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CAPITULO 07
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Al día siguiente de su visita al hospital, Eva llegó al restaurante sintiendo el peso de la conversación que estaba a punto de tener. Sabía que Gloria no se tomaría bien la noticia, pero no tenía opción. No podía permitirse dejar de trabajar.

Al entrar, el aroma a café recién hecho y pan caliente le dio una sensación momentánea de normalidad. Gloria estaba detrás del mostrador, revisando unos pedidos de suministros, pero al verla llegar, frunció el ceño y cruzó los brazos. No esperaba verla tan pronto después de su ida a urgencias.

-Eva, ¿qué estás haciendo aquí?

Eva dejó su bolso en la barra y se apoyó levemente en ella.

-Vine a hablar contigo.

Gloria suspiró y le hizo un gesto con la cabeza para que la siguiera a la pequeña oficina en la parte trasera del restaurante. Una vez dentro, se sentó en su escritorio y señaló la silla frente a ella.

-Siéntate y dime. ¿Qué pasó en el hospital?

Eva se acomodó con cierta incomodidad.

-Tengo hipertensión gestacional. No es grave, pero necesito reducir el estrés.

Gloria arqueó una ceja.

-¿Y cómo planeas hacer eso aquí?

-No quiero dejar de trabajar - dijo Eva con firmeza- Necesito el dinero, pero sé que no puedo seguir como antes.

Gloria apoyó los codos en la mesa y la observó en silencio, como si evaluara sus palabras.

- Mira, Eva. No quiero que termines peor. Pero si insistes en seguir trabajando, hay que hacer ajustes.

- Estoy dispuesta a lo que sea - aseguró Eva a lo que Gloria suspiró.

- Bien. Tendrás menos mesas, así no te agotas corriendo de un lado a otro. Y de vez en cuando ayudarás en la cocina, algo más tranquilo.

Eva asintió, aliviada.

- Gracias, Gloria.

La mujer chasqueó la lengua con una sonrisa cansada.

- No me agradezcas. Solo no me hagas arrepentirme de esto.

Eva sonrió un poco, sabiendo que, aunque no fuera la solución ideal, al menos era un alivio temporal.

Después de la conversación con Gloria, Eva salió de la pequeña oficina sintiéndose un poco más ligera. Aún le preocupaba cómo manejaría todo, pero al menos sabía que no estaba sola en esto. Mientras se dirigía a la cocina para empezar a familiarizarse con las tareas, Luisa la interceptó.

- ¡Eva! ¿Estás bien? Ayer nos preocupamos mucho cuando te fuiste - Eva sonrió, tratando de tranquilizarla-

-Sí, sí. Solo fue un susto. Nada que no pueda manejar.

Luisa la miró con escepticismo, pero sonrió.

-Bueno, si necesitas algo, ya sabes dónde encontrarnos.

El día transcurrió más tranquilo de lo habitual. Eva se ocupó de solo unas pocas mesas, y cuando el flujo de clientes disminuyó, ayudó a cortar verduras y preparar ingredientes en la cocina. A pesar del cambio, sentía que podía manejarlo. Aunque cada tanto, la sensación de cansancio le recordaban que debía tomarse las cosas con calma.

Cuando su turno terminó, Eva salió del restaurante con una mezcla de alivio y cansancio. La brisa fresca de Forks acarició su rostro, dándole una pequeña sensación de paz. Estaba a punto de dirigirse a su apartamento cuando escuchó una voz familiar.

- Señorita Eva.

Se giró para encontrarse con Carlisle, quien estaba de pie, con las manos en los bolsillos de su abrigo, mirándola con esa mezcla de preocupación y calma que tanto la desconcertaba. Atrás de él, se encontraba un Mercedes.

-Dr. Cullen... -dijo, sorprendida- ¿Qué hace aquí?

Él se acercó unos pasos, manteniendo la distancia justa pero dejando claro que estaba ahí por ella.

-Quería saber cómo le fue hoy, señorita Eva. ¿Se sintió bien? -preguntó, su voz suave y llena de cuidado-

Eva se relajó un poco al escuchar su tono, sintiendo cómo la tensión en sus hombros disminuía.

-Sí, estuve bien. Gloria me asignó menos mesas y me dejó ayudar en la cocina. Fue más tranquilo de lo que esperaba- sonrió levemente avergonzada, aunque no sabía por qué-

Carlisle asintió, satisfecho, pero sus ojos seguían buscando en los de ella alguna señal de agotamiento.

- Me alegra escuchar eso. Pero recuerde lo que hablamos... no se sobreexija.

Eva sonrió levemente, sorprendida por el interés genuino que veía en él.

- Lo haré. Prometo cuidarme.

Carlisle la observó un momento más antes de hablar, como si eligiera cuidadosamente sus palabras.

- Si necesita algo... cualquier cosa, estoy aquí. No dude en llamarme, ¿de acuerdo?

Eva sintió una cálida sensación en el pecho, algo que le recordaba a la seguridad, algo que no sentía desde hacía mucho tiempo.

- Gracias, Dr Cullen. De verdad... gracias por preocuparse tanto.

- No tiene que agradecerme- respondió él, sonriendo suavemente- Solo quiero asegurarme de que está bien- Por un instante, el mundo pareció detenerse mientras ambos se miraban-

Mantuvieron su mirada el uno en el otro. Había algo en él que Eva no podía ignorar, algo que la atraía pero, más importante aún, la hacía sentir segura. Algo que no entendía, ya que apenas lo conocía. ¿Cómo podía sentir ese tipo de cosas por un extraño? Era una sensación extraña y abrumadora, algo que hacía a su corazón palpitar y empezaba a despertar mariposas revoltosas en su estómago. Y era algo lindo.

Carlisle tomó la decisión de interrumpir el momento tosiendo falsamente, no quería incomodarla con su mirada.

- De hecho, quiero llevarla al hospital a recoger sus medicinas. No quiero que camine hasta allá.

Eva parpadeó, volviendo a la realidad

-Oh... no tiene que hacer eso. Puedo ir sola- Carlisle arqueó una ceja ante lo dicho por la castaña, su expresión reflejando una paciencia inquebrantable-

-Sé que puede, pero no significa que deba. ¿Le duele la cabeza?

-Un poco - admitió, sin muchas ganas de discutir-

- Entonces, deje que la lleve.

Eva suspiró, dándose cuenta de que no tenía sentido negarse. Además, la idea de compartir un poco más de tiempo con él no le resultaba del todo desagradable.

- Está bien. Pero solo si no es una molestia para usted.

Carlisle sonrió con esa calma que parecía envolverlo todo. 

-Nunca lo sería.

Se dirigieron hacia su auto, y Eva sintió una calidez extraña en su pecho al verlo abrirle la puerta con naturalidad. No recordaba la última vez que alguien había sido tan atento con ella, sin esperar nada a cambio. Subió al auto y Carlisle rodeó el vehículo para ocupar su lugar al volante.

Mientras se alejaban del restaurante, Eva miró de reojo al doctor. ¿Cómo alguien podía verse tan sereno todo el tiempo?

- Así que... ¿suele ofrecer viajes a todas sus pacientes? - bromeó, tratando de aliviar la tensión que aún sentía en su pecho-

Carlisle soltó una leve risa.

-No exactamente. Digamos que hago excepciones - la vio levemente con un sonrisa y rápidamente volvió su vista al camino-

Eva se mordió el labio para evitar sonreír demasiado. Tal vez, solo tal vez, este nuevo capítulo en su vida no sería tan solitario como pensaba.

Durante el trayecto, el silencio entre ellos no era incómodo, pero Eva sentía una extraña necesidad de llenar el espacio.

- ¿Lleva mucho tiempo en Forks, Dr Cullen? - preguntó, observando cómo el paisaje pasaba lentamente por la ventanilla-

-Solo Carlisle está bien señorita Eva- sonrió- Y respondiendo a su pregunta, bastante. Vine hace algunos años con mi familia - respondió él, sin apartar la vista del camino- Es un buen lugar para nosotros.

Eva notó la elección de palabras. "Nosotros".

-¿Familia?

- Sí, mi hermana Esme y mis hijos adoptivos... todos vivimos juntos.

Eva arqueó una ceja, sorprendida.

-¿Hijos adoptivos? - Carlisle asintió con una sonrisa-

-Son adolescentes, pero los considero como si fueran míos. Esme y yo los criamos juntos.

Eva asimiló esa información en silencio. Por alguna razón, sintió que un peso se levantaba de su pecho al saber que no tenía esposa. No entendía por qué le había afectado tanto la idea, pero prefirió no pensarlo demasiado.

-Eso suena... bonito- Carlisle la miró de reojo, como si percibiera algo en su tono, pero no dijo nada-

El hospital apareció en el horizonte, y Eva se aferró un poco más a su bolso, como si eso pudiera estabilizar la repentina confusión dentro de ella.

Tal vez estaba imaginando cosas. Tal vez todo esto no significaba nada. Pero entonces, ¿por qué su corazón latía con tanta fuerza cuando Carlisle la miraba así?



Nuevo Gráficoooo <3

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