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15- "Descanso"

—¿Qué? —preguntó atónita, Axel comenzó a reír.

—Ya, calma, era una broma —Seguía riendo al ver la cara de la chica, que mostrada confusión y nerviosismo.

—Bien, ahora ¿podrías dejarme dormir? —propuso Samara de manera seria.

—A menos que seas una señora de más de 60 años en el cuerpo de una niña — comenzó a deducir Axel—, o una gallina o gallo en cuerpo humano, buenas tardes, descansa —Suspiró divertido antes de desaparecer del cuarto de Samara.

Ella rió ante el comentario de Axel y se acomodó en la cama para descansar un rato; Axel tenía razón, era muy temprano para dormir, sin embargo, Samara no se sentía con ganas de nada.

Mientras tanto Axel había bajado a la cocina por un vaso de agua, lo sirvió y se dirigió a la sala a ver una película, al término de esta miró la hora, eran las 8 pm así que subió a ver si Samara se había dormido realmente. Al llegar al final de las escaleras se dirigió hasta el cuarto de Samara y abrió la puerta lentamente encontrándose con aquel rostro con los ojos cerrados, que estaba lleno de tranquilidad y ternura.

—Admito que es linda —susurró Axel entrando a la habitación—, una buena compañía.

Tomó una manta que estaba del otro lado de la cama y con mucho cuidado la puso sobre ella, Samara se movió un poco, había sentido la manta caer sobre ella y abrió los ojos lentamente.

—Buenos días —saludó a Samara con una sonrisa—, dormiste 2 años, creí que jamás despertarías.

Samara estaba confundida, su pulso comenzó a acelerarse por lo que Axel le había dicho.

—¿Dormí dos años?, ¿Estuve en coma? —preguntó inquieta. Axel soltó una carcajada.

—Claro que no, pero si dormiste temprano, ¿te sientes bien? —El puño de Samara impactó en la mandíbula de Axel, haciéndolo ladearse por este mismo— Auch —se quejó viendo a la chica.

—No me asustes así Axel —dijo Samara seria—, para la próxima será un disparo.

—Un honor para mí, el que la aprendiz del mejor asesino de la ciudad —Sonrió Axel con ego—, me dispare.

—Estás enfermo —respondió Samara con una sonrisa—, totalmente enfermo.

—Pues este enfermo —interrumpió Axel— es tu compañía. Y al parecer te gusta —aclaró mientras Samara reía—, porque volviste.

—Voy a admitir que me caes bien —dijo ella aun sonriendo.

—Entonces deje de quejarse de mi, señorita.

—Tu no me dices que hacer —dijo ella sacándole la lengua en modo de burla—, no eres mi jefe.

—¿Siempre manipulas todo a tu favor? —Sonrió Axel acercándose a ella de manera amenazante.

—Solo cuando estoy de buen humor —Sonrió ella.

—Bueno, pues deberías estar de buen humor más seguido.

—Ja, ja, que gracioso —habló con sarcasmo.

—Solo cuando estoy de buen humor —repitió Axel las mismas palabras de Samara.

El silencio por parte de los dos indicó que la conversación había terminado, ambos estaban muy juntos y Axel pudo notarlo a tiempo para separarse. Samara no dijo nada, se miraban fijamente a los ojos, sin decir una palabra. En eso una llamada entró al celular de Samara, Axel inmediatamente giró su vista hacia este y pudo notar el nombre del contacto. Beck

—¿Entró alguien nuevo al trabajo y no me enteré? —preguntó extrañado, Samara negó.

—Es un amigo —dijo ella mientras tomaba la llamada—. Hola Beck.

—Si. Hola Beck —gritó Axel un tanto molesto, Samara lo miró extrañada y este sólo se encogió de hombros mostrando una cara inocente—. Te dejo en compañía de Beck— sonrió sarcástico y se teletransportó a su habitación.

Se tumbó a la cama y dio un gran suspiro.

—Con que se llama Beck —susurró mientras jugaba con una pulsera que este tenía en su muñeca.

Mientras tanto en la habitación de Samara esta se reincorporó sentándose en la cama de una manera cómoda, para poder permanecer durante el tiempo de llamada, fuera mucho o fuera poco.

—¿Sucede algo? —preguntó curiosa.

—No, nada. Solamente quería saber cómo estabas. Ya sabes, por lo del parque esta mañana.

—Entiendo —Sonrió Samara—. Sí, estoy mejor, gracias, ¿tú que tal?

—Yo igual, bien. ¿Estabas ocupada?

—No, ¿por qué la pregunta? —¿Acaso tenía planeada otra invitación para ella?

—No es solo que —susurró Beck algo nervioso—, escuché a alguien ahí contigo y creí que…

—No hagas caso, es un amigo.

—¿Estás con un amigo a esta hora? Ya oscureció, ¿gustas que pase por ti para llevarte a tu casa? —preguntó preocupado por Samara.

Cierto. Samara ahora tenía un nuevo amigo, pero también le debería muchas explicaciones del porque vivía con Axel.

O tal vez no.

—No te preocupes, mi mamá vendrá por mí —mintió, y era una mentira que deseaba que fuese verdad.

—Bueno, sería un honor conocerla —habló él—. Espero poder hacerlo algún día.

—Si —susurró ella para sí misma—... bueno, tengo que colgar, vamos a comer —mintió de nuevo—, nos vemos mañana Beck.

—Cuídate, y buenas noches —dijo el sonriendo desde el otro lado del teléfono antes de colgar la llamada.

Para Beck Samara era una muchacha muy linda, le parecía una buena persona y muy atractiva. Jamás la había visto en ese lugar, así que concluyó que era nueva en esa ciudad, y si era así él se ofrecería a mostrarle el entorno.

—¿Gustas comer? —pregunto Axel abriendo un poco la puerta en un susurro.

—Si —Sonrió ella—, ¿Ahora susurras? —preguntó irónica.

—Bien, lo siento —Rió Axel entrando a la habitación—, pero es que ni siquiera me contaste de él.

—¿Qué quieres saber? —preguntó Samara haciéndole señas de que se podía sentar al lado de ella.

—Pues sabemos que se llama Beck— comenzó Axel a enumerar mientras entraba a la recámara lentamente—, que es un completo desconocido que jura ser tu amigo, simplemente porque sabes su nombre y que tiene tu número de teléfono. ¿Qué crees que quiero saber?

—Lo conocí en la mañana en el parque, antes de que me fueses a buscar.

—¿Y cómo se conocieron o qué? —preguntó serio.

—Pues yo estaba sentada en una banca frente a una fuente y él solo se acercó —Sonrió inocente Samara—, no es nada raro Axel, una amistad común.

—Nuestra amistad no es común Samara —se quejó Axel.

—Y por eso me gusta —Sonrió ella.

Había pasado ya una semana desde aquel día, Samara había hecho un trato con Axel para poder trabajar en el restaurante de la ciudad con su amiga.

—Si quieres trabajar allá está bien, pero tendrás disponibilidad para mí —pidió Axel—, mí contrato fue firmado primero.

—Claro que sí, es sólo que quiero pasar tiempo con mi mejor amiga —aclaró ella—, será en ratos libres.

—No me falles Samara —habló Axel serio.

—No lo haré.

Durante esa semana Samara había pasado mucho más tiempo con Beck, Natasha se había “encontrado accidentalmente” con Samara en un par de ocasiones, y a pesar de no insultar a Samara o hacerle algo siempre que se veían la amenazaba y le aseguraba que iba a recuperar su lugar con Axel. Samara estaba harta de ella, tanto que si la encontraba simplemente le ignoraba por compasión y su legado de no matar inocentes.

Por otro lado Lizeth le había ayudado a Samara para que creyese que ambas eran hermanas y que la señora Julia era su madre. Se lo habían pedido muy amablemente a ella con la justificación de que no tenían familia y cualquiera podría hacerles algo por ello; y aunque era cierto de igual manera sirvió para disfrazar la mentira de Samara ante los ojos de Beck.

—Entonces… ¿Tú crees que le gusto? —cuestionaba Samara a Lizeth mientras estaban en su descanso, en el restaurante.

Era un miércoles y por lo tanto no había muchos clientes, se habían tomado ese día muy relajado e incluso habían charlado más de lo habitual.

—No es que lo crea Samara —respondió Lizeth a su amiga mientras llevaba un pedazo de su comida a la boca—, él me lo confesó.

Samara quedó boquiabierta al escuchar eso.

—¿Cómo?, ¿Y por qué nunca me dijiste nada?

—Me lo dijo apenas ayer —justificó Lizeth—, hasta me pidió consejos para enamorarte. Moría de ganas por decirle que para ello debía convertirse en el doble de Axel —Al escuchar eso Samara comenzó a ahogarse con su bebida.

—¿Axel? ¿Qué tiene que ver Axel? —preguntó mientras respiraba para no morir ahogada.

—Ay por favor Samara, veo cómo lo miras.

—Pues sí, todos vemos con los ojos —usó sarcasmo para salir del momento incómodo.

—Sabes que no me refiero a eso.

—Pues no sé a qué te refieres —Negó con la cabeza inocente.

—A que últimamente pasan mucho tiempo juntos.

—Pues sí Lizeth, es mi jefe —aclaró Samara.

—¿No eran socios? Oh claro —respondió sonriendo tiernamente Lizeth—, los socios no se aman, solo comparten cosas.

—¡Estás delirando! La comida te cayó de peso —justificó Samara.

Antes de que pudiese decir algo su amiga, la puerta de aquel restaurante se abrió dejando ver a Beck con un traje casual y una chaqueta de cuero negra.

—Uhh, ya llegó Romeo —suspiró Lizeth sonriendo—. Los dejo, voy a atender aquella mesa —mintió, los tres rieron y Beck se acercó a Samara.

—El especial de siempre señorita, por favor —habló amablemente Beck, Samara sonrió asintiendo mientras preparaba un café frío y una dona para él.

—Algún día se acabarán y deberás pedir otra cosa —se quejó Samara bromeando.

—Cuando eso pase será porque dejes de trabajar aquí —Rió Beck—, yo solo vengo aquí para verte.

—Que considerado —dijo conmovida ella.

—Soy genial, ¿cierto? —dijo él con ego, ambos rieron y en eso la puerta se abrió de manera brusca.

Entró al restaurante un chico de traje negro, zapatos de charol negro y cabello castaño desordenado, sus ojos verdes posaron la mirada en aquella chica de ojos negros, ignorando las miradas que había sobre él. Se dirigió hasta donde Samara estaba.

—Hay trabajo — susurró mientras tomaba un trago del café de Beck.

—Oye eso es mío —se quejó molesto Beck, pero él lo ignoró completamente.

—Sabe horrible igual, tienes un mal gusto.

—¿Justo ahora? Estoy en mi descanso —se quejó Samara.

—Necesito ayuda, tenemos un contrato ¿No? —dijo serio, pero antes de que pudiese decir algo Beck se metió a la conversación.

—Te dijo que está en su descanso, deberías respetar mínimo una vez.

—No me importa tu opinión —sonrió sarcástico—, no te metas en lo que no te concierne.

—Basta Axel —habló Samara—, lo siento Beck, debo irme —dijo mientras tomaba su celular y hacia una seña a Lizeth, indicándole que volvería en un rato.

Beck no se dio por vencido y en cuanto estos salieron del restaurante fue tras ellos.

—¿Podrías al menos respetar su descanso alguna vez? —gritó llamando la atención de Axel— Eres un pésimo jefe.

Axel inmediatamente volteó enojado, Samara se giró sin dar ni un paso.

—Beck ya te dije que

—No te pedí tu opinión Beck —dijo Axel acercándose a él amenazante—. Y si necesitara una, serías el último en quien pensaría. Así que ahórrate tus comentarios y déjanos en paz.

—¿Dejarlos en paz? Déjala tú a ella —atacó Beck—, siempre que llegas te la llevas hablándole de una manera muy seria y grosera.

—Te recuerdo cretino que trabaja conmigo —sonrió molesto—, y soy profesional en mi trabajo.

—¿Ah sí?, ¿Qué puede ser tan urgente como para no dejarla comer?

—Beck, basta de preguntas —habló Samara—. Axel vámonos o podrías arrepentirte.

Axel se giró para ver a Samara y tronó los dedos, pero esta le lanzó una mirada de enojo, haciendo que Axel revirtiera su poder.

—Te salvaste esta vez niñito —susurró—, vuelves a molestarme y no te dejo vivo.

—Vaya, ahora te crees sicario —Sonrió Beck irónico.

—No me creo, lo soy, y de los mejores —Devolvió la sonrisa Axel, mientras se dirigía con Samara y tomaba su mano para dirigirla al auto.

Beck no hizo nada mas que reír, ese chico sí que estaba loco, creía que Samara era de su propiedad y no le importaba si fuese a media noche cuando le hablaba a Samara. No le parecía para nada, no le caía nada bien. Ni el a Axel.

Unos cuantos días atrás, Beck le había confesado a Axel que estaba enamorado de Samara.

Se encontraban en el parque los cuatro amigos, Samara, Beck, Axel y Lizeth. Las chicas se habían ido a comprar unas joyas que vieron en una de las tiendas frente al parque pidiendo que las esperaran ahí. Ambos accedieron aunque no se llevaban muy bien, la razón era desconocida para ellos, ambos desconfiaban del otro.

—Últimamente me llevo muy bien con Samara —hablo Beck rompiendo el silencio que había entre los dos.

—Aja, ¿Quieres que te aplauda o que haga una fiesta mundial? —cuestionó Axel con desinterés.

—No, quería que supieras —Suspiró— que aunque Samara pase más tiempo contigo por el trabajo —dijo haciendo comillas en la palabra trabajo—... Mi relación con ella es muy buena.

—Bueno, pues yo quiero que sepas algo también —Sonrió con sarcasmo Axel—. No me importa nada que venga de ti y no quieras platicar conmigo como si fuese tu amigo porque no lo soy.

—¿Te gusta ella, cierto? Te gusta Samara —pregunto Beck aunque ya sabía cuál era la respuesta.

—Claro que no —aclaró Axel, segundos después reaccionó—. Pero si así lo fuera no te importa Beck.

—Calma —Una sonrisa de lado se formó en los labios del rubio—, claro que me importa. Porque me gusta Samara.

Las chicas llegaron al lugar interrumpiendo su conversación.

—Solo hay descuento de 50% en algunos productos —dijo Lizeth triste—, y Samara quería algo pero no nos alcanzó.

Samara no se veía triste pero sí perdida. Beck miró a Axel y él a Beck, mientras sacaba dinero y lo extendía a Samara.

—Toma, cómpralo, si eres feliz yo también —le dijo con una sonrisa. Axel sacó su tarjeta e hizo lo mismo.

—Te adelanto tu cheque.

Samara se quedó petrificada, ambos eran préstamos muy buenos pero ella no quería deberle a Beck y sabía que Axel simplemente le descontaría. Si es que lo hacía, ya que muchas veces no lo hacía.

—Gracias chicos —Sonrió ella—, pero solamente se me hizo caro, no lo necesito estoy bien con ello.

Caminaron hasta la casa de Lizeth, donde Beck se despidió de ambas chicas, sin dirigirle una sola palabra a Axel y se retiró del lugar. Minutos después Samara se despidió de Lizeth y junto a Axel se dirigieron a su casa.

—Te noto muy serio Axel —habló Samara mientras caminaban.

—Simplemente no siento buena vibra en Beck, siento algo que no me gusta —habló él serio.

—Pues yo no siento nada —Sonrió ella—, y soy la que presiente el peligro así que puedes estar tranquilo.

—Samara… ¿Por qué no compraste lo que te gustaba? Sabemos que no fue por dinero.

—Lizeth, le presté dinero y se me acabó el efectivo.

—Te ofrecí mi tarjeta —La miró deteniéndose a medio camino.

—Y lo agradezco —dijo mientras lo miraba a los ojos—, pero no quería hacer sentir mal a Beck.

Y eso le había pegado en el orgullo a Axel.

Chicos buenas tardes días o noches... Disculpenme recién tomo mi celular😞 no estuve de ánimo estos días tuve una recaída emocional y sinceramente se me olvidó subir el capítulo 😭 pero aquí lo tienen, recuerden que los amo con todo mi corazón 💓

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