𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟤𝟫
Madison Beer | Reckless ⨟
❝Dijiste que nunca me lastimarías, pero aquí estamos.
Oh, lo habías jurado por cada estrella.
¿Cómo pudiste ser tan insensible con mi corazón?❞
Había pasado una simple semana desde que Eddward le dijo a Kevin que iba a pensarlo. El pelirrojo se puso tan triste, que fue a dormir al sofá, pero no había tenido suerte en poder descargarse solo, porque Doble D fue a buscarlo a los pocos minutos.
Ahora se encontraban en Peach Creek de nuevo. Hubo una gran fiesta sorpresa para todos en la casa de Ed, incluso Rolf y Eddy fueron invitados a asistir.
Kevin seguía un poco dolido por lo que Eddward había dicho, pero lo respetaba. Tenía razón, al final de cuentas. Podían haber conocido cuál era el color favorito del otro, qué tan especiales eran sus flores favoritas; pero no sabían mucho el uno del otro, y Eddward no quería arruinar una relación tan bonita por contar sus traumas de infancia.
Entonces, le pidió un tiempo. Un lapso de casi dos semanas para poderse contar secretos y rehacer la pregunta después. El pelirrojo seguía pensando que era inútil, ya que él aceptaría a Edd con todos los defectos y traumas que tuviera, de igual manera.
Sintió un poco de desconfianza al principio, pero finalmente decidió darle su espacio y prepararse mentalmente para contarle su infancia a un extraño-no-tan-extraño.
Ahora, en el presente, Eddward se encontraba haciendo un gran pastel de chocolate con los pequeños Sarah y Jimmy. Los tres estaban llenos de harina, cacao y con las bocas manchadas de haber probado el relleno y la cobertura para el pastel.
May se ofreció para darle un baño a los niños, y Eddward se disculpó con sus anfitriones para ir a su casa a tomar un baño.
ㅡAy, eso... ㅡdijo Eddy, enrojeciéndose derepenteㅡ. Tuvimos un problema con el agua en casa, hace dos días. No hay nadita de agua.
ㅡ¿Nada de nada? ㅡpreguntó Eddwardㅡ, ¿no hay nada de nada de agua en casa, hace dos días? ㅡpreguntó, con los ojos bien abiertos.
ㅡSeeeeh... tuve que habértelo dicho antes ㅡcomentó, en voz baja, rascándose la nuca.
ㅡPuedes tomar un baño aquí ㅡofreció Edㅡ. Lo único que está sucio es tu camisa, déjame prestarte una de las mías. May estuvo revisando el clóset de los niños y el nuestro, así que puede entrarte una de mis viejas camisas ㅡse sonrió, asintiendo a sus propias palabras.
ㅡOh, no me gustaría molestarlos...
ㅡNo es molestia. Las camisas iban a ser destinadas a la Iglesia, para las personas que lo necesiten; pero puedes quedarte con algunas si gustas. De todas formas, alguien tiene que aprovecharlas ㅡpalmeó su hombroㅡ. A un lado de las escaleras, la segunda puerta, es un baño. Puedes ir encendiendo el agua, te traeré las camisas.
Eddward obedeció a las palabras de su anfitrión. Le dejó sus pertenencias a su hermano y se encerró a sí mismo en el segundo baño de la casa. Mientras se quitaba las ropas, un par de golpecitos en la puerta lo hicieron saltar.
ㅡ¿Sí?
ㅡSoy yo, Ed ㅡdijo, abriendo un poco la puerta, pasándole unas camisasㅡ. Ya están planchadas, ponte la que mejor te quede.
ㅡMuchas gracias, Ed ㅡdijo, tomando las camisasㅡ. ¡Prometo tomarme un baño rápido!
ㅡ¡Tómate tu tiempo!
Cuando Doble D salió de su baño, May y Ed empezaron a reírse de la camisa azul que tenía puesta. Era una camisa azul común y corriente, con la historia de trasfondo de aquella madrugada en la que Ed, estando ebrio, se volcó todo un botecillo de perfume encima.
ㅡCon razón olía tanto a Antonio Banderas ㅡdijo Edd, luciendo tan sorprendido que hizo reír a todos los demás.
Luego de la cena y el postre que habían hecho con tanto esmero, los niños finalmente se durmieron en la calma de la noche. Eddward se ofreció a llevarlos a la cama, tomando a Jimmy entre sus brazos. Kevin hizo lo mismo, ofreciéndose y quitando a la pequeña Sarah de los brazos de su padre.
May explicó dónde estaban sus camas, ya que les había cambiado las mantas y, por el momento, todo era completamente blanco. Eddward subió las escaleras cantándoles suavemente a los niños.
«Just close your eyes, the sun is going down.
You'll be alright, no one can hurt you now.
Come morning light, you and I'll be safe and sound.»
ㅡEsa es la cama de Jimmy ㅡseñaló la de la izquierda, con su cabeza.
Eddward asintió, tarareando el resto de la canción. Cuando logró dejar al niño en la cama (que se aferraba demasiado a él, con mucha fuerza), lo cubrió con las mantas y le besó la coronilla de la cabeza.
ㅡTe quiero, papá ㅡmurmuró el más pequeño de los Barr.
Eddward consiguió tener sus orejas enrojacidas en poco tiempo, volvió a besar su frente con una pequeña sonrisilla en los labios. Acarició sus cabellos una última vez.
ㅡYo también te quiero, pequeño ㅡmurmuró, sintiendo un peso en su corazón al recordar las palabras del niño.
Lo había llamado papá. Pero sabía que sólo había sido por aquella camisa que estaba utilizando, pues tenía el aroma de su padre. Cuando salió de la habitación cerrando la puerta en el proceso, vió a Kevin esperando del otro lado.
Iba a preguntarle qué le sucedía, por qué tenía es mueca extraña en el rostro, pero él simplemente le tomó el brazo con fuerza y lo llevó a su habitación, metiéndolo dentro de ella a los tropezones.
ㅡ¿Qué mierda crees que estás haciendo? ㅡpreguntó, cuando cerró la puerta de su habitación.
ㅡ¿A qué te refieres? ㅡpreguntó, en tono nervioso.
ㅡ¿Por qué dejaste que Jimmy te llamara papá? Tú no eres su padre ㅡlo miró de arriba hacia abajo, de forma disgustadaㅡ, no puedo creer que confié en tí para "tomarnos un tiempo" y que hagas esto. ¿Era esta la razón por la que no dijiste que sí? ¿Este era tu "gran secreto"?
ㅡTengo la camisa que me prestó tu hermano, y tiene su perfume. Literalmente trescientos milílitros de perfume ㅡseñaló, con el rostro fruncidoㅡ, sólo por ello me llamó así, y bien sabes que no me aprovecharía de la confianza que me tienen. Tu hermano y tu cuñada son muy buenos conmigo, no podría hacerles algo así.
ㅡMentiroso ㅡconectó sus ojos con los contrariosㅡ, ¡eres un mentiroso! ㅡgritó, acusatoriamenteㅡ. ¡Dime la verdad!
ㅡNo grites, los niños están...
ㅡ¡No pueden escucharme de aquí! ㅡsus manos formaban puños a los lados de su cuerpoㅡ, ¡dime la verdad!
ㅡ¿Qué verdad quieres saber? ㅡpreguntó, exasperándoseㅡ, no te pedí un tiempo porque quiero robarme a tus sobrinos, Kevin; ¿¡qué es lo que quieres de mí!?
ㅡ¡Qué me digas la verdad, carajo! ㅡgolpeó con su pie el suelo, señalándole con el dedoㅡ. ¡Te has acercado a mi sólo para obtener ésto!, ¡los niños te quieren más a tí que a mi propio hermano!, ¡ahora Jimmy piensa que eres su padre!, ¡dime la puta verdad ahora, Eddward!
ㅡ¡Yo no puedo tener hijos! ㅡgritó, haciendo que lo único que se escuchara en la habitación fueran sus respiracionesㅡ ¡Yo no... puedo... tener hijos! ㅡfue, poco a poco, bajando la voz.
》Es por éso que soy tan malditamente cercano a ésos niños, y es por eso que tampoco puedo decirles que "no" q nada de lo que me pidan. Siempre tengo, y siempre he tenido, muy en claro que no son mis hijos; que puedo consentirlos como yo más quiera porque no saldrán malcriados, ni serán "niñitos de papi", ¡porque sé que no son mis hijos!
Kevin estaba quieto, intentando procesar toda la información que el de cabellos negros estaba soltando. Eddward, al ver que tenía pie para seguir hablando, respiró hondo para que las lágrimas no salieran, y prosiguió.
ㅡSoy adoptado ㅡmurmuró, bajo su respiración, haciendo que sus lágrimas cayeranㅡ. Mis padres, los que me han dado un apellido para usar, no son mis padres reales. No tengo hermanos, cómo tú ㅡle miró, directo a los ojosㅡ. Mis padres biológicos tuvieron muchos problemas mientras me concebían, e incluso ellos tenían problemas con sus cuerpos. Nací con hipogonadismo, lo que afectó mis hormonas y también mi pubertad.
Hipogonadismo. Había oído eso antes, de la boca de Nathan, porque el hermano de su padre se quejaba siempre de eso. Es una afección en la cuál el cuerpo masculino o femenino no produce suficiente cantidad de hormonas.
En este caso, la falta de testosterona.
》Tenía dieciocho años y mi voz no había cambiado, ni se había puesto "gruesa" (cómo las chicas solían decir). No siempre fui débil, pero todos así lo creían porque el hipogonadismo arruinó el desarrollo de mi masa muscular. Tenía veinte años cuando comencé a ver vellos en mi piel, tanto debajo de mis brazos, cómo en mi cara u otros lugares que no creo valga la pena mencionar.
Eddy abrió la puerta cómo cuando una gran ola golpea el agua en la playa. Rolf se veía de fondo, pero se mantenía alejado. Las voces de May y Ed se oían lejanas.
ㅡSoy estéril, Kevin. Mis malditos espermatozoides son infértiles ㅡdijo, con el tono más doloroso que alguna vez el pelirrojo haya oídoㅡ. No puedo tener hijos. No puedo ser feliz ㅡsus congojos hacían que sus labios temblaran y su rostro completo hiciera una mueca.
》¡Es por éso que soy tan cercano a esos niños! Cuando estoy con ellos, me siento útil... siento que puedo sentir aquello que nunca tendré, aquello que nunca podré presenciar, aquello que no podré... crear. Yo no puedo tener hijos... no puedo ser padre, no podré ser así de feliz en un futuro.
ㅡPero, ¿qué sabrás tú de todo esto? ㅡdijo, después de una pequeña risita amarga.
May y Ed se acercaron a la puerta, encontrándose con aquella escena, un poco extraña, de la cuál jamás se habrían enterado, si no fuera porque Kevin pateó el suelo, más los gritos que oían al subir las escaleras.
ㅡ¿Qué puedes saber tú? Eres guapo, atlético, tu cuerpo se ve normal para alguien de tu edad, ¡te ves cómo alguien de tu edad! Las mujeres caen rendidas a tus pies y los hombres te tienen celos ㅡpoco a poco daba pasos y quedaba frente al hombre que alguna vez creyó que jamás le juzgaríaㅡ. ¿Qué sabes tú... sobre ser un monstruo?
Se encaminó hacia la puerta, golpeando el brazo de Kevin en el camino. Se disculpó con los Barr y se marchó corriendo por las escaleras. May intentó detenerle, mientras que Ed se quedaba en el marco de la puerta viendo cómo su hermano se tomaba la cabeza con ambas manos.
ㅡLa cagaste, Kevin ㅡmurmuró Eddy, observándolo de pies a cabeza, antes de irse.
ㅡNo sabía esas cosas ㅡlevantó su cabeza, su rostro detonaba en confusión y tristeza, en arrepentimiento y enojoㅡ. Él... es una persona tan buena, es un buen chico, es un buen vecino, y cuida a los niños como si fueran los suyos ㅡdijo, intentando que su voz no temblara, miró a su hermanoㅡ. Le grité porque creí que intentaba robarse a tus hijos, pero ahora...
ㅡTe das cuenta que estuviste en un error ㅡvió a su hermano pequeño asentir, mirando el suelo cómo si la respuesta estuviera ahíㅡ. ¿Qué te hizo darte cuenta de eso?
El nombre de la pequeña niña salió de sus labios , mientras tomaba asiento al borde de su cama. Sarah, es verdad. Cuando estaban en el Centro Comercial, a dos días de haber vuelto de la ciudad, la pequeña se había ido sin permiso previo a un castillo inflable en la zona de juegos.
Eddward estaba desesperado por encontrarla, le decía a todos que era su pequeña, que se había ido por algún lugar y que no la encontraba. Cuando ella apareció, Doble D se puso tan contento (y sentía tanta culpa por no haberle prestado atención suficiente), que se abrazó a ella con fuerza y...
ㅡLloraba ㅡmurmuróㅡ. Lloraba cómo un niño pequeño. Cómo si él fuera el que se hubiera perdido y Sarah fuera la niñera que lo estaba buscando ㅡsuspiróㅡ. Pensé que lo hacía porque pensó que la gente iba a decir algo sobre cómo cuidaba a los niños, pero él siempre le repetía a Sarita que lo lamentaba mucho y que le prestaría más atención cuando quisiera ir al castillo inflable de nuevo. Pero que no se fuera sin permiso.
ㅡKevin ㅡsu hermano murmuró su nombre, abriéndose paso entre su esposa y Rolf, que seguía de pie en el umbral de la puertaㅡ. Mírame, no te pierdas así.
Los nervios tomaban demasiado lugar en su cabeza y su cuerpo. Sus manos habían empezado a temblar. Una de sus peores pesadillas se estana cumpliendo.
Lo que más amaba se estaba alejando de él.
Estaba alejando a la persona que amaba.
Estaba perdiendo al amor de su vida.
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