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༊ Tres ༊

Mis pantorrillas tocaron el borde de la cama un poco antes de caer de espaldas. Tan pronto estuve completamente recostado él se colocó entre mis piernas, desabrochando a prisas los botones de mi camisa. No sabía qué demonios estaba haciendo pero seguramente me arrepentiría y no podía permitirlo, simplemente no era lo que había planeado cuando decidí ir allí, aunque sinceramente ¿que otra cosa esperaba que pasara? es decir, de alguna manera siempre lo sospeche y aun asi me sali de casa en medio de la noche solo para verme con NamJoon bajo pretextos flojos y vagos. Estaba por meter su mano debajo de mi ropa interior cuando recobre toda o la poca racionalidad con la que contaba en ese instante. Safe la mano y con firmeza lo empuje hasta salir de debajo suyo, respirando agitado y con los cabellos hechos un desastre.

—Para —le dije en cuanto estuve de pie—-. No vamos a hacer esto.

—Hace un momento no estabas resistiéndote.

—Porque soy un imbécil y eso ya lo sabemos de sobra ambos, solo vine a decirte por milésima vez que dejes de hostigarme con tus jueguitos tontos de los mensajes. Es en serio, ya estoy cansado.

—Vamos SeokJin, bien sabes que me gustas. — Estiró la mano, intentando alcanzarme, retrocedí un paso.

—Eso dejó de ser razón suficiente para estar juntos desde hace mucho tiempo, entiende NamJoon, lo nuestro ya no puede seguir, no es sano. Busca otras personas con quienes salir, siempre fue así.

—¿Lo dices porque ya te has enredado con alguien? — Molestía o burla, su rostro era una mezcla de ambas.

—No NamJoon no estoy con nadie pero tampoco significa que quiera o esté dispuesto a estar contigo una vez más.

NamJoon respiró profundo antes de sonreír con picardía, se levantó y caminó hacia mí en ese instante, otra vez retrocedí por mero instinto. Estaba por alcanzar mi rostro con su mano cuando por acto de suerte una pareja entró a prisas a la habitación. La chica llevaba ya el cierre abajo para cuando nos vio, grito e inmediatamente se cubrió con lo poco que sus manos le permitieron. El chico, nuestro anfitrión, nos miró con furia y nos sacó a patadas de la que hasta ese momento supe se trataba de su habitación. No espere a que NamJoon hiciera o dijera nada, solo camine hasta las escaleras, buscando con prisa la salida.

Mire detrás de mí un par de veces en mi trayecto a casa, pude distinguir a NamJoon parado en el jardín y aunque me vio no hizo el intento de seguirme, aquello fue un completo alivio para mí. Volví con mucha más calma, entré con sigilo a mi hogar y fuí directo a mi habitación. Respire profundo pensando que tal vez, finalmente, NamJoon había entendido que lo nuestro ya estaba en el pasado. Revisé el móvil y simplemente no encontré nada. Solo tal vez.

Al día siguiente desperté tan temprano como de costumbre. Fui a la escuela y de inmediato me encontré con el cuerpo de JiMin abalanzándose sobre el mío. Lucía alegre como casi siempre. Me pidió ayuda con las técnicas básicas de dibujo así que acordamos darnos un tiempo para estudiar por las tardes, claro que hubo problemas al principio pues el horario libre en el que antes coincidíamos ya estaba ocupado en mi agenda por el taller de pintura. Fue complicado pero hallamos un espacio, quedando para el fin de semana, sábado antes de mediodía.

—Más te vale que no cambies de opinión, hyung. —me dijo antes de separarnos en los pasillos.

—No lo haré, ahora vete. — Sonreí y agité mi mano para despedirme, caminando en dirección opuesta a él.

Mi día escolar estuvo bastante bien, nada extraordinario, solo una clase después de la otra, el almuerzo y dos horas de seminario. Cuando menos me dí cuenta llegó la tarde y se que en ese instante no fui capaz de notarlo pero hasta ese punto yo había estado impaciente para ir al taller. Aun así conduje el auto con precaución, tome el camino con calma e incluso escuche música durante todo el trayecto. Llegué unos diez minutos antes. No podía superar el hecho de que hubiese sido tan fácil encontrar estacionamiento por aquel lugar justo ese día, entre semana y en esa hora. Estaba por entrar al edificio cuando a dos coches de distancia me topé con HoSeok parado en la acera, con la cabeza gacha y jugando sus manos con inquietud. Parecía estar esperando algo, en realidad pocos segundos después pude saber que era más bien a alguien. Su madre sostenía la puerta del auto que daba hacia la calle, así fue como YoonGi apareció despacio con un largo bastón por delante de él. Contemple con detalle su mover, tan diferente al del día anterior, más seguro, y eso a pesar de que no se sostenía de absolutamente nadie, solo de ese metálico objetó entre sus manos. HoSeok junto a su madre caminaron detrás de él, finalmente me decidí a acercarme y saludar.

—Hola YoonGi —hable cuando ambos estuvimos a la altura de la entrada—. ¿Necesitas ayuda?

YoonGi se detuvo un momento antes de sonreír, su flequillo negro cayendo por sobre su frente.

—SeokJin —dijo casi deletreando mi nombre, tan suave entre sus labios—-. Estoy bien pero gracias.

Sonreí y asentí, no importaba que no pudiera verme, era un gesto que se hace por simple inercia. También saludé a la joven mujer y a su hijo, que aunque no me miró sé que se esforzó por responder. Todos caminamos hasta las escaleras y que sorpresa que tuve mientras YoonGi subía escalón a escalón sin ningún impedimento. Eso me gusto, bastante de hecho y por eso quise seguir hablando.

—Nunca antes alguien se ha grabado mi nombre con tanta facilidad, me tienes sorprendido.

—¿Uh? — YoonGi alzó las cejas. —¿En serio?

—Si, no se porque pero siempre dicen que mi nombre no es muy memorable.

—Pues no puedo decir nada respecto a otras personas pero a mi me gusta tu nombre, así como el de HoSeok, Se-ok-Jin, suena con más energía que un nombre simple como YoonGi.

—En eso estaré de acuerdo contigo aunque tu nombre tiene un sonido fluido y armonioso, también es menos común, prefiero algo como eso a que sea enérgico.

—Si gustas podemos cambiar de nombres. -—YoonGi sonrió con apenas una risa, cerrando los ojos.

—No. —Firme y claro.

Todos nos detuvimos a sólo dos peldaños del primer piso. Volteé de inmediato mirando a HoSeok, su rostro se veía más serio que los momentos previos en la calle. Su madre río nerviosa y acarició su cabello.

—YoonGi está bromeando, cariño. —dijo sonriendo hacia mí con sus ojos cerrados.

—Sí, Hobi, es broma, un chiste. —afirmó el pálido a mi lado.

—No entiendo los chistes. —Apartó con molestía la mirada.

—Lo siento, Hobi. —YoonGi veía hacia la nada mientras su sonrisa seguía ahí, inclinando su rostro en mi dirección.

HoSeok no dijo nada más y nosotros continuamos hasta llegar al estudio. Ya había unos cuantos en la gran aula, platicando o esperando juntos a sus acompañantes. La madre de HoSeok se despidió tan pronto como pusieron un pie dentro, no espero ni vigiló a que YoonGi o su hijo tomaran asiento, solo dijo adiós a todos para después dar media vuelta e irse. Tan diferente a la madre de YoonGi. No le di mucha atención a eso y sólo me aparté para hacer las mismas tareas que la tarde anterior. Acomode caballetes, sillas, lienzos y pinturas, todo en el mejor orden posible. Ayudé a recibir más alumnos entre ellos algunos que habían faltado a la última sesión, por tanto me tocó presentarme de nuevo, lo hice con gusto. Entonces pudimos empezar con lo nuestro.

Al principio me tocó estar con la pequeña niña en la silla, Sarang. Juro que no había visto una niña tan risueña como ella. Su personalidad era simplemente encantadora. Le ayudé con algunos trazos de su dibujo pero no hice realmente mucho, por si sola y para su corta edad lo hacía bastante bien. "Algún día seré una caricaturista famosa" me dijo con sus mejillas infladas y sus ojos brillando, ni el corazón más gélido hubiera podido no sonreír con eso, obviamente mi caso no era diferente. No le costaba seguirme el ritmo cuando le mostraba algo nuevo y escuchaba con atención cada consejo que pudiera darle en el momento. Tan pronto vi que iba mejor pude dejarla y seguir con los demás. No había demasiado que pudiera yo hacer por los otros, pues los demás voluntarios estaban bastante atentos también.

Mire en dirección a YoonGi, acariciando gracilmente el lienzo blanco con el pincel bañado en azul. La señora Shim caminaba entre las mesas observando, deteniéndose cada que alguien tenía una pregunta, entonces YoonGi llamó cuando apenas iba de camino a otro alumno. No le escuchó, pero yo sí ya que estaba desocupado, así que no tuve problema para atenderle. Me senté a su lado y observe.

—¿Qué necesitas YoonGi? —hable con suavidad.

—Oh, SeokJin. —Se giró un poco hacia mí, con pincel en una mano y pintura en la otra.

Intente ocultar el hecho de que me producía cierta inquietud aquello de que me reconociera apenas le dijera un par de palabras, es decir, bien sabía yo que las personas cuyo sentido de la vista es nulo tienden a sobre desarrollar el oído y el tacto pero jamás creí que pudieran recordar tan bien los sonidos, supuse yo que su memoria auditiva era mucho mejor a la de otros.

—¿Necesitas algo? —repetí sonriendo para él, otro acto reflejo.

—Supongo que esta vez sí — No entendí al instante, no hasta que recordé la entrada al edificio de poco rato atrás. —. ¿Has ido al mar? Bueno, lo has visto ¿Cierto?

No esperaba esa pregunta.

—Sí, he ido a la playa si es a lo que te refieres y también conozco el mar.

—¿Y la espuma?

—También.

—Bueno, en ese caso... — YoonGi hizo una mueca y yo me sentí curioso por ese rostro. —¿Cómo es la espuma? Es decir se que es blanca y creo que debe ser como la espuma del jabón, me refiero ¿En que punto del mar está la espuma?

—Mhhh... en el borde de las olas.

YoonGi frunció el ceño y seguro que de haber escuchado la misma respuesta yo hubiese puesto la misma cara. Fui tan estúpido, entonces me sentí nervioso. Mire hacia el lienzo, la mitad superior era de un color azul pálido mientras que la parte inferior de un azul más fuerte, oscuro.

—¿Estás pintando el mar? — Me atreví a preguntar.

-—Sí. —dijo alzando las comisuras de sus labios, qué hermosa era aquella línea curva.

—Puedo hacer las olas por ti o guiarte manualmente mientras haces el trazo, lo que tu prefieras.

Pero YoonGi negó suavemente, sin pensarlo.

—Quiero hacerlo yo.

Y lo entendí, porque yo tampoco dejaría que nadie tocara algo tan importante como mi propio trabajo, sin importar si fuese para la escuela o para el disfrute personal. Con eso en mente no tuve más opción que idear una manera que me permitiera explicar con claridad la idea de las olas y la espuma cuando estas rompen al caer en la orilla de la playa. Cuando tuve una lo dudé un poco, esperaba que fuera suficiente.

—Creo que hay una forma para que te lo muestre — YoonGi me prestaba atención—. ¿Puedo tomar tu mano?

—¿Mi mano? —YoonGi abrió los ojos y alzó sus cejas, sorprendido con las mejillas tiñéndose uniformemente de rosa pálido.

Involuntariamente me encontré sonrojado yo también. Me aclaré la garganta nervioso y me oculté detrás de mi propia diversión.

—Sí, sí —Mi voz flaqueó un poco—. Es lo mejor que se me ha ocurrido, entonces ¿Puedo?

Se quedó quieto un momento pero pronto extendió su mano abierta hacia mí, respire profundo y la tome, grande y fría pero sobre todo, suave. Cerré con cuidado sus dedos y la puse sobre la mía.

—Esta es mi mano y por ahora es el mar —dije colocando recta mi extremidad debajo de la suya, la mecía lentamente, simulando el movimiento natural del agua—. Ahora haremos una ola —Comencé a curvar la mano, apuntando lentamente con mis dedos al techo, después cuando mi mano estuvo casi recta doble las falanges de una a una, deje que sus dedos rozaran con la punta de mis yemas, acariciando mis uñas.—. Este es el borde de la ola y aquí es donde se hace la espuma.

Seguí repitiendo el movimiento y entonces él entrecerró sus ojos, un segundo, solo eso, después asintió y susurro un "gracias". YoonGi soltó mi mano y fue por el tarro con pintura blanca, mojo un pincel delgado y dibujo pequeñas líneas sobre la superficie azul, nada mal, pensé. Entonces de la nada hizo pequeños círculos, revolviendo sutil el blanco con el azul, haciendo lucir el trazo más real, un efecto que incluso muchos en la carrera no lograbamos con el primer intento. Simplemente asombroso. Reconocí ese pequeño talento en él, algo que estaba ahí esperando por explotar.

—Eres bastante bueno YoonGi -—dije, observando ya su cara-—. ¿Estudias artes?

-—Je, no, nada eso —-Sonrió, inclinándose hacia el lienzo lleno de pintura—-. Estoy tomando literatura en la universidad.

—¿Literatura? Interesante —No me lo hubiera imaginado, por un segundo me sentí mal por eso. —. ¿En qué escuela?

—Universidad Nacional de Seúl. —Sonrió con orgullo y yo solo me quedé con una sonrisa estúpida antes de saltar emocionado en mi asiento.

—¡Yo también! —exclame—¿En qué año estás?

—Apenas voy por el segundo semestre.

—Wow. ¿Tan joven eres? —La verdad es que ya lo había supuesto, todo su cutis era el de un hermoso adolescente, pero en realidad yo estaba equivocado.

—No, no lo soy —YoonGi sonrió mostrando sus dientes—. Tengo 23*.

—Oh. —Más grande que yo, nadie lo habría adivinado, eso seguro.

—Lo sé, se me hizo un poco tarde para empezar los estudios. —dijo sonriendo con una mueca de ligero disgusto.

Me di cuenta que había mal entendido mi reacción.

—Nunca es tarde para empezar algo, así que no pienses eso. Mi respuesta fue más por sorpresa, es que no pareces tener esa edad.

Él rió.

—¿Luzco más viejo? — Su voz grave y divertida.

—Lo contrario.

Un breve silencio, solo el pincel esparciendo la pintura.

—¿Puedo saber por qué? —pregunté de pronto.

—¿El por qué tardé tanto? -—Asentí con un pequeño "uhm". —Bueno, elegir la carrera no fue difícil, creo que siempre supe lo que quería. Pero tuve que convencer a mi madre, invertí mucho tiempo en ello y cuando lo logré vine a ser aceptado en la escuela, que aunque tiene sus famosos programas de inclusión la realidad no puede distar más que eso. Así que las solicitudes y el proceso de aplicación del examen fue complicado, todo eso también me tomó algunos meses.

—Aun así lograste tu objetivo, eso es lo que cuenta.

—Sí, así es — Asintió un par de veces, suspiro y dejó el pincel dentro de un frasco con agua. —. Bastante de mí, ahora es tu turno, dime ¿Cuál es tu edad?

—-Solo soy un poco más joven, 22* años.

—-¿Entonces estas algo así como en el cuarto año?

-—Precisamente y a poco tiempo de graduarme.

-—Dices que estudias donde yo, ¿También en la facultad de lenguas?

—Oh no. Los idiomas no son lo mio. Yo estoy en artes plásticas.

Sus ojos fijos y abiertos, con las cejas alzadas.

—¿Estudias artes como... pintura?

—De hecho -— Me erguí orgulloso y sonriente en mi asiento. —. Mi área es pintura y dibujo.

Y no se que sucedió después de eso, todo él pareció tensarse de la nada, fue algo raro, no mucho pero llamó mi atención pero tan pronto estaba por hablar la señora Shim llamó por mi, y así continúe el resto de la sesión con otros alumnos. El tiempo pasó y uno a uno todos los estudiantes se fueron despidiendo. Muchos aún olvidaban mi nombre pero no era molesto, me sentía bien con ello, de todas formas apenas iba mi segundo día. Al final sólo quedaron de nuevo YoonGi junto a HoSeok, ahora el pálido un poco más serio. Eche un vistazo a las pinturas de los demás incluyendo la de YoonGi, y de todas según aún estaban por terminarse pero yo no lo vi así, la de YoonGi parecía estar lista, aunque en realidad esa siempre es decisión del autor, así que no podía opinar al respecto.

Junto con los otros voluntarios y los profesores recogimos todo el lugar, me detuve cuando la madre de HoSeok apareció. Sonreí y les dije adiós, de todos recibí respuesta pero de YoonGi solo hubo un adiós a secas. Ni sonrisa ni brillo en sus ojos, solo esa palabra.


*23 en años coreanos, 22 en occidente.
*22 en corea y 21 en occidente.

Cualquier error que noten por favor díganme. Besos a todos y buen inicio de semana. 💖

Link de la obra original:
https://www.wattpad.com/story/199887251
Cr. a MinMin YoonJi.

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