27-Ilícitamente legal.
—Ya tenemos que comer —dijo Samara sonriendo mientras acomodaba las cosas en la alacena.
—Y aún nos queda dinero —Sonrío Axel mientras le pasaba las cosas.
—Con esto estaremos bien por un rato —Sonrío esta vez ella mientras se bajaba de la barra de la cocina.
Ambos se quedaron en silencio unos momentos antes de que la chica volviera a hablar.
—Bien, al menos ahora que es de día, podemos buscar un lugar dónde suplir nuestras necesidades —dijo sonriendo.
—¿De qué hablamos? —preguntó Axel.
—No me considero una persona ilícita, pero en tu realidad soy una asesina, y vine a serlo en esta también, así que creo que robar agua no será un problema —dijo sonriendo.
—¿Robar agua? Dijiste que los servicios están conectados.
—Sí, pero los hoteles son muy caros y nisiquiera te dan la calidad que mereces —explicó ella—, y tenemos nuestros poderes.
—¿Qué quieres hacer? —preguntó nuevamente Axel arqueando una ceja.
—Necesito que pares el tiempo unos segundos, yo haré el resto —Le sonrío con complicidad.
—Samara... —susurro Axel nervioso y confundido.
—Vamos, sólo será poco tiempo. Haz tu mochila con un cambio de ropa, te veo aquí en diez minutos —dijo antes de correr y dirigirse a la habitación.
Veinte minutos después, Axel y Samara se encontraban caminando por la calle, Samara se dirigía a un hotel mientras Axel la seguía nervioso, no sabía los planes de Samara y estar esperando órdenes no era algo de él.
Ambos se detuvieron cuando estuvieron frente a uno de los hoteles más lujosos de la ciudad. Samara sonreía para sí misma al pensar, que al menos por esta vez, podía entrar sin pagar. Dentro de sus pensamientos estaba la idea de que la ciudad le debía mucho, y que esto no era nada comparado con lo que hacían los del gobierno, además era por una necesidad.
—Necesito que detengas el tiempo ahora —susurró Samara a Axel, quien la miró sorprendida.
—¿Qué haremos? No piensas entrar ilegalmente, ¿verdad? —preguntó Axel— Te dije que no soy de esas personas.
—Asesinar también es ilegal, y el gobierno, quien se nutre del dinero que paga la gente en este hotel, asesinó a mi familia —dijo Samara viendo a Axel—. Además lo necesitamos, prometo que será lo único ilegal que haremos.
Axel se sorprendió al escuchar la manera de pensar de Samara, pero no era momento de pensar en lo lícito o ilícito si habían viajado hasta ese lugar para asesinar a aquellos que perseguían a la chica. Así que sin decir nada más, tronó los dedos deteniendo el tiempo.
Ambos caminaron hasta la recepción y Samara tomó con su telequinesis las llaves de una de las habitaciones disponibles. Las dejó flotando en el aire sobre su mano, para no dejar huellas digitales, ya que ahí era mayor de edad y rápidamente la encontrarían de ser buscada.
—¿Cuánto tiempo puede permanecer así? —preguntó curiosa.
—No lo sé —dijo Axel mientras caminaban hacia arriba en busca de la habitación—, nunca lo detuve por mucho tiempo. Supongo que una media hora.
Ella asintió mientras se acercaba a la puerta correcta y abría la habitación. Ambos entraron y Samara encendió la luz mientras Axel cerraba la puerta tras él con seguro, después de poner el letrero de no molestar.
Samara se sentó en la cama de la habitación, sonriendo y viendo el lugar. Axel comenzó a buscar por todos lados algún micrófono y cámara. En las lámparas y debajo de la cama.
—¿Puedes levantarme al techo con tu telequinesis? —preguntó Axel sonriendo nervioso.
Samara entendió inmediatamente lo que Axel hacía, y sin dudarlo cooperó en la búsqueda mientras levantaba a Axel hacia el techo. Éste encontró una cámara en la lámpara que iluminaba la habitación y la quitó inmediatamente, Samara encontró dos micrófonos en el baño, uno dentro de una bolsa en el tanque del retrete y otra detrás del mueble donde había jabones y Shampoo.
Al terminar de revisar la habitación, los juntaron y Samara con su poder de luz los quemó.
—Supongo que ya puedes hacer que siga el tiempo—Sonrío Samara y Axel tronó los dedos de nuevo haciendo que volviera a su curso.
—Bien, entonces... ¿Tu plan es? —preguntó Axel nuevamente.
—¿No es obvio? —Sonrío nuevamente Samara— Asearnos aquí y volver a casa.
Axel sonrío levemente mientras negaba.
—¿Y haremos esto todos los días? Digo, salir y llegar así con las llaves.
—No —Rio ella—, tomaremos una habitación diferente, si no, podrían captarnos las cámaras y podrían sospechar. Al menos así no sabrán quién entró.
—Bueno —susurró Axel recostándose en la cama—, igual no estaremos aquí mucho tiempo. Apenas encontremos a esos hombres los eliminamos y todo será distinto.
Ella le sonrió levemente mientras ambos se veían a los ojos.
—Te gano el baño —dijo Samara sonriendo mientras corría hacia el baño, Axel se teletransportó dentro y por tanto, cuando ella llegó ya era tarde.
—Eso fue trampa —Rio levemente ella.
—Claro que no —Sonrió Axel con victoria—, no dijiste que no se podía.
—Buen punto —dijo Samara riendo mientras Axel cerraba la puerta para darse un baño.
Caminó hacia la cama y se recostó en ella. Era muy suave y cómoda, tanto que podría darle sueño a cualquiera que se recostara un poco.
Ella y su hermano, anhelaban de niños entrar a un lugar como este, estaba asombrada de lo lindo que era, este hotel era uno de los más costosos y manejados por el gobierno, por lo que sentía un poco de felicidad al romper la ley sin siquiera dejar rastro de ella.
—Sigo —Rio levemente Samara al ver a Axel salir del baño con el cabello mojado.
—No uses nada de lo que hay aquí —dijo Axel sonriendo—, traje algunos jabones.
—Si, lo sé, también traje unos y mi propia toalla —Sonrío ella mientras entraba a ducharse también.
Axel se quedó en la cama también mientras Samara se duchaba, pensando en cómo encontrar y vencer a los hombres. Él estaba preocupado, pero le gustaba ver a Samara sonreír, se veía más feliz que nunca, y la entendía, estaba en casa, en un mundo que ella conocía.
Temía que cuando terminara con esos hombres y su experimento ella se negara a volver, pero estaba dispuesto a soportarlo si ella finalmente era feliz. Incluso, si ella le permitía, pensaba regresar y quedarse con ella, la ciudad era tranquila y era lo que él necesitaba. Estaba cansado de estar todo lo que llevaba de su vida, luchando contra criminales y políticos corruptos y manchando sus manos de sangre salvando vidas.
Mientras tanto, Lizeth se encontraba trabajando en el restaurante cuando Beck entró molesto y se sentó frente a ella en la barra.
—¿Y a dónde fue tu amiga? —preguntó molesto—, ¿era necesario ir con él?
Lizeth se quedó perpleja por la molestia de Beck, y segundos después sonrío levemente.
—E... No me dijeron —titubeó ella nerviosa.
—Sé que mientes Lizeth, ¿por qué no quieres decirme? —le dijo molesto.
—Ay, lo siento Beck —susurró ella—, Samara no me dice más que lo que puede.
—¿De qué hablas? —preguntó Beck.
—Que los contratos que tiene con Axel son confidenciales —explicó ella detallando su mentira.
Odiaba mentirle a Beck, pero decirle que venían huyendo de otra realidad por que una tenía poderes y la otra era fugitiva, no era una opción.
A pesar de que confiara en él, a lo que Samara le había dicho, esos hombres le ofrecían mucho dinero a Axel y sabía que lo harían con cualquier persona que se decidiera a entregarlas. Lizeth sabía que era peligroso, gracias a que su madre le contaba historias de pequeña sobre el laboratorio, donde examinaban a los jóvenes especiales y muchas veces hasta los lastimaban.
Samara no había tenido que vivirlo, porque pudo huir de ellos, pero su madre lo había visto todo, y cuando llegaron por ella, sólo la asesinaron por haber huído del laboratorio. Y pensaban estudiar a la niña para ver si los poderes eran hereditarios, pero nunca pudieron atraparla, y cuando estaban muy cerca, su mejor amiga llegaba a defenderla.
No podía traicionarla de esa manera, no a ella.
—Sé que Axel se la llevó para probablemente aprovecharse de ella —dijo molesto—, ¿Y tu mamá la dejó ir sin problemas?
Lizeth se quedó pasmada al escuchar la pregunta de Beck, debía idear una respuesta inmediata si no quería que la mentira se les destruyera a los tres.
—Conocemos a Axel desde... Hace tiempo —susurró ella.
Beck la miró con incredulidad antes de volver a hablar.
—Solo espero que no le haga nada —susurró él.
—Que no quiera —susurró Lizeth sonriendo.
—¿Qué? —preguntó Beck al no escuchar lo que su amiga había dicho.
—Que yo también —Rio levemente nerviosa—, Samara sabe defenderse, estará bien.
Y en el fondo pensaba, y esperaba creerlo, porque en el lugar donde estaba, se encontraba en mucho riesgo.
De pronto, un auto llegó al restaurante y Lizeth sonrío quitándose su delantal.
—Lo siento Beck, terminó mi turno y ya llegaron por mi —Sonrío Lizeth despidiéndose.
—Con cuidado —Fue lo único que Beck respondió antes de pedir a uno de los meseros un postre, decidido a quedarse un rato más.
Lizeth subió al auto que era de Harry, quien pasaba a recogerla todas las tardes que doblaba turno.
—Hola —Sonrío ella dándole un beso en la mejilla.
—Buenas noches linda —Sonrío Harry mientras le devolvía el beso mientras se abrochaba el cinturón.
—¿Qué tal el trabajo? —preguntó ella.
—Estuvo relajado —dijo él—, lo cual es para preocuparse.
Ella asintió lentamente.
—Me imagino... Significa que planean algo.
—Así es —Sonrió mientras comenzaba a manejar hacia la casa de Lizeth—, ¿Y tú que tal?
—Estuvo bien, recibí muchas propinas —Sonrió.
—¿De chicos apuestos? —susurró un poco celoso mientras reía.
—No —Rio ella—, la definición de apuesto la tengo enfrente de mi —dijo viéndolo con una sonrisa.
Ambos rieron mientras Harry seguía atento al camino. Lizeth se quedó en silencio segundos después.
—Estoy preocupada por Samara —susurró ella.
—Va a estar bien, está con el patrón de todas formas —le aseguró él sonriendo.
—Lo sé, pero el hecho de no tener comunicación con ella me frustra y me hace sentir insegura de su propia seguridad —Suspiró ella.
—Axel sabe cuidar a los que aprecia —dijo tomando su mano con gentileza—, no te preocupes y mejor pasemos al cine a ver una película, ¿te parece?
Lizeth lo miró sonriendo antes de asentir.
—Una genial idea —susurró ella mientras Harry entraba a una de las plazas de la ciudad.
—Veamos qué tienen en la cartelera hoy —Sonrío mientras se estacionaba en uno de los cajones del estacionamiento.
Ambos bajaron del auto y se dirigieron a la plaza, Lizeth comenzó a ver todo el lugar y entraba a las tiendas feliz a comprar con sus propinas, mismas que Harry le hacia guardar pagando cada cosa que ella quería. Y así mientras llegaban al cine, que se encontraba al final, muy adentro de la plaza.
—Lista —Sonrío Samara saliendo del baño, notando que Axel se estaba quedando dormido— ¡Axel! —Sonrío al asustarlo haciendo que se levantara de inmediato.
—Que mala, yo te hubiese dejado dormir —dijo levantándose sonriendo.
—Eso es mentira, eres muy antipático para llevarme cargando —contraatacó Samara riendo.
Axel se colgó ambas mochilas en su espalda antes de tronar los dedos sonriendo. Segundos después tomó a Samara en brazos inesperadamente.
La chica le miró asombrada y nerviosa mientras Axel sonreía.
—¿Anti... Qué decías? —se burló mientras se dirigía a la recepción con ella en brazos—, No sólo es cuando estás herida, bella dama.
La chica se sonrojó bajando la mirada nerviosa, mientras Axel la seguía sosteniendo en sus brazos abrazándola.
—Buenas noches —Sonrío Axel antes de cerrar los ojos para dormir, respondiendo a Samara.
Ambos se encontraban muy cansados, ya que no habían dormido durante casi veinticuatro horas y habían estado caminando y usando sus poderes, haciendo que su cansancio aumentara aún más. Samara no pudo conciliar el sueño tan fácil, pues se encontraba de nuevo en casa y le era difícil no pensar en que no estaba con su familia.
Desde aquel día, ella no había pasado una sola noche en casa, y eso le hacía sentir triste, obviamente. Sin saberlo, las lágrimas salían de sus ojos y corrían por sus mejillas, mientras seguía concentrada pensando en aquellos momentos que había pasado con ellos, y todos llegaban hasta el mismo recuerdo final. Su último día con su familia.
—Sam —susurró Axel al escucharla llorar.
Él tampoco podía dormir y no por el cansancio, sino porque se sentía en alerta cada segundo que pasaba en esa realidad. Samara no respondió ante la llamada de Axel, seguía muy centrada viendo por la ventana el cielo estrellado, mientras recordaba cada momento con tristeza.
Axel se levantó lentamente de la cama al ver que la chica no le daba respuesta alguna, se acercó mientras ella seguía perdida en sus pensamientos, se sentó en la cama y le tocó el hombro haciéndola reaccionar.
La chica se levantó inmediatamente para encarar a Axel, con los ojos llorosos y sus manos temblorosas.
—Lo siento... —Fue lo único que pudo susurrar, y como si Axel la entendiera, la abrazó fuertemente mientras ella seguía llorando.
En ese momento, Axel pensó que lo mejor era deshacerse del problema lo más pronto posible, para que la chica no sufriera mucho e irse de la realidad antes de que la situación empeorara. Aunque también sentía que ella no querría volver una vez la amenaza ya no existiera.
Se quedó unos minutos abrazando a la chica y poco a poco ella comenzó a quedarse dormida. Axel también cerró los ojos, sin pensarlo, no quiso moverse para no despertarla, además, no era la primera vez que dormían así.
Y esperaba que no fuera la última.
Al día siguiente Samara despertó al escuchar un ruido en la habitación, Axel se encontraba acomodando sus cosas en un lugar de la repisa, junto a las cosas de Samara. Lo miró unos momentos antes de que este volteara y la viera, sonriendole adormilada.
—Hola —susurró sin apartar la vista.
—Buenos días —respondió Axel sonriendo de vuelta—, ¿dormiste bien?
—Algo, sí —divagó ella—, ¿cuánto tiempo dormí?
—Catorce horas —dijo Axel con neutralidad.
—Es una broma, ¿no? —Le miró atónita.
—Creo que ya te he dicho muchas veces que no me gusta bromear —respondió sonriendo antes de voltear su vista de nuevo a la repisa.
—Catorce horas es mucho —susurró ella entre dientes.
—Es normal, hace mucho no te sentias agusto —Axel la miró con una expresión neutra antes de encogerse de hombroa—, nada como dormir en casa, ¿no?
Samara sonrió levemente mientras le veía.
—Supongo que si —susurró—, pensé que tendría pesadillas y soñaría cosas raras.
Axel rio un poco antes de acercarse a ella, ayudándole a levantarse.
—Estoy bien —susurró ella viéndolo a los ojos un tanto sonrojada.
—Bueno, como luego me llamas antipático... —dijo sonriendo él.
Samara sonrío de nuevo apartando su vista de él.
—Supéralo —susurró y ambos rieron.
Tras otro momento de silencio la chica lo miró curiosa y habló.
—Oye Axel, ¿y cómo vamos a volver?
—¿Te refieres a si tengo un plan? —Le miró desconcertado.
—Es que la máquina quedó en el taller.
Axel asintió entendiendo la pregunta de Samara y entonces subió su mano izquierda a la altura de su rostro.
—Este brazalete tiene una función especial que no tiene el tuyo —Sonrió—, para poder volver.
—¿Cómo que el mio no lo tiene? ¿Piensas dejarme? —preguntó nerviosa.
—No —respondió sonriendo demostrándole confianza—, no es necesario, está conectado a la máquina.
Samara le miró de nuevo confundida.
—¿Y por qué el mío no lo tiene?
—Porque es un mecanismo de emergencia, es para volver una sola vez y podemos ir los dos —respondió sin preocupaciones.
—Siento que quieres dejarme —repitió Samara en un susurro.
—No es eso —dijo Axel también en un susurro—, lo que pasa es que temía que quisieras quedarte.
La chica le miró a los ojos en silencio.
—Y lo entiendo —continuó Axel—, digo, es tu casa... Tu mundo, ahora sin preocupaciones... ¿Qué más podrias desear?
Axel se notaba un poco nervioso por la confesión, realmente temía volver solo y volver a estar en la misma soledad de antes. Natasha no se acercaba a él por Samara, y probablemente podría volver a aceptarla solo para no sentirse solo; comenzaba a gustarle la compañía de una compañera, pero más, le gustaba sentirse acompañado de Samara, la chica que le gustaba y por la cual daría su vida si fuera necesario.
—A tí —respondió Samara. Axel subió su mirada hasta encontrarse con la de ella, con una expresión de ternura—. No quiero alejarme de ti Axel.
Sin pensarlo, se acercó a él y lo abrazó tiernamente, él se quedó inmóvil, no le gustaban los abrazos, pero este no le molestaba, ni siquiera le incomodaba. La rodeó con sus brazos también mientras cerraba los ojos un momento.
Un momento que ambos no querían que terminara.
Estamos cada vez más cerca del final, me emociona mucho saber que tras una primera edición me encuentro a punto de publicar Axmara por segunda vez.
Te agradezo a ti, personita bella, que has seguido la lectura hasta aquí 💝
Espero estés disfrutando de la historia, te agradezco tus votos y comentarios en la historia y en mi dm ✨ Cuidate y toma agua💝 los amo a todos ❤mis queridisimos lectores. 💝💗
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