Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 6.

Eddward estaba tomando notas de algunas cosas que Kevin comentaba, o haciendo pequeños dibujos del sauce llorón y las cosas que estaban a su alrededor. El posible sentimiento pesado de culpa que tenía por mentirle a su nuevo amigo, se estaba desvaneciendo.

Kevin le comentó que, cuando eran más pequeños y estaban en la escuela primaria, a Eddy le hacían mucho bullying por ser pequeño. Además de ello, Eddy y su familia provenían del Undervalley Adira (el pelirrojo dijo que ese nombre se debía a qué: la gente que provenía de esos lugares, tenía mucha fuerza), un Valle parecido a Amnis, pero más oscuro y más oculto que este.

Su familia vino de imprevisto luego de una guerra subterranea que Adira estaba sosteniendo. Su madre, las dos hermanas de esta y sus primos llegaron a Amnis hambrientos, deshidratados y con la piel llena de hollín.

El príncipe vió una fuerza en los ojos del pequeño Eddy, que sólo tenía cinco años, que nadie más había visto antes. Con su túnica blanca, el príncipe le limpió el rostro y llamó a médicos y asistentes reales para que asistan a la familia. El brillo y juventud del príncipe había hechizado a Eddy por completo.

Cuando el joven cumplió doce años, pidió ver al príncipe y, cuando lo hizo, el gobernante sonrió cómo jamás lo había hecho antes. Kevin estaba estudiando para ser el próximo Bibliotecario Real aquella tarde, y jamás había visto una sonrisa tan resplandeciente y unos ojos tan brillantes como los del príncipe al ver a Eddy.

Se le encargó, al pelirrojo, que fuera amigo del jóven adirano mientras cumplía con sus deberes cómo hombre de Amnis. Así, el pelirrojo y el enano se hicieron mejores amigos.

ㅡYa nos habíamos visto en la escuela. No me querían en sus grupos porque leía muchos libros, y a Eddy nadie le caía bien ㅡle comentó, mientras traceaba el tallo de la rapónchigo amarilla en su carpetaㅡ, cuando el Príncipe me dió la orden de no alejarme de él, los dos nos pusimos aún más contentos ㅡle explicó, con emoción.

En los días que Kevin tenía que pasar horas y horas recluído con la Biblioteca Real, leyendo sobre muchas cosas que, a veces, carecían de importancia; Eddy estaba ahí.

Por las noches, era Eddy el soldado real que acompañaba a Kevin dentro y fuera de Palacio. Ambos se convirtieron en amigos cercanos del Príncipe (aunque, el Consejero Real era el mejor amigo de este). No suelen tener mucho tiempo para hablar con él, pero a veces pueden verlo pasar y saludarlo cómodamente.

Volviendo a la juventud de Eddy... a los soldados que están bajo su cargo, no les agrada el adirano. Nunca habían tenido a alguien que no fuese nativo de Amnis en el frente de batalla, y a algunos no les ha gustado que fuera Eddy quién estuviese al mando, ya que no cumple con varias normas reales para ser el general que todos estaban esperando.

Aún así, el adirano no ha demostrado más que logros frente a todos, callándoles la boca y obligándoles a dejar de hablar de él... aunque muchos siguen haciéndolo.

ㅡEddy mide menos de un metro con sesenta ㅡdijo Kevin, pintando un pétalo de la rapónchigoㅡ, la norma real expone que él debería rozar el metro ochenta de alto.

ㅡNi siquiera yo mido eso ㅡdijo, escribiendo acerca de Eddy en su anotador.

ㅡOtra de las normas es que debe ser fuerte ㅡexplicó, limpiando el pincel, para tomar otro colorㅡ. Eddy es fuerte, pero su fisiología lo traiciona.

Ah, sí. Eddy es algo rechoncho, por lo que Kevin suele ajustarle las ropas por su estómago y espalda, ya que las ropas para General Real son demasiado ajustadas para él.

ㅡY una de las más especiales... es que necesita pertenecer al Amnis desde el nacimiento ㅡse encogió de hombrosㅡ. Fue el mismísimo príncipe el que eligió a Eddy cómo General Real, por lo que nadie puede dudar de él u obligarlo a dejar su puesto.

ㅡAh ㅡmurmuró Edd, pensativoㅡ. Pobre Eddy...

Sí, al principio, Eddy no le había caído muy bien. Pero, a pesar de ello, fue el mismo adirano/amneano el que le dijo que podía fingir ser su primo, incluso le dió información sobre Arcelia y sobre su tía Selíe. Ahora se sentía un poco triste por haber pensado mal de él.

Eddward suspiró, cerrando su anotador.

ㅡOh, es una flor muy hermosa.

Eddward estaba mirando el dibujo a medio pintar de Kevin, pero el pelirrojo levantó la vista a la planta que estaba a un par de metros frente a ellos.

ㅡSí, es bastante hermosa.

Eddward levantó la vista a Kevin, pero el pelirrojo seguía con la vista en la flor, que estaba comenzando a cerrarse. El pelinegro levantó la vista al cielo, y luego a la flor. Kevin estaba tan concentrado en la belleza de esa rapónchigo, que no le estaba prestando atención a nada más.

A eso de las tres de la tarde, emprendieron su camino de vuelta al hogar de Kevin. En medio de su camino, Eddward preguntó si podía tomar cosas del suelo y llevarlas a la casa, si es que a Kevin no le molestaba. El pelirrojo le dijo que estaba bien.

Después de varios minutos andando, oían las risas de niños corriendo lejos de sus casas. Eddward sonrió, deteniéndose para ver a los pequeños niños correr.

ㅡ¿Quieres ir a ver? ㅡpreguntó el pelirrojo, sosteniendo su gran carpeta con ambas manosㅡ. Supongo que irán al lago que está detrás de mi casa ㅡexplicó.

Detrás de la casa de Kevin, a varios metros de ellos, había un lago enorme. Eddward lo había visto muchas veces, en el medio de la noche, cuando se acercaba a los balcones de la casa para ver la luna y sus estrellas.

El lago se veía brillantemente celeste de día, y completamente azul de noche. El brillo que desprendía, tanto de día cómo de noche, era demasiado hermoso; Edd ya lo amaba.

ㅡOh, no. Mejor no ㅡdijo, volteándose para mirarloㅡ. Tal vez se pongan nerviosos con dos... adultos mirándolos, y dejen de jugar ㅡse encogió de hombrosㅡ. Cuando jugaba con otros niños, la timidéz nos tomaba siempre de sorpresa cuando un adulto llegaba a preguntarnos qué estábamos jugando.

ㅡCierto, no pensé en eso ㅡrascó su barbillaㅡ. ¿Quieres comer algo? Podemos ir a casa y preparar un pequeño picnic en algún lugar a las afueras. Aún es temprano y no creo que quieras estar encerrado de nuevo ㅡle dijo, acercándose a élㅡ. ¿Qué opinas?

ㅡNo quisiera robarte más riempo ㅡle sonrióㅡ. ¿Qué pasaría si mañana tienes mucho sueño cómo para ir a la biblioteca real?

ㅡMañana no tengo que ir ㅡdijo, negando. Golpeó el hombro de su nuevo amigoㅡ. No te insistiré si no quieres salir... pero, aún no has conocido el lado contrario de nuestra caminata.

Eddward se lo pensó.

ㅡEstá bien... podemos hacer eso ㅡle sonrió, asintiendo.

Kevin empezó a dar saltitos pequeños, contento. Eddward siguió caminando, con él a su lado un corto tiempo después.

Cuando llegaron a la casa, dejaron todo en las ramas de la puerta principal y ambos se dirigeron a la cocina. Kevin le tendió un bolso grande, hecho de cuero y de color negro, para que empezara a meter lo comestible.

Eddward puso un par de panecillos pequeños en un frasco con tapa azul; unas galletas de vainilla y unas de chocolate también. Luego, siguiendo los pasos que le daba el pelirrojo, tomó dos frascos de la nevera; uno de ellos tenía mermelada de frutilla, y el otro tenía dulce de durazno.

Kevin se encargó de tomar dos pequeños platillos, junto a dos tazas (qué metió dentro de una caja de madera, cerrada con seguro), un par de cucharas y servilletas.

Cuando estaban a punto de salir, un par de gritos lejanos los alarmaron a los dos. Kevin fue corriendo a la puerta principal, mientras que Eddward se aferró a la ventana de la cocina.

ㅡ¡Son los niños! ㅡgritó el pelirrojo, adentrándose de nuevo en la casaㅡ, ¡parece que alguien está ahogándose en el lago!

El pelinegro abrió la puerta trasera de la casa, y corrió cuesta abajo por la colina, con Kevin detrás de él. En medio del camino, más personas se unieron a ellos. Cuando llegaron, uno de los niños señaló el lago y gritó un nombre que Eddward no llegó a oír.

Se quitó el bolso con las cosas para el picnic y se lo dió a Kevin, para luego lanzarse al lago en busca del jovencito que ya no parecía luchar por volver a la superficie.

Una vez había abierto los ojos debajo del agua, no pudo ver nada, ni siquiera al niño. Se dijo a sí mismo que ya podría estar muy abajo, y empezó a nadar, pensando que podría chocar con él en algún momento. De pronto, aquel pequeño círculo oscuro, muy debajo en lo profundo, pareció abrirse y mostrar una orbe celeste que le miraba directo a sis ojos.

Un ojo gigante, debajo del agua.

Entonces lo vió, gracias a la luz clara del ojo, pudo divisar al niño a su izquierda. Flotaba, pero sus ojos ya estaban cerrados, seguía hundiéndose, cada vez peor. Eddward se aferró al cuerpo del niño e intentó impulsarse hacia arriba con él, intentando (por sobre todo) que el niño llegara a la superficie antes que él.

La orbe celeste bajo el agua todavía los miraba, sin pestañear.

Cuando estuvo cerca de la superficie, miró hacia abajo y la orbe cerró sus puertas. La cabeza de Eddward pudo salir del agua. El niño tosió sobre su hombro, mientras él intentaba subirlo a sus hombros.

Medio ahogándose, medio tratando de salvar su propia vida; el humano encubierto logró empujar a niño por sobre el agua, haciendo que los demás amneanos expectantes tomaran al pequeño entre sus millones de manos. Doble D estaba algo mareado en lo que salía del agua, abriendo y cerrando los ojos varias veces, intentando enfocar su vista de nuevo.

ㅡUn segundo. Déjame ayudarte ㅡle dijo alguien, ayudándolo a salir del agua.

ㅡ¡Doble D! ㅡgritó Kevin, alertando al pelinegro.

Levantó la cabeza, encontrándose con las cálidas manos de Kevin en sus mejillas y una sonrisa en su rostro.

ㅡ¿Te encuentras bien? ㅡpreguntó el pelirrojoㅡ. Lo que hiciste fue maravilloso, pero me asustaste muchísimo.

ㅡ¿Dónde está el niño? ㅡpreguntó, consternado, y se arrodilló para ver a su alrededor.

Todos lo miraban, de pies a cabeza, mientras Kevin permanecía de cucliyas a su lado. Nadie decía nada más que murmullos, nadie hacía más que mirarlo. Entonces, un niño, mojado completamente de pies a cabeza, llegó hasta dónde él estaba.

Eddward lo miró, aún intentando respirar bien.

El niño, entonces; se arrodilló cerca suyo, tomó una de sus manos, posando el dorso de esta en su frente, y se inclinó hacia adelante. Eddward se quedó observando su escena, y antes de poder recibir instrucciones de Kevin; llevó su mano disponible al cabello del muchacho y lo acarició con suavidad.

ㅡOye ㅡle llamó, susurrante. El niño levantó la vista hacia él, cuidadosamente y muy despacioㅡ, ¿estás bien?

ㅡMuy bien, señor ㅡle dijo, con una sonrisaㅡ. ¿Usted, se encuentra bien?

ㅡPerfectamente ㅡle sonrió, revolviéndole el cabello.

Entonces, cómo si aquella interacción fuese más que fantástica, todos empezaron a aplaudir. Las personas cercanas a ellos felicitaban a Eddward, y éste les respondía con sonrisas y apretones de manos.

Cuando todo se disipó y los niños fueron cortamente castigados por sus respectivos padres, Eddward y Kevin quedaron solos a la orilla del lago.

ㅡ¿Qué fue todo eso? ㅡle preguntó, mientras intentaba secarse.

Se había sentado encima de una roca grande y alta (de la que, supuestamente, el niño había resbalado y caído al agua) para poder secarse mejor con el poco sol que quedaba. Kevin, que estaba a las orillas de la lago, siguió lanzando piedrillas.

ㅡTú, siendo un héroe ㅡsonrió, mientras seguía juntando piedrillas para lanzar.

ㅡKev ㅡllamó, inclinándose un poco hacia adelanteㅡ, ¿alguna vez te metiste en este lago?

El pelirrojo se quedó quieto en su lugar, sin hablar ni respirar. Se volteó y lo miró directo a los ojos.

ㅡ¿Qué viste ahí abajo?

ㅡUn... ¿ojo?

Kevin se rió de él: ㅡNo hay tales cosas ahí abajo.

ㅡPero, era celeste... y se abrió cómo si fuera un ojo, ¡se parecía a uno! Me pregunto si el niño lo habrá visto también...

ㅡNo, ese eras tú ㅡle dijo, subiendo a la roca junto con élㅡ. El "ojo" que viste, era el tuyo ㅡexplicó, haciendo unas comillas con sus dedos.

El amneano le explicó qué, cuando uno entra en el lago con una intención exacta en la cabeza, el lago ayuda a encontrar lo que esa persona está buscando. Es mágico, le dijo.

Kevin le comentó sobre la vez que el Príncipe entró en el lago. Se había escapado de sus guardias reales y, después de correr y correr lejos, cayó en el medio del lago. Cuando abrió los ojos, intentando dejar de luchar, el lago le mostró su propio ojo.

Pero, dicho ojo contenía brillos... brillos que le mostraban la prosperidad de Amnis si él se volvía príncipe legítimo. Si gobernaba, si sobrevivía, si no escapaba, si cumplía con ese cometido.

ㅡ¿Así fue cómo se convirtió en gobernante? ㅡle preguntó el pelinegro, mientras comían los panecillos sobre la misma roca, ahora con el sol más lejos.

ㅡAsí fue como el lago aclaró sus ideas ㅡle explicó, poniendo un dedo en su corazónㅡ. Lo que sentías aquí cuando te metiste al agua por el niño ㅡlevantó su dedo y señaló su cabezaㅡ, y lo que hayas pensado cuando lo hiciste; le dieron al lago indicaciones.

ㅡ¿Indicaciones? Oh, ¿el lago me ayudó a salvar al niño?

ㅡClaro, el lago encendió su luz para que tú cumplas con tu cometido. Cuando abriste los ojos debajo del agua, ¿veías algo?

ㅡNo.

ㅡ¿Y en qué pensabas?

ㅡEn que no podría salvar al niño con toda esa oscuridad a mi alrededor ㅡlevantó la vista a Kevinㅡ. Oh ㅡdijo, al ver su mueca de obviedadㅡ, ¡oh! ¡ya entendí!

El pelirrojo no pudo evitar reír a su reacción.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro