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𝘍𝘪𝘷𝘦

Unos días después, Kiriko y Ángela se encontraban en la isla de la cocina hablando y disfrutando de su desayuno. Genji, estaba en la sala de estar viendo televisión (también desayunando); Cassidy y Hanzo aún no habían despertado, un día tranquilo, por el momento.
Las chicas estaban hablando de muchos temas a la vez pero después de un tiempo se centraron en uno en concreto, la amante de los zorros le empezó a mostrar fotos que tenía guardadas en su celular explicándole el por qué de cada foto.
- Y esta es cuando Genji y yo decidimos teñirnos el cabello de verde, yo se lo teñí a él y él a mí, pero como sabrás, el tarado no es un profesional y pues al final me lo tuve que hacer yo. - Dijo la de la máscara del zorro señalando la foto.
- ¡¿Y tú eres estilista o qué?! - Gritó desde la sala el japonés sin dejar de mirar el televisor. La chica rodó los ojos.
- No... ¡Pero tu peluca me quedó increíble! - La rubia se rió ante el comentario, la jóven la volteó a ver con una sonrisa.
El peliverde se paró y fue hacia donde estaban las dos mujeres, cuando llegó envolvió con sus brazos la cintura de la de ojos azules y le dio un beso en su mejilla.
- ¿En serio, Angie? ¿Te estás burlando de tu propio novio? - Dijo sin dejar de darle mimos, le estaba dejando toda su carita llena de besos. Mercy lo único que hacía era reír.
- Lo siento, pero es que enserio te tiñes el cabello muy mal. - Comentó la sueca mientras recobraba la compostura, Genji solo hizo una mueca y se quedó abrazándola un poco más hasta que Kiriko volvió a hablar.
- Esta otra foto es cuando Genji y yo estábamos planeando hacerle una broma a Shimada. - Dijo la asiática mostrándoles la foto, eran ellos de niños con una cubeta de agua arriba de la puerta esperando a que Hanzo cruzara por ahí. - Aquí es cuando cayó en la broma. - La siguiente foto mostraba al pelinegro mojado y ellos dos riéndose. - Y aquí es donde nos está persiguiendo muy enojado con un palo. - La secuencia de las fotografías terminó con los dos niños corriendo entre risas mientras que en el fondo se veía al mayor de los Shimada bastante molesto. Los presentes ahí solo rieron y siguieron conversando.
Luego, escucharon como se abría una puerta, Cole había despertado.
- ¡Buenos días, Cassidy! ¿Quieres café? - Preguntó Ángela, el americano asintió aún con sueño, la rubia se levantó para ir donde estaba la cafetera, tomó un vaso y le dio un poco de café al castaño.
- Oye ¿Y tu sombrero? - Interrogó Kiriko mientras señalaba donde, supuestamente, debía ir su sombrero. El vaquero abrió sus ojos y rápidamente se tocó su cabeza, en efecto, no estaba ahí, entonces, volvió a mirar a Genji, el peliverde simplemente no dijo ni hizo nada, haciendo que Cole empezara a sospechar.
- Buena broma, enano, ahora devuélvemelo. - Dijo el castaño un poco exigente pero con un tono jocoso.
- ¿Por qué piensas que yo lo tomé? Ni siquiera he entrado a tu cuarto. - Argumentó el menor de los Shimada mientras se cruzaba de brazos.
- Bueno, si no lo tomaste tú ¿Quién fue? - El castaño siguió tomando su café, hubo un poco de silencio hasta que la japonesa volvió a hablar:
- ¡Quizás fue Ramen! - Exclamó Kiriko señalando al peliverde que solo la vió "ofendido".
- ¡A Ramen no lo metas en esto! Él ni siquiera a salido desde que llegamos aquí... Que pensándolo bien eso es raro en él... - Dijo el asiático pensativo. - Como sea, si Ramen lo hubiera tomado me hubiera dado cuenta, él no sabe esconder cosas, entonces, ya te lo habría devuelto y repito no ha salido desde que llegamos. - Concluyó el ninja satisfecho por su respuesta.
- Tal vez está hibernando... ¿Los dragones hibernan? - Preguntó la amante de los zorro con curiosidad, Genji solo alzó los hombros en son de no saber.
Cassidy solo perdía la esperanza de recuperar su amado sombrero, si el cyborg y su dragón no lo tomaron entonces... ¿Quién fue? Ángela definitivamente no, ella no le tomaría algo sin su permiso, Genji dijo que él no fue y su defensa hacia su dragón fue bastante convincente. Se quedó pensando hasta que el peliverde volvió a hablar.
- ¡Ya sé! ¡Fue Kitsune! - Gritó el japonés señalando a Kamori.
- ¡Kitsune no haría algo así! - Exclamó molesta la de la máscara del zorro.
- ¿Quién es Kitsune? - Cureoseó el vaquero.
- ¿Conoces a Ramen? - Le contestó con otra pregunta, el castaño solo asintió, ya lo había visto cuando trabajaba con el ninja y cuando estaban en momentos libres el pequeño dragón aveces salía para hacerles compañía. - Bueno Kitsune es como Ramen, es un zorro espiritual. - Explicó Kiriko mientras le daba un sorbo a su café. - La diferencia entre Ramen y Kitsune es que Kitsune si se porta bien. - La peliverde lo volvió a ver entre ojos.
- A Ramen no lo ofendas, él es la víctima en esto. - Dijo el asiático poniendo un tono "triste". - Además, si Kitsune no fue... ¿Por qué no lo llamas? Para descartar sospechosos. - Preguntó de manera sarcástica el ninja mientras ponía una sonrisa maliciosa. La jóven solo puso una mano en su pecho para demostrar que estaba ofendida.
- Mira Genji, vuelves a meter a Kitsune en esto y termino el trabajo que Shimada dejó incompleto, sabes muy bien que no estoy bromeando. - Amenazó Kamori al menor de los Shimada, el cyborg solo la miró entre ojos y empezaron a "discutir", evidentemente, solo estaban jugando entre ellos y querían molestarse entre sí.

Mientras la "discusión" seguía Hanzo salió de su habitación sin llamar la atención de nadie hasta que Ángela lo notó y habló.
- ¡Buenos días, Hanzo! - Dijo animada. - ¿Te despertaron los gritos de los niños? - Comentó la rubia y todos los presentes volvieron a ver al pelinegro.
- La verdad sí ¿Por qué tanto grito? - Dijo el asiático mientras se preparaba un té de manzanilla que había por ahí.
- Se perdió mi sombrero y ellos se están culpando los unos a los otros mientras meten a sus mascotas espirituales, o yo que sé. - Dijo Cassidy dirigiéndose hacia el mayor de los Shimada. - Sé que te vienes despertando pero... ¿De casualidad sabes dónde está o dónde lo viste por última vez? - Preguntó el castaño mientras se acercaba al más bajo. Hanzo guardó silencio, no quería hablar o eso pensaba el vaquero. Los demás dejaron de prestarle atención a los chicos y volvieron a lo suyo. Genji y Kiriko defendían y comentaban el por qué su espíritu era mejor que el del otro, mientras que Angie solo observaba en silencio.
Sin llamar la atención Hanzo se dirigió a Cole.
- Sé donde está, solo sígame. - Dijo el pelinegro mientras se llevaba la taza de té consigo, el castaño no rechistó y le siguió.

Llegaron hasta la habitación del asiático y este mismo abrió la puerta para invitarlo a pasar.
- Disculpe el desorden. - Habló el japonés sentándose en un pequeño sofá que había en la pieza.
- No te preocupes, mejor que el mío está. - Dijo con una pequeña sonrisa. - ¿Y bien? ¿Dónde está? - Preguntó curioso el castaño. El el mayor de los Shimada señaló la esquina izquierda debajo de la cama y efectivamente, ahí estaba el famoso sombrero, solo que había un problema, dos dragones azules estaban dormidos encima de el, Cole solo se sorprendió.
- ¿Qué demonios está haciendo aquí? - Dijo Cassidy viendo hacia el suelo.
- No lo sé, pero por lo menos, ya sabes quienes fueron los culpables. - Comentó Hanzo dejando su taza de lado y levantándose del sillón para ir donde se encontraba el vaquero.
El castaño se arrodilló hacia donde estaban los dragones enrroscados en el sombrero y empezó a tocarlos suavemente para que se empezaran a despertar.
- Ya lo intenté, no funcionó. - El pelinegro se agachó. - Además yo no seguiría insistiendo si fuera usted. - Mencionó el asiático, Cole se volteó para verlo.
- ¿Por qué? - Preguntó volviendo a ver a los dragones.
- No les gusta las personas, por lo que es muy probable que lo muerdan. - Explicó el japonés.
- Bueno... Vale la pena intentar. - El vaquero los volvió a mover y ya, por fin, los dragones despertaron para verlo directamente.
- Hola pequeños, verán... Están dormidos sobre mi amado y apreciado sombrero ¿Me lo devolverían, por favor? - Unos de los dragones gemelos se levantó y comenzó a olerlo, no lo iba a negar, estaba asustado y mucho más si llegaba a perder un dedo de un mordisco. Pero el dragón no reaccionó así, básicamente, cuando lo terminó de olfatear saltó sobre el vaquero reclamando cariño, Cassidy solo rió para que después el otro dragón se uniera a su hermano.
- ¿No era qué no les gustaban las personas? - Preguntó acomodándose en el suelo.
- No sé porque están reaccionando así, no es normal en ellos. - Hanzo estaba sorprendido, pero la imágen que tenía frente de él se le hacía sumamente tierna que esbozó una sonrisa.
- ¿Cómo se llaman? - Cuestionó el castaño. Hanzo se quedó pensativo, sus dragones hace ya bastante tiempo que no actuában así, ni siquiera con él son eran así, se le había olvidado que podían ronronear pero no iba a negar que la escena frente a él le ponía feliz, era extraño, no comprendía por qué sus dragones amaban al vaquero, bueno... Sí lo entendía, Cassidy es la única persona que no lo ha hecho sentir mal con él mismo desde hace tiempo y siempre está buscando una forma de verlo feliz. Por eso al pelinegro le gusta estar con él, entonces, sus dragones saben que a él le agrada Cole, por ende, se comportan así con él.
- ¿Hanzo? - El americano volvió a llamar la atención del chico absorto en sus pensamientos. Cuando este reaccionó le volvió a repetir la pregunta y el asiático le respondió:
- Se llaman Soba y Udon, son gemelos. - Dijo el japonés señalandos.
- Si, son muy lindos, ¿cómo haces para no confundirte? Digo son idénticos. - El castaño tomó a Udon entre sus amos y este solo tenía la lengua afuera, estaba feliz.
- Al principio era muy confuso, pero como empezaba a pasar más tiempo con ellos note unas diferencias, como que Soba es un poco más claro que Udon y tiene los bigotes más cortos. - Shimada tomó al otro dragón y le empezó a acariciar un poco la barriga.
- Sí, tienes razón. - Dijo volviendo a darle mimos a Udon, Soba se fue de donde estaba y volvió al regazo de Cole, Cassidy solo rió.
Hanzo notó que aún no se había puesto su sombrero. "Tanto que lo buscó." Pensó, entonces, lo tomó y se acercó al castaño para ponérselo, el más alto lo volvió a ver con una sonrisa, le gustó el detalle, el pelinegro le devolvió el gesto con un poco de rubor en sus mejillas. El americano se volvió a quitar el sombrero y se lo puso al japonés, el pelinegro se quedó confundido.
- Solo quería ver como se te veía puesto. - Comentó Cassidy para no ddeja otro al chico extrañado.
- ¿Cómo se me ve? - Preguntó el asiático subiéndose un poco el sombrero para ver. Cole se quedó mirando a Hanzo, sinceramente, se le hacía muy atractivo y con su sombrero puesto aún más.
- Increíble. - El americano lo miró embobado, el asiático solo hizo una mueca para luego devolverle lo que tenía en la cabeza.
- Deberíamos ir a decirles a los demás que encontró su sombrero para que dejen de discutir. - El pelinegro se levantó y le ayudó al otro hombre a hacer lo mismo.

Salieron de la habitación de Shimada y, como era de esperar, aún seguían debatiendo para ver cual era el mejor espíritu, si los dragones o los zorros. Cassidy se aclaró la garganta para llamar la atención de todos y lo consiguió.
- ¡Encontraste tu sombrero! ¿Dónde estaba? - Preguntó Kiriko mientras soltaba el cuello de la camiseta de Genji y se dirigía donde estaban los dos chicos.
- En el cuarto de Hanzo. - Dijo el vaquero señalando la pieza.
- ¿Qué hacía ahí? Acaso... ¿Pasaste la noche con Shimada? - La peliverde le golpeó, de manera suave, el brazo con el codo mientras que en su rostro se le veía una sonrisa pícara.
Cole solo se reía y negaba con su cabeza, mientras que Hanzo estaba de color rojo, perturbado, por lo que acaba de decir la más jóven del lugar, entonces para evitar mal entendidos comenzó a hablar.
- ¡N-No! - Tartamudeó el pelinegro. - Mis dragones se lo llevaron. - Concluyó el japonés cruzándose de brazos.
- Jamás pensé oír que Soba y Udon se portaron mal. - Habló el hermano menor de Hanzo. - Digo, como siempre fueron los "bien portados" - Genji hizo un gesto con sus manos representando comillas y se fue hacia su hermano mayor. - Hablando de ellos, quiero verlos, deben de estar más grandes. - Dijo el ninja mientras juntaba sus manos en plan de súplica.
- Sabes que a Soba y Udon no le gustan las personas. - Comentó el japonés aún cruzado de brazos.
- ¡Sí pero será rápido! - El cyborg entró al cuarto de su hermano y unos segundos después salió con los dos dragones azules entre sus manos, pero había otro más, había uno verde, arriba en su cabeza.
- ¡Ramen! - Gritó Kiriko tomando al dragón verde. - Al parecer no estaba teniendo una hibernación dragonil. - Dijo la amante de los zorros mientras le daba un pequeño beso.
El peliverde puso a los otros dos en el suelo.
- Seguro necesitaba ver a sus hermanos, por eso no salía, los extrañaba. - El asiático los empezó a acariciar pero ellos no se dejaban, incluso se le escaparon, se fueron corriendo hacia donde estaba el vaquero para empezar a rogar por su atención.
- Hola de nuevo, pequeños. - Cole los tomó entre sus brazos.
- Actúan como si no me conocieran, que sepan que esto siempre lo voy a recordar. - Dijo el ninja "indignado". En realidad se le hacia peculiar ese actuar, tan peculiar que se fue donde su hermano y en voz baja le preguntó.
- ¿Por qué actúan así? Paracen que lo conocen de años. -
- No lo sé, estoy llegando a la conclusión de que están enfermos o algo así. - Comentó el Shimada mayor para luego ver a su hermano con cara de confundido. Era raro, incluso cuando Ramen se acercó a ellos, estos simplemente le sisearon para que se alejara de donde estaban, todos los miraron extrañados.
- Mejor me los llevo, no quiero que luego lastimen a Ramen y termine herido. - Hanzo tomó a los dos espíritus y se los llevó a su habitación, para luego no salir más de allí. Como era de esperar alguien empezó a hablar de lo ocurrido, ese alguien era Genji.
- ¿Qué les picó? - Dijo volteando a ver a todos los presentes mientras le levantaban los hombros.
- Oye, una pregunta. - Kamori llamó la atención del Shimada menor. - ¿No te acuerdas que tú una vez me dijiste que los dragones actuaban dependiendo de las emociones que tú tenías o lo que te gustaba? - Cuestionó Kiriko para luego tratar que la entendieran mejor. - O sea, que si a tí te gusta el chocolate a ellos también y si tú estás mal ellos también. - Terminó de explicar la peliverde para que el ninja la mirara de inmediato con una sonrisa de satisfacción, ya sabía lo que ocurría.
- ¡Sí! ¡Claro qué me acuerdo! - Gritó feliz el japonés. - Ahora sé el por qué de esa actitud. -
- ¿Qué les pasa? - Preguntó Cassidy.
- Es fácil, mira, los dragones de mi hermano te aman porque a mi hermano le agradas y lo más gracioso del tema es que Hanzo lo sabe y ¡No dijo nada! - Respondió el peliverde aún con una sonrisa. - Es como lo que dijo Kiriko, si a Hanzo le agradas a ellos tú también les vas a agradar. - El cyborg se acercó al vaquero. - Eso quiere decir que has estado cumpliendo lo que te pedí ¿A qué no fue tan difícil? - Concluyó el ninja mientras ponía su brazo alrededor del cuello del otro chico.
- No, la verdad no, el poco tiempo que eh estado hablando con él a sido muy agradable, si me lo preguntas. - Dijo Cole cruzandose de brazos.
- ¡Lo ves! ¡Nunca juzgues un libro por su portada! - Mencionó Shimada separándose del americano. - Más bien, gracias, es algo muy importante para mí... Como sea, Angie está en nuestro cuarto así que... - Genji se dirigió al refrigerador para sacar un par de cervezas que tenía muy bien escondidas. - Aprovechemos y disfrutemos. - El peliverde le lanzó una lata a su amigo que fue atajada de inmediato.
- Si se van a emborrachar por lo menos me dejan todo limpio, porque si no, hago que limpien la casa con la lengua. - Kiriko se levantó y se fue hacia su habitación para quedarse ahí por un buen tiempo.
Los otros dos chicos solo asistieron y se fueron a la sala de estar.

"Una forma agradable de terminar un día tan caótico como este es con una buena cerveza, según la opinión del mismísimo Cole Cassidy."

Notas de la autora: 𓄹 ⸙𓂃 ⊹

Ya vamos por la mitad de esta historia y la verdad me emociona mucho, además de que me está gustado mucho, la he estado escribiendo con gran amor y cariño. También...¡Muchas gracias por su apoyo!
Los quiero mucho mis nenes. ♡
Sin más... ¡Nos leemos luego!

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