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༊ Dos ༊

Coloqué un par de pinturas en la pequeña mesa de madera, antes de tomar asiento, la señora Shim me había pedido que me sentara justamente al lado del chico Min, para que estuviese cerca si este llegaba a necesitar de mi ayuda. No me molestó en lo absoluto, de hecho me di cuenta que en realidad, de una u otra forma, yo estaba esperando la oportunidad para acercarme. No supe precisamente la razón pero en el momento que miré sus ojos una pequeña chispa se había encendido dentro de mi pecho, era algo inexplicable. 

Observe a YoonGi sentarse a mi lado un segundo después, habiéndose movido a través de la sala con la ayuda de su amigo HoSeok. El chico ni siquiera volteo a verme, solo vigilo que YoonGi estuviese a salvo, para sentarse de inmediato en una de las mesas del centro, se perfectamente que no lo hizo con malas intenciones así que sólo sonreí por el pequeño gesto que había hecho por su amigo. 

Una vez que estuvo sentado, YoonGi estiró las manos, tocando suavemente el lienzo de papel, alisandolo y tal vez, de cierta forma, familiarizandose con la textura y el tamaño. Yo solo lo mire en silencio, entonces llevó una de sus manos hasta los frascos que tenía frente a mí en aquella mesita. Me apresure a tomar uno de ellos. 

—¿Qué color necesitas? —pregunte viendo los pequeños recipientes, listo para extenderle cualquiera que llegara a requerir. 

—No es necesario que los busques por mí —dijo sonriendo suavemente, tomó un frasco, lo abrió y entonces se lo llevó a la nariz, yo simplemente mire extrañado—. Cada color tiene su propio olor. —me explico cómo si hubiese podido distinguir mi confusión. 

—¿Es en serio? — No pude ocultar el asombró que aquello me produjo. 

Él asintió pronunciando suavemente un "Sí". Estiró la mano y me extendió el frasco, lo tomé y miré el interior. 

—Este es amarillo. —dijo con total seguridad y entonces yo le miré incrédulo, es que tenía razón, la pintura era amarilla.

La curiosidad me llevó a inhalar suavemente el aroma de la pintura, alternando mi mirada entre YoonGi y el frasco en mis manos. ¡Pero si era olor a banana! Ahogué un grito de emoción, casi medio chillando entre dientes. YoonGi río grave y quedito, cerrando un poco sus ojos y arrugando la naricilla rosa. Perdí una fracción de segundo al observarlo, me reí también. 

—Plátano es color amarillo. Limón es verde, frutos rojos es rojo, obviamente — Él volvió a reír mientras estiraba la mano, abriendo lento y despacio cada uno de los frascos, aspirando el olor de cada color —. Café es café, chicle-azul cielo, coco-blanco, rosas-rosa, naranja-naranja, sal-azul marino, etc. 

Mire todos los frascos con mis ojos brillando aún emocionado. Era la idea más ingeniosa que hubiese visto jamás, simplemente a mi nunca se me habría ocurrido. 

—Jamás había escuchado hablar de esta clase de pinturas —dije mientras empezaba a leer la etiqueta de una de los recipientes—. Es bastante original, ¿Es pintura para niños o algo así? 

—No, en realidad fueron diseñadas para que las personas invidentes pudiésemos pintar —me dijo con cierta seriedad cuando al parecer había encontrado el color que deseaba—. La idea de pintura con olor a comida para niños no creo que sea lo más inteligente, imagina cuantas intoxicaciones habría. 

Estaba en todo lo cierto, pronto me sentí bastante tonto. En ese momento estaba deseando equivocarme, pero pude percibir cierto cambio en el matiz de su voz al hablarme, como si estuviera tal vez molesto. ¿Es que acaso había dicho algo inapropiado? No quise sobreanalizar demasiado las cosas así que sólo me calle, atento a YoonGi. Me pidió que le acercara un pincel y así lo hice, seguí mirando. Hizo varios trazos de un color café marrón oscuro, sin ningún patrón aparente, todos en línea recta y verticales al lienzo. Quise darle forma a lo pintado pero nada parecido se me vino a la mente. 

—¿Qué vas a pintar? —pregunté cuando no pude aguantar más las ganas de saber. 

YoonGi no se detuvo en sus trazos más esbozó una suave sonrisa. Sus ojos también se volvieron alegres, eso me gusto. 

—¿A ti qué te parece? 

Seguí viendo hacía el papel, tratando de mirar todas las formas posibles. Gire e incline la cabeza varias veces, pero nada, absolutamente nada se me ocurrió. Inhale y suspire un poco tenso, mojando mis labios cuando, sin motivos, me puse nervioso. Sentí un extraño peso sobre mis hombros y un calor bañándome el rostro. Cuando volteé, YoonGi estaba con sus ojos "puestos" de alguna forma en mí, me sacudí la idea de inmediato, por dios, él era incapaz de verme, y aún así yo estaba seguro de que lo hacía. 

—Lo… Lo siento —respondí al cabo de un par de segundos—. Es que no distingo algo en particular. 

YoonGi hizo una pequeña mueca, la cual interprete como posiblemente decepción. Sin embargo YoonGi no dijo nada, solo me extendió el tarro de pintura café para el ir y tomar otro. Me pidió un pincel limpio y más ancho. Se lo dí y él continuó pintando. Manchas verdes empezaron a aparecer encima o en medio de cada línea marrón, a veces grandes y otras pequeñas, yo aún era incapaz de distinguir algo. Cambio de color a un amarillo opaco, dando pequeñas líneas sobre los manchones verdes, acertadas la mayoría de las veces aunque en otras se salía y daba con el espacio en blanco. Observe con más atención y finalmente la imagen tuvo sentido. 

—¿Es un bosque? — Me animé a preguntar, aunque no voy a negar, lo hice con cierto temor a equivocarme. 

Respire aliviado cuando YoonGi sonrió grande y amplio, abultando sus blancas mejillas. 

—Sí, es un bosque —dijo afirmando mi suposición—. ¿Cómo se ve? 

—Excelente —le respondí viendo su pintura y detallando cada línea trazada, esos pequeños trazos amarillos, simulando hojas a medio secar—. Tienes bien grabada la imagen del follaje. 

—Uhm… —YoonGi se mordió un poco el labio mientras retocaba con paciencia el papel. —¿Eso crees? 

—Por supuesto, debiste pasar mucho tiempo viendo los árboles alguna vez —dije animado viéndolo a él, pero su sonrisa perdió amplitud después de eso, entonces me dí cuenta que tal vez estaba haciendo demasiadas suposiciones, pues de alguna forma asumí que YoonGi algún momento de su vida había visto los árboles, así que pregunté—. ¿No? 

YoonGi respiro profundo por un par de segundos, se meció suavemente sobre su silla, inclinándose para acercarse un poco más al lienzo. Pasó sus yemas con cuidado, tocando apenas la pintura fresca. 

—Soy ciego de nacimiento — En cuanto lo escuche de nuevo tuve esa sensación de opresión en mi garganta, tragué saliva con esfuerzo, YoonGi se detuvo y de nuevo sonrió con sus ojos fijos al frente —. Bueno, técnicamente me empecé a quedar ciego en mis primeros años, pero no recuerdo algo en específico, solo formas borrosas y oscuras. 

Respire profundo, intentando no estar nervioso, tenía que estar bien y actuar lo más normal posible, esa fue la recomendación que la señora Shim me había dado el día anterior, así que me apegue a eso. 

—¿Y ahora no ves absolutamente nada? 

—Nada de nada. —dijo con cierto tono divertido. 

—¿Ni formas? —Él movió rápidamente la cabeza. 

—Solo distingo el día de la noche, pero vagamente — YoonGi dejó el pincel e hizo levemente una mueca, siseando entre dientes —. Creo que debí pintar el lienzo de azul antes de empezar con los árboles, ahora no hay manera de ilustrar el cielo sin que haga todo un revoltijo de pintura. 

Mire la pintura, tenía razón, no había cielo ni suelo al fondo, solo un montón de árboles en un espacio en blanco, tal vez, para cualquier otra persona, habría resultado un paisaje demasiado simple y falto de color, incluso podrían decir que era triste, pero para mí no, en lo absoluto. Me parecía elegante y bastante agradable a la vista, aun cuando las formas estaban pobremente definidas lucía hermoso, ese era un encanto propio que sólo YoonGi había podido lograr. 

—A mí me gusta así —dije sonriendo mientras veía como la pintura se secaba de a poco—. Sobria, sencilla y minimalista, es excelente. 

Y sucedió algo que me tomó sin aviso, esos ojos grises y apagados de pronto brillaron, fue una chispa intensa que logró atraparme. Lo contemplé tanto como me fue posible, y sinceramente, sentí que no me basto. 

Después de un rato tuve que dejar a YoonGi para ir con los demás alumnos del taller, platiqué con unos cuantos y todos me agradaron, hablar con ellos al principio fue algo extraño, no lo voy a negar, pero con el tiempo se tornó casi natural. Así, entre charlas, risas y acuarelas se pasó la tarde completa, hasta llegada la hora de término. Uno a uno se fueron los alumnos y uno que otro de los voluntarios hasta que finalmente solo quedé yo junto con la profesora, YoonGi y HoSeok. 

Mientras tanto la señora Shim y yo guardamos los últimos utensilios, los dos chicos estaban sentados al fondo, allí esperando a que la madre de HoSeok llegase por ellos dos. Ellos parecían estar teniendo alguna conversación cuando finalmente una mujer en vestido largo y abrigo apareció por la puerta. Alta y bien vestida, con facciones delicadas, era la versión femenina y madura de HoSeok, su madre sin lugar a dudas. Nos saludo a la señora Shim y a mi con una sonrisa y sacudiendo la mano. Abrazo a HoSeok y le extendió la mano a YoonGi, guiando a ambos hasta la puerta, para después despedirse del mismo modo cuando llegó. Resistí el impulso de ir hasta ellos y despedirlos, supuse que resultaría un tanto extraño. Sin embargo antes de que los tres abandonaran la habitación, una frase resonó por todo el lugar. 

"Hasta mañana, SeokJin


Cuando volví a casa no pude dejar de repetir esas tres palabras en mi cabeza, una y otra vez, sin cesar. Sabía que sólo era una frase de despedida, una cordialidad entre nosotros dos, pero vaya, es que simplemente se sentía tan diferente a cualquier otro saludo o despedida que cualquiera me hubiese dado en la vida. Realmente no entendía lo que me estaba sucediendo en aquellos momentos, pero de algún modo me gustaba. Pronto fue la hora de la cena, mamá y papá llegaron de sus respectivos trabajos con su habitual semblante cansado. Mi hermana se encargó de ordenar la mesa en tanto mi madre servía la comida, después de un rato, los cuatros nos sentamos para tomar los alimentos juntos. Mi padre nos contó poco de su trabajo, no es que fuese la persona más platicadora del mundo. Casi al final, cerca del postre, mi madre comenzó con sus preguntas, ¿qué tal la escuela? ¿cómo van tus notas? y cosas así. Mi hermana respondió super eufórica, ella siempre ha sido así, creo que en eso nos parecemos bastante. Cuando llegó mi turno no pude resistirme y terminé por narrarles todo mi día y mi nuevo puesto como voluntario en el taller.  A mi madre eso pareció gustarle bastante porque no dejo de hacer preguntas al respecto y por supuesto que yo respondí a todas con lujo de detalle. Le hablé del matrimonio de sordos y su graciosa forma de bromear entre ellos, de la dulce niña en silla de ruedas, un poco del peculiar HoSeok y por supuesto también algo de YoonGi, aunque ciertas cosas las reserve con celo para mí. Toda mi familia me dio su aprobación y apoyo por lo que estaba haciendo, incluso pude notar un atisbo de interés en los ojos palpitantes de mi hermana. 

Juntos recogimos la mesa para dejar los trastos sucios en el lavavajillas. Mis padres se despidieron de nosotros y se retiraron a su habitación. Mi hermana y yo hicimos lo mismo, cada uno a su propia privacidad. Hice un poco de tarea, solo la urgente de entrega, una vez aburrido me tiré a la cama, con la mirada hacia el techo, y pensando. No podía dejar de ver esos ojos grises y la inusual sensación de ser observado prevalecía en mi, tan extraño e inquietante pero también enigmante. Un pequeño tintineo fue lo que interrumpió mi pensar. Tomé el móvil, encendiendo la pantalla para mirar de nuevo ese remitente en la notificación de mensajes entrantes. Simplemente era demasiado insistente para mi gusto. 

NamJoon no dejaba de contactarme con cierta regularidad, y aunque yo había dejado de responder hacía tiempo él solo parecía no poder darse por vencido. Por varios meses NamJoon había sido algo así como mi novio, más que nada lo nuestro era algo como sólo tener sexo cuando se nos antojaba. A mi me gustaba mucho estar con él, no pienso negarlo, pero después las cosas se tornaron un poco oscuras, tóxicas en cierto modo. Es que jamás formalizamos nada, en realidad no éramos nada, no teníamos ni el más mínimo derecho el uno sobre el otro. Pero entonces de la nada él comenzó a celarme y en respuesta hice lo mismo. Peleábamos y aún seguíamos sin ser una pareja de verdad. Así que un día tomé la decisión de dejar y terminar lo que teníamos, antes de que llegáramos a un punto sin retorno en el cual sólo habrá autodestrucción entre ambos. No se lo tomó bien en aquel entonces pero lo acepto, y estuvimos bien. 

Sin embargo, un día de la nada él empezó a buscarme de nueva cuenta, invitándome a fiestas y cosas por el estilo. Pensé en aceptar algunas veces, pero nunca cedí porque sabía perfectamente que eso significaba meterse al mismo hoyo del que había salido, solo que sería aún más profundo, y yo en definitiva no estaba dispuesto, así que después de negarme un par de veces y no lograr nada sólo deje de responder. Otro mensaje y otro más le siguieron al primero. Una fiesta a mitad de semana apenas a unas cuantas calles de mi casa, unas ocho tal vez diez. Demasiado cerca para gusto mío, NamJoon no era un estúpido, por supuesto que no pero con un par de bebidas encima podía ser una historia distinta. De pronto el miedo de que el muy imbécil se apareciera fuera de mi ventana, como ya había hecho alguna vez en el pasado, me invadió, pensando mejor la idea de si, por tan sólo una vez debería aceptar verme con él. 

No es que estuviese demasiado temeroso de que mis padres de pronto descubrieran mis gustos particulares por los hombres, se perfectamente que ellos no tendrían ningún problema. Pero hasta ese momento jamás les había hablado respecto a ello y no quería que se enteraran con un borracho tonto gritando fuera de la casa. Estudié más la idea y al final cedí ante ella. Tome una chaqueta y en silencio salí de mi cuarto, procurando ser sigiloso en mi trayecto por las escaleras hasta llegar a la puerta principal. 

Tuve la tentación de tomar el auto pero en serio hubiese sido una ridiculez estando tan cerca del lugar, al fin de cuentas fui a pie, rápido y callado, atento a que cualquier vecino pudiese o no verme. Que las vecinas amigas de mi madre fueran quienes me delataran no cuadraba en lo más mínimo como parte de mis planes aquella noche ni ninguna en particular. Pronto me encontré en el pequeño jardín de esa casa, apenas conocida para mi. El bullicio de la fiesta se escuchaba apagado a través de paredes y ventanas, ni me moleste en llamar a la puerta, solo pasé abriéndome paso entre un montón de personas. 

Le envié un mensaje a NamJoon pero no obtuve respuesta. Me moví a través de las habitaciones, acepté un vaso de cerveza y caminé con él en la mano, evitando regar el líquido cuando chocaba contra alguien. Estaba por rendirme después de diez minutos de no recibir ningún mensaje, planeaba salir al jardín trasero sólo para dar un último vistazo pero entonces tiraron de mí, unos labios se posaron contra los míos y simplemente me perdí. ¿Qué demonios estaba haciendo al no negarme? No lo sé, dejé de pensar y seguí el juego, porque era lo único que sabía hacer cuando estaba con él. 





Perdón por ausentarme, tenía exámenes de la uni pero ya volví jeje.

Disfruten de la lectura y avisenme sobre cualquier error.

Link de la obra original:
https://www.wattpad.com/story/199887251

Cr. a MinMin YoonJi.

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