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𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟤𝟨

Taylor Swift | Blank Space ⨟
Somos jóvenes e imprudentes, llevaremos ésto muy lejos.
Te dejaré sin aliento, o con una desagradable cicatriz.
Tengo una larga lista de ex amores, te dirán que estoy loca.
Pero tengo un espacio en blanco, bebé, y escribiré tu nombre.

Después de tomar un baño caliente y de haber desayunado, Kevin se preparó para ir al trabajo. Eddward, que lo seguía con la mirada desde el sofá, reía a sus acciones.

ㅡNo corras con los calcetines puestos, te vas a resbalar y te vas a caer ㅡadvirtió, levantándose del sofá.

ㅡEs que no encuentro mis zapatos ㅡfrotó sus manos contra su rostroㅡ. ¿Puedes fijarte si están debajo de la cama?

ㅡVoy ㅡle sonrió, asintiendo.

Doble D emprendió su viaje hacia las habitaciones. Primero pasó por la suya, pero no encontró dichos zapatos. Luego fue a la habitación de Kevin, y rebuscó en todos los lugares posibles.

Revisó debajo de la ropa que estaba tirada en una esquina, detrás de las cortinas (que eran muy largas y se arrastraban por el piso), otra vez debajo de la cama, y por los muebles entreabiertos.

Terminó encontrándolos detrás de la puerta.

ㅡLos ten... ㅡmurmuró, saliendo de la habitación, escuchando un ruido sordo resonar por las paredes de la casaㅡ. ¡Los tengo! ㅡrepitió, mientras seguía caminando.

Intentó no reírse, mirando las paredes blancas a su alrededor. Tomó aire y continuó con su caminar suave. Revisó con la mirada todo el lugar, pero no encontró al pelirrojo por ningún lado. Finalmente, Eddward se detuvo en medio de su caminata para observar a Kevin.

ㅡ¿Qué estás haciendo ahí? ㅡpreguntó, con una ceja alzada.

ㅡEstoy buscando algo ㅡle respondió, acostado boca abajo en el suelo.

ㅡ¿Qué perdiste?

ㅡEl balance.

Doble D se cruzó de brazos y frunció el ceño. Agitó un poco los zapatos en su mano derecha. No podría aguantar la risa mucho más tiempo.

ㅡ¿Quieres decir... que caíste? ㅡpreguntó, observándolo.

ㅡSí, caí enamorado de tí, bonito ㅡdijo, guiñándole un ojo.

ㅡEso fue muy dulce, Kev, pero ¿te lastimaste? ㅡle preguntó, mientras se arrodillaba cerca suyo.

ㅡMe golpeé la espalda con el borde del sofá, así que estoy aquí sufriendo en silencio.

ㅡ¿Quieres que te ayude a ponerte de pie?

ㅡNo, me quedaré un rato más aquí. La alfombra se siente bien.

ㅡEstá bien ㅡrió bajito. Se inclinó sobre él y le besó la mejillaㅡ. Ese fue un cumplido bastante lindo, gracias ㅡy volvió a besarle la mejilla.

Kevin sonrió, sus orejas de pronto comenzaron a enrojecer.

ㅡ¡No te olvides que tienes que ir a trabajar! ㅡle recordó, mientras se encaminaba a su habitación.

El pelirrojo rió desde el suelo. Se levantó y se acomodó las ropas, justo a un lado de dónde estaba su cabeza, estaban sus zapatos negros.

ㅡ¡Gracias, corazón! ㅡgritó, escuchando risitas nerviosas después.

Llegando a la empresa, Kevin llamó a su mejor amigo y le preguntó en dónde había dejado su auto. Cuando llegó al estacionamiento, pudo verlo haciéndole señas.

ㅡPensé que estabas arriba ㅡle dijo, mientras lo observaba desde adentro, con la ventanilla baja.

ㅡMe olvidé una carpeta en el asiento del copiloto ㅡle sacó la lenguaㅡ. Aquí hay un espacio. Estaciona, te espero aquí.

ㅡ¡Sí, señor! ㅡgritó, subiendo la ventanilla de nuevo.

Nathan se quedó de pie a un lado de su auto, revisando los papeles que había tomado hacia unos minutos. Kevin le golpeó el brazo suavemente con una de sus carpetas.

ㅡ¿Vamos?

Su mejor amigo le sonrió: ㅡTú guías.

Mientras subían las escaleras, Kevin se tomó un tiempo para pensar. ¿Hace cuánto conocía a Nathan ya? Recordaba aquellas noches de insomnio en la que le envíaba mensajes y él le contestaba casi tan rápido que le daba miedo haberlo despertado con tantos mensajes.

Aquellas noches en las que le insistía en quedarse con él porque le temía a la oscuridad. Aquellos días en los que iba de sorpresa a su casa, o se trepaba hasta la ventana de su habitación porque había discutido con sus padres.

Recordaba las veces en las que Nathan lo llamaba y le pedía salir de su casa, porque estaba en la puerta, esperando para poder verlo; porque era la única persona que podía abrazarlo mientras lloraba y no sentiría asco.

Las veces que se juntaban para estudiar. Las veces que se juntaban para ensayar. Aquellas tardes efímeras¹⁵ en las que jugaban fútbol americano y aquellas noches eternas de estudio para la universidad. Cuando le empezaron a gustar los chicos de verdad y no los ficticios, cuando a Nathan lo dejó su primer novia, su primer viaje juntos a la playa... recuerdos que, por más que lo obligaran a olvidarlos, no desaparecerían de su cabeza.

Ahora que las cosas eran tan diferentes, se preguntaba si realmente su mejor amigo estaría a su lado por lo que le reste de vida.

Parpadeó un par de veces, encontrándose a sí mismo sentado frente a Nathan, mientras qur su amigo estaba detrás de su escritorio, mirándolo con muchas ganas de reírse.

ㅡNo me estás escuchando, ¿estás bien?

ㅡDiscúlpame, Nath. Estaba pensando ㅡsuspiró.

ㅡOye, no suspires así ㅡdejó su carpeta a un ladoㅡ. ¿Qué pasó? ¿Te peleaste con mejillas dulces?

El pelirrojo frunció el ceño: ㅡ¿Mejillas dulces?

ㅡMi apodo para Doble D ㅡcomentó, contentoㅡ. ¡Es la persona más dulce que he conocido jamás! Hoy temprano hablamos, ¿no te dijo nada?

ㅡNop. Tal vez estaba demasiado dormido cuando me lo contó... ¿qué tanto hablaron?

ㅡBueno, le pregunté por tí y me dijo que estabas durmiendo. Después le dije que te dijera que tenías que venir a trabajar ㅡse sonrió, moviendo sus carpetas de lugarㅡ. Le dije que podía venir a traerte algo de comida al mediodía.

ㅡAh, sí. Me preguntó eso antes de irme. Traerá sándwiches.

ㅡ¡Y traerá para todos! ㅡdijo, contentoㅡ. Le había dicho que podía venir a almorzar aquí contigo. Y entonces me preguntó que me gustaría comer ㅡle sonrió a un par de papelesㅡ, y también le preguntó a Nazz qué quería comer ㅡsus ojitos brillaronㅡ. Él es, realmente, un amor, Kevin.

ㅡNo te enamores de él ㅡle lanzó la tapa de un bolígrafo a la cabeza y lo señalóㅡ. Es mío.

Nathan rió, demasiado fuerte y ruidoso, sin poder aguantarse más tiempo. Kevin le sonrió, riendo bajito a su felicidad. Siempre le había gustado ver a Nathan reírse.

ㅡNo me voy a enamorar de él, te lo prometo. Sólo no te desamores tú de él. Intenta que tu alor dure oara toda la eternidad, o me veré completamente comprometido en golpearte hasta que entres en razón ㅡle sacó la lengua.

ㅡY entonces, esos serían los colores que tu equipo eligió para los electrodomésticos. Me encargué de tomar algunas fotos de los que teníamos aquí en la cocina y le pedí a los productores que me enviaran fotos de los que ellos tienen en la empresa ㅡle explicó, mientras le pasaba imágenes.

Kevin devolvió la vista del reloj a la mesa.

ㅡ¿Qué tanto estás mirando? ㅡpreguntó, haciendo a su hermano reír de los nerviosㅡ. Ah, ¿estás pensando en él?

ㅡPrometo concentrarme, lo siento ㅡmurmuró, mirando los modelos y los colores.

ㅡKev, ¿tú y Doble D usan nombres de pareja? ㅡpreguntó, frunciendo la nariz con una sonrisilla.

ㅡ¿De dónde salió esa pregunta? ㅡrió bajito, mirándolo por encima de los papelesㅡ. ¿Te refieres a los nombres de pareja cómo los que usan mi hermano y su mujer? No. Esos nombres de pareja son estúpidos.

ㅡPff, claro ㅡrodó los ojosㅡ. Siento que me mientes, pero voy a dejarte en paz por ahora ㅡse acomodó en su asientoㅡ. Relajémonos un poco, ¿quieres? ㅡdijo, quitándole los papeles de la manoㅡ. Falta poco para que llegue con los sándwiches ㅡdijo, fijándose en el reloj.

ㅡ¿Puedo llamar a Nazz? Tal vez esté en la cocina y pueda traernos algo de la máquina expendedora ㅡdijo, tomando su celular.

ㅡBuena idea ㅡdijo, estirándose sobre su asiento.

ㅡHola, Nazzie. ¿Estás en...? Oh, disculpa, ¿estás ocupada? ㅡel peliazúl le observó, Kevin se encogió de hombrosㅡ. ¿Estás con alguien? Puedo llamarte más tarde ㅡuna gran sonrisa surcó inconscientemente sus labiosㅡ. Así que, ya estás aquí, eh... espera, déjame ponerte en altavoz.

El pelirrojo alejó el celular de su oído y lo puso sobre la mesa, encendiendo el altavoz.

ㅡSi nos escuchan de lejos, es porque el teléfono está en el centro del escritorio.

ㅡAh, ¿estás con Nathan? ㅡpreguntó una voz masculina del otro lado del teléfonoㅡ. ¡Hola, Nath! ¡soy Doble D!

ㅡ¡Hola, cielito! ㅡdijo, contentoㅡ. ¿Ya estás en la agencia?

ㅡSí. Me encontré a Nazz cuando estaba por entrar, así que vinimos a comprar algo para beber a la tienda de la otra calle.

ㅡ¿Quieren algo en específico, chicos? ㅡpreguntó la rubia.

ㅡNah. Traigan cualquier cosa que deseen, sólo que no sea cerveza ㅡpidió Nathanㅡ. ¿Quieren que vayamos a buscarlos?

ㅡNo, sólo ordenen un poco el escritorio. Estaremos ahí en unos minutos ㅡdijo Nazzㅡ. ¿Me esperas aquí? Los casilleros de esta tienda no son... muy limpios.

ㅡEstá bien. Te espero junto a este cesto de basura. ¿Quieres llevarte tu celular?

ㅡNo, sigue hablando con los chicos. ¿Tú quieres algo específico, cariño?

ㅡUna bebida energizante, si consigues ㅡmurmuró. Kevin sabía que estaría con una sonrisa en sus labiosㅡ. Está bien, gracias.

ㅡAhora que Nazz se fue ㅡdijo Nathan, con una sonrisaㅡ, ¿podrías decirme cómo estás?

ㅡOh, estoy bien, gracias por preguntar ㅡrió bajitoㅡ. ¿Tú, cómo estás?

ㅡEstoy bien, ahora que estoy hablando contigo. El trabajo es un poco difícil, pero recuperaremos energías con tus ricos sándwiches.

ㅡAy, gracias por el halago ㅡrió, nevioso y avergonzadoㅡ. No creo que sean tan especiales, pero espero que les gusten.

Nathan levantó la vista a Kevin, que miraba su celular con una sonrisilla en los labios. Recordó que le había dicho, hacía unos minutos atrás, que los nombres de pareja eran estúpidos. Y ahora que lo veía tan concentrado en la voz que salía del celular, quiso ponerlo a prueba.

ㅡOh, qué bonito perrito. ¿Eh? ¿Puedo tocarlo? No muerde, ¿cierto? ㅡpreguntó Eddward del otro lado del celular.

¡Genial! Ahora él también estaba desconcentrado.

ㅡOye, Kev. Sabes, ayer estuve haciendo un crucigrama, y me falta una sola palabra para terminarlo, pero no sé cuál es ㅡdijo, bajitoㅡ. ¿Me ayudarías?

ㅡEh... no soy bueno para estas cosas, pero lo intentaré.

ㅡGenial ㅡtomó su celular y tecleó un par de vecesㅡ. Ah, aquí. Dice así; "de día es celeste y de noche es azul". Tiene cinco letras. La última letra es una 'O', y la segunda letra es una 'I'.

El pelirrojo se puso a pensar, luego se acercó un poco para ver el crucigrama (aunque Nathan no se lo mostró) y luego relamió sus labios.

ㅡUh... ¿cielo?

ㅡ¿Sí, cariño? ㅡrespondió Doble D, del otro lado del teléfono.

ㅡAh... n-nada, nada. Sólo estaba ayudando a Nathan con un crucigrama, lamento molestarte ㅡsonrió, haciéndole señas nerviosas, aunque él no pudiera verlas.

ㅡOh, no, está bien. Ah, Nazz, ¿lista para irnos?

ㅡSí, ya tengo todo. Compré algo para el postre.

ㅡOh, no debías...

ㅡSi tú me traes la comida, yo te ayudaré con el postre ㅡla rubia le sonrióㅡ. Ah, ¿siguen los chicos al teléfono?

ㅡSíp.

ㅡ¡Ya vamos para allá! ㅡgritóㅡ. Corta el teléfono, o no ordenarán nada.

ㅡEstá bien ㅡdijo entre risasㅡ. ¡Adiós, chicos!

Cuando Nazz cortó la llamada, el pelirrojo puedo apreciar la pantalla del celular del peliazul. Estaba en una página de adivinanzas para niños, y la pregunta que le había hecho estaba brillando en el centro de la pantalla. Su mejor amigo le apuntó con el dedo.

ㅡNo te atrevas, nunca más, a mentirme en la puta cara ㅡlevantó las cejas y abrió los ojos en señal de advertencia.

ㅡNo puedo creer que haya caído por eso ㅡdijo, rascándose la cabeza.

ㅡMe subestimas demasiado ㅡle sacó la lengua.

A los pocos minutos de cortar la llamada, Nazz y Eddward aparecieron por la puerta de la oficina que usaban para reuniones pequeñas. Las mejillas de Kevin se llenaron de un rubor que sus dos mejores amigos no habían visto en muchísimo tiempo; un rubor de felicidad pura. Sus ojitos brillando y su sonrisa ensanchándose cada vez más, lo delataron por completo.

O estaba muy drogado, o estaba enamorado. La segunda opción les parecía mejor. Luego de jugar a las cartas, comer, beber y disfrutar del postre de chocolate que Nazz había comprado; cada uno siguió con su trabajo.

ㅡEn cerio tengo que irme ㅡrió bajito, tomando las manos de Kevinㅡ. Ya eres un adulto, no puedes hacerme berrinches.

ㅡPero, quiero que te quedes ㅡmurmuró, mirando al suelo con una pequeña sonrisaㅡ. Me siento realmente estúpido y avergonzado por obligarte, pero de verdad me gustaría que te quedaras conmigo.

ㅡKev, estás trabajando ㅡel pelinegro acarició su mejilla con cuidadoㅡ. No puedo interrumpirte mientras trabajas.

ㅡSe supone que estoy de vacaciones ㅡdijo, entre dientes.

ㅡSí, pero ahora tu jefe te necesita ㅡse movió más cerca, haciendo que Kevin conectara sus ojos con élㅡ. Te necesitan en el trabajo. Yo no voy a irme tan lejos, estaré esperándote en tu apartamento. Dime, ¿qué quieres cenar? Cocinaré lo que quieras para tí.

ㅡNo quiero que hagas eso.

ㅡPero, yo quiero hacerlo. Quiero hacerlo por tí ㅡle sonrióㅡ. Vamos, ¿qué tienes ganas de cenar?

ㅡ¿Qué quieres cenar tú?

ㅡMhn... ¡qué sea sorpresa, entonces! ㅡrió, besando su mejilla con rápidezㅡ. Nos vemos en casa.

ㅡSí... nos vemos ㅡse despidió, después de darle un pequeño abrazo.

Se quedó esperando hasta verlo salir por la puerta de la empresa. Cuando estaba llegando, se dió media vuelta, saludó y le lanzó un beso. Kevin hizo lo mismo, riendo divertido.

Nathan dijo algo detrás suyo, mientras seguía su camino. Se volteó y lo miró por unos segundos. Luego, la idea que tanto estuvo tomando de broma, ocupó todo el espacio en blanco de su cabeza.

Ya no lo estaba tomando cómo una broma.

ㅡOye, Nathan ㅡdijo, mientras caminaba apresuradamente a su ladoㅡ, ¿me harías un favor, sin hacer preguntas al respecto?

ㅡ¿Acaso no es ése el pilar de nuestra amistad? ㅡpalmeó su hombro y empezó a correr con él a su lado.

15. Efímeras: del verbo "efímero".
Significa aquello que dura por un
período muy corto de tiempo.

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