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𝘚𝘪𝘯𝘰𝘱𝘴𝘪𝘴

Clean Bandit ft. Jess Glynne | Rather Be ⨟
Estamos a mil millas (lejos) de la comodidad,
y ya hemos viajado por tierra y mar; pero mientras
tú estés conmigo, no hay lugar en el que prefiera estar

𝙿𝚞𝚗𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚅𝚒𝚜𝚝𝚊: Kevin.

Cuando era niño, me gustaban las matemáticas. De adolescente, me interesó un deporte en específico. Pero nada explica el por qué ahora, de adulto, me he vuelto un empresario.

Tal vez fueron las becas, tal vez las matemáticas, tal vez fue para sorprender a mis padres; pero si pudiera cambiar ésto, lo hubiera hecho mucho antes.

Pero, ¿para qué quejarme?; ya lo hice y ya tengo mi título, si éste no era el camino adecuado para mi, el destino me hubiese llevado por un camino diferente. Y no lo hizo.

ㅡSeñor Barr, sus maletas ㅡsonrió la chica detrás del mostrador.

Le agradecí y tomé mis bolsos. Eran mis vacaciones, y planeaba pasarlas en grande con mi familia. Mis padres viven en una casa lejos en el campo, pero mi hermano vive cerca de la ciudad.

He hablado con él y dijo que tenían un lugar para mi en su hogar. Así que para ahí me dirijo.

𝙿𝚞𝚗𝚝𝚘 𝚍𝚎 𝚅𝚒𝚜𝚝𝚊: Narrador.

Kevin Barr. Veintisiete años. Hijo menor de una secretaria retirada y un doctor jubilado. Tiene un único hermano mayor, Edmund Barr (conocido comúnmente cómo "Ed"); éste tiene una esposa y dos adorables niños.

Ed tiene casi treinta años, mientras que su mujer, May, tiene treinta y dos. Sarah, la mayor de sus hijos, tiene seis; y Jimmy, el menor de sus hijos, tiene cinco.

ㅡBuenos días, ¿cómo has estado? ㅡpreguntó, sonriéndole a la ventana del taxi.

ㅡHermano mío, cuánto tiempo ㅡrió bajito y un sonido extraño se escuchó del otro lado del audífonoㅡ; lo siento, estuve trabajando hasta tarde anoche, recién despierto.

ㅡOh, lo siento, no debí haber llamado.

ㅡAh, cállate. Si no quisiera hablar contigo, no hubiera tomado el teléfono ㅡse sonrióㅡ. Dime, ¿por dónde andas? ¿A qué hora llegas?

ㅡEstoy... en la Cuarta y la Quinta de la calle Mulligan, ¿dónde me dijiste que vives?

ㅡEn en barrio Peach Creek. Creo que no faltan muchas calles para que llegues. Vienes directo del aeropuerto, ¿cierto? ㅡel ruido de los resortes de la cama le delató al levantarse.

ㅡPor supuesto, pero no te prepcupes por ello, realmente no necesito nada más que darte un abrazo fuerte y ver a ésos dos pequeños revoltosos ㅡsonrió al escuchar a su hermano reírse.

ㅡEntonces, me volveré a dormir. ¿Me avisas cuando llegas?

ㅡAhá.

ㅡSi no me avisas, voy a golpearte cuando llegues.

ㅡAhá, ahá.

ㅡSí, ahá, claro. Adiós ㅡrió bajito, antes de cortar.

Cortó la llamada y suspiró, luego le dió varias indicaciones más al taxista y aprovechó parte de su tiempo para revisar sus nuevos mails.

El tiempo pasó más rápido de lo que creyó, y después de responderles a cinco de sus proveedores (bueno, proveedores de la empresa) arribó al pequeño barrio de Peach Creek.

Todas las casas iguales, de una punta a la otra de la cuadra puedes ver cómo todas tienen las mismas ventanas y los mismos techos, pero ninguna el mismo color. Ed le envió un mensaje con el color de la casa, y poco después volvió a responderle con el número.

"De izquierda a derecha, la casa número ocho"; escribió, y Kevin rió al pensar que, de derecha a izquierda, la casa de su hermano sería la tercera. Sí, no solía ser muy bueno cuando se trataba de humor.

Llegó con una de las correas de su mochila sobre un hombro, un pequeño maletín en su mano izquierda y dos bolsos en la mano derecha.

ㅡ¡Kevin, bienvenido! ㅡchilló May al verle, dejando de lado la jardinería para ir a recibirle con un fuerte abrazo.

Ed, quién salía de la casa con un par de galletas para su esposa y una limonada bien helada, dejó las cosas en la pequeña mesa de piedra y se acercó a tomar las cosas de su hermano.

ㅡGracias, May. Me alegro de ver que están bien ㅡsonrió, alzando su pecho en graciaㅡ, traje regalos de Nueva York.

ㅡOh, no debiste ㅡsonrió la rubia, pellizcando una de sus mejillasㅡ. Vamos, preparamos una habitación para ti y esperamos que realmente sea de tu comodidad.

ㅡMay pasó horas investigando cómo serían las oficinas de los empresarios para hacer un rincón de la habitación en el que puedas trabajar.

ㅡHermano, son mis vacaciones ㅡrió bajito, alzando una cejaㅡ, ¿de verdad crees que trabajaré en mis vacaciones?

ㅡClaro, lo has hecho desde que yo estaba en la escuela secundaria ㅡKevin abrió la boca en asombro, pero luego sonrió al escuchar a su hermano reírseㅡ. Vamos, te prepararé un café luego.

Se adentraron en la casa, una bella casita pequeña, de dos pisos, un sótano y un ático. El patio trasero era amplio, y aunque no había mucho espacio para flores en la parte delantera de la casa, May se había propuesto a que la fachada de la casa quedase aún más linda que el patio trasero.

En el sótano habían cajas y un espacio personal para cuando Ed hacía alguna noche de juegos con sus compañeros de trabajo, y había otro pequeño espacio en el que May tenía sus máquinas de costura.

El ático tenía aún más cajas, y un espacio que Ed planeó para su hermano tiempo atrás, cerca de la única ventana, dónde pudiera armar maquetas (su pasatiempo favorito) o leer un simple libro sin que nadie le molestara.

En la planta baja se encontraban la cocina, la sala y el cenador. Bajo las escaleras había un pequeño clóset para los abrigos de las visitas. Subiendo las escaleras te encontrabas con el baño al final del pasillo a la derecha, y dos habitaciones; la de su hermano y la de los niños; en la izquierda, a una puerta alejada, se encontraba la habitación que habían hecho para él.

Luego del pequeño tour, regresó a su cuarto y esperó pacientemente a que su hermano trajera aquel café que tanto insistió en hacerle.

Kevin tiró de sus cabellos anaranjados hacia atrás y suspiró. Tomó el primer bolso y comenzó a sacar su ropa, metiéndola en el clóset, sus pares de zapatos y dejó el bolso dentro de un cajón.

Se hizo de su mochila y comenzó a sacar las cosas que creía de vital importancia si algo sucedía en la empresa y él no estaba ahí; carpetas, marcadores, papeles de impresora y tinta, lápices, más carpetas vacías, su computadora pórtatil con su cargador, y una pequeña luz de noche inalámbrica que había conseguido a muy buen precio en el aeropuerto de Nueva York.

Su hermano llegó cuando había cambiado sus zapatos de vestir con unas zapatillas negras. Le sonrió doblando la corbata entre sus dedos, para dejarla en la mesa de noche.

ㅡHa pasado un tiempo ㅡsonrió Ed, de cabellos amarronados y ojos verde oscuroㅡ, ¿cómo has estado, Kev?

Ed era mucho más alto que Kevin, tal vez una cabeza y media.

ㅡMuy bien. He recibido dos ascensos en lo que va del año y por fin tengo vacaciones más largas ㅡse sonrió, sentándose en el pequeño sofá a un lado de la ventana para beber su caféㅡ. ¿Y tú?, ¿algo nuevo que contar?

ㅡDe tres trabajos, ahora sólo tengo dos ㅡambos rieron.

Kevin observaba las flores que la esposa de su hermano había plantado horas o minutos antes de que él llegase, y luego de una pequeña sonrisa, volteó a mirar a su hermano. Los ojos oscuros del mayor de los Barr brillaban al ver a su hermano, mientras una sonrisa se posaba en sus labios.

ㅡ¿Decías algo?

ㅡNo, yo sólo... ㅡsuspiróㅡ. Me alegra saber que no has cambiado, Kev.

ㅡBueno, de tanto cariño éste café se puso dulce ㅡhizo una muecaㅡ. Oye, ¡mis bellos niños! ¿Dónde están?

ㅡAh... bueno...

ㅡEstán con el vecino de al lado ㅡdijo May, entrando en la habitación con sábanas y más mantasㅡ, creo que tienen un nuevo favorito.

ㅡNo los culpo, realmente no he estado tanto tiempo con ellos cómo quisiera ㅡsonrió, mientras se levantaba de su asientoㅡ, ¿es muy temprano para ir a buscarlos?

ㅡNo lo creo, han estado ahí desde que lo vieron en la mañana ㅡordenó las sábanas prolíjamente sobre la cama, a un lado de la almohada, y luego miró a los dos hombres que le observabanㅡ. Bueno, a éso de las siete de la mañana escucharon que estaba bailando y limpiando la casa, así que tuve que llamarlo porque los niños querían ir hacia allá.

Así que llamé al vecino y, muy amablemente, dijo que ya había limpiado la mayoría de la casa y que los niños podían ir en cuanto se sintieran más despiertos. Sarah y Jimmy tomaron un baño rápido y me dijeron que no querían desayunar. Obviamente no iba a dejarlos sin desayunar nada, pero el vecino llegó justo a tiempo y dijo que haría algo rápido para ellos porque tampoco él había desayunado.

ㅡY éste vecino... ¿tiene nombre o algo así? ㅡKevin llenó de aire sus pulmones por unos instantes.

ㅡEddward ㅡdijo su hermano, levantándoseㅡ. Eddward Marion, o algo así.

ㅡLos niños le dicen Doble D ㅡse sonrióㅡ. Deberías ir a verlo, seguro que se hacen buenos amigos.

El pelirrojo se miró las ropas y se quedó mirando un punto infinito en el suelo, hasta levantar nuevamente la vista y observar con cuidado el rostro feliz de May.

ㅡBueno ㅡlevantó los hombros, restándole importancia. Tomó su celular y se encaminó fuera de la habitación.

ㅡ¿"Seguro que se hacen buenos amigos"? ㅡrió bajito Ed, mirando el rostro fruncido (pero igual sonriente) de su esposaㅡ; son opuestos... muy opuestos, yo diría.

ㅡ¿No aprendiste nada en la escuela?; los opuestos se atraen.

ㅡNo éstos opuestos ㅡse levantóㅡ, y tampoco creo que mi hermanito se enamore de una persona cómo él.

ㅡÉste cliché del empresario y el hippie me gusta bastante, ¿a ti no? ㅡrió la rubia, abrazándose a su esposo.

ㅡLo siento ㅡdijo el hermano menor de Ed, llamando la atención de los dos presentesㅡ. Ya que recién llego, me gustaría tomar un baño. Y, ¿sabes qué más? Iré al súper a comprar todo lo necesario para que hagas esa ríquisima tarta que sólo tú sabes hacer ㅡseñaló con los dedos índices a su hermano y a su cuñadaㅡ. ¡Vuelvo enseguida!

Iba a salir corriendo, cuando la rubia gritó "¿¡cómo se supone que comprarás las cosas, si ni sabes qué tiene para empezar!?", y se detuvo en seco.

Unas horas más tarde...

ㅡHace tiempo que no jugamos a las cartas ㅡdijo, apoyando todas sus cartas (en una bella escalera de espadas) sobre la mesaㅡ. ¿Cómo te quedas, eh?

ㅡTienes razón, hace mucho no jugamos ㅡMay bajó sus cartas, cuatro reyes y cuatro asesㅡ, ¿cúanto gané?

ㅡ¡No puede ser! ㅡgritó, agarrándose los cabellosㅡ, ¡ya no quiero jugar contigo!

ㅡSiempre dices lo mismo, y siempre terminamos jugando juntos otra vez ㅡle sacó la lengua, cruzándose de brazos.

ㅡCariño, ¿podrías meter las tartas en el horno? Tengo miedo de quemarme... otra vez.

Sí, porque el hermano de Kevin era un experto en la cocina; pero no le gustaba acercarse al fuego, ni a los microondas, ni a los hornos... ni a nada que tuviera fuego y/o pudiese explotar si se "mal usa".

El timbre sonó justo cuando May se levantó del sofá, suspirando: ㅡEntonces, ve a atender la puerta.

Ed se maldijo por dentro mientras Kevin reía y también se levantaba: ㅡ¿Bueno? ㅡdijo, antes de abrir la puerta.

ㅡSeñor Barr ㅡuna voz, melodiosa pero desconocida para Kevin, hizo una aparición pequeñaㅡ. ¿Cómo está?

ㅡAh, Eddward, buenas tardes ㅡle sonrió, tomando al pequeño Jimmy en brazos, quién estaba dormidoㅡ. Estamos bien, ¿qué tal tú?

ㅡOh, perfectamente. Lamento mucho la tardanza, sé que es tarde, pero estuvimos jugando a ser jardineros y los niños se llenaron de tierra, así que tomaron un baño antes de venir.

ㅡSe nota que tú no has tenido tiempo, ¿te divierte la vida de padre? ㅡrió estruéndosamente junto a élㅡ. Lo siento, éstos niños realmente pueden ser revoltosos.

ㅡNo, para nada ㅡsonrió, llamando a Sarah con su manoㅡ. Ya están aseados, pero la señorita May me dijo que no les diera de cenar.

ㅡSí, no te preocupes por ello. Mi hermano vino de visita por sus vacaciones y estábamos por cenar con él. Bueno, dime cuánto es ㅡmurmuró, tomando su billetera.

ㅡSeñor, ya hablamos de ésto, realmente no necesito el dinero.

ㅡ¿Estás seguro? Has cuidado a los niños tantas veces, no tengas miedo de pedir algo de dinero si algún día te hace falta ㅡse sonrió, palmeándole el hombroㅡ. ¿Sabes qué? Ven a cenar ésta noche.

ㅡOh, no, no me gustaría irrumpir en una cena familiar ㅡrió bajito, tomando a Sarah entre sus brazos.

ㅡNo te vayas, Doble D ㅡdijo la pequeña, abrazándose a su cuello con un pequeño puchero.

ㅡEstá bien si te quedas, comeremos una de las tartas especiales que suelo hacer en días especiales ㅡla niña rió y miró a su padre con los ojos 'llenos de estrellas'ㅡ. Vamos, no hace falta que traigas nada.

ㅡBien, bien... pero ya no me insista ㅡrió, algo avergonzado, dejando a la pequeña en el sueloㅡ. Vendré en una hora, y traeré algo conmigo.

ㅡPuedes decirle a tu amigo si quiere venir.

ㅡ¿Eddy?; tiene una reunión en el trabajo, así que cenará con sus amigos ㅡsonrióㅡ, iré a asearme y regresaré corriendo cómo un rayo.

ㅡTómate tu tiempo ㅡsintió tras de él que su hermano poco a poco se acercaba a la puertaㅡ, bueno, nos vemos, adiós.

Y cerró la puerta cuando Edd se despidió.

ㅡ¿Quién era? ㅡpreguntó, intentando ver por la ventana.

ㅡNadie, nada. Vamos, ve a cambiarte, ¡tenemos un invitado hoy! ㅡy sonrió llevándose al niño escaleras arriba.

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