Y la forma en que su rostro se torcía y empezaba a gruñir, lo confirmaba.

¡Ese maldito imbécil hijo de...!

Insulto sin sentido dado que ninguno de los dos tiene madre.

Bien, por dónde empezar.

Claro... Ese bufón nunca dejaba de molestarlo, incluso cuando ambos eran cachorros, ese idiota se había convertido en un experto para exasperarlo. Siempre estaba detrás de él, nunca tuvo un solo momento de paz. Era como un cachorrito perdido, excepto que un perro es más tolerable.

Lo primero que se le viene a la mente... ¡Ohh, sí! ¿Las palabras "Tinte rosa" no le hacían cosquillas en la mente? Sin olvidar por supuesto su fantástica costumbre de hacer mucho ruido a su alrededor y gritarle en sus sensibles oídos.

¡Sus orejas no están de adorno! ¡Por el amor de dios! ¡Y ese imbécil lo sabe bien!

Ojalá fuera solo eso.

Si era sincero consigo mismo (porque todos aquí sabemos que Macaque preferirá morir otra vez antes que sincerarse) esas eran razones idiotas para odiarlo.

Bueno, el tipo le resultaba molesto en varias maneras diferentes, ¿No era eso suficiente? Macaque ha odiado a mucha gente por mucho menos.

Sun Wukong es un idiota.

Y Buda sabe cuánto odia Macaque a la gente idiota.

¿Por qué no podía ser más lógico? ¿Por qué tenía que ser tan avaricioso? ¿Por qué no podía quedarse simplemente en la montaña? Junto toda su gente que lo amaba. Junto a él...

Oh, no. Sun Wukong era un hombre terco, era tan terco como una mula e incluso entonces tenía mejores oportunidades de ser escuchado por el animal que por ese idiota. Era un maldito niño/hombre forzado a crecer rápidamente sin quejarse, ni decir una sola palabra sobre ello.

¿Y por qué estuvo en esa situación en primer lugar? El mismo se lo busco.

¿Alguna vez dijo que esa actitud le gustaba? Pues mentía, detestaba esa actitud egocentrista suya. Sobre todo, cuando tenía el descaro de....

¡Ese Bastardo doble cara!

¡No te preocupes Mac! En cuanto se termine todo este asunto del emperador de jade, regresaremos a esta misma montaña, tu y yo, juntos y comeremos duraznos por el resto de la eternidad.

¡Eres lo más importante en vida! ¡Y ni Azure ni nadie cambiará eso!

¿En serio, Wukong? Vamos, seamos honestos aquí... Se lo repetía a cada momento, casi siendo un mantra de su día a día, ¿Era para convencerse a sí mismo de las mentiras que decían? ¿Para no sentirse mal por la decisión que en la tensión del momento pensó que era la acertada?

Nunca mostró sentirse arrepentido por la situación... pero decir que estaba contento con la situación era tan falso como el amor que le juro. ¡Como engañar a Macaque! Él sabía todo sobre ese mono con cerebro del tamaño de un maní, lo que deseaba, lo que ocultaba... lo que añoraba.

¿Por qué tenía que ser tan terco? Tan orgulloso, tan...él.

Oh, y ni siquiera lo hagan empezar con todo el asunto ese del sucesor.

¿Por qué? En serio Wukong, ¿Por qué? ¿Cuál era la necesidad de arrastrar a un niño inocente al desastre que llamas vida?

Típico de su majestad el rey, arrastrar gente inocente que no tiene nada que ver con él a sus desastres y luego dejarlos a su suerte para resolver sus problemas. ¿Qué? No le basto con arruinar la vida de todos los que lo rodeaban, que ahora tiene que traer gente externa a la ecuación.

No le tomo ni seis meses lastimar al niño y a su familia, eso es un nuevo récord incluso para él.

Macaque lo odia. Lo odia muchísimo.

Porque cualquiera hubiera tenido la decencia de reconocer mínimo que se equivocó, cualquiera se hubiera disculpado, cualquiera hubiera intentado redimirse....

¿Pero Wukong? Oh no. Sun Wukong estaba muy por encima de esas cosas. Para Wukong una acción tomada, era una acción realizada. Y aun siendo un intento de gobernante, llevo su condena hasta el final, con toda la gracia y elegancia que era capaz.

Y arrepentirse no cambiará el resultado final.

Maldito idiota testarudo.

Macaque quisiera... quisiera que Wukong no fuera tan testarudo, quisiera que él lo hubiera escuchado una sola vez en su vida.

Nada de eso importa ahora, por supuesto. Lo que más le molestaba a Macaque es que un hoy en día, después de tantos siglos... Quería...

La cosa con Wukong es que no quería una disculpa.

Macaque en ocasiones se odiaba a sí mismo. Se odiaba a si mismo por culpa de Wukong, esa era otra de las razones por las que odiaba a Wukong. Lo hacía sentir como el ser más despreciable del universo.

Nunca fue un santo, pero culparlo por sus consecuencias estaba fuera de lugar ¡Por todo lo santo! ¡Él le advirtió! ¡¿Cómo es que ahora todo es su culpa?!

¡¿Era demasiado pedir que lo escuchara?! ¡Era obvio que ese estúpido plan fracasaría! ¡Pero no! ¡¿A quién le importa su opinión?! ¡Todo era culpa del embustero Macaco de seis orejas! ¡¿Verdad Wukong?!

Pero Macaque se equivocó. Se equivocó en su manera de sobrellevar la situación y ese error lo llevo a la destrucción de ambos. Todavía podía ver el remordimiento y el rencor en los ojos de Wukong cada vez que tenían la desgracia de cruzarse.

Con el tiempo cuando su ira se fue enfriando y la mera presencia de Wukong se volvió más soportable. Macaque casi puede fingir que su vida no es miserable, casi.

Pero lo es, es miserable, ser obligado a vivir de nuevo es desagradable y exasperante. Tener que ver a la persona que lo puso en esta situación....

No era culpa de Wukong... No completamente.

Era la maldita idea de "salvación" de Azure, ¿Por qué carajos Wukong tenía que involucrarse con él? Para ser reconocido.

Claro, por eso lo odia. Si lo pensaba bien, todo era culpa de Wukong. De él y su hambre incontrolable de poder, si no fuera tan avaro, nada de esto hubiera pasado.

¿Por qué nada en su vida era suficiente? ¿Por qué tenía que ir al reino celestial? ¿Por qué no pudo quedarse cuando le rogó que se quedara? ¡¿Por qué carajos nunca lo escucho?!

Sun Wukong siempre fue un megalómano en el fondo y Macaque lo sabía. Vamos... ¿Todo eso en serio era puro orgullo?

Y lo peor del caso es que Macaque no podía mentirse así mismo. Esa actitud siempre le pareció atractiva y adorable. La manera en la que esa aura de confianza siempre estaba con él, la manera en la que imponía su orgullosa figura.

Su orgullo era del tamaño del universo y aun así Macaque hacia cualquier cosa por él, era hilarante como alguien así podía ser tan encantador... y luego como trataba sus posesiones, como lo trataba como lo más valioso del mundo.

¿Dónde iba? ... ¡A sí!

Estaba odiándolo...

Era estresante.

Era tan jodidamente estresante.

Ver como todo lo que hacía encantador a Sun Wukong fue lo mismo que lo llevo a la ruina.

Macaque odia su potente orgullo.

Odia como cada vez que se ven encuentra una nueva manera para exasperarlo.

Odia su soberbia.

Odia como se cree el amo del universo.

Odia como está tan seguro de sus decisiones.

Odia como no puede usar el sentido común y no se arrepiente cuando dichas decisiones le explotan en la cara.

Pero sobre todo odia como lo hace sentir así.

Confundido. Mal consigo mismo, como si nunca pudiera cargar con el peso de sus errores.

Macaque amaba el desastre que era Sun Wukong. Amaba sus cualidades y adoraba sus defectos e incluso ahora, cuando sus vidas fueron destruidas por el desprecio y el rencor, aun cuando sus interacciones consisten en intentar arrancarse la garganta mutuamente....

Macaque odia a Sun Wukong porque lo ama.

Y eso no es correcto.

Enamorace era estúpido, enamorarse de Wukong era aún más estúpido, pero seguir amándolo después de todo lo que le hizo era simplemente alcanzar un nuevo nivel de estupidez.

Él no podía amarlo...ya no...

Y si Wukong iba a venir a confundirlo, que sea lo suficientemente hombre y venga a responsabilizarse por una vez en su vida del desastre que hizo de él.

Lo odia. En serio que lo odia. Su estómago se revuelve cada vez que lo ve, ¡¿Cómo fue capaz de hacerle eso a él?!

Macaque odia a Sun Wukong porque amarlo le dolía, y Macaque no quiere que le duela más. 

Lo odia porque el odio es mucho más sencillo que el amor.