𝘊𝘢𝘱𝘪́𝘵𝘶𝘭𝘰 𝟣𝟫
BTS | Just One Day ⨟
❝Si pudiera hacer todo eso, qué bonito sería.
Si tan solo pudiéramos ir a cualquier lugar,
comer juntos y ver una película muy cómodos;
daría cualquier cosa por lograrlo, cariño❞
ㅡDespierta ㅡmurmuró una voz.
Era un sueño hermoso, realmente hermoso. Volvía a estar en Peach Creek con su hermanito y sus sobrinos. Nada había cambiado, pero se sentía diferente. Sarah llevaba un dulce vestido blanco, y Jimmy unos pantaloncitos azules con un suéter que le combinaba. Su hermano tenía un traje azul y su esposa llevaba un vestido color crema.
ㅡKev, despierta ㅡmurmuró otra voz.
Recorrió con su mirada todo el lugar, encontrándose con un lugar hermoso, todo vestido de blanco y azul, cómo si combinara con su traje y sus zapatos de vestir. Se veía un poco confundido, pero todo era tan tranquilo, que sólo se dejó llevar.
Eddward le tomó ambas manos y le sonrió, diciéndole cosas que no podía entender por el ruido repentino de la música sonando en algún lugar.
ㅡDisculpa, ¿qué dijiste?
ㅡDespiértate, se hace tarde.
ㅡ¿Tarde? ㅡrióㅡ. ¿Para qué? Estoy en el lugar en el que quiero estar.
ㅡSeguro que sí, pero tienes que despertarte.
ㅡNo quiero ㅡdijo, con el seño fruncido.
ㅡNo seas un bebé ㅡrió bajito, pero su voz se escuchaba lejanaㅡ. Vamos, despiértate.
La música fue más clara cuando abrió los ojos. Apagó su alarma lo más rápido que pudo y, aún adormilado, intentó seguir con su sueño. Un suave ronquido interrumpió su regreso a la tierra de los sueños y, mirando hacia abajo, pudo ver el cabello negro de Eddward haciéndole cosquillas en el cuello.
Levantó su brazo y acarició el hombro de su acomoañante, sacudiéndolo un poco, con cuidado: ㅡEddward.
ㅡ¿Mh? ㅡrespondió, apenas.
ㅡYa son las diez ㅡmurmuró, acariciándole el peloㅡ. Vamos, levántante.
ㅡ¿Cinco minutos más? ㅡpidió, bajito.
ㅡBueno, pero deja que me levante ㅡdijo, intentando hacerloㅡ. Voy a tomar un baño rápido. ¿Quieres que te prepare un café? Tendríamos que desayunar algo antes de irnos, aún es muy temprano.
Eddward asintió, escuchando a medias lo que le había dicho. Frunció el seño mientras le escuchaba, y ahora poco a poco iba deshaciendo su puchero. Se movió y se puso de lado.
ㅡQuiero té ㅡrespondió, finalmenteㅡ. Y galletas.
ㅡ¿De chocolate? ㅡpreguntó.
Desinteresado, ㅡBueno.
Kevin rió bajito, intentando desperezarse. Cuando volteó a mirarle, ya se había abrazado a una almohada, de la misma forma en la que se había abrazado a él. Abrió la boca sintiéndose engañado. Salió de la habitación arrastrando los pies por el cansancio, con su teléfono en mano.
ㅡBuenos días~ ㅡle saludaba Nathan, al otro lado de la línea.
ㅡ¿Por qué me llamas tan temprano?
ㅡNo tienes una idea de lo hot que te escuchas cuando te despiertas ㅡdijo, aguantándose la risa.
ㅡSí, muy gracioso ㅡbostezó, contagiándoselo a su amigoㅡ. ¿Acabas de bostezar tú también?
ㅡSí, déjame en paz. Escucha, ¿ya están despiertos ambos?
ㅡNo ㅡrespondió, poniendo el celular en altavozㅡ. Si me escuchas algo lejos, es que estoy preparando café y tú estás en el altavozㅡle explicó, antes de alejarse para buscar unas tazasㅡ. Eddward sigue durmiendo.
ㅡOh ㅡcontestó.
ㅡTe dije que era una mala idea la fiesta de bienvenida ㅡdijo, negando, aunque su amigo no pudiera verleㅡ. No me molesté en despertarlo, sólo sé que quiere un té con galletas.
ㅡ¿Y tú qué vas a hacer ahora?
ㅡMe voy a dar un baño frío, por más que me duela ㅡdejó ambas tazas sobre la mesaㅡ. Aún tengo sueño, y creo que me va a doler la cabeza en cualquier momento, porque ya me está molestando mucho.
ㅡNazz dijo que podríamos ir al restaurante que está a dos calles de nuestro edificio, es un lugar silencioso y para el mediodía aún siguen vendiendo cosas de cafetería ㅡexplicóㅡ. Además hay partido de fútbol americano hoy y sabes que la Cafetería Dos Santos siempre se llena de gente cuando juegan los Cobblers.
ㅡY pensar que nosotros estuvimos muy cerca de estar ahí, ¿no, amigo mío? ㅡmurmuró, viendo las hierbas en el saquito de té.
ㅡTú tenías más futuro que yo ahí. No voy a entender nunca porqué decidiste meterte conmigo en éste edificio. Podrías haber sido más feliz en aquella cancha, que armando papelerío aquí.
ㅡNo iba a abandonar a mi mejor amigo ㅡmurmuró, con una sonrisillaㅡ. A mi único amigo.
ㅡPensé que tu único amigo era tu hermano ㅡcontestó, entre risitas.
ㅡSí, pero él ya tenía su vida hecha. Cuando empezamos la universidad, él ya estaba comprometido, y antes de los treinta años ya estaba casado, con una niña y un niño en camino.
ㅡJamás olvidaré lo que hizo May en la boda ㅡrió bajitoㅡ. No pensé que le diría a Ed que sería padre de esa forma.
Kevin rió al recordarlo. May ya sabía que estaba embarazada un par de semanas antes de la boda, lo que le permitió hacer de aquella tarde la mejor de todas. Estaban por hacer el brindis cuando sucedió; después de que hablara el padrino (que era Kevin) y la madrina (que era una prima muy cercana de May), hablaron el novio y la novia.
Fue ahí cuando May, alzando su copa llena de agua, gritó "¡estoy embarazada!"; y le mostró a Ed el test de embarazo que escondía en su bolso.
ㅡOjalá no se lo hubiera dicho en ese momento ㅡnegó Kevin, riendoㅡ. La pobre May pasó el resto de la noche teniendo que dejar de bailar y sentarse porque Ed tenía miedo de que se hiciera daño o al bebé.
ㅡSu "¡aún no tiene el tamaño de un bebé, déjame bailar!" siempre será lo mejor de aquella noche ㅡrió Nathan.
ㅡHey, Nath... escucha, Nazz me dió algunas recomendaciones ayer porque había hablado con Eddward y lo había conocido un poco a profundidad ㅡle explicó, y luego relamió sus labios, porque sabía que ya tenía a su hermano dentro de la bolsaㅡ. También me dijo que se suspendió la reunión hasta el martes, ¿puede ser?
ㅡNo, se suspendió hasta el miércoles ㅡrecordó, aunque en su voz había un tono pensativoㅡ. Miércoles, sí, miércoles.
ㅡAh, está bien... Doble D quería comprar unos regalos para los niños y le dije que había una tienda muy linda cerca de nuestro edificio, así que iremos ahí mañana ㅡparte de éso era verdad, pero el 60% de aquella frase era una vil mentiraㅡ. Recuérdame, por favor, ¿cuál era el número de la calle principal?
ㅡ¿La que cruza antes del puente? Um... sesenta y seis.
ㅡ¿Y la otra? La que viene después del puente, ¿cómo es que se llamaba...? Ah, sí, la Avenida San José.
ㅡEsa es la ochenta. Pero la calle en dónde está la tienda es la ochenta y cinco. ¿Te refieres a la tienda de osos, cierto? Esa a la que fuimos una vez con tu hermano y le compró ese bello peluche gigante a May, ¿verdad? ㅡel pelirrojo hizo un sonido pequeño al asentirㅡ. Bueno, esa es la ochenta y cinco.
ㅡ¿Y cuántos papeles tuvieron que hacer Nazz y tú para que se suspendiera la reunión?
ㅡVeintiocho cada u... hijo de puta ㅡdijo, desconcertado y sorprendidoㅡ. No puedo creer que jugaste sucio conmigo.
ㅡNazz no quiso decirme nada, tú eras mi segunda opción.
ㅡ¡Qué hijo de...! ㅡmurmuró entre dientes, parecía que alguien había llamado su atención y lanzó unas disculpas al aire. Luego se acercó a la bocina del celularㅡ. No se lo digas a Nazz, por favor, me matará.
ㅡNo, no le voy a decir nada ㅡpreparó el té de hierbas (el único que tenía en su alacena) y lo dejó sobre una charola con las galletas de chocolate que sobraron de ayerㅡ. Solo quería saber... veintiocho, ¿cierto? ¿Veintiocho qué?
ㅡ¿Recuerdas la primera semana de tus vacaciones? Los papeles que tú estabas haciendo quedaron en pausa, y pues, se fueron sumando mientras pasaban los días ㅡexplicaba y Kevin sabía que, del otro lado, su amigo estaba gesticulando muchoㅡ. Así que se sumaron casi sesenta papeles en tres carpetas diferentes.
ㅡ¿Sabes que veintiocho y veintiocho da cincuenta y seis, no? ㅡpreguntó, comiéndose una galleta mientras calentaba café para élㅡ. ¿Qué hay de los otros cuatro papeles que quedaron?
ㅡTe dejamos los más difíciles, obvio ㅡrió victorioso, el pelirrojo golpeó su cabeza con la caja de cereales ante la sorpresaㅡ. Me imagino tu cara ahora mismo y se me ocurren millones de bromas que hacer con ella, que seguro y hasta te enojas de algunas porque son muy malas.
ㅡBueno, algo es algo ㅡdijo, pensativo, tomando la leche de la neveraㅡ. Gracias, Nath.
ㅡNo hay por qué, bro ㅡsabía que, del otro lado, estaba sonriendoㅡ. Ya son once y media, ¿por qué no vas a bañarte y le dices a Eddward que se levante? Tal vez quiera prepararse antes de salir.
ㅡ¿Nos vemos en la puerta del edificio a las doce?
ㅡQue sea a la una. Le avisaré a Nazz.
ㅡEstá bien, a la una ㅡasintió, sacando el café de fuego para servirse una tazaㅡ. Nos vemos ahí entonces, bro.
ㅡNos vemos, bro ㅡdijo, reprimiendo unas risitas.
Decir que Nathan era la mejor cosa que le pudo haber pasado en todo el mundo era un poco exagerado, ya que la mejor cosa que podría haberle pasado aún no pasaba, pero su mejor amigo era una parte muy importante de su niñez y adolescencia que no olvidaría nunca y estaba orgulloso de llevar aquella amistad en la adultez.
Conocía muchas historias de personas que ya no se hablaban con los amigos que hicieron de niños, o los que hicieron cuando iban a la secundaria o los de la universidad; amistades que sólo duraban por esas "épocas de la vida" y luego se terminaban, así sin más.
Algo que seguía admirando de su hermano mayor era su capacidad para mantener las relaciones con sus viejos amigos. Algo que él no podría hacer aunque le pagasen por ello.
Cuando abrió la puerta de la habitación se encontró con Eddward sentado en la cama, rascándose la cabeza.
ㅡTraje tu té. No importa que sea de hierbas, ¿cierto? Debería ir a comprar más...
ㅡNo, está bien ㅡrió, aún adormilado.
"Dios, su voz sigue sonando increíble", pensó, recordando la admiración con la que Nazz le miró ayer en la noche al escucharlo.
ㅡTambién traje las galletas que sobraron de ayer, te veías muy a gusto comiéndolas ㅡexplicó, dejando la charola en la cama.
ㅡGracias. ¿Ya tomaste un baño?
ㅡNo, todavía no. ¿Quieres ir tú primero?
El azabache negó: ㅡTengo un poco de frío.
ㅡHace frío afuera ㅡcomentó, algo pensativo, mientras revolvía los cereales en su bowlㅡ. Tal vez deberías abrigarte para salir. Cuando regresemos, puedes tomar un baño de agua caliente ㅡintentó animarle, mientras tomaba su taza de café y se sentaba frente a élㅡ. Podemos ver una película más tarde...
ㅡNathan mencionó ayer que jugaban los Cobblers hoy, ¿no quieres ver el partido? ㅡpreguntó, admirando su té.
ㅡ¿Te aguantarías de verme gritar y decir cosas malas a la pantalla de la sala? ㅡpreguntó, con una ceja arqueada.
Eddward se encogió de hombros: ㅡ¿Por qué no? No puedo decirte que me encanta el fútbol americano, pero entiendo lo que es ser un fanático... deberías haberme visto repetir todos mis diálogos favoritos de Toy Story.
Kevin rió: ㅡVaya, sí que te gustan las películas para niños, huh.
ㅡOye, no son solo para niños ㅡle miró, con el seño fruncidoㅡ. O, bueno, tal vez sí sean para niños, ¡porque yo jamás creceré!
ㅡOh, no exageres, Peter Pan.
ㅡNo te burles de mis películas favoritas ㅡle apuntó con el dedo, mientras el pelirrojo reíaㅡ. ¿No te gustan las películas? ㅡKevin asintió, con una galleta en la bocaㅡ. ¿Cuál es tu favorita?
ㅡTengo una saga favortia ㅡmusitó, tragando la galleta con un sorbo de caféㅡ. La de Transformers.
ㅡOh, genial ㅡdijo Eddward, bajando su taza de téㅡ. Te ríes muy fuerte de mí y mis juguetes vivientes, pero tus películas tratan de un camión que cobra vida, muy lógico.
Kevin casi escupe su café.
Nazz y Nathan estaban sentados en las bancas más cercanas a la puerta principal del edificio, esperando que Kevin y su no-novio llegaran. La rubia miró a su amigo mover los hombros a un ritmo específico e hizo una mueca.
ㅡ¿Tienes audífonos puestos? ㅡpreguntó, y cuando el peliazul volteó, pudo ver el cable colgando de su oreja derechaㅡ. No puedo entender cómo, con el dinero que ganas, aún sigues usando esos audífonos con cable.
ㅡSon más efectivos, y hasta ahora, más baratos que los tuyos a Toothtooth ㅡle sacó la lenguaㅡ. Estoy escuchando las canciones viejas de Hannah Montana, ¿quieres escuchar conmigo?
ㅡNo, me gustan más las canciones nuevas de Miley ㅡdijo, cruzándose de brazosㅡ. ¿Seguro que le dijiste a Kev que viniera a la una? Creo que entendió mal.
ㅡRecibí un mensaje de él antes de que me sacaras de mi preciosa nube con Hannah, y me dijo que estaban de camino.
ㅡ¿Cómo a cuantas calles?
ㅡNi idea ㅡsuspiró, quitándose los audífonos para guardarlos en su bolsilloㅡ. Ya que no me vas a dejar escuchar en paz, dime ¿crees que Kev y Edd terminarán juntos pronto?
ㅡ¿En serio acabas de preguntarme eso? ㅡrió con tono irónico y volteó a mirarle con una mueca de obviedad en la caraㅡ, ¿no te das cuenta?
ㅡPues, sí... pero ㅡdudó. Volteó a mirarla con una sonrisa a mediasㅡ. Kevin sólo se preocupa por nosotros dos, porque no hay nadie más que lo haga por nosotros, ¿no es así?
ㅡBueno, en eso tienes algo de razón ㅡse encogió de hombros y cruzó sus piernas, acercándose un poco más a Nathan para susurrar:ㅡ ¿Crees que se preocupa demasiado por nosotros?
ㅡCreo que se preocupa demasiado por Edd, también ㅡmurmuró, sin contener su emociónㅡ. Yo creo que van a terminar juntos, y muy pronto.
ㅡ¿De verdad? Eddward me ha dicho cosas que... bueno...
ㅡ¿Qué? ㅡdijo Nathan, empezando a preocuparseㅡ. ¿Qué te dijo? ¿Qué sabes? ㅡabrió la boca, confundidoㅡ. ¿No homo?
ㅡSí homo ㅡpellizcó su hombroㅡ. Pero... bueno, no lo sé...
ㅡSuéltalo, gatito.
ㅡSabes que yo soy muy rara, hasta me dijiste que te parezco una bruja disfrazada de mujer bonita ㅡdijo, susurrandoㅡ. Pero, siento que Eddward carga con algo muy pesado...
ㅡ¿Dices que eso les puede afectar... para mal?
Ambos se miraron por unos minutos, intentando averiguar lo que pensaba el otro. A lo lejos se oyó la bocina de Kevin y, antes de salir de aquel trance, Nazz asintió.
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