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𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟦

Coldplay | Something just like This
Sólo alguien a quién pueda recurrir,
alguien a quién pueda extrañar;
quiero algo justo cómo eso

ㅡ¿Plips? ㅡrió el pelirrojo, sacando una de las grandes mantas para ponerla sobre el césped.

ㅡClips, pero son más divertidos ㅡsonrió, tirando de las puntas para acomodar el lugar.

ㅡDisculpa, pero tengo una extraña pregunta que hacerte.

ㅡMientras no sea por los plips, adelante ㅡmiró su rostro confundido y rió mientras sacaba los bowls de frutas y galletasㅡ. Estoy bromeando, tranquilo. Los clips tienen mi número de teléfono, mi nombre y apellido, junto con el de los niños; si se pierden, tienen que mostrarles el clip a las personas que quieran ayudarles, principalmente a un bombero o un policía.

ㅡOh, éso es genial ㅡrió bajito, arrodillándose frente a élㅡ. Pero, en realidad es otra pregunta...

ㅡBien, dime ㅡsonrió, poniendo las cosas de una forma desordenada que se veía perfectamente ordenada.

Kevin, viendo su sonrisa, dudó un segundo en hacerle ésa pregunta que carcomía su curiosidad, pero creía que podía hacerlo sonreír después de éso.

"No, no lo intentes", decía aquella voz en su cabeza. "La última vez que lo intentaste hiciste llorar a un hombre adulto", murmuró, mientras veía las galletas ordenarse en pequeñas filas sobre una tabla de madera pequeña.

ㅡKevin, ¿estás bien? ㅡpreguntó, extendiéndole una botella de aguaㅡ. Bebe un poco, estás un poco... distraído.

ㅡLo siento, es sólo que estaba pensando ㅡsonrió, tomando la botella entre sus manosㅡ. Hace un tiempo dijiste que creías que era mejor para los niños estar en un lugar que ellos conociesen, pues de otra forma podrían sentirse intimidados... ¿por qué?

ㅡ¿Quieres oír una historia o quieres oír el por qué? ㅡmiró a un lado cuando los niños llamaron a su nombre, saludándole desde los columpiosㅡ. Bueno ㅡle miró, con media sonrisaㅡ, cuando yo era pequeño, era muy difícil para mi hacer amigos, o incluso poder hablar con las personas.

Cuando salía al parque con mis padres, era muy probable que me quedara con ellos la mayoría del tiempo, en vez que simplemente salir a correr cómo Jimmy y Sarah hicieron. Conocer a Eddy me ayudó bastante a salir de ése agujero negro en el que me encontraba, desde entonces salía sólo con él a jugar.

ㅡCreo que sería mejor para los niños ir a un lugar en el que pueden entenderse y entender sus alrededores, porque no quiero que terminen recluídos y echados de un lado cómo yo ㅡle sonrió débilmente, mientras tomaba una de sus galletas y la admiraba antes de llevársela a la boca.

ㅡLamento oír eso ㅡmurmuró, sentándose sobre la mantaㅡ, ojalá nos hubiésemos conocido antes.

ㅡ¿Saldrías de paseo con un muchacho flacucho, de grandes ojos y lentes aún más grandes, que siempre andaba cargando un libro de fantasía? ㅡcuestionó, levantando una cejaㅡ. Vamos, Kev, seríamos cómo el típico cliché del chico nerd y el chico popular de toda la escuela ㅡsonrió cuando el pelirrojo estalló en risotadas.

ㅡBueno, a veces los clichés son lindos ㅡle miró, sonriéndole con los ojos brillosos.

Por más que intentara, su sonrisa no se quedaba atrás. Estaba intentando seriamente el no sonreírle de aquella forma, pues sentía que iba a alejarlo. Aquella sonrisa que se esparcía sobre su rostro, aquella que intentaba con todas sus fuerzas retenerla para no quedar sonriendo como bobo.

Miró sus manos, mordiendo internamente sus mejillas, y luego levantó la vista a los juegos en el parque.

Pero, Eddward le miraba con atención, con una pequeña sonrisa boba en su rostro, mirándole cómo si estuviera admirando a la persona más increíble del mundo. Cómo si sus ojos estuviesen pegados en él.

ㅡ¿Qué?

ㅡ¿Mh? ㅡmovió su cabeza y parpadeó, se había quedado mirándole de una forma estática, así que se exaltóㅡ, ¿qué sucede?

Kevin levantó la mano, haciendo señas; ㅡ¿Puede dejarte mi teléfono? Los niños quieren que vaya a jugar con ellos.

ㅡOh... sí, por supuesto ㅡsonrió.

Kevin se levantó y tocó sus bolsillos, dejando la billetera y el teléfono en manos de Eddward. Ambos se voltearon para verse a los ojos, sintiendo un pequeño golpe de electricidad entre sus dedos meñiques. Ambos alejaron sus manos rápidamente.

ㅡBueno, voy... con los niños ㅡsonrió, metiéndose las manos en el bolsillo por unos segundosㅡ. Los traeré en unos minutos, para que puedan beber algo.

ㅡSí, claro.

El pelirrojo comenzó a caminar, y en medio del camino se detuvo y volteó a verle; ㅡ¡Si alguien llama, atiende! ¡Diles que no estoy, y que dejen un mensaje!

ㅡ¡Por supuesto! ㅡsonrió, agitando una de sus manos.

En éstos momentos agradecía haber tomado un lápiz y una pequeña libreta antes de salir. Estaba a punto de poner algo de música en su teléfono, cuando sintió la suave melodía de una de sus canciones favoritas sonando a la distancia. Buscó con la vista al dueño de aquella melodía y logró encontrar el teléfono de funda azul vibrando en el suelo.

Sacó rápidamente el lápiz y la libreta, tomando el teléfono y un momento para anotar rápidamente el nombre, antes de contestar.

ㅡ¿Hola?

ㅡKev, te he estado enviando docenas de miles de mensajes, ¿por qué no contestas ninguno?, ¿estás engañándome?

ㅡAh... disculpe, soy Eddward, el... asistente temporal del señor Barr, ¿quién habla? ㅡpor más que intentó, su voz tuvo un deje de titubeo.

ㅡOh, lo lamento ㅡel muchacho aclaró su garganta al otro lado de la líneaㅡ. Soy Nathan Goldberg, uno de los mejores amigos de Kevin, y también su compañero de trabajo. Quería saber si él... se encontraba por ahí.

ㅡLo siento, ahora mismo se encuentra ocupado ㅡsus ojos se dirigeron al hombre de camisa que jugaba a perseguir a dos pequeños niños risueñosㅡ... y, realmente no creo que se encuentre disponible muy pronto.

ㅡBien, ¿Eddward, cierto?

ㅡSí, señor Goldberg.

ㅡDígale al señor Barr, cuando se encuentre disponible, que estamos teniendo problemas con unos papeles y que necesita resolverlos por mi. Mientras más rápido sea, más rápido podrá disfrutar de sus vacaciones ㅡsonrió, aunque Eddward no podía verleㅡ. Muchas gracias, bonito.

El de ojos azules se quedó algo aturdido mientras escribía la última palabra de lo que Nathan había dicho.

ㅡ¿Disculpe?

ㅡTu voz es bonita, así que supongo que tú eres bonito.

ㅡBueno, si estamos hablando de voces, usted suena cómo alguien muy apuesto.

ㅡPues, muchas gracias.

ㅡMh, bueno... le diré al señor Barr que le ha hablado.

ㅡMuchas gracias, dulzura. Hasta luego.

ㅡHasta luego ㅡsaludó, para después colgar.

Su corazón latía con rápidez y sus manos temblaban para cuando Jimmy apareció corriendo hacia su encuentro, gritando "¡galletas, por favor!".

Sarah se encontraba coloreando una Hello Kitty, mientras que Jimmy se imaginaba una historia con uno de los juegos de cartas. Kevin saboreaba las manzanas con azúcar, mientras Eddward hacía una coleta en el cabello de la pequeña Sarah.

ㅡOh, ¿Kevin? ㅡpreguntó, una vez que la niña le agradeció con un besito en la palma de su manoㅡ; llamó un chico a tu teléfono hace un par de minutos.

ㅡ¿Ah, sí? ㅡvolteó a verleㅡ, ¿quién?

Tomó la libreta y observó el nombre; ㅡNathan Goldberg. Dijo que había problemas con unos papeles y si tú podías resolverlos por él. También dijo que, mientras más rápido lo hicieras, más rápido podrías volver a tus vacaciones ㅡy levantó la vista con algo de confusiónㅡ. Le dije que era tu asistente temporal, espero que no te moleste.

ㅡNo, está bien ㅡrió, al sentir cosquillas en su estómagoㅡ. Bueno... supongo que estaré despierto hasta tarde hoy ㅡun suspiro asombrado llamó la atención de los mayoresㅡ, ¿qué sucede?

ㅡNo puedes quedarte despierto hasta tarde ㅡdijo Jimmy, con el ceño fruncido.

ㅡEllos si pueden ㅡsonrió su hermana, acariciando su brazoㅡ. Son niños grandes.

ㅡHasta los niños grandes tienen que irse a dormir temprano, ¿lo sabían? ㅡagregó Doble D, con una leve sonrisillaㅡ, ¿no es así, Kevin?

Los suaves ojos de Doble D se habían anclado en los de Kevin, quién miraba con sumo cuidado el brillo creciente en aquellos horizontes azules.

ㅡSí, Edd tiene razón ㅡle sonrió, para luego mirar a los niñosㅡ. Lo siento, ustedes también tienen razón. Aunque sea un niño grande, debería dormirme temprano.

Eddward sintió un leve peso en su corazón, y una sonrisa se formaba a través de su mano mientras intentaba cubrirse la boca. Los ojitos de los niños se habían llenado de estrellas, mientras que oían atentamente las palabras de su mayor.

ㅡLo lamento, no debería quedarme hasta tarde... mh, bueno, siempre hay tiempo para hacerlo mañana en la mañana.

ㅡSi te duermes temprano, recibes un premio ㅡasentía Jimmy a las palabras de su hermanaㅡ. Una vez mamá nos dijo que si nos dormíamos temprano, podíamos ir a ver los fuegos artificiales en la mañana.

ㅡY un día, papá nos dijo que nos llevaría a comprar helados si íbamos al dentista sin llorar ㅡexplicó Jimmy.

Y así fueron dando pequeñas explicaciones de las veces que sus padres le han prometido cosas para hacer si ellos se dormían temprano, si se comportaban bien, si no hacían mucho ruido o incluso si no peleaban.

"Mamá me dijo que podíamos comer helado si íbamos al doctor y no nos poníamos a llorar"

"Papá me dijo que me darían una paleta si dejaba que la doctora me pusiera la vacuna"

"Mamá me dijo que si sacaba un '+' en mi tarea, me daría una porción extra de pastel de chocolate"

"Papá me dijo que si no hacía escándalos cuando salíamos a la tienda a comprar, él me compraría una de las cosas que más me gustara"

ㅡ¡Y el tío Kev nos dijo que, si nos dormíamos temprano, iríamos a pasear con Doble D hoy en la mañana! ㅡexclamaron los dos niños, pasándose una botella pequeña de jugo y unas galletas entre ellos.

ㅡY su tío Kev cumplió su promesa, ¿no es así? ㅡles sonrió el pelirrojo.

ㅡ¿Puedo hacer una yo? ㅡpreguntó a los dos niños, mientras ponía una mano sobre su pecho.

ㅡClaro, adelante ㅡrió Kevin.

ㅡSi ustedes, mis pequeños ángeles, no lloran a la hora de irnos a casa, yo... mh... ¡les compraré el helado más grande que encuentre!

ㅡ¡Sí, capitán!

ㅡSí, capitán ㅡmurmuró el pelirrojo, mientras guardaba los bowls vacíos y los tazones en una bolsa plásticaㅡ. Sí, capitán.

ㅡHey, no te burles ㅡgolpeó su brazo, escuchando sus risitasㅡ. Soy el capitán de un gran barco, con una tripulación asombrosa y un tesoro bien escondido ㅡtomó las bolsas y se levantó, encaminándose al auto con uno de los niños tomados de su mano.

Eddward subió a Jimmy al auto, sentándolo en su sillita y poniéndole el cinturón de seguridad por sobre su pecho. Se hizo a un lado y dejó subir a la pequeña Sarah, quién después de acomodar su vestido, se quedó quieta para que le pusieran el cinturón. Kevin tomó las bolsas que Edd había dejado a un lado de las ruedas y las llevó al maletero.

Luego de cerrar y asegurarse que estaba bien cerrado, se encaminó a su puerta y subió, acomodándose antes de ponerse su cinturón.

ㅡBien, vamos a casa ㅡsuspiró Kevin.

ㅡEspera, antes, ¿podemos pasar por un helado?

Y los gritos felices de los niños le hicieron cambiar su respuesta en el último segundo. Condujeron por unos veinte minutos, intentando que la promesa de Eddward se hiciese realidad.

ㅡAhí, ése lugar es bueno ㅡsonrió, apuntando una pequeña tienda que tenía un cartel enorme dibujado a mano que tenía un cono con tres bochas de heladoㅡ, estoy seguro que debe ser uno de los mejores helados que los niños hayan probado alguna vez.

Se estacionaron y Edd quitó su cinturón de seguridad, preparado para bajar; ㅡ¿De qué quieren su helado?

ㅡ¡De frutilla, chocolate y vainilla! ㅡchilló Sarah, moviendo sus pies felizmente.

ㅡ¡De crema, chocolate y vainilla! ㅡchilló su hermano, haciendo la misma acción.

ㅡBien, ¿Kevin? ㅡpreguntó, mirándoleㅡ, ¿quieres un helado?

ㅡAh... no, gracias. Prefiero comer algo un poco más... sólido ㅡrió bajito, mientras Edd negaba con una leve sonrisa.

ㅡBien, regreso en un minuto.

ㅡNo, quédate con ellos ㅡel pelirrojo soltó su cinturón y abrió la puerta rápidamenteㅡ. ¡Regreso en un minuto!

El pelirrojo condujo por un par de minutos más, hasta que los niños terminaron sus helados y, al mismo tiempo, caían dormidos sobre sus asientos. Luego de una pequeña risilla y una fotografía, Eddward dió anuncio a la rendición de los niños, haciendo el comienzo de ir nuevamente a casa.

Kevin llamó a May y le dijo que los niños estaban durmiendo una siesta, por lo que debería salir a la búsqueda de uno de ellos. Luego de unos minutos más, llegaron a la casa de los Barr; la rubia agradeció y tomó entre sus brazos a Jimmy, antes de guiar el camino nuevamente a su casa.

Kevin ayudó a Doble D a bajar las cosas del auto y poco después se metió nuevamente en los asientos traseros a buscar a Sarah, a quién tomó entre sus brazos y llevó hasta dentro de la casa.

Eddward dejó las bolsas sobre el suelo del porche a un lado de la puerta, abriéndola y comenzando a entrar las bolsas para dejarlas sobre la mesa de madera en el living. Recordó las palabras que le había dicho Kevin en el auto, así que escribió un rápido mensaje invitándole a beber un café con galletas de chocolate con chispas de chocolate mientras veían la televisión u oían algo de música.

A lo que Kevin aceptó de inmediato.

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