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༊ Dieciocho ༊

Había planteado mi idea con el profesor, lo primero que dijo es que estaba fantástico y que tenía experiencia en ello con un proyecto similar unos años atrás pero a escala más pequeña no en una pintura tan grande como la que yo proponía. Yo estaba tan contento de saber que tendría el apoyo para hacerlo pero de nuevo otra problemática se me puso en frente.

—¿Será un paisaje o un retrato? ¿Alguna temática en particular? ¿Qué deseos o anhelos deseas transmitir? ¿Cuál es la reacción que pretendes provocar al público? ¿Cuál es tu motivación? ¿De dónde viene tu inspiración?

La emoción se me fue en picada al suelo. Un montón de cuestiones y otro dilema, una elección extra que debía tomar. Siempre había sido tan malo al tomar decisiones aunque en general las cosas resultaban bien al final. Pedí tiempo para decidirme pues de allí radicaría el nivel de complejidad para lograr mi objetivo.

La idea de un paisaje me tentó bastante aunque no podía decidirme por algo en particular. ¿Tal vez el mar iba bien? YoonGi me preguntó una vez para pintarlo. En la cabeza se veía como una buena opción aunque no terminaba de convencerme.

¿Por qué no me decían que hacer simplemente y ya? Sin tanto que pensar. Después de meditarlo durante toda una noche acabé siendo víctima de un terrible humor, un dolor de cabeza que apenas disminuía con la medicina que mamá me había dado.

Durante una clase especial, YoonGi me pregunto:

—¿Estás bien? —YoonGi estaba sentado en la mesa central del estudio junto a todos los demás alumnos mientras hacían una clase de dibujo.

—Claro —respondí mientras lo veía explorar manualmente un cubo, figura que él debía dibujar—. ¿Por qué preguntas?

—Pareces cansado.

Suspire.

—Tengo que decidir qué clase de proyecto realizar para obtener mi título, y sinceramente aunque tengo una idea aún hay mucho por explorar.

—¿No es muy pronto? —su expresión asombrada, sonriendo— Creí que terminabas hasta febrero.

—Hacer una pintura a veces toma meses.

YoonGi río bajito, con su voz gruesa.

—Y yo aquí con mis pinturas de dos clases.

Me reí con él. Ciertamente obtuve ánimo de sus sonrisas y sus palabras, no dejando de escuchar que cualquier cosa que yo hiciera sería grandiosa. Si yo tenía dudas al respecto se me fueron al instante y confíe más que nunca en mí, en mis capacidades y en mi talento.

YoonGi me hacía sentir mejor que nadie, tan atento a mi persona, siempre sonriendo mientras acariciaba mi rostro con sus manos tibias al regalarme un beso. Estar con él, por muy poco tiempo que fuera resultaba ser lo máximo de mi día a día.

Aún teníamos conflicto de horarios, más que nada por mis ocupaciones pero había días en que tenía espacios libres que gastaba exclusivamente con él. No es que hiciéramos mucho, la mayoría de las veces veíamos televisión o escuchábamos música. Algunas veces dejaba que YoonGi me leyera un poco, poemas cortos en su mayoría, mis favoritos eran aquellos de Neruda y él parecía saberlo bien, pues los recitaba con suma dedicación.

En alguna ocasión, estando en casa mientras mi hermana preparaba la cena se nos ocurrió jugar en mi habitación, apagando las luces y vendandome los ojos, eso después de que le mencionara lo sorprendente que me parecía su habilidad para desplazarse dentro de su casa, y más recientemente dé la mía.

—Con el tiempo lo haces instintivamente —me dijo él mientras yo me amarraba a mi mismo una vieja corbata de mi antiguo uniforme escolar, justo al lado contrario de YoonGi y de mi habitación—. Aunque siempre hay que ser precavido con los obstáculos inesperados o las cosas que pueden caerse.

—De alguna manera lo haces sonar fácil —respondí cuando ya no podía ver nada—. Está muy oscuro.

—Seguro que lo está.

Su risa grave y ahogada, encantadora.

—¿Cómo pudiste acostumbrarte a esto? —Me atreví a preguntar mientras iba hacia él, tratando de seguir la trayectoria que recordaba.

—No tuve opción, SeokJin.

Suspire molesto conmigo.

—Lo siento.

—No te preocupes. —su voz me decía que no estaba enojado así que me relajé un poco.

Di varios pasos para chocar contra mi cama antes de llegar al punto donde se suponía que debía estar YoonGi. Pero él ya se había ido de allí.

—¿Te moviste? —pregunte como un tonto, escuchando a YoonGi reír a mis espaldas.

—Soy un ninja. —susurro.

Quedé asombrado.

—¿Cómo es que no chocamos?

—Soy bueno con el movimiento, ya te lo había dicho.

Sí, lo había hecho pero jamás dejó en claro hasta qué punto. Pase varios intentos junto con varios golpes, escuchando a YoonGi reír cada que se me escapaba una maldición. Tire algunas cosas, nada importante o que pudiese romperse y YoonGi no dejaba de escabullirse de mi.

Pude tomar ventaja sobre YoonGi cuando deje de moverme en línea recta y gire aleatoriamente hacia todos lados hasta que él vino descuidadamente hacía mi. Casi me muero con su exclamación ahogada al verse atrapado entre mis brazos. Sonreí.

—Te atrape. —susurre dejando un pico en sus labios.

Quité la tela de mis ojos pero apenas veía algo, la luz de la calle no era suficiente para darme un panorama de algo en concreto. Aun así no necesitaba abrir los ojos para descubrir qué clase de imagen hermosa tenía delante de mí. Ya sabía que YoonGi tenía el ceño fruncido y las mejillas abultadas por haber fallado.

Lo abracé fuerte pidiendo que no se enojara y que mejor me diera un beso por haber sido mejor ninja que él. Se que se rió internamente aunque sólo respondió dándome el beso que pedí. Luego yo se lo devolví y él me lo regresó de nuevo. Besos pequeños que se volvieron uno muy largo.

Afiance mis manos a su cintura y a uno de sus brazos, mientras que él me tomaba por la nuca y las caderas. Abrí mi boca lentamente, acompasandonos con su respiración profunda y mis suspiros.

Más de dos meses saliendo para atreverme a hacer algo pequeño. Acaricie su labio inferior con mi lengua.

—¿Qué haces? —YoonGi pegando un respingo sin apartarse de nuestro beso, sonriendo evidentemente.

—Te beso. —fue lo único que respondí.

Me devolvió el gesto, pasando con timidez su lengua contra mis labios y después encontrando la suya con la mía. Nos apretamos chocando nuestras pelvis, haciendo evidente que las cosas estaban subiendo de tono. Era lo más increíble que habíamos hecho hasta ese punto.

Pronto mi emoción me llevó a besar su mentón solo para deslizarme lentamente sobre su cuello, dejando besos por encima de su nuez. Él apretando sus manos sobre mi cuerpo, haciéndome jadear contra su piel expuesta. Pude haber perdido el control fácilmente pero volví a la realidad cuando escuche el auto de papá llegando al jardín.

Me aleje alarmado y fui a prender la luz de mi habitación, los dos con la respiración acelerada y nuestros rostros encendidos. Mis padres dentro de casa y yo con el inmenso deseo de más. Mamá llamó por mi apenas cruzar la puerta, señal de advertencia para mi. Ninguno dijo nada, solo una media sonrisa abochornada.

Antes de la cena lleve a YoonGi de vuelta a su hogar, no discutimos lo que había pasado, lo ignoramos por completo, despidiéndonos como era lo habitual, yo agradeciendo a la señora HaNeul por prestarme a su hijo por todo ese rato y él sacudiendo su mano para mi, pronunciando mi nombre entre sus suaves labios. Y volví a casa.

Ni YoonGi ni yo hablamos al respecto esa noche ni después.

A finales de abril las clases de último año empezaron a organizar una salida de campo, todos con el pretexto ideal de conseguir inspiración para nuestros respectivos proyectos finales. Hubo una junta con los presidentes de clase y nuestro debate principal fue elegir entre un lugar ya fuera cerca de las montañas o uno junto al mar, estábamos tan parejos en los votos que gastamos varios días para finalmente inclinarnos por la playa y de ahí otro par para decidirnos por un pequeño lugar en las costas de Busan.

—¿Pueden acompañarnos chicos de otras clases menores? —preguntó una de mis compañeras.

El presidente resolvió con una afirmación, dijo que en tanto se tramitará el permiso correspondiente no debería existir problema. Ni dos segundos me fueron necesarios para dar pie a mi siguiente y más importante cuestión.

—¿Y de otra licenciatura?

Todo el mundo me miró extrañado, yo que había estado callado la mayor parte del tiempo, fuera de lo acostumbrado. No me importó cuando conseguí la respuesta que quería. YoonGi más playa debía ser lo suficientemente bueno para decidirme por algo, para que la inspiración me llegara y estableciera la temática de mi obra.

Estaba tan contento y ansioso que no espere a nada para ir directo a YoonGi, atravesando el campus a pie y escabulléndome en su clase como había tomado costumbre de hacer algunas veces. YoonGi ya no necesitaba que me anunciara pues de inmediato me reconocía al sentarme a su lado. Ambos tomándonos de la mano por debajo de la mesa mientras escuchábamos su clase con atención, el más concentrado en el profesor y yo más en su rostro.

Terminando de guardar su libro y grabadora salimos a los pasillos, y de allí de vuelta a mi facultad, para tomar mi auto de ida al taller. En nuestro caminar le conté sobre los planes de mi generación para ir a Busan. Él hablando con una sonrisa, contagiado por mi.

—Suena divertido, como un día de campo.

—Sí, pero más largo y visitando diferentes lugares —reí—. Y si somos lo suficientemente ingeniosos podemos escaparnos de fiesta.

—Eso… —alzó una ceja—Creo que tu eres muy ingenioso.

—Lo soy, de verdad que sí.

Me dijo cínico y yo no lo negué, no iba a negar que me gustaba hacer de las mías algunas veces.

—Es una lástima que mi clase no organice nada así —YoonGi hizo media mueca—. Lo más lejos que he salido de la ciudad son los parques y nunca he dormido fuera de casa.

Mi emoción desbordó al segundo de eso.

—No necesitas esperar, puedes acompañarnos.

El rostro sorprendido y un poco contrariado de YoonGi me valió una sonrisa.

—Pero ni siquiera soy de tu carrera.

—Ya he preguntado y no hay problema, solo debemos solicitar el permiso con la secretaría académica y tramitar algunos papeles de tu seguro social.

—¿Así de fácil?

—Bueno, tendríamos que hablar con tus profesores, estarías faltando dos días, pero si, así de fácil.

Esperaba que YoonGi me dijera que aceptaba pero su expresión sería me recordó el mayor de nuestros problemas. Suspire.

—Tenemos que convencer a tu mamá.

Él asintió divertido.

Discutimos bastante sobre el asunto, como eran finales de mes y el viaje sería hasta principios de junio, y que por tanto teníamos tiempo para arreglar las cosas con la madre de YoonGi, ambos habíamos concluido que lo mejor era ir lento y con cuidado.

Primero estaba resolver los asuntos internos con el permiso de la escuela y hablar con los profesores, lo segundo, pagar el adelanto de los gastos del transporte, y de eso me había encargado personalmente, pagando provisionalmente con lo que me restaba de mis ahorros.

Le pedí consejos a mi hermana y a TaeHyung para desarrollar la mejor estrategia de persuasión. Los dos parecían estar de acuerdo en que no sería una cuestión fácil, menos si YoonGi ni ella se habían separado jamás a lo largo de veinticuatro años.

Tenía varias opciones en mente las cuales se resumian a dos movimientos vergonzosos. El chantaje emocional por un lado y el implorar por el otro. En uno actuaba YoonGi y en el otro yo me arrodillaba. Esperamos mucho tiempo, incluso más de lo debido, la verdad es que corrimos el riesgo hasta faltada ya una semana para el viaje.

—Debe ser hoy. —le dije a YoonGi aquella tarde, estacionados fuera de su casa después de volver del taller.

—No va a funcionar.

—YoonGi. ¿Podrías no ser negativo justo ahora? El viaje es el próximo jueves.

YoonGi suspiro, jugueteando nerviosamente los dedos de sus manos sobre las piernas. Asintió y remojo sus labios.

—Bien.

—Muéstrame tu cara triste, debe ser convincente.

YoonGi inhalo profundo y fue compungiendo su rostro pero la expresión estaba tan torcida que no podía identificar ninguna clase de emoción en ella.

—¿Se supone que esa es una cara triste*?

—¿No lo es?

—Tú dime.

Su cara se puso seria, con tintes de molestia y decepción. YoonGi no era capaz de fingir y eso era un problema.

—Tienes razón, esto no va a funcionar. —acepté al final.

—Lo siento. —murmuró muy quedito, recargando su cabeza en la ventana.

—No te preocupes —le dije acercándome y dejando un beso sobre su nariz, YoonGi la arrugó—. Tenemos el plan B.

—Rogaras. —dijo divertido.

Asentí, muy divertido, tratando de ganar confianza.

—Igual que un niño por un dulce.

Bajamos del auto encaminándonos a su casa y entrando con libertad. Adentro la señora Min ya estaba en la cocina preparando la cena. Ella nos miró y sonrió, tomando el rostro de YoonGi y dándole un beso también en su nariz. Mire a otra parte avergonzado.

Di un respingo cuando la mujer se me acercó, posando una mano sobre mi rostro.

—¿Te sientes bien? Estás rojo.

Me alejé un paso de ella y sonreí.

—No es nada, hoy ha hecho mucho calor, solo eso. —dije apresurado y tragando saliva.

HaNeul no insistió más, tranquilizándome en el interior. Después de eso ayude a la mujer a terminar de servir los platos, sugerí que YoonGi nos ayudará un par de veces pero ella no dejaba de insistir que él podría lastimarse y que era mejor que él no se acercara a la cocina.

Procure no ser demasiado encimoso con ese tema, menos si quería obtener el permiso para que YoonGi fuera conmigo al viaje.

Cuando la comida estuvo en la mesa todos nos sentamos. Tomamos los alimentos y mientras lo hacíamos fui metiendo en nuestra conversación pequeños fragmentos de mi día a día en la universidad.

YoonGi se veía nervioso pero se mantenía en silencio mientras comía. Busqué calmarme y sonreír mucho, tenía que ser realmente encantador para que la cosa funcionara. Fui dejando ir la idea poco a poco, siendo cuidadoso en cada palabra que salía de mi boca. Casi me tiró al suelo cuando la madre de YoonGi sacudió la cabeza.

—No creo que sea buena idea. —ella mirando con preocupación a YoonGi.

Él en cambio estaba con la cabeza gacha y la mirada clavada sobre algún punto de la mesa, sus cejas rectas tensandose. Aclare mi garganta y continúe.

—Por favor, nos hace falta una persona para llenar el autobús —una pequeña mentira—. Prometí que llevaría a alguien con nosotros.

—Es que YoonGi jamás ha salido de casa.

—Entonces con mayor razón debe dejarlo ir —exclamé sonriente—. ¿No cree que se merece salir de paseo aunque sea una vez? Yo lo creo, YoonGi tiene la impresión de ser un gran hijo.

—Lo es, pero…

—Yo cuidaré de él, no voy a despegarme de su lado un solo instante —en eso si no mentía—. Creo que le he demostrado que puede confiar en mí.

Ella hizo otra mueca mordiéndose un labio. Pronto iba a ceder, yo lo sabía, así que hice mi último movimiento en el juego.

Me giré sobre la silla hacía la dirección de la señora Min y juntando mis rodillas incliné mi cabeza, tocando mis manos con la frente.

—Por favor, déjelo ir.

—¿Qué está haciendo? —escuché a YoonGi preguntar confundido.

Su madre dejó escapar una risilla nerviosa.

—Lo necesario para convencerme —suspiro rendida, era yo tan astuto—. Está bien.

Levante mi rostro con alegría, una sonrisa enorme y sorprendida.

—¿Dijo que sí? —pregunte.

YoonGi riendo.

—Dijo que sí. —murmuró.

Lo habíamos logrado, claro que después de eso vino toda una lista de condiciones pero nada que no hubiésemos contemplado antes. Aceptamos todo lo que dijo sin problemas, todo con tal de que YoonGi me acompañara sin nada por lo cual preocuparnos.

*Nota:

Las personas que han nacido ciegas o que son invidentes desde sus primeros años de vida presentan problemas para imitar expresiones.

Sus rostros pueden reflejar tristeza o alegría genuina ante un estímulo externo, sea un sonido, olor o la narración de una situación en específico sin embargo cuando se les pide que realicen estas expresiones de forma consciente sus caras no reflejan con cercanía la emoción solicitada.

Esto sucede por el hecho que muchos de nuestros gestos faciales y kinestésicos son no sólo innatos sino también aprendidos de forma visual.

YoonGi puede verse triste si realmente se siente así, más no puede imitar ese gesto ni ningún otro de forma voluntaria.




Hola 😊

La semana es santa pero Seok Jin no. 😂Aquí la actualización que les prometí.

Créditos correspondientes.
Link de la obra original:
https://www.wattpad.com/story/199887251








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