como Carter, su supervisor, se lo había ordenado.

Pronto, Pilar comenzó a atender los pedidos de los clientes del bar que se acercaban a la barra y otros tantos que eran pedidos para el segundo piso; donde se estaba dando una fiesta especial esa noche.

El bullicio proveniente de esa zona del bar llamó la atención de Pilar y ella no evitó volcar su mirada hacia ahí, observando a un grupo de hombres jóvenes y de buen ver que estaban ingiriendo lo que parecían ser unos shots mientras se retaban entre sí para ver quién los ingería más rápido, hasta que una voz masculina y profunda llamó su atención.

—¿Me buscas entre la gente?

Pilar miró de inmediato hacia el hombre que le había hablado y no evitó sonreír al saber de quién se trataba.

—¡Dios Allan! Me asustaste.

—No esperaba encontrarte aquí esta noche —dijo él sonriendo al ver la cara de susto de Pilar.

—Decidí tomar el turno, lo necesito.

—Claro, ¿Todo va bien?

—Sí.

—¿Me estás diciendo la verdad o solo me estás diciendo lo que quiero escuchar?

—Estoy diciendo la verdad, señor Brouwer —enfatizó Pilar con una ligera sonrisa en su rostro.

—¿Señor? —Allan sonrió mientras fruncía el ceño—. No sabía que era tan viejo.

—Necesito servirte algo o mi jefe creerá que solo estoy haciendo vida social en vez de estar trabajando; además, eres uno de los modelos de la fiesta, si no pongo una bebida frente a ti creerán que te estoy hostigando.

—Está bien, está bien, dame lo de siempre.

Con notable amabilidad, Pilar preparó rápidamente el trago que Allan había pedido y se lo entregó, pero en ese momento su teléfono sonó y, al ver la pantalla; se dio cuenta de que tenía un mensaje que decía:  

Acabo de estacionarme afuera…
11:20

¿Puedes salir un momento?
11:20


Una vez leído el mensaje, Allan guardó su teléfono y se dirigió a Pilar diciendo:

—Pili, Saldré por un momento para dejarte trabajar, pero si gustas más tarde puedo acercarte a tu casa.

—Está bien Allan, muchas gracias.

—Cuídate mucho.

Pilar sonrió y continuó con su rutinario trabajo en la barra. Ella se dio el tiempo de preparar botellas porque sabía que pronto se haría de media noche y el lugar se llenaría más de lo que ya estaba y quería dejarle todo listo a la persona que tomaría el turno. Ella preparaba algunos vasos de whisky cuando una mano detuvo la suya y no evitó asustarse al mirar en dirección a aquella mano encontrándose con él.

Los ojos de Pilar brillaron al verle y una sonrisa se dibujó en su rostro.

—¿Te asusté?

—Sí… bueno, no —ella cerró los ojos y suspiró ante la torpeza de sus palabras—. Solo un poco.

Ambos se sonrieron.

—¿Estabas allá arriba? —preguntó ella retomando su trabajo.

—Sí, pero, creo que ya fue suficiente por hoy.

—Deberías disfrutar un poco más.

—Quizás, pero prefiero estar aquí hablando contigo, aunque tenga que beberme todo este trago para poder lograr que te quedes cerca.

Las mejillas de Pilar se tornaron rojas, mientras que Jared la miraba con fascinación. Pilar bajó la mirada apenada, pero él continuaba buscándole con insistencia.

—¿Hasta qué horas tienes el turno hoy?

—Hasta las doce.

—Bueno. —él miró su reloj de mano—. No falta mucho para que salgas.

—Sí, pero debo dejar todo preparado para cuando llegue mi remplazo.

—Ven conmigo esta noche.

Una ligera sonrisa coqueta se dibujó en el rostro de Pilar y con un poco de resistencia preguntó:

—¿Contigo?

—Sí. ¿Qué tal si te invito a comer algo y de paso pasamos esta noche juntos?

Pilar guardó silencio por unos segundos mientras observaba los oscuros y hermosos ojos de Jared y al final, ella respondió diciendo: —Está bien, iré contigo.

—Te espero afuera.

Jared le guiñó un ojo a Pilar y rápidamente se dio la vuelta alejándose de la barra mientras ella trataba de disimular las miles de sensaciones que él le hacía sentir al tenerle cerca.

Una vez el turno de Pilar terminó, ella se vistió y salió del bar llegando al estacionamiento donde se encontró con Allan, quien parecía estarla esperando.

—¿Ya te vas?

—Eh sí, ya terminó mi turno.

—¡Allan amigo! —se escuchó la voz de Jared acercarse a ellos—. ¿Cuándo llegaste? No te había visto.

—¡Ey! —saludo Allan con alegría a Jared—. Llegué hace poco y no sabía que ya estabas de vuelta; aún te hacía en Ámsterdam y no sabría qué vendrías, por eso le estaba preguntando a Pilar si ya se iba.

—¡Oh sí! Llegué hoy a eso del mediodía  y sí, ella se va. Yo la llevaré a su casa, de todas formas te agradezco la atención.

—Perfecto, así no estará sola, ya vez que todo está jodido ahí afuera últimamente.

—Sí, lo sé. Gracias por preocuparte amigo.

—De nada —ambos chocaron sus manos—. Siendo ese el caso yo me iré. La noche aún es joven, cuídense.

—¿Volverás a dentro?

—Sí —respondió Allan mientras se alejaba caminando.

—Entonces cuídate tú también, nos vemos en la agencia.

—Nos vemos, adiós.

Allan continuó su camino y volvió dentro del bar, Pilar subió al auto de Jared y ambos se fueron juntos esa noche.

De camino a casa de Jared, él le contó a Pilar todo lo que había hecho en su estancia en Ámsterdam y ella parecía emocionada al oír todas las cosas que él había hecho estando allá, mientras ella se acercaba a él en ocasiones dejando besos marcados en su mejilla y labios.

Una vez llegaron al apartamento, el ascensor se abrió y ambos salieron del mismo en medio de besos y caricias, como si no pudieran soportar un segundo más estar el uno sin el otro.

Jared fue desabotonando su camisa negra, mientras que Pilar retiraba su jersey beige dejando ver su brasier camel que prontamente Jared comenzó a retirar. Ambos sonrieron ante la torpeza de él al no poder desajustar el sujetador del brasier, pero rápidamente él logró arrancarlo retirando aquella prenda de su cuerpo, dejando los senos de Pilar al descubierto.

Él cargó a Pilar entre sus brazos llevándola a su habitación y ella preguntó entre risas.

—¿No se supone que íbamos a comer algo?

—Eso haré.

Jared colocó a Pilar sobre la cama, mientras seguía llenándola de besos, al tiempo que ambos buscaban ansiosamente despojarse de las únicas prendas que llevaban. Esa noche ambos se perdieron en lo profundo de aquellas sábanas en medio de caricias, besos y jadeos que se adueñaron de toda la habitación mientras hacían el amor.

Pasadas las horas, Pilar descansaba plácidamente en el regazo de Jared mientras él acariciaba ligeramente los cabellos castaños de ella. Aquel lugar parecía ser placentero y cómodo para Pilar, quien sonreía sintiendo cada rincón de la piel de Jared haciendo contacto con la suya.

Pronto él le dio un beso a Pilar en los labios, se levantó de la cama y salió de la habitación por unos minutos. Al volver, él llevaba dos copas en su mano derecha y una botella de vino en su mano izquierda. Jared le extendió una copa a Pilar y mientras él dejaba un poco de líquido rojo en ella, la joven preguntó.

—¿Cómo va todo en la agencia?

—Bueno, todo va muy bien —dijo él sirviéndose su copa—. No te había dicho, pero me eligieron para ser el rostro de la siguiente campaña.

—¡¿En serio?! —exclamó emocionada.

—Sí, estaré una vez más en la portada —comentó sentándose al lado de ella.

—¡Amor, qué bello! ¡Me alegro mucho! —Pilar le dio un beso tierno a Jared en la mejilla, demostrándole lo feliz que se sentía por él—. ¿Y Allan? ¿Él también está en la campaña, no?

—¡Oh sí! Ambos fuimos seleccionados, pero solo uno fue elegido para ser la cara de esta edición de la revista.

—¿Y él no se molestó? Pregunto por qué ya van dos veces que tú ganas ese lugar.

—No, Allan no es así; además, él tiene sus propios proyectos, creo que en unas semanas viajará a Rusia por un buen contrato.

—Admiro mucho la hermandad que hay entre ustedes dos, es lindo que ambos se alegren de los triunfos del otro.

—Sí, él siempre ha sido como mi hermano y bueno, cuando le dije hace dos meces que una hermosa chica de un bar me gustaba, me comenzó a incitar a que fuera a ese bar para poder conseguir el número de esa hermosa.

Pilar sonrió al oírlo hablar de ella y, así mismo, ella se acercó a él y, dándole un beso, dijo: —Me encantas, Jared.

—Y tú me fascinas a mí —él le dio un beso más—.  ¿Otra vez? —preguntó él insinuando el hecho de que desea volver a hacer el amor con él, a lo que Pilar aceptó sin rodeos.

Aun en el bar, se encontraba Allan sentado en la barra junto a un vaso de whisky que injería con cierta calma, observando un punto fijo del lugar, divagando en sus pensamientos hasta que su teléfono sonó. Al ver la pantalla, se dio cuenta de que un nuevo mensaje le había llegado de un número desconocido que decía:

Ya tengo las fotos y el contacto que me pediste.
01:45

¿Dónde nos vemos?
01:46


Una vez leído el mensaje, Allan dejó el vaso de whisky y abandonó rápidamente el bar.

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