༊ Veinticuatro ༊
Estábamos a mitad de las vacaciones de verano cuando decidí hacer algo verdaderamente divertido con YoonGi. Ya me había dicho él que existían cosas que le gustarían aprender y entre ellas aprender a manejar un auto, y puesto que yo disponía de uno, más tiempo libre, me pareció excelente intentarlo.
Obviamente YoonGi se lo tomó a broma cuando se lo dije la primera vez pero después de guardar silencio entendió que yo estaba más que serio respecto al tema.
—No creo que sea buena idea. —dijo con el temor asomándose por sus ojos.
—No estoy diciendo que vamos a ir a la autopista ni a dar arrancones nocturnos en medio de la ciudad —aclare sacándole una risa grave a YoonGi—. Lo que yo propongo es sólo lo básico, encender el motor, dar unas vueltas, acelerar y frenar, en la seguridad de un espacio abierto y desocupado.
YoonGi lo pensó con la tentación y la emoción visible en su rostro.
—¿Y si causó un accidente con tu auto? No quiero arruinarlo y que tengas problemas con tus padres.
—Eso no va a pasar YoonGi, yo estaré contigo en todo momento —me acerqué a él y lo sostuve de sus caderas—. Anda, se que quieres, solo dime que sí.
Dí un beso sobre su frente y otro en su boca. Él me sonrió mostrando sus dientes.
—Bueno.
Después de la afirmativa de YoonGi no tuve que hacer otra cosa que conducir hasta algún lugar cerca que estuviera vacío y como era de esperar en periodo de vacaciones, el estacionamiento de mi vieja secundaria estaba vacío, casi tan desolado como el campo detrás de esta.
—Será muy fácil porque es automático —le dije apenas cambiamos lugares y yo me senté de lado del copiloto—. Solo hay freno y acelerador, palanca y volante.
—Ok. —me respondió él, con sus manos bien firmes al volante.
—El de la izquierda es el acelerador y el de la derecha el freno, en la palanca está parking, reversa, neutral, avance y manual, ahora estamos en parking y pasaremos a avance cuando te familiarices con los pedales.
YoonGi escuchó atentamente cada explicación e hizo con cuidado todo lo que indiqué, aprendiendo a cambiar de pie entre un pedal y otro, y memorizando cada posición de la palanca. Note que se puso ansioso apenas arrancar el motor pero igualmente se veía excitado. Como YoonGi no podía ver el tablero de velocidades tardamos un poco más para que reconociera, a través del ruido del motor, una velocidad aproximada, que por seguridad de ambos declare no debía ser mayor a veinte kilómetros por hora. La dinámica era sencilla, él pisaba el acelerador suavemente y yo le decía como iba aumentando la flecha.
Cuando estuvo listo pasamos a lo divertido. YoonGi se negó por un segundo pero después de darle un beso y decirle que todo estaría bien se puso en marcha. Ambos íbamos con el cinturón puesto cuando el auto empezó a avanzar a través del estacionamiento, primero en línea recta.
—Bien, ahora vas a girar el auto con el volante. —dije.
—Prefiero seguir así, Jin. —me respondió sonriendo nerviosamente.
—Anda, YoonGi, no pasa nada. —Yo riendo mientras tomaba el volante junto con él y tiraba hacia la derecha.
Frente de nosotros había un cubo de basura que se aproximaba lentamente, ninguna amenaza si girabamos con el debido tiempo, pero YoonGi no soltó el volante, aún en línea recta.
—YoonGi gira. —dije más firme sin embargo él siguió tenso, negando con los ojos bien abiertos casi que muy asustado.
La estructura metálica se acercaba cada vez más y YoonGi inconscientemente iba acelerando. Sé bloqueó por un segundo y yo entré en pánico.
—Frena, frena, frena… —Mi auto estaba a nada de impactar contra ese cacho de basura, diez metros, cinco metros, un metro. —¡Frena!
Estaba por poner el freno de mano cuando de puro milagro YoonGi frenó, y aunque sí dimos un poco con el frente del auto no fue nada grave, si acaso un poco de daño en la pintura. Puse el freno de mano y quité de inmediato la llave. Me recosté en mi asiento y empecé a reír, YoonGi me siguió a los segundos entre cada carcajada.
—No más clases. —murmuró YoonGi en medio de una sonrisa.
—Por hoy ya no —le dije—. Pero no estuvo tan mal.
—Si tu lo dices.
Me acerqué a él y tomé su rostro entre sus manos, le pedí que me besara para compensar que casi nos mataba con el auto. YoonGi accedió y tomó mis labios con los suyos, los dos aún riendo por nuestro pequeño accidente. Luego de un rato busqué separarme pero él no me dejó, en cambio apretó su boca contra la mía, metiendo su lengua hasta encontrarnos enredados. Los mejores besos solo podían venir de YoonGi sin duda.
Me deje hacer jalando de él, agarrado a su cuello mientras él apretaba sus manos en mi cintura. Busqué su entrepierna y la encontré justo cuando él me tomó con su mano, masajeando lentamente entre nuestros suspiros. Apenas tuve tiempo de darme cuenta cuando YoonGi me abrió el pantalón y tiró de mi carne desnuda entre sus dedos. Mi cerebro se apagó por un instante, YoonGi masturbandome mientras me besaba el cuello, eso era todo lo que necesitaba para perder la razón.
Que fortuna que la recupere unos segundos antes de que un par de muchachas pasaran corriendo a unos metros de nosotros, separándome bruscamente de YoonGi, casi empujándolo para cerrarme los pantalones.
—Eso estuvo cerca. —susurre con el rostro caliente mientras jalaba aire.
Me giré a YoonGi, él estaba igual de descompuesto que yo, con sus cachetes colorados, la boca hinchada y un muy prominente problema entre sus piernas. Me mire a mi mismo y la verdad que seguía igual de duro.
—Dios, de verdad quiero hacerlo. —dije más para mi, aunque YoonGi obviamente me escuchó.
Él se rió de mí, exhalando un poco.
—Yo también.
Si tan sólo hubiese sido de noche tal vez nos habríamos animado a hacerlo en el coche. Lastima que fuera plena luz del día y que, ni por muy sola que pareciese la escuela, dejábamos de correr el riesgo de ser descubiertos. Así que desistimos… por ese momento.
Llevábamos mucho sin hacerlo y la verdad no estábamos de ganas como para aguantar más así que durante aquella noche, mientras hablábamos por teléfono se me ocurrió invitar a YoonGi a mi casa para "ver" una película.
—Mi mamá y hermana mañana saldrán a eso del mediodía —le dije—. Y papá vuelve hasta la noche, la casa estará completamente sola para nosotros dos.
—¿Y cuando dices ver una película te refieres…
—A tener sexo, obviamente. —murmure haciéndolo reír.
—Es un plan excelente. —dijo.
Y si, si que era un buen plan, más que eso un gran plan, qué digo, un maravilloso plan. Pero los planes no siempre salen al pie de la letra y mucho menos cuando se vivía con mi familia.
Ya iba por YoonGi a casa de HoSeok y TaeHyung para ponernos a lo nuestro cuando a mitad de escaleras apareció mi hermana, en pijama, con la nariz roja y luciendo más que fatal, tan asquerosamente enferma que incluso temí que fuera ya de verdad un zombi.
—¿Qué te pasa? —le pregunté justo cuando mi madre apareció detrás de ella, llevando en una mano una taza humeante de Té y en la otra un tazón de gachas de avena.
—Tiene un catarro horrible. —me dijo mamá y no dude de su palabra.
Es que Dawon parecía que se iba a morir.
—¿Entonces no saldrán hoy? —pregunte tratando de no sonar decepcionado ni grosero.
—¿Crees que voy a salir así? —me respondió Dawon inclinándose sobre mí.
Yo negué, casi asustado tratando de alejarme de ella, lo que menos necesitaba es que me contagiara. Mi madre nos separó y llevó a mi hermana a su habitación. Entonces fue ahí cuando vi que nuestros planes se habían ido por la borda de un barco que aún ni siquiera tomabamos.
Fui por YoonGi como habíamos acordado pero apenas él subió al auto tuve que darle la noticia.
—Así que se cancela. —le dije apoyando mi cabeza en el cristal de la puerta.
Estaba pensando qué hacer por el resto de la tarde, diciéndole a SeokJin Jr. que más tarde me encargaría de él mientras nos mirábamos una porno, cuando YoonGi me sorprendió.
—Mi mamá no está y no vuelve igual hasta la tarde.
Un rayo de esperanza.
—¿Qué tan tarde? —pregunté.
—Las cinco.
Miré el reloj e hice mi cálculo. Eran casi las once de la mañana, lo que significaban seis horas limpias para nosotros dos. Bendito el universo por tan bondadosas oportunidades.
—Lo tomo. —dije arrancando el auto.
Como me había dejado todas las cosas en casa tuvimos que pasar a la farmacia por unas nuevas antes de llegar al hogar de YoonGi. Al estar en la puerta me di cuenta que teníamos que introducir la clave electrónica, sentí mucho alivio cuando YoonGi me la dijo de memoria.
No perdimos tiempo y fuimos hasta su cuarto, medio cerré la puerta y después de dejar la bolsa de papel en la cama, me abrace a YoonGi listo para comérmelo lentamente.
—Dios —susurre con alivio entre sus besos—. Creí que tendría que masturbarme toda la noche mientras veía pornografía.
—¿Miras mucho porno? —me pregunto con una risilla al caer los dos contra su cama.
—No realmente, la mayoría del porno es muy repulsivo y casi asqueroso —dije—. Pero… como todo en la vida, también hay pornografía de buena producción que es casi arte.
—Justo como a ti te gusta. —YoonGi me sonrió con cierta altanería.
—Cállate
Estampe mis labios en él y apreté su cara con la mía.
—Jamás he visto un video para adultos. —me dijo al meter mis manos debajo de su playera.
Detuve mis besos y lo miré con picardía.
—¿Quieres ver uno?
—¿Se puede? —pregunto dudoso.
—Claro, tengo dos que tres guardados en el móvil… —Sus ojos riéndose de mí bochornosa declaración. —de... de los pocos que me gustan.
YoonGi no lo pensó mucho para darme una respuesta afirmativa.
Los dos nos sentamos en la cama, YoonGi entre mis piernas y yo abrazándolo por la espalda. Para una mejor experiencia le puse los auriculares. Deje que el video corriera con el volumen lo bastante alto para que YoonGi lo disfrutara. Dos chicos besándose y chasqueando sus lenguas mientras se masturbaban, jadeando mientras se decían que se gustaban y que se iban a joder hasta perder la conciencia, el ruido viscoso de una felacion junto a un par de nalgadas.
Mientras el clip avanzaba yo me di a la tarea de replicar algunas caricias sobre el cuerpo de YoonGi. Besando su cuello, pellizcando sus pezones y rasguñando su abdomen, tal como ya sabía yo que le gustaba. Su cuerpo no tardó en reaccionar y diez minutos después él ya estaba caliente con su entrepierna bien firme bajo su ropa. Sonreí y le quité uno de los audífonos.
—Estás duro —le susurre mientras mordía su oreja—. ¿No deberías hacer algo al respecto?
YoonGi tragó saliva con dificultad.
—¿Cómo qué? —Tan juguetón.
—Masturbarte.
Si se puso rojo fue imposible notarlo con tanta sangre bajo la piel de su cara.
—De nada sirve un video porno si no te haces una buena paja. —agregué mientras acariciaba su cintura, tirando de su pantalón.
—Pero sigues tocándome. —me respondió.
—¿Quieres que deje de hacerlo?
—No. —se apresuró a decir
Claro que no quería eso, ninguno de los dos. Le abrí los pantalones y se los bajé hasta los muslos, llevándome con ellos la ropa interior. Su erección casi pegada al abdomen, goteando un líquido lechoso pidiendo a gritos ser atendida.
—Tócate. —le dije, arañando sus muslos.
YoonGi intentó resistirse pero no pudo, su excitación fue más fuerte que su voluntad. Lo vi buscar alivio, primero con una mano y después con ambas, aún escuchando los ruidos obscenos del video. Yo también estaba duro y quería participar, así que un tanto lujurioso mordí su cuello y quité una de sus manos.
—Dejame ayudarte. —le dije acariciando su oreja con mí aliento.
Él no me replicó, más que eso, giró su rostro hacia mí, buscando con su boca la mía. Le devolví su beso, con nuestras manos encima de él. Sus vellos erizados con cada roce mio y yo deleitándome al escuchar sus jadeos. Me abrazó con algo de desespero y mordió mi labio como intentando decir algo, una petición que dejó a medias, muerta en la punta de su lengua.
—¿Qué quieres pedirme? —le pregunté separándome un poco, perdiéndome en sus bellísimos ojos grises.
—Nada. —me respondió agitado pero no podía engañarme.
—Sé que hay algo que quieres, anda, pidemelo.
Él se mordió el labio y negó rápidamente, todo en la cara de YoonGi denotaba deseo entremezclado con vergüenza. Sonreí y dejé un beso en cada uno de sus cachetes.
—¿Quieres que la chupe?
Sí, ahí estaba, aún más rojo pero también más excitado. No me dijo nada y sin embargo yo sabía que lo estaba deseando de verdad. Lo hice levantarse, arrodillandolo frente a mi con su sexo a la altura de mi boca. No hizo falta desnudarlo, ya estaba bastante descubierto para trabajar con él. Le dí un pequeño beso en la punta húmeda, arrancándole un gemido y le pedí que se levantara la playera, quería ver sus pezones erectos para poder acariciarlos.
—No la sueltes. —dije poniendo la tela en su puño.
YoonGi obedeció, agarrándose de mi cabello cuando me lo metí por completo a la boca. Se la chupe mientras pellizcaba sus pezones y recorría con mis uñas su abdomen. Llevándolo hasta la desesperación. Me pidió que parara un sin número de veces pero su rostro me rogaba por más. Mi lengua se enredó en él hasta que se corrió. Su leche me refrescó la garganta y yo la tomé con gusto.
Él se tambaleó y cayó sobre mí, tan mareado por su orgasmo. Lo abracé y besé hasta recostarlo debajo de mí, le saqué los pantalones por completo, dejándolo solo con la playera y los calcetines puestos. YoonGi abrió sus piernas sin necesidad de pedirlo, eso cuando me puse sobre él.
Me dispuse a prepararlo, tomando los condones y la botella de la bolsa de la farmacia. Besos contra su cuello y una cantidad abundante de lubricante en mi mano. Todo estaba tan malditamente bien, los dos tan ansiosos por hacer el amor una vez más que no pude reaccionar ni entender que algo estaba mal en el aire. Apenas logré meter un par de dedos dentro de él cuando su suspiro de placer se apagó y fue reemplazado por una exclamación ahogada de su madre, completamente horrorizada al pie de la puerta.
Sé que no puedo dejar el capítulo así como si nada, trataré de subir el siguiente entre hoy y mañana. 😁
Preparen sus pañuelitos. 😿
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Créditos correspondientes.
Link de la obra original:
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