Capítulo 10
El auto estaba estacionado en el estacionamiento del departamento. Gracias a Yeonjun que había usado sus poderes a favor, no había ningún auto en el estacionamiento.
— No puedo creer que esté haciendo esto. —Dijo Yeonjun con los brazos cruzados apoyado de una pared del gran lugar vacío.
Seguía sin poder creer que haya pinchado los neumáticos de la mayoría de los autos y que a los demás les haya arruinado algún que otro motor, por ende, todos llamaron a mecánicos que se llevaron los autos.
— Yo diciéndoles que no hagan delitos, pero ahí voy yo arriesgando mi trabajo en el cielo con delitos por ustedes —Hizo una mueca. — Si cuando termine el tiempo de prueba no me dan una buena calificación, les juro que vengo y los mato. —Frunció su ceño haciendo un mohín. Lo último dicho por Yeonjun llamó la atención del par de chicos.
— ¿Tiempo de prueba? —Preguntó Hyunjin. Esa pregunta solo hizo que su cuidador soltara un suspiro frustrado.
— Realmente no leyeron el contrato. —Pasó sus manos por su cara. — El contrato es de un año, lo que significa que por un año estarán a prueba. Si logran pasar la prueba ya estarán completamente vivos, y en el caso contrario, morirán. —Se alzó de hombros.
— Espera, ¿Cómo podemos pasar la prueba? —Preguntó esta vez Jeongin.
— Cumpliendo las reglas que ponían en el contrato. —Dijo de forma obvia, como si estuviera diciendo lo más claro del mundo. — ¿Pueden empezar ya? Yo vigilaré mientras.
Hyunjin apretó las llaves que estaban en sus manos, mordió su labio inferior y abrió la puerta del auto, sentándose en el asiento del conductor. Por otro lado, Jeongin abrió la puerta de copiloto ocultando su nerviosismo.
Ambos cerraron las puertas al estar ya dentro del vehículo. Tomaron aire preparándose para lo que venía al girar la llave que estaba en su lugar con un llavero de pollito colgando.
— Bien, puedo hacer esto, ¿cierto? —Preguntó Hyunjin esperando una respuesta afirmativa de Jeongin. El pelinegro asintió seguro mirándolo.
— Puedes hacerlo, confío en ti. — Hyunjin asintió mirando al frente. Apretó con fuerza el volante y tragó fuerte. Giró la llave y el auto prendió listo para empezar la práctica.
El auto empezó a avanzar de a poco, lentamente. Hyunjin relamía sus labios nerviosos, no quería ni imaginarse cuando tuvieran que practicar en la calle.
— Eso, ahora daremos la vuelta completa al estacionamiento, ¿listo? —Habló Jeongin. Hyunjin asintió.
Mordió su labio inferior mientras giraba el volante para empezar a dar la vuelta en el estacionamiento. El auto fue dando la vuelta de forma lenta.
Al completar todas las vueltas que tuvo que dar para volver a donde estaban antes, Hyunjin suspiró aliviado. — ¡Bien! Lo hiciste, Hyunjin. —Felicitó el pelinegro. — Vamos, puedes hacer otra, ¿no? —El pelirrubio asintió. Con más confianza, fue aumentando la velocidad solo un poco, tampoco de forma exagerada.
Estuvieron como dos horas dando vueltas en el estacionamiento, y aunque Jeongin ya estaba mareado de tantas vueltas, decidió seguir sentado ahí hasta que Hyunjin logró dar una vuelta con una velocidad normal.
— ¿Lo hice? —Y aunque lo preguntó en voz alta, era más una pregunta para sí mismo. — ¡Lo hice! —Alzó los brazos, emocionado.
— Sabía que lo lograrías. —Le sonrió Jeongin. Se sorprendió al ser abrazado por el pelirrubio.
— Gracias, Innie. — Jeongin sonrió enternecido correspondiendo el abrazo.
Se separaron al sentir unos golpes en el vidrio del lado del copiloto. Jeongin bajó el vidrio. — No es por interrumpir, pero hay alguien que los está mirando. —Avisó Yeonjun apuntando al chico que estaba en la puerta del estacionamiento. Hyunjin reconoció de inmediato a su mejor amigo, Félix, y una pregunta se le paso por la mente: ¿Qué hacía aquí?
El peligris se encaminó a ellos, y el par que estaba en el auto salieron. — Hace mucho que no los veía —Miró a Hyunjin. — Haneul, —Y esta vez miró al pelinegro. — Jong-un. —Ambos jóvenes se sorprendieron, al igual que Yeonjun.
— Uy, su amigo sabe cosas... es raro. —Dijo como si nada. Hyunjin y Jeongin lo miraron mal. — Tranquilos, él no me puede ver ni escuchar a no ser que yo lo permita. Estoy en modo invisible. —Sonrió arrogantemente.
— Oh, sí que puedo escucharte y verte, Yeonjun. —Miró fijamente a Yeonjun, el cual sí que ahora estaba sorprendido.
— Ay, mamá. —Exclamó con miedo el pelicastaño.
(. . .)
Jeongin puso un vaso de agua frente a Félix. Este le agradeció con un movimiento de cabeza.
Todos se habían ido al apartamento para hablar de lo sucedido, más cuando Félix podía ver a Yeonjun, cuando se suponía que no era posible ya que solo las personas que murieron y tuvieron una segunda oportunidad lo podría llegar a ver.
— ¿Cómo es que sabes quiénes somos? —Preguntó Hyunjin sorprendido.
— No, lo más importante es, ¡¿Cómo es que me puedes ver?! —Dijo exaltado Yeonjun.
Félix sacó de su bolsillo un papel de diario, lo desdobló mostrando una noticia de un accidente aéreo además de unas fotos con las víctimas.
— Fue cuando tenía catorce años, iba con mi familia en ese avión. —Apuntó la foto de un niño de nombre "Kim Sunoo" de catorce años quien salía en las fotos de los que murieron en ese accidente. — Ese era yo.
Los otros que estaban en el salón asintieron comprendiendo. — Espera, ¿pero ¿cómo te diste cuenta de que éramos nosotros? —Preguntó Jeongin esta vez.
— De la nada Changbin te da un puesto muy importante, como si te conociera de hace mucho. Y a Hyunjin le habla con total confianza. Lo pude comprobar ahora al ver a Yeonjun. —Dijo simple.
Jungkook frunció el ceño. — ¿Cómo siquiera sabes mi nombre?
— Ah, Soobin habla mucho de ti. — Hwang y Yang miraron curiosos y burlones a Yeonjun el cual se había puesto raramente nervioso.
— ¿Quién es, Yeonjun? —Preguntó burlón Jeongin.
— De seguro es su novio. —Le siguió el juego Hyunjin.
— E-Es un colega. —Dijo de forma nerviosa. — ¿Por qué siquiera sigue cuidándote? Ya pasó hace años tu muerte, ¿no?
— Decidió "venir a verme" justo cuando ustedes volvieron a la vida. — Yeonjun rodó los ojos. Bien que conocía a su colega.
— Ese tonto. —Se cruzó de brazos con un mohín.
El celular de Félix empezó a sonar, dejando a la vista el nombre de su cuidador y el que le volvió a la vida.— Bueno, es hora de irme. Bienvenidos a la vida, chicos. —Se levantó de su asiento y les palmeó la espalda a ambos dándoles la bienvenida.
Viéndole el lado positivo, era uno menos a quiendemostrarle que habían vuelto de la muerte.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro