𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟥𝟢
Olivia Newton-John | Hopelessly Devoted to You ⨟
❝Sabes, sólo soy un tonta que está dispuesta
a sentarse aquí y a esperar por tí.
Pero, cariño, ¿acaso no lo ves?
No hay nada más que yo pueda hacer.
Estoy completamente enamorada de tí.❞
El próximo día trascurrió con las horas más lentas que él pudo haberse imaginado jamás. Kevin yacía tirado en su cama, cansado de gritar contra la almohada y odiarse a sí mismo por haber dicho tantas estúpideces ayer en la noche.
Eran las seis de la tarde para cuando alguien golpeteó en la puerta de su habitación.
ㅡKevin Barr no se encuentra en esta habitación ahora mismo. Por favor, vuelva más tarde.
La puerta se abrió de todas formas, por lo que cubrió su cabeza con una de las almohadas.
ㅡOye, cabeza de pala ㅡdijo una voz muy conocida para élㅡ. Levántate. Ahora mismo.
ㅡEddy, déjame en paz ㅡdijo, intentando ahogar sus palabras con la almohada de plumas.
Eddy tomó la almohada y comenzó a golpearlo con ella. Mientras intentaba defenderse, gritaba que se detuviera. Cuando, finalmente, se detuvo; lanzó la almohada al suelo.
ㅡEscucha ¡y escúchame bien! ㅡlo señaló, enojadoㅡ. Mi hermano me ha dado millones de razones para confiar en tí. Me dijo que no ibas a hacerlo llorar, que ibas a estar siempre de su lado... logró comvencerme, ¡y ahora está llorando encerrado en su habitación! Me importa un carajo si tú quieres morirte, pero no voy a dejar a mi hermano morir por tu culpa.
》 Así que, más te vale levantarte de esa puta cama de una vez e ir a disculparte. Eddward te ama muchísimo. Tengo que admitir que estoy algo celoso; desde que tú llegaste, él no hace más que hablar de tí. Eres el tema de todos los días. Desde que despierta hasta que se duerme. Pensé que yo siempre sería el único tema que saldría de su boca para quejarse o para estar feliz, pero ahora ese tema es tu nombre.
ㅡMira, Kevin, jamás pensé en decirle esto a nadie... ㅡcerró los ojos y tomó mucho aire. Lo expulsó después de unos segundos, volviendo a abrir los ojosㅡ. Extraño que mi hermano diga tu nombre. Extraño tenerte en mi cabeza todos los malditos días porque él no deja de hablar de tí, ni siquiera por un segundo.
ㅡÉl no va a querer hablar conmigo...
ㅡEntonces, ¿te vas a rendir así y nada más? ㅡpreguntó, dejando caer los brazos a un lado de su cuerpoㅡ. ¿Así de mucho amas o amabas a mi hermano? ¿Dejándolo caer en la miseria por algo que tú mismo cometiste?
ㅡ¿Y qué debería hacer? ¿Intentar sólo para que me cierre la puerta en la cara?
ㅡIntentar es el primer paso ㅡmurmuró, metiendo las manos en sus bolsillosㅡ. Después de eso, lo que suceda es decisión de Eddward. Pero, si no quieres recuperarlo... entonces, lo entiendo.
Se dió media vuelta y se marchó, cerrando la puerta en su proceso de salida. Kevin se quedó pensando por unos minutos.
Las cosas que Eddy había dicho podían ser verdad. Su hermano estuvo toda la mañana insistiéndole en que fuera a disculparse, pero jamás abrió la puerta y le pegó con la almohada sólo porque no quería responderle o hablar seriamente.
Si Eddward estuviese ahí en este preciso momento, diría que Eddy es el único soldado de la guardia real que se montó en su corcél y corrió a salvar a la princesa, que estaba encerrada en la cueva del dragón. Rió al imaginarse la cara de concentración y de felicidad de Eddward al contarle la histoeia a los niños.
Lo extrañaba. Habían pasado sólo unas horas, pero lo extrañaba.
¿Debería darle espacio? No, las acusaciones que hizo fueron demasiado... ¿debería ir a hablarle? No, no lo creía correcto.
Pero, ¿no había sido el mismísimo Eddy, el que antes le había prohibido la entrada a su casa por "aliarse" con Marie, el que llegó a pedirle que vaya a salvar a su hermano? Sí, recordaba haber oído algo así, algo parecido.
Eddward estaba triste por su culpa. Él lo había hecho llorar.
Ayer lo había dejado irse corriendo, y no corrió tras él. No lo llamó en la noche para disculparse, ni se trepó por el techo para golpear su ventana.
No hizo nada para demostrarle a Eddward que era un idiota y que sólo lo quería a él en su vida. Entonces, tenía que hacer algo.
Y tenía que hacerlo urgente, antes de que el dragón se tragase a la princesa cómo venganza al reino.
ㅡToc, toc ㅡdijo, de pie en el umbral de la puertaㅡ, ¿puedo pasar?
Eddward levantó la vista por unos segundos, removiéndose en su lugar. Se aferró más a sus piernas y dejó su cabeza entre sus rodillas. Eddy, que estaba a su lado, le hizo señas a Kevin y se levantó para marcharse. En medio del camino, detuvo al pelirrojo con una mano en su hombro.
ㅡTranquilo, si no quiere hablarte ahora, lo hará en un par horas... o días.
ㅡ¿Cuánto cuidado debería tener? ㅡambos voltearon a ver a Edd, quién seguía escondido entre sus piernas, a un lado de su mesa de luz.
ㅡMucho. Está muy herido... con el paso del tiempo había olvidado lo mucho que le pesaba saber que jamás tendría niños, hasta el punto que lo olvidó por completo, pero teniendo a tus sobrinos con él... ㅡnegó suavemente, pensandoㅡ; ellos le hicieron sentirse bien de nuevo ㅡpalmeó su hombroㅡ. Sólo sé honesto con él. Pronto se abrirá.
Una vez ambos estuvieron solos, Kevin se abrió paso en la habitación y se sentó, con las piernas cruzadas, casi a un metro de los pies de Eddward.
ㅡHola ㅡmurmuró, pero él no le contestóㅡ. Quería... saber cómo estabas. Aunque, probablemente, estés mal... y, uh... también... quería disculparme ㅡsuspiró, rascándose detrás de la oreja, mirando sus pies.
》 No... no sabía por lo que estabas- bueno, por lo que estás pasando. Creí que... lo único "anormal" entre nosotros era que nos gustaba el mismo género, pero jamás me imaginé que pasarías por algo peor que los prejuicios de salir con un hombre. Bueno, yo... no quiero decir que somos anormales... ser gays no nos hace anormales, sólo... bueno, tú me entiendes... ¿cierto?
Levantó los ojos, encontrándose con las orbes azules de Eddward mirándole. Sólo llegaba a ver sus ojos, con pequeñas lágrimas en ellos y sus cejas un poco fruncidas; sabía que estaba intentando demasiado el no llorar.
ㅡLo siento, Doble D. No lo sabía... y sé que éso no justifica mis acciones, no saber no siempre es malo, pero ojalá... ojalá te hubiera preguntado cuando dijiste que querías tener hijos, pero que algo te lo impedía.
Eddward dejó de hacer fricción y comenzó a bajar sus piernas, poco a poco quedaron fleccionadas cerca de los pies de Kevin. Separó sus brazos de su pecho y se despegó de la pared para meter la mano en uno de los cajones de su mesa de luz.
El pelirrojo se hizo un poco hacia atrás, observando con cuidado sus acciones. Luego de rebuscar por su cajón, Eddward sacó una pequeña cajita blanca. Admirándola, tomó aire.
ㅡDesde niño... siempre quise formar una familia. Otros niños soñaban con ser bomberos o astronautas... yo quería ser un padre de familia, el mejor padre de todos, cómo mi papá. Entiendo que algunas mujeres sufren mucho en sus embarazos, que algunas mujeres incluso pierden a sus bebés en el parto o antes de ello, y que incluso hay mujeres que mueren en ellos... pero, ¿sabes lo feliz que sería yo, con un niño? ㅡrió bajito, intentando que su rostro no se frunciera porque estaba a punto de llorar otra vez.
》 ¿Sabes... cuánto y cuántas veces deseé que una mujer apareciera en mi puerta, con un bebé en brazos? Me diría que no puede cuidarle, entonces me ofrecería a tenerlo, y me lo quedaría cómo mío, para siempre. Mi hijo, mi niño, mi bebé. Adoptaría... a todos los niños del mundo si pudiese, pero los tendría a mi ciudado. A todos ellos.
Levantó la vista a los ojos llorosos de Kevin y le tendió la cajita. Dentro de ella había un par de zapatos pequeños. Estaban decorados como Buzz y Woody, los personajes de "Toy Story".
¿No era Toy Story una de sus películas favoritas?
ㅡLos compré para mi bebé ㅡsonrió a mediasㅡ, antes de que mi doctor me dijera que no podría tener uno jamás.
Kevin se dejó vencer por las lágrimas, aferrando sus dos manos a la cajita blanca. Llevó el borde de la apertura a su frente y la pegó a ella, encorvándose para llorar sobre ella. Eddward llevó una de sus manos a sus labios, cerrando los ojos por unos momentos.
Era el arrepentimiento. La culpa. La tristeza. La razón. El corazón.
Todo ello había provocado una explosión dentro de Kevin, en su cabeza y en su pecho. Le había dado un dolor de estómago increíble y sus hombros se sentían demasiado pesados. Lamentaba haber dicho todas esas cosas, más cuando las palabras de ayer se repetían en su cabeza una y otra vez.
Estaba asustado. Demasiado asustado.
Y también estaba triste. Demasiado triste.
Edd hizo a un lado sus piernas y se ayudó con sus manos para ponerse de rodillas. Gateó un poco y se acercó a Kevin, aferrándose a su cuello mientras acariciaba su cabello.
Murmuraba cosas que le brindaban tranquilidad y le decía que no se preocupara por nada, que todo ya estaba bien y que lo estaría, mientras que estuviesen juntos. Kevin deshizo el nudo en sus piernas y las abrió, dejando que Eddward se pusiera de rodillas más cerca suyo. Dejando la cajita a un lado, se abrazó al torso delgado de Doble D, aferrándose en un abrazo algo roto, mientras ambos compartían un mismo sentimiento.
Eddy, del otro lado de la puerta, sonreía y apagaba el pequeño monitor de bebé que había puesto a escondidas antes de que Kevin llegara. Levantó la vista y observó a los muchachos a su lado.
ㅡ¿Les apetece una cerveza? ㅡpreguntó, sonriéndoles.
ㅡDale, estaría piola. Todo esto me pone sentimental ㅡasintió repetidas veces Rolf.
ㅡTe entiendo. Estaría encantado de beber algo ㅡles sonrió Ed, cruzado de brazos.
ㅡAsí que... adoptado, eh ㅡmurmuró Kevin, acariciando con cuidado el brazo de Eddward.
El pelinegro estaba sentado de lado en medio de sus piernas, con la cabeza apoyada en su hombro y escondida en su cuello. Con una de sus manos acariciaba los pequeños zapatitos, mientras Kevin sostenía su otra mano entrelazada con la propia.
ㅡSí, mis padres estaban buscando a un niño que no fuera demasiado pequeño, uno al que pudieran enseñarle a caminar pronto ㅡcomentó, con suavidad y pausadamenteㅡ. Querían un niño que se pareciera mucho a ellos, porque ya habían perdido un bebé y, desafortunadamente, gracias a ello mi madre no pudo volver a quedar embarazada... ni lo haría nunca.
ㅡ¿Jamás pensaron en adoptar un hermanito para tí?
ㅡNo, decían que conmigo les era más que suficiente. Mi padre siempre decía que yo había sido enviado por el bebé que ellos habían perdido ㅡrió bajitoㅡ. Siempre le agradecí a ese pequeño ser por todo lo que ha hecho por mí. Ha sido mi ángel guardián desde siempre, mi más fiel confidente. ¿Por qué crees que hablo solo todo el tiempo?
ㅡOh, ¿estabas hablando con tu hermano? ㅡpreguntó, abrazándolo un poco más fuerteㅡ. Eso es realmente hermoso, Edd.
ㅡ¿Lo es? Siempre pensé que era algo estúpido...
ㅡ¿Quién pensó que era estúpido? Lo golpearé para que se le vaya lo estúpido ㅡdijo, levantando el puño. Aquello había provocado algunas risillas en Eddward, Kevin se sintió vivo de nuevo.
ㅡTenía mucho miedo ㅡconfesó, en voz baja.
ㅡ¿Miedo? ¿De qué? ㅡpreguntó, besando su frente.
ㅡDe que te burlaras de mí ㅡsusurróㅡ. Por un trauma tan estúpido cómo lo es el ser estéril, y por ser adoptado.
ㅡ¿Quién dijo que eso es un trauma estúpido? ㅡse alejó un poco, levantándole la cara con una suave cariciaㅡ. ¿Sabes cuál es un truma estúpido? Temerle a la oscuridad desde los diez años.
ㅡYo no pienso que eso sea tan estúpido. No sabes lo que puede haber en la oscuridad. ¿Por qué crees que los asesinos seriales y los fantasmas se esconden en la oscuridad? ㅡpreguntó, encogiéndose de hombros, intentando restarle importanciaㅡ. Bueno, entonces olvida el trauma. Pensé que te burlarías de mí por ser adoptado.
ㅡCrecí con Ed ㅡdijo, entre pequeñas risitasㅡ; él, literalmente, usaba ese pretexto sólo para hacerme llorar. Hasta ahora me hace llorar si me lo dice ㅡahora él se encogió de hombrosㅡ. No me burlaría de tí por ser adoptado, mi amor, jamás.
Los ojos de Eddward se conectaron con los de Kevin.
ㅡ¿Me llamaste "mi amor"?
ㅡUh... eso creo, sí ㅡmurmuró, rascándose la parte trasera de su oreja.
Edd rió un poco.
ㅡ¿Es... es muy raro?
ㅡNo me habías llamado por ningún apodo de pareja desde que te pedí que me dejaras pensar en... la pregunta ㅡdijo, sonrojádose.
Volvió a mirar sus ojos. Levantó una de sus manos y acarició, con toda la ternura del mundo, la mejilla de Kevin. Se acercó dudando, pero el pelirrojo borró todo rastro de duda en cuando se inclinó un poco hacia adelante.
Finalmente, se dieron el beso que ambos corazones estaban esperando; el beso que ambas cabezas estaban deseando con tantas ganas; el beso que unía de nuevo dos almas rotas.
ㅡPregúntame ㅡmurmuró, acariciando con suavidad su nariz contra la contrariaㅡ. Pregúntame de nuevo.
ㅡDoble D ㅡmurmuró, sonriendo al pequeño escalofrío del pelinegro.
ㅡ¿Sí, Kev?
ㅡ¿Podemos... ser novios, nosotros dos? ㅡsusurróㅡ. Por favor, sé mi novio.
El muchacho de ojos azules rió un poco, nervioso y muy feliz.
Lo miró a los ojos: ㅡSí. Sí quiero que seamos novios.
Ambos dos festejaron con un beso, separándose de golpe al escuchar gritos masculinos desde la planta baja. Tales y como los que Eddy y Rolf hacían cuando Argentina jugaba un mundial.
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