༊ Veintiséis ༊
Pasé lo que restó de vacaciones sin ver a YoonGi, prácticamente dos semanas. No podía acercarme a su casa y cuando intenté llamarle me lleve la decepción de encontrar mi número bloqueado. Entonces no tenía ninguna noticia de él, ni siquiera contaba con TaeHyung o HoSeok, pues ellos estaban en la misma situación que yo, de nueva cuenta también por mi culpa.
Aquella mañana posterior al incidente había recibido la llamada inesperada de JiMin, quien sólo quería comunicarme que TaeHyung estaba durmiendo escondido en su cuarto desde la madrugada. Obviamente fui hasta donde la casa de los Park y me colé dentro para ver a TaeHyung. De entre todo lo que esperaba encontrar no estaba ese moretón en su labio y el corte en su pómulo, golpes recientes de lo que parecía ser una pelea.
No hace falta decir que le pregunté qué había sucedido. A grandes rasgos lo que aconteció fue la madre de YoonGi enfrentando a los Kim por tener un hijo Gay, una pelea entre la señora Min y la señora Kim, gritos y después TaeHyung encarando a su padre, confesandole sus inclinaciones sexuales y que en efecto, YoonGi había dicho no más que la verdad. Entonces recibió con la frente en alto los golpes que su padre quiso darle aunque claro no tolerando estar en ese lugar. Escapó y después de no encontrar qué hacer se refugió con JiMin.
—Lo siento. —Fue lo más que le dije, pensando en como al parecer, de nosotros tres, fui el único bien recibido con mis preferencias por mi familia.
—Anda, no fue tu culpa —TaeHyung me sonrió despreocupado—. Entiendo a papá, no se lo esperaba y aunque no fue la mejor manera de reaccionar está bien, porque lo conozco y al final lo va a aceptar no hoy ni mañana pero algún día.
Me quedé con la tranquilidad del castaño y no dije más pues en realidad no había nada en lo que yo le pudiera ayudar.
—Entonces… ¿Qué fue lo que sucedió que cabreo tanto a la señora HaNeul? —preguntó JiMin después de un largo silencio.
Suspire cansado.
—Estábamos haciéndolo en su habitación cuando ella llegó… simplemente vio todo.
—Demonios —JiMin se puso rojo con cierta vergüenza ajena—. ¿Realmente todo?
JiMin es mi mejor amigo, de verdad que sí, pero esas actitudes suyas, vaya que me sacaban a veces de quicio.
—JiMin no te voy a explicar de qué forma pero si, miro bastante.
No les dije más y tampoco me preguntaron otra cosa, al parecer no necesitaban tanto para imaginar o hacerse una mínima idea del meollo del asunto, de lo horrible, vergonzoso y traumatizante que había sido aquello.
Entonces, acabadas ya las vacaciones, allí estaba yo, en mi habitación mientras me miraba al espejo, arreglándome para un inicio más de clases, que de hecho, era mi último semestre de la carrera. Realmente no tenía ganas pero mi única motivación sin duda era encontrarme con YoonGi en algún momento.
Tenía la intención de verlo apenas llegar a la universidad, tan pronto puse un pie en su facultad me di cuenta que no tenía idea alguna sobre su nuevo horario de clases. Lo busqué un rato por todos los salones que pude recorrer pero YoonGi no estaba ahí, al menos no durante ese horario. Esperé mucho pero él no apareció así que me rendí y me fui a clases. Volví después del almuerzo y tuve menos suerte que antes. Así mí mayor esperanza era el taller de arte.
Y todo me fue peor al llegar al estudio y mirar el rostro de la señora Shim, quien me dio la noticia que YoonGi ya no iría más a las clases de pintura. Me sentí hundido cuando Sarang y YuGyeom preguntaron por él y aún más al notar que HoSeok no quería trabajar si YoonGi no estaba allí. JungKook hizo de todo para animarlo pero nada funcionó, HoSeok quería a YoonGi allí en ese momento y me desmorone en el baño después de que él me señalara como el culpable de todo.
Seguí yendo a buscar a YoonGi, esperando que su madre no hubiese cometido el grandísimo error de sacarlo de la universidad. Sin embargo fue un alivio descubrir, en un golpe de mera suerte, que ese no era el caso, pues aquel tercer día de intentos encontré a YoonGi saliendo de su facultad y subiendo al coche de la señora Min. Está claro que no me acerque pero ya tenía yo un dato importante, los miércoles salía a las tres de la tarde, solo tenía que averiguar a qué hora llegaba, entonces podría verlo.
Probé una vez más mi suerte al siguiente día, haciéndome una idea del horario de YoonGi. Decidí que en vez de esperar podría preguntar por él, seguro que alguien me daba alguna pista así que eso hice, totalmente decidido a verlo después de tanto tiempo separados. No fue algo fácil, al parecer no muchos conocían a YoonGi y los que sí, no le habían visto ese día. Estaba por rendirme una vez más, yendo de vuelta a mi auto en el momento que una chica de baja estatura me habló. Entonces me detuve.
—¿Buscas a YoonGi? —me dijo ella, intente hacer memoria más su cara no me era conocida.
Suponiendo que se trataba de una compañera de YoonGi la escuche.
—¿Lo has visto?
—Esos chicos se lo llevaron hace rato, fueron en aquella dirección.
Todo en mi despertó cuando escuché eso, ni siquiera necesité una descripción o explicación detallada para saber a qué clase de imbéciles se refería.
—¿Estás segura que era YoonGi?
Asintió en silencio bajando la cabeza.
Quise preguntarle por qué mierdas no había hecho nada para detenerlos, pero mirando su semblante tímido y su baja estatura imagine que lo menos que ella quería era meterse en problemas. La verdad mi única prioridad en ese instante era dar con YoonGi, eso y punto.
Así sin perder tiempo me fui corriendo por donde la chica me señaló pero la verdad era que no tenía idea alguna de donde podría estar YoonGi. Llegué a un punto de desesperación en el que me vi forzado a llamar a JiMin para que me ayudara. No tuve que decir mucho, mi amigo comenzó a buscar conmigo, dándome ideas de donde ir primero. Biblioteca, cafeterías, cancha de fútbol. Nada.
—¿El gimnasio de basquetbol? —me dijo JiMin en algún momento.
Allí fuimos prácticamente corriendo. Revisé debajo de las gradas y los almacenes, y sólo me detuve cuando JiMin gritó por mi, directo desde los vestidores. El corazón se me fue al suelo cuando crucé la puerta del vestidor de las chicas, el lugar totalmente vacío y casi en silencio, con los sollozos de YoonGi haciendo eco. JiMin señaló a una de las regaderas, recorrí la cortina despacio y juro que nunca sentí que podía odiar tanto a alguien hasta ese momento.
Él estaba ahí abrazado a sus piernas, con la cabeza gacha, arrinconado contra las baldosas del baño y completamente desnudo. JiMin apenas se asomó un segundo antes de apartarse y mirar con vergüenza hacia otro lado.
—YoonGi —le llamé, estirando mi mano para tocarlo pero él se apretó aún más para refugiarse de mi—. YoonGi, estoy aquí.
—¡Lárgate! —grito alzando el rostro bañado en lágrimas.
Me eché hacia atrás un poco mientras JiMin empezaba a moverse por todo el lugar, abriendo todos los casilleros, uno a uno, buscando lo que pronto entendí serían las cosas de YoonGi. Malditos imbéciles, los odie tanto, muchísimo más al leer ese asqueroso juego de palabras escrito con marcador en la frente de YoonGi, que podía interpretarse como "ciego marica".
Desnudo, estaba desnudo por dios. ¿Con qué objetivo? Y en el vestidor de las chicas. Tan denigrante. Cuanto más lo mire más inquieto me sentí.
—¿Te hicieron algo? —pregunté temiendo inesperadamente lo peor.
—¿Te parece que me han hecho algo, SeokJin? —preguntó, furioso—. Estoy desnudo en quien sabe que puto lugar. ¿Qué clase de pregunta es esa?
—Me refiero…
—¡No, no me violaron! Si es lo que quieres saber. Y no importa, esto ya en sí es humillante.
Me aparté y fui con JiMin, abriendo el resto de hileras. Que estúpidos no buscar desde un inicio en el último casillero de hasta el fondo. Sí, ahí estaba su mochila con todas sus cosas, incluyendo el móvil y su bastón. Le lleve la ropa y deje que se vistiera, no tardó demasiado en salir e ir al lavabo, empezando a frotar su frente con energía. Intenté ayudarlo no obstante me alejo en un empujón y yo no entendía su actitud hacia mi. Yo no le había hecho nada.
No pretendía dejar las cosas así, por lo que le pedí a JiMin nos esperara fuera y no dejará entrar a nadie. Mi amigo no objetó y nos dejó a solas. Hice el último intento de tomar la mano de YoonGi y de nuevo fui cruelmente rechazado.
—¿Por qué me tratas así? —le reclamé, dejando que supiera que me dolía—. Yo no te he hecho nada.
—Me abandonaste. —respondió.
Me quedé callado por un segundo, negando con la cabeza en silencio.
—No YoonGi, así no son las cosas, tu madre no me dejó opción.
—No me buscaste ni intentaste hablar conmigo, tu te fuiste sin que yo te importara.
—Eso no es verdad. YoonGi —de nuevo me acerque—. Tú me importas, y me importas muchísimo.
—¡Mientes!
—Claro que no. ¿Cómo puedes pensar eso?
—Porque tú no me amas —dijo, en un tono roto y tembloroso—. Te dije lo que sentía y tú no respondiste.
Lo miré confundido, intentando entender.
—¿A qué te refieres?
—Esa noche, te dije que te amaba, no una vez, ni dos, recuerdo lo suficiente para saber que no respondiste.
Y lo comprendí, porque también lo recordé, pero eso no quería decir que no lo amara.
—No YoonGi, estás equivocado.
Las lágrimas corrieron por su rostro, una tras otra, envidriando sus hermosos ojos grises, quebrando de a pocos mi corazón.
—Te fuiste porque no me amas, porque te estorbo y encontraste la solución perfecta para librarte de mí, y me molesta porque estuve esperando por ti todo este tiempo, pensando en ti todos los días y sólo apareces hasta ahora.
—YoonGi discúlpame. —Me acerqué con pesar y arrepentimiento pero él volvió a hacerse un lado.
No supe qué responderle y ya no tuve el tiempo suficiente para pensar nada más, pues JiMin abrió la puerta. Justo detrás de él, un montón de chicas mirando al interior del lugar, claramente extrañadas por el hecho de que hubiese dos hombres solos en el vestidor de mujeres.
YoonGi le pidió sus cosas a JiMin y una vez en sus manos comenzó a caminar, abriéndose paso entre esas chicas, buscando la salida a tientas guiado únicamente por la pared que mantenía a su derecha. Estaba enojado de verdad y no lo culpe, en realidad me dije que me lo merecía, por haber sido un cobarde, pues tenía razón, no le había buscado antes por conveniencia, porque no estaba dispuesto a pasar problemas a causa suya.
Mientras me sentía una mierda y en silencio, le pedí a JiMin que lo acompañara, su facultad estaba lejos de aquel lugar, no quería que se perdiera andando solo y eso sin mencionar que podría toparse con esos hijos de perra de nuevo. Mi amigo obedeció y se fue detrás de él. Yo me quedé mirándolos.
No fui al taller ese día y tampoco volví a casa. Me quedé en mi auto con JiMin a mi lado, revolviendome la cabeza entre lo que YoonGi me había dicho y entre todo lo que yo sentía, convenciéndome de alguna estúpida manera que él tenía razón, que tal vez yo no lo quería, al menos no lo suficiente para luchar por él.
—Él estará bien. —me dijo JiMin apretando mi hombro.
Los dos habíamos estado en silencio hasta ese momento. Agradecí tenerlo conmigo, apoyándome y dándome un poco de alivio. Sin embargo no estaba tranquilo, menos si pensaba en lo que le habían hecho a YoonGi.
—Esos malditos. —murmuré, más que nadie para mi.
—Son unos idiotas.
Sí, totalmente de acuerdo, no pensaba negar eso, dándole más vueltas a la cosa y cabreandome más. Que desagradable fue que a mi infortunio se le sumara la presencia inesperada de NamJoon, quien sólo se paró junto al auto y tocó el cristal del lado de JiMin.
—¿Qué hacen? —preguntó con esa disimulada curiosidad suya, irritante como siempre.
—Que te importa. —le respondí, ya harto de todo.
No lo vi, pero sé que juntó sus cejas y que me miró extrañado.
—¿A este que le pasa? —le preguntó a JiMin.
Mi amigo me miró un segundo, como esperando que yo dijera algo, le hice saber con mi indiferencia que no me importaba. JiMin suspiró antes de hablar con NamJoon.
—Unos imbéciles desnudaron a YoonGi y lo dejaron en el vestidor de las chicas en el gimnasio.
—Dios, que mierda —siseó NamJoon con sus dientes apretados—. ¿Y qué harás al respecto?
—¿De qué o qué?
Puso sus ojos en blanco.
—No dejarás que esos idiotas se salgan con la suya. ¿O si?
—Por supuesto que no. —respondí con la mayor obviedad.
—Excelente —En su rostro se dibujó ésa sonrisa maliciosa y trastornada—. ¿Entonces necesitas ayuda?
—¿Qué interés tienes tú si ni siquiera te agrada YoonGi?
NamJoon hizo un gesto ofendido hacia mi pregunta, sacudió la cabeza y me miró fijamente.
—Jamás dije que no me agradara, y aunque fuera así, que recalco no es el caso, una cosa es que alguien no te agrade y una muy distinta es ser increíblemente mierda con esa persona —declaró, claramente convencido de sus palabras—. Hasta un hijo de puta como yo sabe que hay límites, no te metes con alguien que no está en posibilidad de defenderse.
Bien, esa era la mejor respuesta que le había escuchado decir jamás a NamJoon. Lo pensé un momento y asentí.
—Sí, sí quiero hacer algo —dije—. Los quiero matar.
JiMin me miró horrorizado mientras NamJoon solo rió, tan divertido por mi respuesta.
—Bueno, eso no es lo más sensato, me parece muy extremista pero darles una buena golpiza, eso creo será suficiente —suspiro y de nuevo se concentró en mí—. ¿Quiénes son? ¿Dónde viven?
Me recargue con exhaución, una vez más, detestando a mi persona.
—No tengo idea. —respondí.
—Ese es un problema —NamJoon paró un momento, como pensando en algún plan, luego palmeó la puerta del coche y miró hacia los edificios de la facultad—. Denme un tiempo y les diré quienes son.
Cuán decidido se veía.
—¿Cómo piensas averiguarlo? —preguntó JiMin.
NamJoon nos sonrió confiado, enmarcando ese par de hoyuelos suyos y guiñándonos un ojo.
—Tengo mis trucos.
Y asentí, con todo mi coraje esperando ser descargado en las personas correctas.
Perdonen la tardanza. 🙇🏻♀️🥀
Sé vienen capítulos intensos, prepárense.
No olviden votar y comentar. ⭐💜
Créditos correspondientes.
Link de la obra original:
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