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─Muchas gracias, señorita Lee, ahora, por favor, pase al frente Moon Soomin. ─la castaña estaba nerviosa, siempre sentía como un escalofrío recorría su medula espinal cada vez que tenía que debía mostrar alguno de sus dibujos a sus compañeros o a sus profesores, siempre sentía que no era lo suficientemente buena para ser parte del estudiantado de la mejor universidad de artes de la ciudad de Seúl, sin embargo, era diferente aquella ocasión, se sentía orgullosa de lo que había logrado.
Se levantó de su asiento mientras recibía aplausos por parte de sus compañeros, se dirigió al frente de todos y mostró su hoja, en ella, se podía ver con claridad su propia versión de Yeonjun, no había ningún rasgo caricaturista, quiso mantenerlo lo más realista posible, sus ojos, su nariz, sus labios grandes, su cabellera amarillenta, brazos fuertes pero delicados, vestido con un conjunto deportivo que consistía en una camisa negra con franjas anchas de color blanco a la altura de los hombros, un mono deportivo con el mismo diseño que la camisa, solo que las franjas estaban a los costados del pantalón, unas medias blancas altas y unos deportivos blancos de igual modo, el fondo era algo sencillo, su casa por dentro estaba pintada de su color favorito, el azul cielo, por ende el fondo estaba de ese color, sin embargo, ella había añadido unas líneas verticales y horizontales dando así la apariencia de que era cerámica, con pequeñas frases escritas por Yeonjun en distintos colores, y claro, su firma en una de las esquinas de la hoja.
─Mi dibujo está titulado como Filtro.
─Así que lo que cambió su mundo fue un chico, ¿O me equivoco? ─Soomin se quedó estática por un momento, no podía decir que era un androide porque la verían como una demente.
Pero para ella, él si era un chico, el más maravilloso que haya podido conocer.
─Así es, Choi Yeonjun fue el filtro que cambió mi mundo.
─Su trabajo es muy delicado señorita Moon, se nota el amor con el que lo hizo, sus trazos fueron muy suaves, como si no quisiese dañarlo, pero el color que le dió con las acuarelas da la impresión de realismo, me impresiona la fisionomía de Yeonjun, es muy exacta, y el fondo es un buen toque final para finalizar su obra ─el profesor le sonrió a Soomin, dándole a entender que le había gustado el dibujo─, se ve que usted está enamorada, nadie que no ame con locura a una persona lograría tal precisión como la tiene este dibujo, ese tal Yeonjun es muy afortunado, bravo señorita Soomin, tiene un diez bien ganado. ─los vítores y ligeros alaridos comenzaron a resonar en el aula, sus mejillas se tiñeron de rojo y su cerebro trabajaba con rapidez, no tanto por la calificación que habían obtenido, sino por aquella frase que no dejaba de repetirse:
"Se ve que usted está enamorada".
Se dirigió a su asiento y se sentó como pudo, ignorando las felicitaciones que aportaba cierta rubia a su lado.
Lo sabía, solo que ella no quería admitirlo, por amor había sufrido mucho en el pasado por entregar su alma, vida y corazón a alguien quien no los merecía, por lo tanto, se negaba a la idea de amar devotamente.
Además, sabía que no podría estar con Yeonjun, él no era capaz de sentir algo, no podía sentir lo que ella sentía. Aún así, lo amaba, fue algo inevitable para ella, se había ganado su amor, aprendió mucho de él y su vida había mejorado considerablemente desde que estaba en su vida, y no quería decirlo, pero Jimin y Taehyung estaban en lo correcto, tenía que experimentar aquello que tanto la aterraba nuevamente.
Hablaría con Yeonjun esta noche, pero no creía que lograría mucho con eso.
El resto de su día se basó en apreciar los demás dibujos de sus compañeros. Unos tenían su propio encanto y otros eran impresionantes, pero el suyo todavía era su favorito, o más bien por lo que estaba plasmado ahí.
Luego de que sonase el timbre para almorzar, fue a devorar sus alimentos y luego volvió a su aula para observar las ilustraciones que quedaban. El último estudiante terminó de presentarse cuando el profesor decidió dejarlos retirarse más temprano de lo cotidiano, no sin antes informales que el viernes era la entrega de notas y que todos tenían que ser puntuales.
Soojin quiso acompañar a Soomin, sin embargo, la castaña le comentó que tenía planes y no deseaba molestarla, con ello, se despidieron en la entrada y cada una se dirigió hacia su hogar.
El corazón de la fémina se aceleraba con cada paso, no quería llegar a su casa aún, se encontraba digiriendo lo que había descubierto, sin embargo, sabía de antemano que preocuparía a Yeonjun y no quería eso, así que solo se dedicó a pensar en otras cosas sin abrumarse. Al llegar a su casa, abrió la puerta y se encontró a Yeonjun haciendo la cena mientras cantaba, conocía la canción que resonaba a la perfección, era nada más ni nada menos que Song Cry de August Alsina, amaba esa canción en demasía y cada vez que le tocaba estudiar la colocaba, probablemente de tanto repetirla el androide memorizó la letra.
Debía admitir que le gustaba mucho más como la interpretaba Yeonjun.
Al darse cuenta de que había llegado, el androide había detenido su cantar y se acercó a ella, el bulgogi que había preparado estaba casi listo así que solo le sonrió y volvió a correr hacia la cocina, mientras que Soomin solo se reía mientras se dirigía al baño, necesitaba relajarse, abrió el grifo de la ducha para dejar que la agua corriese, se desvistió y procedió a entrar, el agua fría recorría su cuerpo mientras tarareaba lo primero que venía a su cabeza.
Yeonjun terminó de servir y se sentó en su lugar, era una lástima que él no necesitara comer, amaba cocinar y su comida siempre quedaba deliciosa, o al menos eso decía la castaña.
Ya comprendía a los humanos que siempre se quejaban del aburrimiento que sentían, las veces que se distraía era cuando cocinaba, elegía ropa ya sea para él o para Soomin y cuando ayudaba a su dueña con las tareas de la universidad, ella no lo dejaba hacer otras labores en el hogar por miedo a que se hiciese daño, y tampoco era que le interesase otra cosa como ver la televisión como un holgazán.
Paso un rato hasta que la castaña salió del baño con el cabello húmedo vistiendo solo una camisa holgada de mangas largas que le llegaba un poco más arriba de las rodillas y unos pantalones cortos negros, camino hacia el comedor y se sentó en la silla que Yeonjun le indicó, olía delicioso y no dudo en comerlo inmediatamente mientras comentaba lo exquisito que estaba.
Al androide le gustaba observar a la mayor mientras comía, sus mejillas parecían las de una bonita ardilla cuando tenía un bocado grande en su boca, aunque tenía el talento de derramar su bebida de vez en cuando. Al culminar, dejó todo en el fregadero, Soomin lavaría todo al caer la noche, así que él solo se sentó en el sofá para ver a Soomin, la cual era su actividad predilecta. No se dió cuenta cuando la castaña había acabado con lo que había en su platillo, ella se dirigió al sofá crema y se sentó junto a él, respiró hondo, causándole preocupación al androide, sabía que cuando ella hacía eso era porque estaba pensando en cómo decir algo o sentía nervios.
─Yeonye, tenemos que hablar.
─Esta bien, dígame.
─Esto es muy incómodo y difícil de explicar, pero es algo que ha venido pasando hace no mucho, que aunque me ha dado miedo por cosas del pasado así que solo... Intentaré ser directa, tengo sentimientos hacia tí, no es cariño simplemente ─soltó un chillido, sentía que las palabras eran totalmente inútiles a la hora de compartir lo que su interior gritaba lleno de sentir─, terminé amándote, sé como se siente y contigo lo siento aún más fuerte, tan solo pon tu mano en mi muñeca. ─soltó de imprevisto, colocando dos de los dedos del peli amarillo en donde le había indicado la castaña, buscaba su pulso y al conseguirlo, pudo percatarse que estaba acelerado─. No estoy enferma ni nada, es eso lo que tu causas en mí, eso es tan solo una parte de cómo me siento cerca de ti, has superado todas mis preferencias y mis estándares. ─suspiró─. Solo sé que me he enamorado torpemente de tí, entiendo que no podemos llegar a nada más ya que no sientes lo que yo siento y- ─se interrumpió, al pasar sus manos por su rostro desmaquillado─, no podía callarlo desde el momento que me di cuenta, aunque lo ignore y trate de olvidarlo no lo logré, me enamoré de un androide, por más imposible que suene.
─Noona... Me pasa lo mismo con usted, a lo largo del tiempo de mi creación siempre escuché que yo solo era una máquina y que no era capaz de sentir nada, pero mi creadora siempre dijo que yo era maravilloso, que conmigo había logrado lo imposible, ahora lo he entendido, soy capaz de sentir, de querer, incluso de amar, desde que usted fue quien me hizo, gracias a usted lo sé, me siento agradecido y creo que... ¿Enamorado? ─dijo, todavía impresionado de la palabra que salió de sus labios, logrando sacar una pequeña risa a la castaña, que lo contagió poco después─. Pero... Conmigo usted no tiene un futuro asegurado, no soy un hombre, no podría hacer una familia, no creo que me quieran contratar para trabajar- ─la fémina puso una mano en su boca, haciendo que no pudiese continuar con lo que plantearía.
─Nos convertiremos en un nuevo nosotros, lograremos que funcione. ─quitó su mano tan rápido como la colocó sobre sus labios y acercó su rostro hacia el de Yeonjun, hasta que sus belfos se rozaron y terminaron fundiéndose en un beso, desordenando el sistema de cada uno.
Con el paso de los segundos, la ternura, lentitud y candor que caracterizaron en un principio a aquel roce empezaban a hacerse lejanas, dando pase a cierta pasión y lujuria. Yeonjun en un descuido terminó debajo de Soomin, quien se había posicionado sobre sus piernas y jadeaba durante el beso. Se terminaron separando porque a la castaña le estaba costando respirar, sin embargo, la imagen que tenía de su dueña aportaba la recordaría siempre: su cabello oscuro desordenado que apenas se estaba secando, su rostro teñido de durazno ─especialmente en la zona de sus mejillas─ y sus labios entreabiertos hinchados de un tono carmín.
Ella era muy hermosa, sin embargo, al apreciarla de esa manera, supo que había sido hechizado tal cuál historia de cuento de hadas.
─Soomin, deberías de escoger tu filtro, así podrás ver algo más emocionante. ─dijo en un susurro, con una voz ronca que había causado estragos en la mente de la castaña, y también en su parte íntima.
Con este último capítulo se termina Filter.
Sé que la historia debe de tener algunos errores, debido a que este proyecto está escrito desde el año pasado, sin embargo, pronto estaré acomodando los capítulos.
¡Muchas gracias por haber leído esta pequeña historia! En mi perfil puedes encontrar otras historias que poseen a Yeonjun como protagonista.
Sin más nada que decir, nos leemos.
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