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twenty one

Jisoo se había pasado toda la mañana intentando contactar a Rosé, dejando algunas llamadas y varios mensajes en donde le pedía que hablaran sobre lo ocurrido la noche anterior, noche en la cual la misma había ignorado totalmente lo que pasó después y solo siguieron hablando de la situación de Lisa y la señorita Kim.

Jaehyun había pasado a recogerla a su casa como a eso de las dos de la tarde, por lo que tuvo tiempo para dejar de insistir por algunas horas, pero eso no eliminaba el tema de su mente. Peor aún cuando había besado a alguien mientras tenía novio, quien precisamente estaba a su lado, haciéndole una pregunta que claramente no pudo ser escuchada por la chica que estaba tan metida en sus pensamientos.

-¿Bebé? -la mano del chico se agitó frente a su rostro, intentando llamar su atención hasta que la pelimorado reaccionó un poco asustada-. ¿Qué tienes?

-N-Nada -se apresuró a decir-. ¿Qué me decías?

Se ganó una mirada extraña de parte Jaehyun, pero decidió ignorarlo y suponer que simplemente se había distraído por unos segundos, así que volvió a levantar el producto que tenía en sus manos y a hacer la pregunta de nuevo.

-¿Con picante o sin picante? -refiriéndose a las frituras que sostenía frente a ella.

Se encontraban en el supermercado luego de acordar una cita en casa de Jaehyun esa mañana, por lo que habían pasado a comprar unas cuantas cosas para comer mientras veían películas.

-Con picante -respondió, sonriendo para intentar olvidar el momento anterior.

-Bien, vamos -Jaehyun tomó las picantes y las puso en el carrito, empezando a caminar con Jisoo a su lado.

Luego de haber tomado unas cuantas bebidas y más frituras de otra sección, se dirigieron a las cajas de pago, en donde esperaron unos minutos a que las personas que estaban antes que ellos pagaran.

Mientras esto sucedía, Jisoo seguía sobre pensando las mismas cosas que hace horas no se iban de su mente, llegando a la conclusión de que no podía sentirse del todo culpable con Jaehyun por lo que había hecho.

Sabía que él no había hecho nada para merecer aquello, no hacía más que demostrarle lo mucho que la quería, pero lo pensaba una y otra vez y no podía deshacerse de aquel sentimiento tan fuerte que la invadía con tan solo ver a Rosé. Estaba pensando únicamente en sí misma y en lo que quería, por más egoísta que eso sonara.

-¡Chae! -escuchó a su lado, proveniente de su novio, haciendo que su corazón se detuviera por unos segundos.

En la fila de al lado se encontraba la chica que no abandonaba su cabeza, pagando unas botellas de vino a la cajera y levantando su rostro al escuchar su nombre salir de la boca de su amigo.

La rubia no dijo nada, solamente devolvió el saludo con su mano y le brindó una media sonrisa forzada. Terminó de pagar y tomó las botellas de vino, yéndose en menos de un minuto de ahí.
Jamás hizo contacto visual con Jisoo a pesar de saber que se encontraba ahí, decidió pretender no haberla visto.

La menor se quedó en completo silencio, perpleja al entender hasta ese momento que Rosé la estaba ignorando duramente a propósito y que no tenía intenciones de hablar con ella.
Eso logró golpear sus sentimientos de manera fuerte, provocando que sus ojos se nublaran debido a las lágrimas acumulándose ahí repentinamente.

Intentó disimular esto alzando su rostro para lograr que, de alguna forma, las lágrimas se regresaran y nadie la viera así, mucho menos Jaehyun, a quien abrazó después de evitar haber llorado.
El chico no notó nada extraño en la acción de su novia, por lo que correspondió al abrazo y dejó un beso en su frente después.

Tenía serios problemas que resolver consigo misma.

[...]

Horas más tarde, cuando Jennie había podido salir de casa de Lisa sin pasar ningún momento incómodo con su madre, se había despedido de ella y prometido verla en la escuela mañana, la menor finalmente se encontraba cocinando pasta para su madre, a petición de ella.

Esperándola a que llegara en una hora aproximadamente, terminó de cocinar y preparó rápidamente la mesa antes de ir a cambiarse de ropa.

Mientras tanto, Jennie estaba en su apartamento, sentada en uno de los sofás de la sala de estar, revisando su correo en la laptop, con sus lentes de lectura puestos y una expresión seria que demostraba su concentración.

Revisaba uno a uno los ensayos que habían enviado sus alumnos, restando puntos por cada detalle negativo que encontrara y enviando sus notas finales junto con las correcciones.

Curiosamente, al terminar de revisar todas las asignaciones recibidas, se percató de que no recordaba haber leído nada con el nombre de Lisa, así que volvió a revisar su correo para ver si se trataba de algún error suyo.

La tarea debía ser entregada, máximo, a la fecha de ayer, pero la de la chica no estaba por ningún lado, por lo que negó con su cabeza y pensó en llamarla luego para decirle que podía entregarla a más tardar el martes.

A su parecer, era entendible que lo haya olvidado, pues se la pasó con ella todo el fin de semana y estuvo ocupada con lo de su cumpleaños, por lo que la justificó de esa manera y siguió con lo suyo.

Revisó la hora a un costado de su computadora y vio que faltaba media hora para que Rosé llegara, por lo que la cerró y la dejó a un lado, poniéndose de pie para ir a cambiarse de ropa, pues estaba como cualquier persona un domingo por la tarde.

Se puso un jeans negro y una sudadera de color rosa pálido, para después regresar a la sala a recoger su laptop y otros papeles que tenía por ahí, dejando el espacio despejado y limpio de nuevo.

Un rato después, fue a abrir la puerta cuando tocaron el timbre de esta, recibiendo a la rubia dentro de su apartamento, quien entró con una bolsa de supermercado en sus manos.

-Ten -le dijo sin siquiera saludar, poniendo la bolsa sobre su pecho-. Traje esto para que no sea tan difícil pasar el rato contigo.

Jennie alzó sus cejas y soltó una risa burlona, cerrando la puerta después de tomar la bolsa y empezar a sacar las botellas de vino que venían dentro.

Rosé se quitó la larga chaqueta marrón que llevaba puesta y la dejó sobre el perchero de la entrada, entrando al previamente conocido apartamento de su ex maestra y ex novia.

-Además de que me urge olvidarme de unas cuantas cosas -murmuró más para sí misma que para que la escuchara la otra mujer.

-Eres todo un caso -comentó la mayor, caminando hacia la cocina, siendo seguida por la rubia-. Primero me odias y luego me buscas.

Puso las botellas sobre la encimera de la cocina y empezó a buscar en el cajón de abajo el sacacorchos para abrir una de ellas.

-No te equivoques, aún te odio, pero esto es importante -dijo Rosé mientras apoyaba sus codos sobre la encimera.

-Eres tan dulce -comentó con sarcasmo Jennie luego de encontrar lo que estaba buscando, a lo que Rosé respondió de manera sarcástica también, con una sonrisa y volteando los ojos.

El característico sonido del corcho saliendo por la boquilla sonó y la mayor fue a por dos copas en la alacena. Sirvió la botella en cada una y se sentó en una de las sillas de la mesada, Rosé hizo lo mismo, pero desde su lado, quedando al frente de la mujer.

-¿Qué es eso que te tiene tan patéticamente desesperada por beber alcohol hasta olvidarlo? -preguntó Jennie con cierto toque de burla en su tono de voz.

Rosé, quien pensó que había hablado lo suficientemente bajo como para que la mayor no haya escuchado lo que dijo al llegar, abrió sus ojos con sorpresa y la miró, intentando disimular aquello al beber de la copa.

-No empieces.

-Tú lo mencionaste, así que tú empezaste -contestó-. Ahora respóndeme.

Rosé soltó un suspiro antes de volver a beber, deshaciéndose del líquido rojo de la copa casi por completo en cuestión de segundos, a lo que la mayor sonrió burlescamente y volvió a servir un poco de vino en ella.

-Conflictos sentimentales, nada que te interese -dijo, viendo cómo la copa volvía a llenarse de nuevo.

-Oh, de hecho sí me importa ahora que lo dices así -sonrió ladinamente al pensar que se trataba de un posible amorío y quiso molestarla un poco-. ¿Qué te hicieron? ¿O es que no le puedes decir a tu crush que te gusta?

-Dios, cállate -bufó, evidentemente molesta ante las burlas de la mayor-. Te detesto.

-Estoy bromeando, Rouse, no te pongas...

-No te atrevas a llamarme así de nuevo -sentenció la menor, interrumpiéndola.

'Rouse' era el apodo que Jennie le había puesto a Rosé cuando aún estaban sentimentalmente involucradas, lo cual, por obvias razones, había cambiado al terminar y había vuelto a ser 'Chaeyoung'.

-Bien, pero deja el drama y ya dime qué tienes -la maestra rodó los ojos y bebió de su copa de vino.

-No vas a dejar de insistir, ¿cierto?

La mayor negó con su cabeza y volvió a sonreír al notar cómo Rosé se fastidiaba con su respuesta ante la situación, por lo que antes de decirlo, volvió a beber de la copa, acabando con su contenido por segunda vez.

La dinámica se repitió, Jennie llenó la copa de nuevo a la espera de una respuesta de su parte, la cual esta vez sí llegó.

-Me imagino que debes conocer a Jisoo, ¿no?

-Claro, es la mejor amiga de... -se detuvo un segundo ante sus palabras y todo conectó en su cabeza-. No me digas que... ¡te gusta Jisoo! -a eso, le siguió una fuerte carcajada de su parte.

-Ay, cállate. No he dicho que me gusta -se apresuró a responder, frunciendo el ceño.

-Sí, cómo no -replicó con sarcasmo-. Solo mírate, aquí, bebiendo con alguien a quien no soportas porque la niñita esa probablemente te tenga los sentimientos a flor de piel.

Rosé bebió vino al escuchar las fuertes y temidas palabras de Jennie, intentando negarlo todo en cuanto el líquido hubo pasado por su garganta.

-Deja de decir estupideces, ella no me gusta -afirmó, intentando más convencerse a sí misma que a Jennie-. Además, tiene novio y es mi amigo, que es lo peor del caso.

-¿Por qué dices que es lo peor si, según tú, no te gusta?

-¡Agh! Eres tan molesta -se quejó al darse cuenta de que tenía razón.

Sus mejillas se encontraban enrojecidas debido a que el alcohol ya comenzaba hacerse presente en su cuerpo, además de estar en una situación conflictiva respecto a sus sentimientos, y el hecho de estar hablando de ello con Jennie no era precisamente relajante.

Aún así, terminó su tercera copa y la puso a un lado, negando con su cabeza cuando la mayor volvió a llenarla, pero no le dijo nada más y la dejó hacerlo, sabía que se la tomaría toda dentro de un rato.

-Podré ser molesta, pero muy por dentro... -con su dedo índice tocó el pecho contrario-, sabes que es así.

Rosé se apartó, mirándola aún con el ceño fruncido y con el rostro ardiendo.

-Ya déjalo, es mi problema si me gusta o no -se levantó de la silla y entró a la cocina-. Ni siquiera vine acá para hablar de eso.

-Como quieras, yo solo te digo lo que ya deberías saber por lo obvio que es -contestó Jennie, alzando sus hombros mientras observaba a la rubia ir hacia su refrigerador.

Rosé sacó un recipiente que contenía queso cottage en él, dejándolo en la base de al lado del refrigerador y cerrándolo. Tomó unas galletas saladas que se encontraban cerca de la alacena y se las llevó de regreso a donde estaba sentada minutos antes, todo mientras la atenta mirada de Jennie la seguía en su trayecto.

-Adelante, tómalo todo, es tuyo -dijo, para después reír.

-Cállate, todavía que te voy a compartir -respondió, abriendo el paquete de galletas frente a la mayor, quien solamente volvió a reír.

-Me gusta cuando no actúas como si me odiaras.

-No sé de qué hablas, te sigo odiando. Pero eres lo único que tengo en estos momentos, lejos de mi círculo de amigos -dijo, con la boca medio llena por el queso y las galletas.

-Auch... -la señorita Kim fingió un dolor en su pecho, colocando ambas manos sobre él-. Eres tan agresiva.

-Lo sé, no pretendo ser amable contigo después de todo -contestó, volviendo a tomar el vino que había dejado del lado.

-Ro... Chaeyoung, yo no te hice nada -comentó tranquilamente-. Tú fuiste quien empezó a odiarme de la noche a la mañana desde que tu madre se enteró de lo nuestro.

-Jennie, ¿es que no te das cuenta de lo mal que estás? -preguntó, con una expresión incrédula en su rostro-. Lo que haces no está bien.

-Antes de eso no pensabas así.

-¡Bueno, pues cambié de opinión! -respondió de manera alterada, dando un manotazo sobre la encimera.

-Tienes serios problemas con tu carácter -replicó la mayor, negando con su cabeza al notar cómo se había puesto en segundos la chica-. Mejor cambiemos de tema y dime qué es lo quieres decirme sobre Lisa.

Rosé inhaló un poco de aire, tratando de calmarse, y soltándolo en un suspiro, bebiendo de su vino ante el silencio que se había formado. Se talló los ojos con su pulgar e índice antes de darle una mirada a Jennie.

-Termínate la copa, lo vas a necesitar, créeme.

[...]

Las manos de la pareja se encontraban entrelazadas, mientras las que quedaban libres tomaban algunas frituras del tazón. Jisoo había logrado olvidarse de todo por unas horas, mientras recibía mimos y palabras bonitas de parte de Jaehyun, al mismo tiempo que veían una película que estaba por acabar.

A los pocos minutos, esto sucedió, haciendo que la pelimorado suspirara ante el final y se despegara un poco del sofá en el que estaba recostada con su novio para estirar su cuerpo luego de haber estado tanto tiempo en la misma posición.

-Dios, me enojé tanto con el protagonista -comentó la chica, volteando a ver a Jaehyun-. Fue un tonto.

-Un tonto que pudo arreglar su error -contestó él, sonriendo al notar el cabello desordenado de su novia.

Jisoo rodó los ojos y no dijo más. Jaehyun se acercó a ella con la intención de acomodar la parte de atrás su cabello, la cual se había desordenado debido a la presión de él sobre el respaldo del sofá.
Su novia lo agradeció y le brindó una sonrisa tierna.

Aprovechando la cercanía, Jaehyun reposó su brazo izquierdo sobre el sofá, colocó su mano bajo el mentón de la menor y con eso la acercó a sí mismo. Dejó un corto beso en sus labios, siendo seguido de otro y otro, hasta que se convirtieron en uno más largo e intenso.

Las manos del chico se posaron sobre su cintura, atrayendo a la menor hacia su cuerpo y provocando que Jisoo quedara recostada por encima de Jaehyun.

Siguieron besándose de la misma manera, todo yendo aparentemente bien, hasta que las frías manos de su novio se adentraron en su blusa, tocando directamente la piel de su abdomen para desplazarse hacia su cintura.

La respiración de Jisoo se entrecortó al momento de que sus pensamientos y recuerdos invadieran su cabeza de nuevo, teniendo pequeños flashbacks de lo que había pasado con Rosé la noche anterior

No podía concentrarse en los labios de su novio, no podía sentir más que deseos de que las manos que se encontraban alrededor de su cuerpo fueran las de esa chica rubia que tanto la estaba haciendo sufrir con la incertidumbre.

Todo empeoró cuando el contacto de aquellas manos pasó de estar en su cintura a subir sobre su espalda, buscando deshacerse de su sostén aún con la blusa puesta. Jisoo no lo permitió y dejó ver su reacción un poco alarmada ante la situación, pegando sus manos sobre el pecho de Jaehyun y dando un empujón sobre él para apartarse de su cuerpo y del previo beso que seguían manteniendo.

Su novio frunció el ceño, entre asustado y confundido por la reacción de la pelimorado. Apartó sus manos de inmediato y las alzó medianamente, colocándolas a cada lado para denotar oposición.

-Jisoo, discúlpam-

-No -interrumpió-. Discúlpame a mí por golpearte, no debí reaccionar así.

Una de sus manos se encontraba tapando su boca con vergüenza, mientras aún seguía sobre las piernas de Jaehyun.

-Me pasé de la línea, no quería hacerte sentir incómoda -intentó disculparse de nuevo.

Jisoo no dijo una palabra más, solo se quedó mirando a la nada, con un vacío en el estómago y una maraña de pensamientos en la cabeza. Todo se le estaba juntando y se sentía abrumada ante tantas cosas.

Su novio, al notar esto, quiso distraerla e intentó cambiar el tema, pensando que la chica se encontraba nerviosa porque él había intentado sobrepasarse con ella.

-¿Sabes? Podríamos ir a-

-Te engañé.

No pudo contenerlo más y lo soltó, esas dos simples palabras salieron de su boca como dagas, apuñalando inmediatamente el corazón de Jaehyun, quien cambió su expresión en cuestión de segundos al escucharlas.
Su cuerpo se tensó, su respiración se aceleró, parpadeando varias veces tratando de procesarlo, incluso tragó grueso mientras miraba fijamente a la chica.

-¿Q-Que hiciste qué? -preguntó apenas.

-Te engañé, Jaehyun, te engañé con alguien más -repitió de nuevo, sintiendo mucha más vergüenza en ese momento.

Al escuchar la confirmación de aquello, Jaehyun apartó a la chica de sus piernas, casi botándola de ellas, por lo cual Jisoo no se quejó y se paró del sofá, siguiendo al chico, quien tenía sus manos juntas sobre su boca y empezaba a caminar por la sala.

-¿Quién fue? -preguntó, mirándola con los ojos enrojecidos-. ¡Dime con quién te acostaste porque le voy a partir la cara!

Jisoo casi se ahoga al escuchar aquello, empezando a negar frenéticamente con la cabeza.

-¿Quién ha dicho que me acosté con alguien? -preguntó molesta-. Dije que te engañé, eso no significa que acostarme con alguien sea la única manera de hacerlo.

-¡¿Ah, no?! ¡¿Entonces qué hiciste?! -preguntó de nuevo, totalmente fuera de sí por más que intentó vanamente mantenerse sereno-. ¡¿Acaso jugaron al papá y a la mamá, dándose besitos como putos niños de kinder?!

Jisoo estaba realmente asustada, jamás lo había visto de esa manera, mucho menos con ella. Quizás debió encontrar otra manera de decírselo...

-Jae, mira, cálmate por favor. Yo-

-No me pidas que me calme -habló en un tono frío, pero alterado aún-. No me pidas que me calme con lo que acabas de decirme.

-Bien, no te calmes, pero escúchame -pidió, poniéndose frente a él para poder verlo a la cara-. No fue un chico, fue una chica. Y sí, solamente nos besamos.

El silencio reinó en la sala, sintiéndose como el más largo de sus vidas, a pesar de haber sido solo por unos mínimos segundos en los que su corazón volvía a pegar contra su pecho con furia.

-¿Se supone que eso me tiene que hacer sentir mejor? -respondió finalmente, mostrando una sonrisa que era de todo menos de alegría-. Dime, ¿acaso se supone que me tengo que sentir mejor por haber sido reemplazado por una chica con la cual, de ninguna manera posible, puedo competir?

Jisoo negó con su cabeza, sin saber realmente qué decir a eso. No podía defenderse de ninguna manera porque Jaehyun tenía razón y ella era consciente de sus actos.

-Si no me vas a responder, al menos dime quién fue -volvió a hablar-. ¿Fue Lisa?

-No metas a Lisa en esto, ella no tuvo nada que ver -respondió de inmediato al escuchar el nombre su amiga.

-Entonces dime quién fue. ¿La conozco? -la menor asintió con temor en respuesta-. ¡Pues dime!

-¡Fue Rosé! -exclamó, alterándose ante los gritos del chico-. ¡Yo la besé primero y después ella me besó a mí, pero juro que solamente pasó eso!

Lo siguiente que escuchó fue un estruendoso impacto sobre el suelo, lo que la hizo retroceder asustada al sentir como pedazos de aquello cayeron cerca de sus pies.
Jaehyun había tirado de un puñetazo el jarrón con flores que se encontraba sobre el módulo de la televisión, logrando que este se hiciera añicos contra el suelo, en donde las flores se esparcieron también junto con el agua que tenían dentro.

-Esa imbécil me las va a pagar -buscó furiosamente su celular en su bolsillo-. Pero primero me va a escuchar.

Las manos de Jisoo temblaban, su cuerpo estaba helado y sus latidos iban a mil. Jamás pensó que Jaehyun reaccionaría de esa manera, o de ninguna realmente violenta.

Por un momento dejó de ver lo que hacía el chico e intentó buscar la mejor manera de salir de ahí sin que él se diera cuenta. Sentía la necesidad de escapar como si estuviese secuestrada en aquella situación, y temía que si hacía o decía algo más, Jaehyun fuese a ponerse aún más furioso.

-¡Maldita sea, no me contesta! -exclamó desesperado, guardando su celular y yendo hacia la chica-. Ven, nos vamos a buscarla.

Jisoo frunció el ceño y no pudo decir nada al ser tomada con brusquedad por el brazo, siendo guiada por Jaehyun hasta la puerta, en donde tomó las llaves del auto y salió con la menor.

-Súbete -la soltó, casi empujándola hacia la puerta del copiloto para que se subiera sola.

Dios, ¿qué había hecho?

[...]

Jennie se bebió hasta la última gota de la copa que tenía entre sus manos, llenándola una segunda vez en la noche mientras esperaba a que Rosé dejara de darle largas a la conversación.

-Yo... hablé con Jisoo anoche. Fui a su casa casi por la madrugada y... -se detuvo al ver la expresión que puso la mayor, alzando sus cejas sugestivamente para molestarla-, basta, intento hablar en serio.

-Ya, lo dejo. Continúa.

-Bien, fui con ella luego del problema afuera de la casa de Lisa, y ella me explicó algunas cosas.

-¿Te dijo que soy la mejor maestra del mundo y que su amiga no está en peligro conmigo por más que tú creas que sí? -intervino, casi interrumpiendo a la menor.

-Joder, ¿puedes cerrar la boca un momento? -dijo exasperada, acompañado de una mala mirada.

Jennie se rió de ella, sintiéndose complacida de estar acabando con su paciencia, pues de alguna manera tenía que cobrarse los corajes que la hizo pasar hace algunos años, y esa era la manera más sana que se le ocurría.

Decidió callarse únicamente porque le interesaba lo que estaba por decir, o de lo contrario estaría molestándola hasta que sus límites no dieran más y tuviera ganas de golpearla por ser un incordio.

-Y no, no eres la mejor maestra del mundo. Eres la peor. Tienes un grave problema ético y moral -espetó seriamente hacia la mujer, quien solamente rodó los ojos y bebió vino.

Rosé imitó su acción, pero esta vez bebió directamente de la botella, siendo que ya era lo último y quedaba otra más. Jennie negó con su cabeza y se hizo a la idea de que la rubia dentro de poco no podría ni mantenerse en pie.

El celular de Rosé empezó a sonar insistentemente, pero esta lo ignoró y hasta lo sacó de su bolsillo para apagarlo. Estaba harta de estar recibiendo llamadas y mensajes todo el día que solo le recordaban la realidad de lo que estaba sucediendo, y quería evitarlo a toda costa, no tenía cabeza para lidiar con eso cuando todo estaba tan fresco aún.

Estaba a punto de apagar por completo el celular, cuando vio que las tres llamadas perdidas recientes eran de Jaehyun, y solo empeoró cuando vio que también habían mensajes de Jisoo de hace no menos de un minuto, pero no eran mensajes como los que le había estado enviando todo el día, sino unos más preocupantes.


Rosé, por favor
6:35 pm
Necesito ayuda
6:35 pm
Jaehyun va hacia tu casa
6:35 pm
Tuvimos una pelea, le conté lo
que pasó entre nosotras
6:36 pm
Me metió al auto con él y está
muy enojado
6:36 pm
Contéstame por favor
6:37 pm
Tengo miedo
6:37 pm

Al leer eso, todos sus sentidos se alteraron, su respiración se cortó y no supo qué hacer. Quiso contestar rápido a sus mensajes, olvidando que sostenía la botella entre su mano derecha, por lo que la dejó caer accidentalmente sobre la mesa, provocando que se quebrara y el líquido se desparramara, manchando su ropa con él.

Maldijo tanto en su cabeza a quien sea que le estuviese dando esa suerte del asco.

Jennie rodeó rápidamente la encimera para llegar hasta Rosé, en donde la levantó por el brazo para apartarla del desastre que había hecho, evitando que siguiera manchándose más la ropa.

-Hazte a un lado -pidió la mayor, yendo a buscar un trapo a la cocina.

-Dios, lo siento. Déjame ayudarte -habló, empezando a recoger los pedazos cortados de la botella.

-¡No lo toques! -gritó Jennie, regresando con el trapo en sus manos.

Rosé se asustó por la reacción de la mayor, lo que hizo que soltara uno de los vidrios, pero al hacerlo, este pasó rozando la palma de su mano, cortándola levemente y dejando salir un poco de sangre de inmediato.

-¡Ah! Me asustaste, idiota -se quejó la menor-. ¿Por qué gritas?

-Justamente para evitar que te cortaras, idiota tú -replicó con preocupación y molestia.

-Pues de todas formas me corté, ¡agh! -volvió a quejarse al sentir la herida arder.

-Claro, porque no piensas antes de hacer las cosas -contestó con obviedad-. Ve a lavarte al baño, ya.

Rosé no esperó más y se fue directo al cuarto de baño para lavar la herida, mientras que Jennie se quedó limpiando todo y recogiendo muy cuidadosamente los trozos de vidrio con la manta en su mano para protegerse. Se preguntaba qué era lo que había visto en su celular para llegar a ocasionar todo eso.

Esa situación claramente quedó en el olvido de Rosé, ya que aquel accidente ocupó su cabeza de inmediato.

Con eso en mente, terminó de limpiar lo más que pudo y se dirigió hacia su habitación, saliendo después con una camiseta cualquiera entre sus manos y caminando hacia el cuarto de baño de visitas, donde estaba Rosé.

Al entrar, vio a la rubia solo dejando caer agua sobre la herida, por lo que dejó la camiseta sobre la tapa del váter y se acercó por detrás, escabullendo sus brazos por cada lado del cuerpo ajeno para tomar la mano de la cual aún seguía saliendo sangre. Rosé la miró por el espejo luego de asustarse un poco con su repentina aparición.

-Tienes que presionar -le dijo mientras hacía eso mismo por ella.

Jennie apagó la llave del agua con su otra mano y siguió presionando sobre la herida, viendo cómo poco a poco dejaba de manchar su propia mano con la sangre contraria.

-Mantenlo ahí -tomó la mano libre de Rosé y la puso sobre la herida, obligándola a que siguiera deteniendo el flujo de sangre ella misma-. Voy a buscar algodón y unas vendas.

Se despegó de su espalda y fue a buscar lo que había dicho, regresando muy poco después para encontrarla en la misma posición de antes, por lo que la giró tomándola por los hombros, quedando de frente la una con la otra.

La rubia solo se dejaba hacer y observaba tranquilamente cómo Jennie tomaba su mano entre las suyas para limpiar los restos de sangre que quedaban y luego colocar con cuidado la tira adhesiva sobre la palma de su mano.

El silencio era tan fúnebre, que Jennie incluso podía escuchar la respiración de la chica mientras le curaba como era debido, por lo cual se la quedó mirando unos segundos con una expresión de incredulidad.

-¿Qué tienes? -preguntó burlonamente-. Parece que te cortaron la lengua y no la mano.

La mirada perdida de la menor se posó sobre la de Jennie, reaccionando en ese instante mientras negaba con su cabeza.

-Nada, solo me mareé un poco -respondió.

-Con media botella de vino encima es lo menos que puedes esperar -contestó entre risas suaves.

Rosé hizo una media sonrisa forzada con sus labios, apartando su mano de la mayor y tocando su blusa blanca, la cual se encontraba tintada con una enorme mancha roja en la zona del abdomen y algunas salpicaduras sobre su pantalón amarillo también.
Jennie lo notó y fue a por la camiseta que había traído consigo.

-Quítate la blusa.

Recibió una mirada extrañada por parte de Rosé, quien luego notó la camiseta que tenía entre las manos y se relajó un poco.

-No me voy a cambiar contigo aquí, pervertida -replicó con el ceño fruncido.

-No es nada que no haya visto ya -contestó después de reírse ante la respuesta de la menor-. Apresúrate, pondré a lavar esta antes de que la mancha empeore.

Rosé siguió viéndola mal, cruzándose de brazos ante sus palabras para oponerse a hacer tal cosa. Se quedó así por unos cuantos segundos, hasta que logró que la mayor cediera, dándose la vuelta para no verla cuando estuviese quitándose la blusa.

Terminó de colocarse la que Jennie le había brindado y le avisó que ya podía voltearse. Le extendió la blusa manchada y la mayor la tomó para llevarla a lavar.

-Oye... -escuchó a Rosé quejarse antes de salir del cuarto de baño-, voy a tomar otra bandita, la sangre sigue saliendo.

-Ven acá -se acercó a ella de nuevo, dejando la blusa sobre la base del lavamanos-. Te aplicaré algo antes de que te pongas otra.

Jennie buscó nuevamente algo en la caja de primeros auxilios, sacando después una pequeña botella de agua oxigenada y más algodón. Tomó la mano de Rosé otra vez y le quitó la curita que tenía antes, lanzándola al bote de basura y yendo a aplicar un poco del agua en el algodón, para después dar toquecitos sobre la herida con ello.

La rubia se quejó al sentir un leve ardor, mas no dijo nada fuera de eso. Solo volvió a quedarse callada por mucho tiempo, observando cómo la mujer desinfectaba la herida por segunda vez, logrando que dejara de sangrar más.

-Eso... eso arde -comentó-. Pero me
gusta.

Jennie levantó la mirada hacia la chica, quien arrastraba las palabras que iba diciendo, dejando en claro que el alcohol ya había hecho efecto en su cerebro, por lo que solo la ignoró y siguió terminando de limpiarla una vez más. Cuando de repente, una mano se posó sobre su cara, acariciando toscamente su mejilla.

-¿Qué haces? -preguntó ante el extraño contacto con su rostro.

-Shhh... -susurró, bajando su mano y posando su dedo índice sobre los labios de Jennie-. No hables.

-Pero-

-Cállate. Me gustas más cuando no me martirizas con tus palabras...

-¿Estás diciendo que te gusto? -preguntó por encima de su dedo.

La menor empezó a reírse de la pregunta de Jennie, escuchándose totalmente como una persona que no está en sus cinco sentidos. Porque no lo estaba, pero intentaba aparentarlo.

-Eso quisieras -dijo entre risas-. Es solo un decir. Me refería a que puede que tal vez me agrades un poco cuando no me hartas con tus comentarios estúpidos.

Luego de decir eso, casi se resbala por lo mojado que había quedado el piso en un intento de acercarse a Jennie, quien logró mantenerla de pie, evitando su caída.

-¿Ah, sí? -preguntó con burla, sosteniéndola por la cintura-. ¿Lo dice la que no puede ni quedarse en un mismo lugar sin querer besar el piso de lo borracha que está?

-S-Sí, realmente te odio... -respondió con el pulso acelerado por el reciente susto al casi caer-, te detesto y... y...

-¿Y... ? -secundó Jennie, mofándose de la menor en cuanto esta se quedó sin palabras.

Se acercó a una distancia peligrosa del rostro de la mayor, quien hizo hacia atrás su cabeza al sentir el aliento de Rosé golpear contra su cara, tratando de evitar que fuese a hacer una locura.

-No pareces odiarme en estos momentos -dijo, sintiendo cómo la chica volvía a acortar la distancia que ella había puesto.

Los brazos de Rosé rodeaban el cuello de Jennie, sosteniéndose de ahí para no caer, siendo posible también con el firme agarre en su cintura.

-¿Ah, no? Pero s-sí... -hipó una vez antes de seguir hablando-, que sí, y bastante.

La distancia entre sus labios era tan minúscula, que solo hizo falta que Rosé se impulsara un poco con sus talones para dejar caer sus labios sobre los contrarios.

Jennie no era tonta, sabía que todo ese teatrito que se estaba montando la menor desde hace unos segundos era para llegar justamente a eso, por lo que la había dejado continuar para ver hasta dónde llegaba.

Al momento en que sintió sus labios chocar con los suyos, no esperó más para apretar el agarre en su cintura y apartarla rápidamente de ella.

-No, Rosé -dijo, limpiando sus labios con el dorso de la mano, manteniendo un tono de voz suave y calmado-. ¿Por qué lo haces? ¿Qué es lo que buscas con esto?

-Nada, simplemente quería saber si eres tan cínica como para aceptar un beso... mío, pero ya veo que todavía te queda un poco de decencia y respeto.

-Basta de jueguitos, tú me dejaste a mí y ya lo superé, ahora supéralo tú, que es lo que se supone que debiste haber hecho hace tiempo -respondió de manera bastante seria-. Además, si quieres algo con Jisoo, no la cagues haciendo estas tonterías. Yo tampoco lo haré con Lisa por alguien tan inestable como tú.

Las palabras dichas por Jennie lograron calar muy duro en Rosé, lo cual hizo que se callara por unos segundos, respirando profundamente antes de siquiera contestar algo.

-Eres tan ingenua -empezó a negar con su cabeza, entrecerrando sus ojos al mismo tiempo-. Por eso juegan contigo. Por eso Lisa te está usando para su beneficio y tú piensas que van a tener un amor de secundaria como el que nunca pudiste tener.

Ahora las palabras de Rosé fueron las que calaron bastante más duro en los sentimientos de Jennie. Había sido la respuesta perfecta para dejarla callada y con una presión en el pecho que no supo definir si era por el enojo hacia ella o por lo que acababa de enterarse.

Soltó un suspiro, apartando sin cuidado a Rosé de la entrada, para después salir por la puerta sin decir nada.

¿Lisa quería jugar? Pues iban a jugar.


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