꒰ 4 𑄝 ꒱ STRANGE YUNJIN
Un sábado por la tarde, Eunchae se había marchado junto a Yunjin en dirección al SPH para registrar a la híbrida de manera legal y poder brindarle servicios médicos adecuados para un híbrido.
—Mamá, ya regresamos —Ambas féminas junto al veterinario Seongcheol entraron a la casa y Yunjin corrió en forma humana para ir a ver a Kazuha que por el contrarios se mantenía en su habitual figura animal.
—¡Mira unnie! —Le mostró su collar rosa eléctrico.
—Felicidades niña, ya eres oficialmente parte de esta casa —Yunjin dió pequeños brinquitos y corrió en dirección a la habitación de Eunchae, se tiró sobre ella en forma felina y cayó más que dormida.
Últimamente Yunjin dormía mucho, tal vez porque se acercaba su primer cumpleaños. Por esa misma razón habían acudido al registro, pues dos días antes Eunchae había cumplido diecinueve, y podía hacerse de tutora de la híbrida de manera legal al ser mayor de edad.

El invierno llegó nuevamente y con ello la actitud de Yunjin comenzó a irregulizarse. Aún faltaba una semana de clases para las vacaciones de Eunchae y su madre que era una profesora de secundaria. El único que casi nunca tomaba vacaciones era su padre, pero permitía que Eunchae pasara tiempo con él en su consultorio la mayoría del tiempo.
Aquella mañana Yunjin despertó de su mullida cama especial solo para verificar el clima por la ventana, los edificios comenzaban a tomar un color cristalino debido a la nieve y eso la intranquilizó aún más. Subió a la cama ahora vacía de Eunchae y se acomodó en la sábana desatendida de la dueña, aún estaba calientita así que se dejó abrazar por el calor de esa falsa felpa para continuar durmiendo.
Yunjin odiaba la nieve, le recordaba lo sola que se sintió aquella noche cuando no tenía ni una semana de nacida y lo crueles que pueden ser los humanos al dejar animales recién nacidos en la calle y para colmos en plena nevada. Cuando recién la encontraron no tuvo tiempo de preocuparse por la nieve debido a que estaba muy débil y aún no podía ver del todo. Pero de solo sentir el frío de la nieve la daba escalofríos y no exactamente por el frío, era más bien por el miedo. El miedo a volver estar sola, sin Eunchae, sin mamá y papá, sin Leehan... Sin Kazuha.
Desde su primera transformación Yunjin jugaba mucho con sus cambios de imagen, se había cortado el cabello con ayuda de mamá Haneul para que no le estorbara en la espalda baja, ahora solo le llegaba poco más abajo de los hombros. Las conversaciones con Kazuha se habían vuelto más incómodas de lo que ya eran y eso desanimaba a Yunjin. Leehan la visitaba con frecuencia cuando no habían humanos en la casa y es que solía intercambiar conversaciones indirectas con la mayor, pero frente a ella jamás volvió a tomar su forma humana desde hace casi dos meses.
Aún sin poder retomar el sueño miró el calendario que Eunchae tenía pegado a su pared a un lado de la cama. Había una fecha encerrada con marcador rojo y el nombre de la pequeña grabadas en él.
Solo quedaban tres días para su cumpleaños. El cumpleaños que Eunchae la había asignado, pero el real era ese mismo día, Yunjin no podría olvidarlo ni volviendo a nacer, recuerda las únicas caricias que su madre biológica pudo darle antes de que las alejaran junto a sus demás hermanos.
Sus pensamientos fueron interumpidos por unos nudillos tocando la puerta de la habitación cerrada. Yunjin no contestó pero aún así fue abierta. Era Kazuha, tenía un suéter verde encima de ella haciéndo juego con sus mechones verdes naturales, esos que ella tanto escondía.
—Niña, ¿Todo bien? —La híbrida de loro trato de sonar desinteresada, pero el simple hecho de tenerla frente a su puerta en forma humana ya la hacía ver más que interesada, más bien preocupada.
—Sí unnie, no se preocupe, solo tengo frío —Mintió la menor.
—Sí tomas tu forma humana podría darte menos frío, como humanos producimos más calor —Intentó ayudar Kazuha, pero Yunjin se negó.
—No gracias, unnie —Se adentró más en sus sábanas. —Estoy bien así.
Kazuha frunció el entrecejo. Había tenido sus sospechas pero no había confirmado nada hasta ese momento. Yunjin estaba evitando transformarse en humana, o al menos frente a ella. Kazuha pensó durante días si habría hecho algún comentario ofensivo sobre su forma humana pero ningún momento llegó a su cabeza. Tenía el cuerpo de una chiquilla de su edad, Yunjin estaba bien, no tenía porque tener ningún complejo de sí misma.
Pero la idea de Kazuha estaba muy lejos de ser la razón real.
Yunjin había ansiado verse más grande para agradarle a Kazuha lo más rápido posible, pero apenas comenzó a notar esos cambios humanos comenzó a avergonzarse, sus senos tomaron una forma más voluptuosa y sus caderas se ensancharon dejándole un cuerpo curvo muy lindo pero que a ojos de Yunjin, se veían ridículos en ella. Le daba vergüenza mostrarse frente a quién sea que no sea Eunchae de esa manera. Ya no parecía una niña de trece, ahora tal vez simulaba los dieciséis o diecisiete, casi la edad de Eunchae. La única buena noticia es que no faltaba mucho para llegar a su edad adulta y dejaría de desarrollarse tan bruscamente, o eso le había dicho su doctora.
Pero también había una noticia que le desagradaba un poco, una vez el primer año se haya cumplido, no tardará mucho en presentarse como alfa, omega o beta. Y Yunjin no sabía que esperar de eso. La híbrida de gato simplemente estaba agotada mentalmente.
—¿Dije algo para ofenderte? —Sintió la orilla de la cama hundirse bajo el peso del cuerpo de Kazuha que se había acercado al pequeño cuerpo tirado en la cama. —¿Qué te pasa, Yunjin?
Yunjin dejó ver su cabeza entre las sábanas y miró fijamente a Kazuha.
—Es primera vez que me llama por mi nombre por cuenta propia —Informa Yunjin aún sorprendida. —Siempre me dice niña.
Kazuha rió levemente y acarició la orejas de la híbrida ganándose ronroneos de su parte.
—¿No te gusta que te llame niña? —Yunjin negó.
—Ya no soy una niña, unnie.
—Ohh~ —Canturreó Kazuha sorprendentemente divertida. —¿La pequeña Yunjin se siente adulta porque hoy es su cumpleaños?
Yunjin paró las orejas.
—¿Cómo lo supo, unnie?
—Yo lo sé todo —Bromeó la mayor, pero solo se ganó una mala mirada de Yunjin. —Ash, está bien, Leehan me lo digo.
—Rata soplona —Masculló Yunjin bajito.
—Ya Yunjin, dejá de pensar en eso —Intentó distraerla. —Ahora transformate en humana, no puedo tomarte en serio si eres de ese tamaño.
Yunjin volvió a esconderse entre la sábana.
—No, unnie.
Kazuha rodeó los ojos. —¿A qué le tienes miedo?
—Me da vergüenza que me vea —Dijo bajito.
—Venga, ya te he visto antes —Argumentó segura Kazuha.
—No es cierto, usted me vio cuando tenía el cuerpo de una niña, y ahora... —Su voz se cortó por un quejido.
Kazuha arqueó una ceja.
¿Ahora? ¿Quería decir que su cuerpo ya no era el de una niña?
Pensarlo de esa manera en su cabeza sonó pervertido, así que trató de ignorarlo y fingir normalidad.
—Yunjin, ambas somos chicas. —Otro nuevo argumento de la híbrido mayor. —No puede haber nada raro en ti que no tenga yo que no sean tus orejas y cola.
Yunjin trató de pensarlo, lo hizo unos largos minutos hasta que miró los ojos de Kazuha, ella no jugaba ni se burlaba.
—¿Si lo hago va a abrazarme? —Preguntó curiosa Yunjin.
Kazuha hizo una cara extraña que a Yunjin la hizo reír mientras se colocaba pálida. Negó.
—No niña, yo no abrazo —Negó rotundamente la rubia. —Por si no te habías dado cuenta, odio el contacto físico.
—Que lástima, ya lo estaba reconsiderando.
—Ush, está bien. Tú ganas —Chilló ahora Kazuha.
Yunjin observó a Kazuha tumbarse de lado en la cama en dirección hacia ella y como lo prometió ella tomó su forma humana. Aunque no dejó que todo su cuerpo se viera pues al transformarse debajo de la sábana Kazuha no pudo ver nada. Aunque a la mayor eso no podía importarle menos.
La pelinegra se acomodó en los brazos de Kazuha no tan pegada a ella para no incomodarla, pero sí lo suficiente para obtener calor de ésta. El brazo libre de Kazuha terminó enredada en la cintura de Yunjin y la menor no supo si era para brindarle más calor o solo tenía curiosidad por sentir su cintura. Acomodó su barbilla sobre el hueco del cuello de Yunjin y enredó sus piernas para una posición más cómoda.
Yunjin frunció el ceño. —Para detestar el contacto físico estás un poco bastante encima de mí —Dijo bajito y con una voz levemente grave.
—Es que estás suavecita y hueles bien. Ahora duerme antes de que me arrepienta.
Y así lo hizo Yunjin. Ninguna prestó mucha atención de lo que dijo la alfa. Ambas ignoraron el olor de la otra. Olores que no habían sentido hasta probablemente hoy al acercarse. Y es que ¿Quién iba a darse cuenta de que Yunjin iba a presentarse el mero día de su cumpleaños?
Oh, y hablando de eso.
—Feliz cumpleaños, niña —Y Yunjin sonrió con los ojos cerrados.

Cuando Eunchae llegó de la escuela y vio la escena en la cama tuvo dos reacciones; la primera fue de ternura, les tomó fotos en todos los ángulos posibles para rememorar el momento de la primera vez que vio a Kazuha dando contacto físico de manera voluntaria, y la segunda fue de susto.
Lentamente despertó a Kazuha y ésta hizo lo posible por soltar a Yunjin sin despertarla.
—Que bueno que llegas Eunchae-ssi —Dijo adormilada. Movió un poco la nariz indicando que estaba olfateando algo que solo los híbridos podían sentir. —No me había dado cuenta pero parece que Yunjin está presentándose, y no como alfa.
Un leve carmín de adueñó de sus mejillas. Eunchae boqueo varias veces cuál pez antes de susurrar al igual de Kazuha.
—¿Te refieres a qué?...
—Es una omega, debo irme antes de que sucedan cosas raras. Cuídala mucho Eunchae —Y se fue a esconder en su jaula mientras Eunchae cerraba la puerta de su habitación.
Oh, esto sería un desastre.
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