༊ Cuatro ༊
Se escuchaba a los niños de mi vecindario correr por las calles, entre risas y vítores, gritando para que sus compañeros de juego pudieran escucharlos al otro lado de la manzana. JiMin seguía haciendo trazos suaves y delicados mientras yo le observaba de vez en cuando. Mi madre no tenía que ir al trabajo los fines de semana así que no dejó de atendernos durante nuestro tiempo de estudio. Había galletas a medio terminar en un plato, patatas fritas en otro y vasos de zumo de naranja al otro extremo de la mesa. Era una mañana agradable y nos había resultado bastante productiva, al menos para mi hobae fue así. Para mi fue difícil concentrarme, no podía pensar en nada que no fuera en YoonGi y su cambio de actitud repentino por los últimos dos días. Me evitaba e incluso había pedido que de ser posible, yo dejara de asistirlo durante las sesiones de pintura. La señora Shim me lo comunicó personalmente con algo de preocupación en su voz, como temiendo que en realidad yo hubiese sido de poco tacto al hablar con YoonGi. No pude evitar preocuparme al contemplar la posibilidad de que realmente hubiese dicho algo ofensivo para él.
JiMin dejó en ese momento su labor, solo para mirarme mientras yo tenía un debate interno sobre qué hacer al respecto, mantenerme alejado como había pedido o disculparme, aunque de ser lo último ¿Exactamente de que me estaría disculpando? Mi cabeza era un lío que al final me derrotó, llevándome a dejar caer la frente contra la superficie de la mesa. Entonces JiMin se decidió por hablar.
—Parece que algo no te va muy bien hoy. —me dijo burlón al buscar mi rostro, yo me giré y le vi con malos ojos.
—A veces eres molesto. —dije viéndolo fijo—. ¿Ya te lo había dicho antes?
—Un par de veces pero estoy en desacuerdo, yo soy sumamente adorable. —Hizo un gesto con sus labios abultados, picando ambos cachetes con sus dedos.
Sonreí ante su repentino Aegyo, nadie era más adorable que él cuando hacía eso, ni siquiera yo podía superarlo. Tan divertido.
—Deja de hacer eso. —bufé riendo, reincorporándome sobre la silla.
—Ya. Ahora dime que te sucede, has estado todo distraído desde que llegué.
—No es nada. Solo que tal vez tenías razón con respecto al grupo de arte.
—¿Uh? —JiMin puso cara extrañada.—¿Te refieres al taller? ¿Qué hiciste?
—Juro que nada. Al menos eso creo.
—Si hiciste algo. Seguro que sí.
—Te digo que no —repuse antes de dudar—. Aunque realmente ya no lo sé. Puede que haya dicho algo pero no recuerdo.
—Ok. No te estoy entendiendo nada.
Suspire cansado mientras JiMin me miraba aún más confundido. No tuve más opción que contarle.
—Está este chico, se llama Min YoonGi, él es... —me detuve, un poco incómodo—. Él no puede ver.
—Osea que es ciego...
—Aha. Y al principio parecía estar bien conmigo. Platicamos un poco, la mayor parte solo me dediqué a ayudar con cosas sencillas, pasar la pintura, el pincel, ese tipo de cosas. Yo solo observaba su trabajo, porque por sí mismo ya es bastante bueno, tomando en cuenta su condición.
—¿En serio?
—Sí, y te digo todo estaba bien, pero de la nada pidió que yo dejara de asistirlo y que en la medida de lo posible me mantuviera al margen.
—Eso es demasiado repentino, más si sólo llevas ahí una semana —JiMin se cruzó de brazos con la mirada pensativa—. Definitivamente debiste haber dicho o hecho algo.
—Pero no se que es.
—Pues pregúntale de lo contrario no podrás disculparte, o bien podrías ya no volver al taller y dejar el asunto por la paz.
—No quiero eso, me gusta estar ahí, es agradable.
—Pues haz algo al respecto —JiMin río—. Por dios SeokJin se supone que el hyung eres tu. Los consejos no los debería estar dando yo.
—Oye yo no puedo resolver todo lo que se me ponga enfrente, has puesto mucha más fe de la que deberías en mi. Tienes un problema con eso. Y además tu fuiste el que me preguntó, yo no pedí consejo.
—Y de nuevo estás siendo malo conmigo.
—Yo jamás soy malo.
Así nos desviamos de mi pequeño problema. Ya sólo hablamos de cosas de la escuela y pequeños sucesos interesantes en el transcurso de nuestra semana, sólo una charla como la de cualquier otro día. Llegada la tarde JiMin ya se había ido de vuelta a su hogar y yo simplemente me quedé en casa, viendo películas con mi hermana. Intenté distraerme del asunto sin embargo lo logré a medias. Repetí cada cosa en mi cabeza pero nada parecía fuera de lugar. Entonces recurrí a mi hermana y ella resultó de mayor ayuda.
—¿De casualidad le has dicho que estudias artes? —me pregunto ella, sin desviar su mirada de la pantalla, una escena de dos personas platicando en el tren.
—Sí, lo hice.
—¿Algún otro voluntario estudia algo similar?
—Ahm, no los conozco a fondo pero hasta donde yo sé creo que no.
Ella asintió, con ceño fruncido y sonrisa en rostro, metiendo palomitas de maíz una tras otra a su boca.
—Ahí está el problema.
—¿Ah? —Yo no entendía bien.
—Está intimidado —señaló, finalmente viendo hacia mi—. Solo piénsalo, su interés es la pintura, él no puede ver ni estar seguro de cómo resulta su trabajo, pero tu si y para colmo te especializas en pintura. Tu eres un artista con formación y técnica, el apenas un novato. Bien podrías juzgar sus obras.
—Pero...
—Sí, sé que no lo haces y todo lo contrario me has dicho que es muy bueno, pero para él eres un desconocido, bien podrías estarle mintiendo por el mero compromiso de estar ahí como un auxiliar voluntario. Ponte en su lugar.
—No se si estás en lo correcto.
—Bueno yo tampoco estoy cien por ciento segura, después de todo es mera suposición lo que te he dicho, no es que lo conozca, bien puedo equivocarme, ya de ti depende averiguarlo.
—¿Entonces debo preguntarle?
—Definitivamente.
Asentí moviendo la cabeza, volviéndome pensativo mientras veía sin atención el televisor. Jamás creí que los estudios en psicología de mi hermana me servirían de algo. Cuán equivocado estaba, le debía una disculpa por ello pero me limité a agradecerle con abrazos y besos antes de ir directo a mi habitación. Allí en la soledad de esas cuatro paredes repasé una última vez mi última charla con YoonGi, era verdad, su cambio sucedió apenas le había dicho en donde y que estudiaba, fue en ese momento y no me di cuenta. Tan tonto y descuidado pero ¿Cómo iba a saber yo?
Así pasé el resto de mis días de descanso, ideando la forma correcta de entablar contacto de nuevo con YoonGi para disculparme aunque no tuviera culpa exacta por la cual hacerlo. Qué complicación era esa. El lunes fui de la escuela a casa y de la casa al taller, sin pérdida de tiempo, directo a lo que me ocupaba en ese instante. Esperé en el auto a que la madre de YoonGi o de HoSeok aparecieran, aun no entendía bien quien iba y recogía que días. Así que sólo me quedé allí, atento para cuando fuera el momento oportuno, pero YoonGi nunca apareció, solo me pude hallar con HoSeok y otro joven que nunca antes había visto, ambos bajando del ya conocido auto de la madre de HoSeok. Me apresure a alcanzarlos cuando pasaron solo ellos dos hacia el edificio.
—Hey, HoSeok —hable suave al colocarme detrás de ellos, el chico a su lado, un joven castaño de ojos afilados, me vio con un gesto suave y amigable. —. ¿YoonGi no viene contigo?
HoSeok no respondió, solo me vio por un segundo antes de voltear hacia cualquier otra parte menos en mi dirección. El chico a su lado sonrió antes de hacerme media reverencia.
—Me disculpo por mi hermano —dijo al levantarse—. Me llamo TaeHyung, un gusto conocerte.
—Un gusto igual. Yo soy SeokJin.
—Oh sí, el chico nuevo del taller —alce las cejas con asombro, un poco divertido y otro poco nervioso, TaeHyung se dio cuenta—. Lo siento, Hobi me contó.
—Oh, entiendo, mhh.. ¿YoonGi?
—Uhm, sí, él no viene los lunes.
—¿Ah no? —pregunté consternado.
—No —negó suavemente—. Tiene un par de clases por la tarde, así que no puede.
—No sabía eso —sonreí a medias—. Bueno, gracias.
Hice una inclinación y dejé que ambos subieran las escaleras por delante mio, yo caminando cabizbajo por la decepción de no poder ver a YoonGi aquel día, pero entonces fue que sucedió algo muy interesante. HoSeok jalo de su hermano, hablando sin prestar mucha atención hacia mí, casi ignorando que yo iba tras ellos.
—Mentiste —siseo por lo bajo, tomando a TaeHyung por sorpresa—. Yo no te dije de SeokJin.
—Shhh... —Su hermano con nervios tiró de su mano suspirando , viendo de reojo hacia atrás, fingí estar distraído, buscando mi celular en mi bolsillo.
—¿Por qué mentiste? —volvió a repetir en un fuerte susurro.
—Calla, Hobi.
—No fui yo, mentiste, fue Yoon... —TaeHyung cubrió la boca de HoSeok en un rápido movimiento, tirando de él escaleras arriba, desviándose para ir en dirección a los baños, el más alto balbuceaba contra la mano del castaño.
—Que calles...
Y ya no escuche más, no porque no quisiera sino porque no lo necesitaba, además la distancia era un impedimento. De igual modo había escuchado lo suficiente para completar aquel nombre por mi propia cuenta. Sentí un suave calor en mi pecho, pequeñas cosquillas subiendo y bajando a lo largo de mi estómago. Entonces me reproché a mí mismo, ese día mi preocupación era una pero me estaba dejando llevar por emociones que nada tenían que ver al respecto, al menos eso me dije. Despejé mi mente hasta donde pude, incluso intenté seguir mi labor en el taller alejado de HoSeok, quien parecía aún más incómodo con mi cercanía, me di cuenta así que mi problema se había duplicado y eso era lo que menos quería. Cada vez mi idea de unirme al taller se veía mucho peor. Me preocupe más y ese no era el plan. Pase la sesión completa intentando disimular mi estado, pensando tanto en YoonGi.
Cuando, finalizada la clase, todos empezaron a irse no pude evitar fijarme en la presencia de nueva cuenta del hermano de HoSeok, parado allí junto a su madre, esperando al pelinegro. Fue repentino cuando TaeHyung se despidió de su madre y hermano antes de acercarse a mí. Me saludó y también se ofreció a ayudarme a guardar las últimas cosas, acepté amablemente. No me sorprendí mucho cuando él me dijo que quería hablar conmigo.
—Seguramente escuchaste a HoSeok hace rato. —me dijo al salir del lugar.
Pensé en negar pero no le vi el caso, ambos lo sabríamos después de todo, si uno mentía no tendría sentido nuestra conversación. Suspire a modo de afirmación.
—YoonGi me contó de ti, parece que le agradas bastante. Dice que eres una persona agradable, amistosa.
—Me gusta conocer nuevas personas. —respondí al bajar el último peldaño de las escaleras.
—Puedo notarlo —sonrió—. YoonGi también dice que eres estudiante de artes.
—Lo soy —afirme, dudando antes de seguir hablando—. ¿Eso le molesta a YoonGi? Yo jamás quise incomodar.
—Ya te diste cuenta —rió un poco, mientras ambos caminábamos por la acera—. No es que le moleste, y se que no fue tu intención hacerlo, pero YoonGi puede ser algo tímido a veces, con ciertas cosas. Su discapacidad en ocasiones hace estragos en cómo se desenvuelve con otros, tiene inseguridad y se siente juzgado. Se que pidió que ya no seas tu quien le apoye durante las clases pero aun así puedo decirte que no parece seguro de su decisión.
—¿Te ha dicho todo eso?
—De alguna forma, sí. Así que sería bueno si tu intentas hablar con él sobre esto, veo que te interesa este asunto, y ya me agradas por eso, se nota que eres un buen tipo, de la clase que sería un buen amigo para HoSeok y YoonGi.
—No se que decir al respecto —sonreí un tanto halagado por escuchar esas palabras—. Gracias.
—De nada —entrecerró alegremente sus ojos—. Así que en cuanto a YoonGi, hablaré con él para que tú hagas lo mismo mañana cuando lo veas.
—¿Y si no quiere?
TaeHyung negó rápidamente, divertido y sonriente.
—Yo me encargo tu solo piensa lo que dirás para convencerlo de que puede confiar en ti. Como consejo lo más que puedo decirte es que no finjas nada, YoonGi es perfectamente consciente de su estado. Sabe que no es como los demás así que para él resulta molesto cuando evitan hablar respecto a su ceguera, como si nadie lo notara. Para él resulta más cómodo si le hablas con naturalidad, así como lo harías con cualquier otra persona obviando defectos como un diente chueco o una ceja superpoblada.
Reí un poco divertido junto a TaeHyung, sin duda demasiado ocurrente como para no hacerlo.
—He tratado, pero aún es algo nuevo.
—Lo sé, pero entre más rápido te acostumbres será mejor, tomando en cuenta que estas en el taller rodeado de personas con capacidades distintas.
Sonreí y agradecí por sus consejos y buenas intenciones. Después de eso nos despedimos, quedando de acuerdo vernos al siguiente día, cuando yo pudiera acercarme a YoonGi. Fue agradable hablar con él, bastante tranquilizador de hecho. Así fue como decidí despejarme, caminar por un rato a lo largo de las calles, solo llegué a casa y dejé el auto estacionado en el frente. Di un par de vueltas a lo largo de la manzana, avanzando varias cuadras más allá de mi hogar. Me sentía mejor mientras practicaba cada palabra que emplearía al otro día con YoonGi, viendo el cielo otoñal de la tarde transformándose en noche. Tuve que detener mi andar al notar aquel par de amigos, hablando fuera de un auto. Apenas uno de ellos me vio se acercó a mí, con paso rápido pero dudoso.
—Tu eres el de la otra noche. ¿No? —me dijo al pararse frente mio.
Realmente no entendí al momento, me tomó un par de segundos recordar y ubicar su rostro. El anfitrión de aquella fiesta.
—¿Qué hacían tú y el imbécil de NamJoon en mi habitación? —sonreí fastidiado al ver hacia dónde se dirigían sus reclamos, eso no le agradó y pronto me empujo—Responde maldito desviado, ni siquiera estabas invitado. Más vale que no hayan hecho ninguna maldita asquerosidad en mi cama.
—¿Por qué no le preguntas a NamJoon? Al fin de cuentas él es tu compañero y fue él quien me pidió encontrarlo en tu casa.
—Te lo estoy preguntando a ti, justo ahora.
—Pues no tengo nada que decirte, no hicimos absolutamente nada aquella noche y por favor no vuelvas a llamarme desviado.
—¿Acaso no eres eso? Un puto maricón, enfermo, desviado.
—Soy homosexual si es a lo que te refieres, no soy ninguna de esas otras cosas.
—Eres un puto chiste...
El chico tiró de mi camisa pero de inmediato me soltó cuando su amigo le llamó, señalando a la puerta de su casa, donde una mujer adulta miraba en nuestra dirección. Su madre preguntó si todo iba bien, evidentemente preocupada mientras pasaba la vista de mi a su hijo y viceversa. Ese tonto no hizo más que sonreír y asentir, dejándome parado allí a la mitad de la calle, con las ropas desarregladas. El amigo tampoco dijo nada, solo caminó a su lado hasta entrar a la casa junto a aquella mujer. Y yo me quedé ahí observando la puerta cerrarse, apretando puños y mandíbula mientras lamentaba no haberle dado un buen golpe cuando tuve la oportunidad. Suspire y me calme, no me iba a enfadar por un imbécil, así que camine y me aleje, pensando en que tenía mejores cosas que hacer en vez de preocuparme por las opiniones ajenas de un par de estúpidos. Definitivamente tenía asuntos más importantes y de mayor valor, repetí una y otra vez, de camino a casa.
Link de la obra original:
https://www.wattpad.com/story/199887251
Cr. a MinMin YoonJi.
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