twenty seven
-Jaehyun, acércate por favor.
El mencionado, quien apenas llegaba al salón, desvió su camino original para dirigirse hacia el escritorio de la señorita Kim al ser llamado.
Se detuvo frente a este y esperó a que la mujer hablara primero.
-Necesito hablar contigo. Te espero aquí cuando acaben todas tus clases, ¿entendido? -dijo con severidad.
-¿Y se puede saber por qué necesita hablar conmigo? -la miró con desconfianza.
-No, no se puede, eso lo sabrás después. Ahora ve a sentarte.
El chico no dijo nada y solamente obedeció, yendo a sentarse de mala gana en su lugar.
A su derecha, Doyeon observó toda la situación con disimulo, sabiendo bien qué era lo que la señorita Kim le había dicho a pesar de ni siquiera haberlo escuchado.
Le envió un mensaje rápido a Lisa para informarle que Jaehyun ya había sido citado a la salida, para después volver su atención a la clase que estaba por comenzar.
Repasó mentalmente lo que la menor planeaba hacer y se recordó a sí misma que debía ir por su bate al casillero de entrenamiento antes de la última clase.
Mentiría si dijera que no estaba un poco nerviosa por lo que iban a hacer, pero también, de cierta manera, le emocionaba poner al imbécil en su lugar y quería mantenerse positiva con que todo fuese a salir bien.
Además, intentó convencer a Lisa por última vez de involucrar a Jisoo para hacerlo más creíble, y al menos consiguió que lo considerara, pero no era algo definitivo aún.
Unos salones más abajo, una impaciente Lisa no podía dejar de mirar la hora cada ciertos minutos. Su pierna se mecía con insistencia bajo la mesa de su pupitre, siendo probablemente la persona más nerviosa de todas las involucradas.
Si hubiese tenido elección, claramente hubiera preferido evitarse llegar a esto, pero a más no haber, debía hacerle frente. Por eso, se encontraba contestando los mensajes de Doyeon a escondidas de la maestra mientras tachaba mentalmente el primer paso que debía ser cumplido por la señorita Kim.
Guardó su celular y volvió su mirada al frente, colocando una de sus manos bajo su mentón para sostenerlo con una actitud desinteresada mientras la clase transcurría con normalidad.
Pensó que lo mejor era dejar de mirar la hora constantemente, ya que eso solo hacía parecer más eterno el tiempo, y se enfocó en prestar la mayor atención posible.
Al parecer eso funcionó en las siguientes tres clases, pues poco después de haber llegado al salón ya se encontraba tomando sus cosas para salir de él, y así sucesivamente hasta llegar la última en su horario.
Escuchó al entrenador decir que podían irse, y resopló con cansancio, arrastrando sus pies hasta los vestidores junto con sus demás compañeras. Tomó su toalla y uniforme diario del casillero para después dirigirse hacia las duchas, las cuales estaban ocupadas debido a la cantidad de chicas que habían llegado ahí al mismo tiempo.
Se sentó a esperar en una de las bancas del frente mientras aún recuperaba el aliento. Todavía seguía con sus pulsaciones ligeramente aceleradas y la respiración pesada por haber corrido tanto en la clase, pero no iba a negar que le había servido como buen distractor.
Su celular empezó a vibrar sobre la banca a su lado dentro de la falda, por lo que la tomó y lo sacó para atender de inmediato. Ni siquiera se molestó en fijarse correctamente quién llamaba, así que solamente contestó.
-¿Sí? -dijo con cansancio.
-Ni se te ocurra hacer alguna estupidez -era la voz de Jaehyun.
-¿De qué hablas?
-La señorita Kim me ha mandado a llamar -contestó con molestia-. Lisa, si ella sabe algo, te juro que-
-Primero que nada, no empieces con tus amenazas. Ella no sabe nada, y aún si lo supiera, ¿a qué le tienes miedo? -inquirió poniéndose a la defensiva también-. Solo haz lo que te pide, no debe tener nada que ver con esto.
-Dijiste que Jisoo me esperaría al final de clases, y la señorita Kim me está pidiendo verme a la misma hora. ¿Qué se supone que debo pensar?
-Que una cosa no tiene que ver con la otra. Yo no tenía ni idea de eso -mintió sin ningún tipo de arrepentimiento.
-No me fío de ti.
-Casualmente, yo tampoco de ti -contestó tajante-. Pero no veo que tengas otra opción.
-Ten cuidado -volvió a decir con intención amenazante.
-Lo mismo digo -respondió de la misma manera antes de cortar la llamada, sin tener intenciones de seguir escuchando más sus estupideces.
Había logrado mentirle sin levantar sospechas, pero a cambio, su tiempo parecía haberse limitado más, pues las duchas nunca se liberaban y ahora tenía que recurrir a la última alternativa que hubiese querido, por lo que tomó su uniforme y regresó a guardarlo dentro de su casillero desordenadamente.
Momentos después, salió de los vestidores y empezó a caminar con premura de regreso a la cancha de la que se había ido hace solo unos minutos, la cual se encontraba vacía ahora. Miró en todas direcciones antes de escabullirse dentro de la bodega de material deportivo a la que pocas personas tenían permiso de acceder, y claramente ella no era una de esas, pero no era relevante en ese momento.
Empezó a rebuscar con agilidad en el sector cercano a la puerta, donde se encontraba todo lo básico o sencillo de usar, pero no encontró lo que necesitaba. Así que con frustración, salió de la bodega y volvió por el mismo camino de antes hasta entrar de nuevo a la escuela, notando cómo los alumnos de diferentes salones empezaban a salir de ellos.
El poco tiempo que tenía no paraba de presionarla en su cabeza, por lo que se apresuró en tomar su celular y marcar. Pudo sentir varias miradas sobre ella debido a lo ensimismada que seguramente se veía casi corriendo por los pasillos con el uniforme de educación física aún puesto y el celular pegado a su oreja.
Mientras tanto, Doyeon regresaba de su propio casillero caminando con calma y con el bate recargado sobre su hombro, pensando que estaba a tiempo para llegar al salón. Pero el plan estaba teniendo demasiados giros de los cuales no se estaba enterando, por lo que nada perturbaba su tranquilidad en esos momentos.
Llegó hasta el salón en el que se supone que debían reunirse, esperando encontrarlo vacío, pero contrario a eso se alarmó por unos segundos en los que casi irrumpe en él sin aviso. Cuando escuchó voces venir de adentro, un rápido impulso propio tiró de ella hacia atrás justo antes de poder abrir escandalosamente la puerta, alejándose a tiempo.
Se escondió tras el muro de al lado e intentó escuchar la conversación, pero al parecer esta había cesado, así que se acercó a la ventana con curiosidad, asomando su cabeza lentamente para intentar ver a través de ella. Y aunque solamente pudo observar las siluetas de las personas dentro, consideró que aquello era extraño, pues no hablaban, o al menos ya no lo escuchaba más.
Decidió que lo mejor era esperar que Lisa le dijera algo para poder irse o quedarse, pero no tuvo en cuenta que pasaría demasiado tiempo en el que no supiera nada, hasta que finalmente vio aparecer a cierta pelimorado por las escaleras.
-¿Dónde está Lisa? -preguntó sin saludar al pararse frente a Doyeon.
-Sí, hola para ti también -contestó sarcásticamente, recibiendo una mala mirada de parte de la otra chica-. No lo sé, estoy esperándola aquí desde hace unos diez minutos más o menos.
-Voy a entrar -hizo el amago de abrir la puerta.
-¡¿Qué?! Espera, no -Doyeon la siguió y tomó sus manos para apartarlas-. ¿No vamos a esperar a Lisa?
La puerta se abrió inesperadamente y frente a ellas se presentó la señorita Kim a punto de salir del salón, consiguiendo que se apartaran de inmediato para dejarle la vía libre. Doyeon tomó a Jisoo por los hombros y tiró cuidadosamente de ella para evitar que Jaehyun fuese a verla desde adentro, lo cual la hizo ganarse una mirada extrañada.
La señorita Kim cerró la puerta y, aunque le pareciera rara la presencia de Jisoo ahí, se dirigió hacia Doyeon.
-Revisaré que no quede ningún profesor en los demás salones -informó-.'Por favor, nada de escándalos.
-Eso dígaselo a su nov... -se detuvo al sentir un manotazo de parte de Jisoo sobre su brazo y rió al observar la expresión de la maestra-, a Lisa. Dígaselo a Lisa.
-Hablando de ella, ¿dónde está?
Vio a las dos jóvenes alzarse de hombros en respuesta, a lo que ella negó con su cabeza y miró a ambos lados del pasillo. Estuvo a punto de retirarse y dejarlas solas nuevamente, pero se paró en seco cuando observó a la chica faltante llegar a paso rápido desde las escaleras.
Se la quedó mirando con curiosidad al notar sus shorts y camisa deportivos, más su aspecto desaliñado y una ligera capa de sudor recorriendo su piel.
Lisa miró a las tres con una expresión que indicaba la abstención de explicaciones que prefería tener en ese momento.
-Estaré en la biblioteca después -dijo para todas, consiguiendo que asintieran al mismo tiempo.
La señorita Kim pasó al lado de Lisa, dándole una última mirada que realmente no supo interpretar. Pero ignorando esto, centró su atención en sus amigas que la veían expectantes.
-Bien, haremos esto: Jisoo, tú entras primero y hablas con él. Escuchas todas las idioteces que tenga para decir e intenta no alterarlo hasta que la señorita Kim nos dé la señal de que no hay nadie cerca -explicó seriamente a la mencionada-. Doyeon y yo nos encargamos del resto.
-¿Por qué no puedo quedarme a ver la parte divertida? -preguntó, cruzándose de brazos.
-De hecho, sí puedes. Yo no tengo problema con eso -contestó Doyeon, recargándose sobre la pared cercana, girando el bate entre su mano con una actitud segura y una sonrisa ladina en su rostro-. Digo, así compruebas por ti misma lo genial que puedo ser.
Jisoo la miró con recelo, sin saber cómo actuar ante la pelinegra que no conocía lo suficiente, así que decidió no decir nada más e ignoró su inexplicable amabilidad. O lo que sea que fuera eso.
También se ganó una mirada de desconcierto por parte de Lisa, quien no hizo más que reírse después del gracioso descaro que podía llegar a tener la chica con su amiga.
-Sí, bueno, ya habrá tiempo para coquetear -dijo, mirando a Doyeon con perspicacia-. Ahora, rápido, entra.
Jisoo negó con su cabeza, se dio la vuelta y abrió lentamente, entrando con cautela al salón. Cerró tras de sí y empezó a caminar, siendo notada por el chico al que tanto despreciaba en ese momento, quien se levantó de la mesa del escritorio para acercarse a ella con una sonrisa.
Intentó mantener la distancia entre ellos, así que se alejó unos cuantos pasos de regreso; se cruzó de brazos y esperó a que dijera algo.
-Me alegra que hayas venido -comentó con emoción.
-Amenazaste a mi amiga, ¿qué esperabas?
-Hice lo que fue necesario para poder verte de nuevo y tener la oportunidad de... ya sabes, hablar -se rascó el cuello, vacilante-. Me bloqueaste de todos lados y sabes cómo esconderte bien para no verte en los pasillos.
-Tengo las razones suficientes para hacerlo -seguía contestando de manera fría y con una actitud desinteresada.
-Lo sé, yo solo quisiera que todo eso quedara en el olvido, y que tú y yo...
-¿Me estás pidiendo disculpas? -entrecerró los ojos con desconfianza.
-No -respondió casi con obviedad-. Te estoy pidiendo que regresemos.
-¿Entonces no te vas a disculpar por nada de lo que hiciste?
-¿Por qué tendría que disculparme? No hice nada que ustedes no se merecieran por lo que me causaron.
Jisoo empezó a reírse del terrible cinismo con el que las palabras salían de la boca de su exnovio, provocando que el mismo la mirara con confusión, sin entender qué era tan gracioso para ella.
Las chicas que se encontraban afuera se vieron entre ellas al escuchar aquello que no duró mucho, pero que les causó la misma reacción que a Jaehyun. Incluso cuando la señorita Kim le envió un mensaje diciendo que el área estaba libre, decidió esperar un poco más para saber qué estaba pasando adentro.
Además de que, quizás a su amiga le vendría bien cerrar ese ciclo con el perturbante chico que tenía como novio.
Eso lo consideró una muy buena idea hasta que, segundos después, escucharon un ruido muy fuerte provenir de adentro nuevamente, por lo que ambas se pusieron de acuerdo para entrar sin más.
Abriendo la puerta de par en par con agresividad, Lisa fue la primera en ingresar al salón, seguida por Doyeon, quien se encargó de cerrar y asegurar la puerta.
Al estar dentro completamente, pudieron saber la razón por la que se había escuchado aquel golpe tan fuerte.
El escritorio había sido volcado hacia el frente en un ataque de Jisoo hacia Jaehyun, el cual alcanzó a esquivarlo de sus pies, pero provocó que impactara cerca de ellos contra el suelo de todas formas.
El chico había seguido mirándola sin entender lo que estaba sucediendo, lo cual consiguió molestarla más y perder el control de esa manera.
Se distrajo un momento al notar a las dos chicas entrar, dispuestas a atacarlo también, pero su exnovia volvió a llevarse su atención cuando empezó a gritarle.
-¡¿Cómo tienes el descaro, la vergüenza y el cinismo de decir que nos merecíamos eso?! -le lanzó un libro que anteriormente se encontraba en el escritorio-. ¡¿Eres idiota o qué?!
-Sí lo es -susurró Doyeon. Lisa la miró con advertencia y negó con la cabeza.
-La descarada, sin vergüenza y cínica es la tipa con la que me engañaste -se agachó rápidamente para recoger el libro que le había sido lanzado-. Es lo menos que se merecía. Mientras que contigo he tratado de ser razonable, pero no pareces tener intenciones de retractarte.
Así es, esa advertencia de "nada de escándalos" de la señorita Kim se la había pasado por el arco del triunfo. Pero es que tenía ganas de ponerlo en su lugar, muchas ganas.
-Definitivamente eres idiota -dijo con una inquietante calma-. Y eres tan cobarde que intentas manipularme con alguien que sabes que me importa para hacer que vuelva contigo.
-Deja de hablarme así -ordenó con notable molestia.
-¿O si no, qué? -empezó a acercarse a Jaehyun, poniendo alerta a las otras dos chicas-. Además de idiota y cobarde, eres patético. No puedes conseguir las cosas sin necesidad de pasar por encima de otros.
La sangre de Jaehyun empezaba a hervir dentro de su cuerpo; se sentía amenazado. No sabía qué hacían esas dos ahí, pero no le interesaba mucho en ese momento de todas formas, por lo que no se preocupó ni se alertó.
Gran error.
Intentó controlarse incluso cuando escuchó lo último que había dicho la pelimorado, mas no pudo soportarlo más cuando sintió la mano de la misma empujarle el hombro con una mirada retadora.
Alzó el libro que había recogido con toda la intención de hacerle daño a Jisoo, y estuvo a tan solo centímetros de golpearla con él, pero por suerte esto no pudo ser posible.
Doyeon se había apresurado a dar un batazo detrás de las piernas del chico, haciéndolo caer de rodillas en el suelo, para después mover el bate ágilmente hacia el frente para golpear su estómago y sacarle el aire por unos segundos.
Lisa había corrido a apartar a Jisoo del medio antes de que esto sucediera, tirando de ella hacia atrás para evitar que nada le fuesen a golpear ni un poco. La llevó un tanto más lejos y le dijo que no se moviera de ahí, a lo cual su amiga asintió dispuesta a no arruinar lo que sea que fuesen a hacer.
-¿Pensaste que sería así de fácil? -preguntó burlescamente la castaña a medida que regresaba al lugar en el que se encontraba Jaehyun tirado en el suelo-. Un poco más de cerebro te vendría bien.
-¿Qué esperas de un tonto que ni siquiera hace su propia tarea? -respondió Doyeon, riéndose sin culpabilidad mientras lo agarraba por la parte de atrás de su camisa para mantenerlo quieto.
Lisa rió con ella y se paró frente a Jaehyun, dejándolo en el medio de las dos. Alzó levemente su cabeza para indicarle a Doyeon que la ayudara a levantarlo, pero fue difícil con el chico quejándose aún por el golpe en su abdomen, pues se volvía más pesado a propósito.
-Us-Ustedes son unas... -otro golpe en el mismo lugar con el bate hizo que se callara inmediatamente.
-Disculpa, ¿qué decías? -volvió a hablar Doyeon, quien ocupó toda su fuerza para ayudar a Lisa a levantarlo finalmente y estamparlo contra el pizarrón del salón.
Los quejidos del castaño se volvieron un poco más fuertes, pero más que por los golpes, se debía a la desesperación e impotencia por lo que dos chicas estaban haciendo con él, cuando siempre pensó que eso jamás podría pasar debido a la fuerza física que él tenía. Pero todo cambiaba si aquello lo había tomado desprevenido.
-Haz silencio si no quieres que nuestra beisbolista aquí presente empiece a batear un nuevo tipo de pelotas.
Doyeon casi se estalla de la risa al escucharla, dejando escapar una mínima sonrisa de labios apretados para contenerlo. Le causaba demasiada gracia lo tierna que se veía Lisa intentando parecer intimidante, lo cual estaba consiguiendo exitosamente, pero solo aplicaba para Jaehyun, no para ella.
El chico bajó el volumen de sus quejidos, pero aún intentaba liberarse del agarre de ambas removiéndose desesperadamente. Lisa se cansó de esto y pensó que debía haber buscado mejor las cintas deportivas que no encontró en la bodega.
Sin embargo, no era momento para reprocharse a sí misma, sino de improvisar. Por lo que miró rápidamente todo el salón en busca de algo parecido, sin encontrar nada que le sirviera realmente. Volvió su vista al inquieto chico y algo iluminó su mente al momento de notar sus piernas pataleando en vanos intentos por salir de ahí.
-Sostenlo fuerte -pidió a la pelinegra y rápidamente se dispuso a hacer lo que tenía pensado.
Soltó su agarre en él, dejándolo completamente en manos de Doyeon, y con mucha prisa colocó sus propias manos en el borde del pantalón del chico para empezar a desabrochar su cinturón. Mientras la pelinegra mantenía sus piernas presionadas para que no siguiera moviéndose tanto, Lisa logró desabrocharlo finalmente y empezó a retirarlo de las presillas del pantalón.
-¿Qué crees que haces, maldita loca? -preguntó apenas con fuerza en la voz.
Ignoró totalmente su pregunta y cuando finalmente logró sacarlo por completo, juntó las muñecas del castaño y empezó a atarlas con el cinturón, logrando mantenerlo quieto con el bate presionado sobre su vientre por parte de Doyeon.
Cuando terminó de apresarlo, le alzó lo brazos para colgar la abertura del cinturón en uno de los ganchos que sostenían el pizarrón, el cual abrió, y Doyeon puso una mano sobre él para que no pudiera zafarse antes de cerrarlo, dejándolo con los brazos colgando de este.
Lisa suspiró agotada y agradeció que Jaehyun hubiera dejado de moverse tanto, aunque había empezado a maldecirlas nuevamente al verse atado.
-Deja de ser tan dramático, por Dios -dijo hastiada la pelinegra-. Si te quedaras quieto y callado, esto sería más rápido, y también recibirías menos golpes.
-No entiendo el propósito de esta escena sacada de una película sadomasoquista, pero les juro que se van a arrepentir de lo que están haciendo -amenazó, apretando sus ojos y finalmente rindiéndose a oponerse físicamente.
Lisa metió su mano dentro del bolsillo del pantalón del chico, sacando su celular de ahí y alejándose unos cuantos centímetros de él para evitar cualquier descuido.
-Me parece que el que se va a arrepentir eres tú si no cierras la boca -encendió el celular y se quejó cuando la pantalla le recordó el requerimiento de una contraseña para acceder a él.
Se acercó nuevamente y extendió la pantalla del celular hacia el castaño, quien intentó apartar su rostro, pero no fue lo suficientemente rápido para evitar que la seguridad de reconocimiento facial se desbloqueara fácilmente al identificarlo.
Era el momento, debía darse prisa pero a la vez asegurarse de que no se le escapara nada, así que rápidamente accedió a la galería, avistando por encima las fotos más recientes para subir a buscar las que realmente necesitaba.
Y para su fortuna, no se encontró nada más desagradable que fotografías de él mismo sin camisa o frente al espejo a medida que avanzaba. Revisó las fechas y supo que no debía estar tan lejos de las que buscaba.
Siguió subiendo más, pero seguía sin verlas, hasta que lo pensó mejor y concluyó que podrían estar en alguna carpeta aparte, así que empezó a buscar fuera de ahí.
Seleccionó la última opción que le quedaba y casi pudo sentir el alivio recorrer su cuerpo entero cuando vio que en la carpeta de fotos ocultas se encontraban las imágenes que tanto había estado buscando en los últimos minutos, por lo que, sin pensarlo dos veces, marcó todas las fotografías en las que se podían ver la razón de su amenaza y las eliminó.
Luego, pasó a buscar alguna evidencia restante en los mensajes de texto, borrando la conversación que había tenido con ella y asegurándose de eliminar las fotos por completo del archivo.
Por último, solamente accedió rápido a las demás aplicaciones y confirmó que no quedaban más pruebas.
-¿Qué las hace pensar que no las voy a acusar por esto? -preguntó Jaehyun, sintiendo sus brazos empezar a dormirse por la posición en la que seguía.
-Jisoo... -llamó Lisa y le hizo un gesto con la mano para que se acercara.
La mencionada, ahora un poco más calmada que antes, llegó hacia ellos y se paró frente a Jaehyun, sacando su celular del bolsillo de su falda y buscando algo en él, hasta que lo sostuvo delante de su rostro al haberlo encontrado.
El video de su exnovio destrozando el auto de Rosé gracias a las cámaras de seguridad se reproducía ante su atónita mirada. Empezó a negar con su cabeza como si eso fuese capaz de evitar que aquello fuera cierto, pero supo que ya estaba muy jodido cuando incluso le mostró las fotos de cómo había quedado el auto luego de irse, donde claramente podían observarse sus iniciales marcadas.
-Realmente tienes un problema muy serio -comentó Doyeon a su lado.
-Ahí tienes tu respuesta -habló Lisa-. Nosotras tenemos pruebas de eso, pero tú no las tienes de esto.
-Son todas unas malditas i... -una cachetada le cerró la boca esta vez antes de alcanzar a insultarlas-. ¡Ya basta!
Jisoo sacudió su mano al bajarla, sintiendo un ligero ardor en ella por el impacto, pero complacida de haber tenido la oportunidad de callarlo por sí misma.
Notó también cómo Doyeon la miró asustada por lo repentino que fue eso, pues no se lo esperaba viniendo de ella; sin embargo, le sonrió con complicidad después.
-Empiezo a pensar que eres masoquista -dijo burlonamente la pelinegra-. Casi ruegas que sigan golpeándote.
-Solo acaben con todo esto de una vez -respondió con un tono derrotado y dejando de forcejear el cinturón.
Las tres chicas se miraron entre sí por unos segundos y Lisa asintió, guardando nuevamente el celular del chico en la bolsa de su pantalón.
-Creo que es mejor que Jisoo salga primero -determinó, mirándola después-. Si quieres, puedes acompañarla, Doyeon.
-Con todo gusto -respondió la pelinegra con una media sonrisa, girándose hacia la menor en disposición de seguirla cuando decidiera salir de ahí-. Te dejaré esto por si lo necesitas.
Lisa tomó el bate de Doyeon y le agradeció, esperando no tener que usarlo por sí misma.
-Avísanos cuando salgas -pidió Jisoo, empezando a caminar hacia la puerta.
-Claro, no me tardo.
Y así fue como, dándole una última mirada rencorosa al castaño, ambas chicas salieron del salón, dejando a la menor de todas a solas con él. No tuvo miedo, pues se había apartado de él lo suficiente como para evitar alguna reacción violenta de su parte.
Contrario a lo que Doyeon y Jisoo creían, Lisa no se había quedado para liberarlo y dejarlo salir luego de que hubiesen pasado unos minutos en los que ambas se hubieran alejado lo necesario de ahí.
-¿Sabes, Jaehyun? No era necesario que esto llegara tan lejos, pero en mi defensa, tú hiciste exactamente lo mismo con nosotras -empezó a decir en un tono sereno-. Mentiste, amenazaste, golpeaste, chantajeaste... o bueno, al menos eso quisiste hacer. Y un sinfín de muchas otras cosas que solamente sucedieron por tu propia estupidez.
-Cállate, ¿quieres? -respondió con sus ojos entrecerrados y el ceño fruncido-. Lo que yo haya hecho antes no tiene nada que ver contigo.
-De hecho, sí que lo tiene. Por eso estás aquí, porque tú mismo decidiste involucrarme a mí para chantajear a Jisoo, pero te salió mal.
-Eres una asquerosa, todavía tienes el descaro de decirme esas cosas y hacer esto, después de lo que vi que tienes con la señorita Kim -espetó con agresividad-. Háblame de moral cuando la tengas.
-Di lo que quieras, me da igual -sonrió con astucia-. De todas formas, quisiste jugar conmigo, pero yo gané y tú perdiste. Eso es suficiente para mí.
Luego de eso, ninguna otra palabra e insulto tuvo espacio en sus oídos cuando pasó frente al chico al que solo escuchaba murmullar con enojo para, finalmente, salir del salón.
Poco le importó dejarlo ahí dentro, pues sabía que en algún momento de la tarde (o de la mañana si tenía mala suerte) entraría algún conserje a limpiar y lo desataría.
Solamente caminó unos cuantos metros lejos de ahí y suspiró con alivio, destensando su cuerpo al dejar de sentirse nerviosa por todo eso que por fin había terminado.
Detuvo su andar cuando llegó casi al final del pasillo, considerando si debía hacer lo que estaba pensando o no. Pero luego de un rato, decidió que era lo correcto y entonces empezó a caminar de nuevo, esta vez hacia la puerta que tenía en frente.
La biblioteca era de los lugares que por poco y más casi dejaban de existir para los alumnos de esa escuela. Así que, si usualmente en horario matutino no habían personas ahí, estaba casi segura de que en ese momento, siendo de tarde y con toda la escuela fuera por ser viernes, no había manera de que eso cambiara en absoluto.
Abrió las pesadas puertas de vaivén y entró, buscando con la mirada a quien esperaba encontrar ahí, pero no fue tan fácil hacerlo hasta que no hubo recorrido unos cuantos corredores con altas libreras cada uno y haber llegado a la sección de obras estudiantiles.
La señorita Kim se encontraba recargando su espalda sobre uno de los estantes, con sus piernas ligeramente cruzadas a pesar de encontrarse parada, y un libro entre las manos, el cual leía con sus lentes puestos y una concentrada expresión.
Lisa tragó duramente, observándola por un corto momento antes de que esta notara su presencia, y se sintió acostumbrada cuando volvió a tener la misma reacción ante sus pensamientos cada vez que veía a su maestra. Porque, aunque se empeñara en ignorarlo a veces, durante los últimos días aquello se había vuelto más intenso, y le provocaba querer hacer cosas que antes ni siquiera hubiese pensado.
Se acercó cuando tuvo su mirada puesta sobre sí, poniéndose delante de ella con una media sonrisa y unos ojos que expresaban lo emocionada que estaba de decir lo que quería decir.
-¿Terminaron? -preguntó primero la mayor, cerrando su libro y llamándole la atención el bate entre las manos de la castaña.
-Terminamos -respondió orgullosa-. Todo está bajo control. De nada.
-Creo que ninguna de tus amigas entiende el concepto de ser discretas y no armar escándalo.
-Sí, bueno... digamos que fue una situación complicada -confesó, soltando una pequeña risa nerviosa y reposando el bate sobre el suelo-. Prefiero no dar detalles.
La mayor asintió con lentitud, aceptando que Lisa no quisiera explicar cómo lograron borrar las imágenes, y solo quedándose con la vaga idea de lo que le había dicho la menor que haría. Pero, a pesar de reservarse los comentarios al respecto, en su interior podía sentir un peso menos, una preocupación que se había esfumado en menos tiempo del que creyó.
Inevitablemente se había molestado la noche anterior, mas no pensó en decírselo para evitar tener una discusión en la que acusaba a la menor de ser tan descuidada y no poder contener sus impulsos en la escuela. Justamente no lo hizo porque, después de todo, entendía que ella también había tenido su parte de la culpa al dejarse exponer así.
Sin embargo, lo que Jennie no sabía, era que Lisa sí sentía culpable, y que había asumido el cargo de defender sus nombres sin pedirle tanta ayuda debido a que, esa situación en concreto, había sido casi completamente obra suya, porque fue ella misma quien fue a buscarla esa mañana e intentó provocarla y porque lamentablemente habían sido descubiertas por la peor persona posible.
Así que, irónicamente, ambas pensaron y sintieron cosas que no tenían intención de decirse, pero eso no significaba que sus acciones hubiesen sido en vano.
Alejando cualquier pensamiento relacionado, la señorita Kim miró a Lisa de pies a cabeza con escepticismo, necesitando acabar con esa duda que le había surgido desde que la menor se apareció así esa tarde.
-Solo por curiosidad, ¿podrías decirme qué haces vestida así todavía? -dijo con gracia-. Según lo que sé, después de la clase tienes tiempo para ducharte y ponerte de nuevo el otro uniforme.
La castaña había olvidado que su aspecto deportivo seguía estando presente, con la única diferencia de que ahora ya no se encontraba cubierta en sudor, pero aún así, sus piernas no habían dejado de doler tanto.
-Problemas técnicos -rió-. Las duchas estaban ocupadas y me vi en la necesidad de avisar a Jisoo sobre esto a último momento, así que no tuve más opción que quedarme así.
-Ya veo -sonrió levemente también.
-¿Por qué tanta curiosidad?
Jennie negó mientras se alzaba de hombros en respuesta.
-Hmm... si tan solo me hubiese preguntado cómo me encuentro luego de haber corrido tanto -soltó un suspiro exagerado para demostrar que estaba intentando jugar con la mayor, acercándose a ella mientras colocaba una tierna expresión lastimera en su rostro-. Creo que eso es más importante...
-¿Por qué querría saber eso? -preguntó con sarcasmo y una sonrisa.
Lisa tomó el libro que tenía su maestra entre las manos y se lo quitó para colocarlo en el estante de atrás, acortando bastante distancia que las separaba anteriormente.
Al terminar de colar el libro entre los demás, deslizó su mano hasta el borde de la repisa y la dejó ahí, provocando que la mayor quedara atrapada al medio de su brazo y el estante.
-Porque mis piernas duelen mucho -susurró.
-Sigo sin comprender por qué me interesaría eso -contestó, como si no intuyera las intenciones de la menor.
-Porque, parte del dolor, aún es por causa suya. ¿Recuerda?
-¿Y qué esperas que haga al respecto? -se cruzó de brazos, mirándola retadoramente.
-Una disculpa no va a quitarme el dolor, pero me hará sentir mejor. Así que... -su expresión sugestiva de cejas alzadas y media sonrisa hizo que Jennie empezara a reír.
-Ni lo sueñes -le dio un pequeño respingo en la nariz a la menor con su dedo índice y volvió a cruzarse de brazos-. No tengo nada de qué disculparme.
Lisa ocupó su mano libre para tomar el brazo de su maestra y descruzarlo del otro, acercándolo hacia sí misma a la parte inferior de su cuerpo. Llevó la mano de la mayor a tener contacto con su muslo derecho, en donde la guió para acariciar por unos segundos su piel descubierta gracias a sus shorts.
-Espero pueda mantener lo que acaba de decir.
Jennie permitió que la castaña siguiera utilizando su mano, pero perdió serenidad cuando sintió que empezaba a llevarla por un camino más elevado entre sus piernas.
-Lisa, no -profirió en un tono de voz más alto del que habían estado usando, causando eco en todo el lugar.
-Shh... -presionó su dedo contra sus labios rápidamente-, en la biblioteca no se grita, señorita Kim.
-No estoy gr-
Esta vez, fueron los belfos contrarios los que se fundieron con los suyos para interrumpir sus palabras, volviendo a caer cuando le fue inevitable corresponder.
Sintió la necesidad que guardaba la menor en la manera en que casi siempre parecía explorar su boca con gran afán, siéndole imposible disimularlo cuando aquellas se juntaban.
Se dejó llevar por la calidez de su cercanía y apretó el muslo de la menor con fuerza cuando advirtió que esta había dejado de orientar la mano sobre su pierna.
Lisa soltó un pequeño jadeo contra su boca y colocó sus brazos alrededor de los hombros de la mayor para sostenerse cuando sintió cómo Jennie tiraba de ella para juntar sus pelvis.
Con una mano alrededor de la cintura contraria y la otra tomando la fina línea de su mandíbula para mantener su rostro cerca, la señorita Kim mandaba a la basura todos sus esfuerzos por mantenerse distante con Lisa.
Dándose cuenta que, por más que lo intentara, no iba a ser tan fácil deshacerse de aquella adictiva tentación.
Su fuerza de voluntad no bastaría si la chica de cabellos castaños se negaba a dejar de besarla como si su vida pendiese en ello, como si jamás le resultara suficiente y necesitara saciar ese impecable deseo cuantas veces lo precisara su cuerpo.
Paró de sobrepensar por un momento y se dejó perder en la embriagante sensación de sus lenguas adulándose en un delicado vaivén, siendo esto el causante de sus codiciosos designios la mayor parte del tiempo, y procurando mantenerse apacible para no evidenciarse.
Hubiera deseado que su atrevimiento no durara tan poco como lo hizo, para haber podido seguir deleitándose de aquel espléndido instante en el que no existían las excusas, olvidando que su juicio siempre iba a preceder ante todo.
Se forzó a sí misma a alejarse de la menor cuando fue más consciente del lugar en el que se encontraban, siéndole bastante difícil mantenerse a una gran distancia de ella, pues su cuerpo seguía contra el estante de atrás y la chica se había opuesto a apartarse más que unos cuantos centímetros.
-Lisa, aquí no... -susurró contra sus labios.
-¿Por qué no? -ladeó su cabeza como si no comprendiera el peligro que representaba hacer eso ahí-. Nadie viene aquí, menos hoy.
-Lo sé, pero de todas formas es peligroso y yo ya había hablado contigo sobre esto.
-¿Otra vez con eso? -preguntó con derogación a sus excusas.
-Sí, no lo hagas más difícil.
-La que lo hace difícil es usted negándose algo que claramente aún sigue deseando. Sus acciones no concuerdan con sus palabras porque todo es contrario a lo que demuestra.
Atrapada.
-Yo...
Lisa no permitió que volviera a justificarse y Jennie lo agradeció porque realmente no sabía qué decir ante la realidad que la menor ya había expuesto. Así que, nuevamente, sus labios volvían a encontrarse con ansia junto a un nuevo pretexto.
Fue ella quien volvió a tomar la iniciativa, sintiéndose satisfecha de la manera en la que había estado logrando dominar a su maestra en los últimos días. Era extraño sentir que a veces tenía el control, lo cual, de cierta manera, la hacía querer seguir experimentando con eso.
Sus manos abandonaron el contacto sobre sus hombros y se posaron sobre el borde del estante de atrás, sosteniéndose con ambas manos de este en un acto inesperado. La señorita Kim, a quien dejó al medio de sus brazos y con su cuerpo acorralado contra el suyo, se detuvo un momento para mirarla a los ojos con una mezcla de curiosidad y anhelo por más.
Lisa sonrió galante y se agachó ligeramente sobre su cuello para empezar a llenarlo de pequeños besos condescendientes, mientras que su maestra recargaba su cabeza sobre uno de sus brazos para dejarse hacer.
Con sus labios entreabiertos y respiración pesada, no tuvo más remedio que dejar del lado el discernimiento que pretendía mantener en vano, y simplemente ceder ante las caricias de aquella chica que parecía ser una persona completamente diferente a la que había conocido antes.
La tensión en su cuerpo pareció aumentar cuando sintió la rodilla de la menor presionarse al medio de sus piernas para intentar separarlas; concediéndole el permiso de hacerlo sin poner ningún pero.
Abrió levemente sus piernas y enseguida pudo sentir a Lisa escabulléndose al medio de estas. Su vestido ajustado comenzó a subirse sobre sus caderas en cuanto Lisa empezó a rozar su rodilla contra su centro, generando cierta fricción sobre su ropa interior que la hizo nublar el poco juicio que le quedaba.
El contacto de sus labios sobre la piel de su cuello se mantenía, produciéndole una gran cantidad de placer en la que simplemente pudo regocijarse con magna lujuria.
Lisa pudo sentir las piernas de su maestra temblar ligeramente cuando encontró un punto aparentemente sensible entre ellas, y por el que incluso dejó salir un entrecortado gemido de su garganta por lo bien que aquello se sentía.
Siguió friccionando contra su ropa interior a la vez que separaba ligeramente sus labios para succionar con delicadeza cierta zona en el cuello de la mayor, en donde alcanzó a dejar una pequeña marca rojiza que seguramente se borraría en cualquier momento.
Al hacerlo, sintió cómo la señorita Kim jadeaba contra su oreja, completamente extasiada por la benignidad de sus actos, y eso estaba enloqueciéndola. Tanto que volvió a succionar un poco más abajo sobre su cuello, pero ahora con menos delicadeza que antes y más delirio por el cuerpo ajeno.
Se deleitó con el sonido de un nuevo gemido de su parte y empezó a ser menos precipitada, pero más impetuosa en sus estocadas, lo cual provocaba una sensación más intensa sobre la intimidad de la mayor.
Sus manos se sintieron ansiosas de un momento a otro, por lo que sus brazos dejaron de acorralar la parte superior del cuerpo de Jennie y se posaron sobre su cintura para atraerla más hacia sí, buscando tener mejor estabilidad sobre su pierna.
Poco a poco fue bajando sus labios por sobre el escote de su vestido, logrando que la mayor se estremeciera ante ello e irguiera su espalda para alzar su pecho en respuesta. Y también, como acto reflejo, bajó una de sus manos hasta el trasero de la menor, el cual tomó y apretó sobre sus shorts para concentrar ahí la fuerza de su placer.
Estaba completamente perdida en la abrasadora sensación y solo creía necesitar más.
No podía negar la palpable sensibilidad que experimentaba en ese momento, que era tanta como para creer que podía correrse en cualquier instante gracias a la deleitable labor de la castaña. Pero esto se vio frustrado cuando la chica se detuvo y abandonó de golpe el espacio entre sus piernas, dejándola con una fuerte desesperación por dentro.
Vio a su alumna sonreírle con malicia al notarla desconcertada, para después sentir cómo descendía sobre sus piernas y se colocaba de rodillas frente a ella. Por lo que ahora, con cada mano de la chica sosteniendo sus muslos, solo hacía falta que abriera un poco más sus piernas y lo demás se quedaría corto a la imaginación.
Podría dudar de muchas cosas, pero jamás de la capacidad que Lisa demostraba tener para embelesar sus sentidos.
Y eso, bien podía ser bastante peligroso, o la mejor de sus desgracias.
•
•
•
•
📌
Este sigue siendo mi capítulo favorito y aparte fue publicado en la fecha de mi cumpleaños, amo <3
[100322]
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro