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Extra 1.

¡El piso es lava!

En cuanto Heejin gritó aquello, yo me subí a la mesa mientras que ella y las niñas se subieron al sofá entre risas y gritos.

—¡Oh no!, ¡la lava derrite todo!, ¡Corran! — grité.

Las niñas gritaron y empezaron a saltar entre los cojines que Heejin y yo habíamos regado por todo el suelo específicamente para el juego, seguidas por nosotras.

Durante uno de esos intentos, Heejin pisó mal uno de los cojines, cayendo al suelo en un golpe no tan fuerte.

—¡Mamá! — gritó la pequeña Chaewon, hija de Heejin y Hyunjin. Iba a dar un paso fuera del cojín, completamente preocupada, pero Yerim la detuvo.

—¡Chae, espera!, ¡Te vas a derretir también!

—¡Pero mamá...!

—Ya no importa, Chaewon. Vete. La lava ya me está quemando— en un gesto de dramatismo, Heejin llevó una mano hacia su cuello y la otra la extendió hacia su hija—. Sálvate tú.

Cerró los ojos y sé movió como si estuviera convulsionado durante algún tiempo.

Yo ya había saltado hasta llegar con las niñas y cubrí sus ojos con mis manos, sería muy perturbador si vieran eso.

Y entonces... dejó de moverse como pez fuera del agua y cerró sus ojos, sacando su lengua.

—¿Ya se murió? — preguntó Yerim.

—Sí, o eso creo.

Quité las manos de sus rostros y Chaewon levantó ambos brazos hacia el cielo mientras gritaba.

—¡Nooo, mamá!, ¡Te vengaré!

Yerim río y la tomó de la mano, saltando ambas hacia otro cojín.

Tomé una sábana blanca y cubrí a Heejin con ella, agachando la cabeza y negando levemente.

—Adiós, vaquera — quité mi sombrero imaginario y sequé una lágrima —también imaginaria—.

Las niñas imitaron mi acción y nos quedamos en silencio durante algunos segundos.

De inmediato Jungeun y Hyunjin aparecieron por las escaleras.

—¿Qué hacen?

—¿Y por qué tanto ruido?

—¡No, mamá! — ambas niñas gritaron al mismo tiempo, asustando a Jungeun y Hyunjin, quienes se detuvieron a un pie de bajar las escaleras.

—¡Si pisan el suelo se derriten!

—¿Qué? —ambas se observaron durante unos segundos, y entonces Jungeun le preguntó.

—¿No dijiste que habían acabado con los insectos la semana pasada?

—Sí, Heejin llamó al exterminador.

—Mamitas tontitas— rió Chaewon—. No se van a quemar por insectos.

—¿Entonces...?

—¡El piso es lava! — volvieron a gritar, saltando hacia otros cojines.

Jungeun y Hyunjin me miraron, y sólo atiné a levantarme de hombros.

—El piso es lava— dije, saltando hacia el sofá.

—Bien, perfecto. Supongo que eso explica por qué están mis cojines y muebles regados por toda la sala— gruñó Hyunjin, observando por toda la estancia—. ¿Y dónde está Heejin?

—Muerta— respondió Chaewon.

Hyunjin se atragantó con su propia saliva, Jungeun jadeó en asombro y yo reí ante sus reacciones.

—¡¿Qué?!

—La lava la quemó y Ma la cubrió para que no viéramos el cadáver— dijo Yerim, señalando el bulto en la sábana tirada en el suelo.

Hyunjin pudo respirar normalmente en cuanto escuchó aquello. Juro que casi se desmaya.

—Muy bien, creo que han sido demasiadas sorpresas por hoy— murmuró Jungeun.

—Tú lo dijiste— suspiró Hyunjin—. ¿Cuándo creen que el piso deje de ser lava?

—Uhm, no lo sé... Ma es quien decide.

—Pues...

Pero antes de que pudiera decir algo, Heejin se levantó de golpe, enrollando la sábana en su cuerpo y cabeza, y gruñendo como si fuese algún animal.

—¡Ahora!, ¡Roar! — gritó.

Las niñas sonrieron e inmediatamente gritaron mientras Heejin las perseguía.

Hyunjin y Jungeun se cruzaron de brazos cuando me vieron levantar los hombros y pararme sobre el sofá, batiendo un rollo de papel aluminio vacío en el aire y colocando otra sábana en mi cuello, simulando ser una capa.

—¡No teman, princesas!, ¡Yo las rescataré! 

Ambas siguieron corriendo entre risas, con Heejin detrás y yo tras ella, intentando golpearla con el tubo de cartón.

—¡Ayuda! —gritaron.

Sin embargo, parecía que el plan de Heejin no era "atacarlas" a ellas, así que cambió la ruta y, con un movimiento rápido, cargó a Hyunjin al estilo princesa, subiéndose con ella al sofá.

Hyunjin chilló y se aferró a Heejin, gritando su nombre varias veces para que la bajara. Por más que parecía enojada, realmente no sabía actuar, y seguramente Heejin lo sabía porque no la había bajado.

—¡Roar! — gruñó, mordiendo ligeramente el cuello de Hyunjin.

—¡Heejin! — la regañó su esposa.

—Ya está, ahora eres un monstruo como yo— sonrió de forma inocente, bajándola en el sofá.

—¡Ajá! — grité, saltando a su lado y apuntándola con el tubo. Ella se volteó y se tiró sobre mí, haciendo que ambas cayéramos sobre los cojines que estaban esparcidos en el suelo. 

Reí cuando fingió atacar mi cuello, provocándome cosquillas. Las niñas gritaron mi nombre y Heejin se levantó con una sonrisa malvada, apuntando hacia la nada.

—¡Ahora ella también es un monstruo!, ¡Muajajaja! — gritó como loca.

Me levanté del suelo y coloqué la capa sobre mi cabeza, gruñendo para demostrar que era cierto.

—¡Oh no!, ¡¿Ahora quién podrá salvarnos?! 

—¡Yo! — sorprendentemente, Jungeun apareció junto a las niñas con otra capa puesta y una sonrisa victoriosa.

—¡El chapulín colorado! — gritó Hyunjin. Todas la observamos extrañadas, haciendo que se sonrojara—. D-digo, ¡Reina Jungeun!

Empuñado el tubo que antiguamente yo tenía, Jungeun apuntó hacia Heejin con decisión.

—Pagarás por haber convertido a mi esposa y mi amiga en monstruos— dijo, moviendo el tubo—. ¡Muereee! — gritó, corriendo hacia ella.

—¡Ataquen! — gritó Heejin al mismo tiempo, y entonces ella, Hyunjin y yo nos lanzamos hacia Jungeun casi al mismo tiempo.

Las niñas solo disfrutaban del espectáculo sentadas en unos cojines.

—¡Iaaah! — gritó Jungeun, empujando a Hyunjin hacia los cojines, quien gritó al estallarse contra ellos.

Continuó intentando llegar a Heejin pero me interpuse en su camino, gruñendo y estirando mis brazos hacia ella.

Rápidamente volteó hacia las niñas y las señaló con el tubo.

—Rápido, niñas. ¿Qué aprendieron de La bella y la bestia, blancanieves, la sirenita y La bella durmiente

Las pequeñas se observaron entre sí, pensativas.

—¿Que las abuelitas son malas? — opinó Yerim.

—No.

—¿Que la magia existe? — dijo Chaewon.

—Eso no, lo otro.

—¿Que no debemos tratar mal a nadie?

—No.

—¿Que los enanitos son los que venden las joyas en secreto?

—No.

—¿Que hay brujas bajo el mar?

—Eh... No.

—Que... Eh... ¿Que todos somos lindos por dentro? — murmuró Chaewon.

—Otra cosa.

—¿Que hay que hacerle caso a mamá y traerle una bebida porque entonces también me convertiré en bestia, perderé la voz o me dormiré durante mil años y me perderé la feria? — preguntó Yerim, asustada al recordar.

—No, y tú y yo después hablaremos sobre eso— Jungeun me observó, haciéndome tragar nerviosa.

—Que... Que... 

—¡Oh, lo tengo! — Chaewon sonrió, y vio a Yerim, quien también sonrió después.

Al parecer también podían comunicarse entre miradas.

—¡Un beso de amor verdadero rompe el hechizo! — gritaron al unísono.

—¡Así es! — Jungeun asintió hacia ellas y con un rápido movimiento, aprisionó mis labios contra los suyos. Pasó ambas manos por mí cuello mientras yo acariciaba su cintura con las mías.

—Awwwww— murmuraron las niñas y Hyunjin.

Segundos después ambas nos separamos con una gran sonrisa, y volteamos para observar como Heejin intentaba escapar.

—¡Alto ahí, monstruo horrible y asqueroso!

—¡Hey!, ¡Los monstruos también tenemos sentimientos! —se quejó, haciendo un puchero. 

Todas reímos y aproveché la distracción para acabarla, golpeándola en el abdomen con mi tubo.

—No... Ahg... Fui derrotada— Heejin gritó y se arrodilló de la forma más dramática posible—. ¡Veo la luz! No lloren por mí... Adiós. — siguió retorciéndose durante varios minutos y por fin cayó otra vez al suelo con los ojos cerrados y la lengua fuera.

Yo levanté el tubo en señal de victoria.

—¡Ganamos! 

—¡Sí, sí! — las niñas victorearon y saltaron a mi alrededor entre risas, llenándome de besos en las mejillas—. ¡Eres nuestra heroína! 

Heejin se levantó del suelo, quitándose la sábana y haciendo un puchero.

—¿No hay besitos para el monstruo también?

—Nope— negó Yerim.

—Ah, ¿por qué?

—Porque tú eras la mala, mami. Los malos nunca reciben besitos— explicó Chaewon.

Heejin hizo un pequeño berrinche y se cruzó de brazos, manteniendo ese puchero.

—¡No es justo!, ¡Fui una buena villana!, ¡Yo también quiero besitos!

Hyunjin rió y se levantó de los cojines, caminando hacia su esposa y plantando un beso en su mejilla.

—Si sirve de algo, yo creo que fuiste una grandiosa villana.

—Tú si me entiendes, mi Jinnie— pasó un brazo por la cintura de su esposa y la atrajo hacia ella, besando sus labios durante un corto periodo de tiempo—. Pero la próxima vez Jinsoul será la mala. Con esa cara que se trae seguro y se gana un Óscar. 

—¡Hey! — gruñí, golpeándola en el brazo.

Todas reímos después de aquello y continuamos jugando hasta que la luz del sol desapareció.

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Aún faltan varios especiales, solo les recuerdo...

Cuídense, los tkm

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