twenty
El insistente vibrar del celular sobre la mesa de noche fue el causante de que, una castaña que se encontraba plácidamente dormida, abriera sus ojos por primera vez en el día.
La habitación, aún estando a oscuras debido a las cortinas abajo, hizo que pensara que todavía era de madrugada, pero en cuanto tomó su celular a ciegas y luego vio la hora, reaccionó e intentó incorporarse sobre la cama, lo cual le fue impedido por una mano que abrazaba su cintura y otra que se había quedado bajo su cabeza.
Ni siquiera era consciente de aquello hasta que sintió el agarre sobre su cuerpo al tratar de levantarse. Giró su cabeza un poco hacia atrás y ahí vio cómo su maestra estaba aún dormida, con la nariz pegada a su nuca y una de sus piernas pasando por encima de su cadera.
La noche anterior habían visto la película completa y al terminar se quedaron comentando sobre ella por un par de minutos. Luego, empezaron a contar cosas de sí mismas que eran del interés de la otra, hasta que en un momento en que Jennie fue al baño, se encontró con que la menor se había quedado profundamente dormida bajo las sábanas.
Fue ahí cuando decidió apagar la TV y las luces para recostarse a descansar con Lisa, y con el pasar de las horas en la madrugada, sus cuerpos se fueron uniendo hasta quedar en esa posición en la cual cada una disfrutaba del calor de la otra.
El celular continuó vibrando, ahora en una llamada entrante de parte de Rosé. Lisa no quería contestar con la señorita Kim ahí presente por más dormida que estuviera, así que, con toda la delicadeza del mundo, tomó el brazo que se ataba a su cintura y lo alejó muy lentamente hacia atrás, para después hacer lo mismo con la pierna.
Logró salir de ahí sin despertarla, solo causando que se moviera en busca de lo que estuvo sosteniendo por mucho tiempo, pero se solucionó con una almohada que colocó en reemplazo de su cuerpo.
Corrió en puntitas hacia el cuarto de baño y se sentó sobre la base firme de mármol del mueble del lavamanos. Devolvió la llamada a Rosé y en cuanto hubo contestado la escuchó un poco más calmada que ayer.
-Hola, Lisa. ¿Cómo estás? -preguntó al otro lado-. ¿Cómo te la pasaste ayer?
-Hey, Rosie. Pues, si omitimos la parte en donde casi despiertan a la mitad de mis vecinos con sus gritos, se podría decir que bastante bien -respondió, soltando una risa al final.
-De verdad lo siento por eso, no me comporté de la mejor manera.
-Ya, déjalo. Podemos hablarlo mejor hoy a la noche, si quieres, Jisoo lo sabe de todas formas -Lisa empezó a jugar con sus pies colgantes.
-Ah, sí, respecto a eso... -se escuchó un tono dudoso en su voz antes de continuar-. ¿Te parece si lo posponemos?
Lisa frunció el ceño en confusión y por un momento pensó que Rosé quería evitarla por lo de ayer.
-¿Es por lo de ayer? Porque si es por eso, yo...
-No, tranquila, no es eso. Es solo que me surgió un imprevisto y no creo estar disponible para pasar la noche con ustedes. Por eso es mejor si lo pasamos para otro día, ¿sí?
-¿Estás segura?
-Sí, te lo prometo. Avísale tú a Jisoo, por favor. Hablamos luego de lo de ayer, ¿está bien?
Algo no cuadraba en la cabeza de Lisa, todo esto la estaba confundiendo, pero realmente no sabía qué. La actitud de Rosé se sentía un poco extraña y le costaba creer eso de su "imprevisto".
-Claro, no te preocupes, yo le escribo en otro momento. Pero oye... Estamos bien, ¿no?
La señorita Kim apareció por la puerta del baño de repente, con una expresión que dejaba ver su rostro medio dormido aún y haciéndose un moño suelto en lo alto de su cabeza.
-Claro, me interesa que estés bien, es todo.
Lisa le sonrió a la mayor y, al verla acercarse, señaló con su índice el celular y formuló con sus labios un "Es Rosé." para que Jennie pudiera leerlos.
-Gracias. Y está bien, lo organizamos otro día.
La señorita Kim se colocó entre medio de las piernas semi abiertas de Lisa y pegó su oreja cerca del altavoz por donde se escuchaba solo un poco la voz de la otra chica.
-Vale, linda. Nos vemos -luego de eso, la llamada finalizó.
-Vili, lindi. Nis vimis -repitió con voz burlesca la mayor.
Se apartó del celular, pero mantuvo su puesto en medio de las piernas contrarias y reposó sus manos sobre sus muslos cubiertos por la tela del pants que aún llevaba puesto.
Lisa rió y luego le dio un suave empujoncito en su hombro a modo de reproche-. Basta -dijo.
-¿Qué quería ahora tu amiguita? -preguntó, queriendo molestar un poco a la menor.
Como respuesta, rodó los ojos e intentó apartar a Jennie de sus piernas, a lo que esta afirmó más su agarre y no la dejó quitarla, con una sonrisa retadora en sus labios.
Lisa suspiró y se dejó tomar para no apartarla, pues no era lo que realmente quería.
-Quería cancelar la pijamada que habíamos planeado para hoy -respondió, ubicando sus manos sobre sus hombros.
-¿Por lo de ayer? -preguntó.
-Pienso lo mismo, pero ella afirma que es por otro compromiso y que no se podrá quedar con nosotras toda la noche.
-Hmm, yo creo que seguramente aún sigue afectada por todo esto -dijo mientras se alzaba de hombros-. Pero quién sabe.
Lisa no contestó, simplemente lo evaluó en su mente y se resignó a quedarse con la duda. La mayor notó esto y decidió dejar el tema. Luego le robó un beso a la castaña y ubicó sus manos sobre su cintura.
-¿Dormiste bien? -preguntó, acariciando sobre el suéter.
-Sí, estaba muy cansada y no pude evitar dormirme, pero fue lindo despertar así -respondió con una sonrisa, jugando a devolver las caricias sobre el costado del cuello de la mayor.
Su mano bajó hasta el elástico de los pants, para después escabullirla por la parte de la espalda baja. Lisa se irguió un poco ante las cosquillas que eso le provocó y le sonrió a su maestra antes de que esta bajara más hasta llegar a su trasero.
Su expresión fue tomada como un permiso para continuar con lo que hacían sus manos, por lo que la señorita Kim se abrió más espacio entre sus piernas y dejó un beso rápido sobre su cuello.
Las manos ubicadas sobre su trasero comenzaron a apretarlo con delicadeza a medida que sus besos pasaban hacia los labios de la menor. Se mantuvo ahí por unos segundos, antes de alejar sus manos para apretar las caderas de la menor, intentando hacer que se bajara del mueble del lavamanos.
-Ven, vamos a darnos un baño -susurró con una sonrisa, mientras apartaba el cabello de los hombros de Lisa.
La menor sonrió y procedió a bajarse de donde estaba sentada luego de que la señorita Kim le dejara el espacio suficiente para hacerlo.
Sin necesidad de alguna instrucción o petición de más, se sacó el suéter que llevaba puesto y lo tiró hacia donde estaba ubicada anteriormente, haciendo lo mismo con su pants, el cual dejó ahí mismo en el suelo y que ya recogería después. Todo bajo la atenta mirada de su maestra.
Antes de que Lisa pudiera continuar quitando su ropa interior, unas manos en su cintura la empujaron contra la base del lavamanos, del cual se sostuvo rápidamente para no golpearse. A través del espejo podía ver a la señorita Kim sonriéndole con lascivia, para después sentir su cuerpo pegarse al suyo por detrás.
-Inclínate un poco más -ordenó a sus espaldas.
Lisa obedeció y se inclinó más sobre la base, acomodándose sobre sus codos y estirando un poco más su cuerpo, lo que provocó que su trasero se levantara y se pegara más contra la pelvis de la mayor.
Por más que no quisiera, tuvo que apartarse un poco de su cuerpo para tomar cada lado de las bragas de la menor y tirar de ellas hacia abajo. Estas se deslizaron por sus piernas y cayeron al suelo, al igual que su pantalón anteriormente.
Ahora que estaba completamente desnuda ante Jennie, un escalofrío recorrió todo su cuerpo al sentir su intensa mirada a través del espejo, y al mismo tiempo una mano escabulléndose entre medio de sus muslos.
La mayor solamente acarició la zona y rozó intencionalmente el costado de su mano contra el pubis de la menor, alejándola a los pocos segundos de haberlo hecho.
Las piernas de Lisa temblaron ante esto, pero siguió sosteniéndose del lavamanos y observando a la señorita Kim desde el espejo.
Al sentir que ya no había ninguna mano ajena sobre su cuerpo, se giró para encarar a la mayor, yendo directamente hacia ella y colocando sus manos en el borde de su suéter.
Jennie tuvo la intención de tomar sus labios de nuevo, pero Lisa apartó su rostro rápidamente, recibiendo una mirada ofendida de parte de la mujer acompañada de una sonrisa retadora.
Sin decir nada, se agachó un poco y tomó los bordes del short que estaba usando la señorita Kim, para después bajarlos por sus piernas y tirarlos al suelo, sorprendiendo a la mayor ante tal acción.
Hizo lo mismo con su suéter, quitándolo y dejándolo a un lado, para encontrarse por primera vez con el cuerpo semidesnudo de su maestra, quien le sonrió desde su lugar. Así que, dando acceso a que la menor continuara con lo que hacía falta, se giró hacia el lado contrario para que le fuese más fácil.
A diferencia de Lisa, Jennie se había dejado puesto su sostén para dormir, por lo que tuvo que quitarlo en ese momento, despojándola de él en unos segundos antes de bajar sus bragas también.
Al finalizar, la señorita Kim volvió a ponerse frente a Lisa, apartando su cabello tras sus hombros y acercándose a ella para tomarla por la cintura.
Sin decir nada, la llevó hacia la ducha y cerró la pequeña puerta de vidrio detrás de ellas luego de haber entrado.
El espacio de la ducha era bastante amplio, por lo que no hubo problema al estar ambas dentro. Lisa se volteó para prender la ducha y nivelar el agua a una temperatura tibia, ya que aún hacía un poco de frío.
Las gotas empezaron a cernirse sobre sus cuerpos, mojándolas casi por completo al instante. La menor estaba tratando de no mirar el cuerpo de su maestra, pero era casi imposible teniéndola así de cerca.
Tomó la barra de jabón que se encontraba en el pequeño estante de los productos de baño que se aplicaba y comenzó a pasarlo por su cuerpo.
Al terminar, la señorita Kim se lo quitó de las manos, cerrando por un momento la llave del agua que aún corría en medio de ellas. Luego, tomó la mano derecha de Lisa, colocándola en la suya sobre el jabón.
-¿Me ayudas a mí también? -preguntó con falsa inocencia.
La menor asintió con una media sonrisa nerviosa y una vez Jennie soltó el jabón, empezó a pasarlo ella misma sobre el cuerpo contrario, iniciando sobre sus hombros hasta sus clavículas, para después cubrir su pecho con las pequeñas burbujas que dejaban en su piel.
Al llegar a los senos, la señorita Kim puso su mano sobre la suya, haciendo que Lisa fuera más lento ahí, enjabonando en dirección a la figura de sus senos, dando una, dos, tres, incluso cuatro pasadas sobre cada uno. Lo que poco a poco fue provocando que sus pezones se pusieron duros al tacto y Lisa pudo sentirlo bajo su mano.
Suspiró antes de hacerla bajar sobre su abdomen y dejando libre su mano de nuevo, la cual siguió su camino después de pasar por su cintura hasta su vientre, para seguir enjabonando sobre su pelvis y luego su pubis, en donde acarició delicadamente con su mano sin ir más allá.
Luego de eso, se arrodilló sobre el suelo de la bañera para continuar con sus piernas. La posición sorprendió a la mayor, quien la observó desde arriba expectante, mientras que Lisa siguió con su trabajo y empezó a dejar las burbujas de jabón sobre sus muslos, subiendo y bajando sus manos unas cuantas veces para asegurarse de que estaba cubriéndola muy bien.
La tensión empezó a aumentar cuando sus manos obligaron a la mayor a separar sus piernas, con la excusa de que tendría que pasar por ahí el jabón. Jennie sonrió, poniéndose tensa al momento en que las manos de Lisa se desplazaron por su entrepierna, puesto que le causaba cierta excitación todo del momento.
Se mantuvo ahí por unos segundos, sintiendo cómo la menor masajeaba sus muslos y la hacía apretar los dedos de sus pies cuando sentía sus manos llegar muy cerca de la zona peligrosa.
Lisa, quien había dejado el jabón a un lado, levantó la mirada hacia el rostro de la mayor, antes de deslizar sus manos hacia atrás del cuerpo contrario, en donde las desplazó desde la espalda baja hasta el trasero, apretando este por unos segundos y soltándolo. Como respuesta, recibió un pequeño jadeo y vio cómo la señorita Kim apretaba sus labios después.
Para esto, la menor sonrió traviesa y abrió un poco más las piernas de Jennie, sosteniéndose de ellas para acercar su rostro al centro. Sus labios hicieron contacto con la piel mojada de la mayor, dejando una línea de cortos besos que bajaban por su vientre hasta llegar a su pubis, en donde se detuvo para levantar su rostro y darle una mirada a Jennie.
La mirada cargada de placer que le otorgó su maestra fue motivo suficiente para querer bajar más sobre su centro, por lo que sus labios se ubicaron justo al inicio de su abertura, rozando su clítoris con ellos.
La impaciencia estaba jugando con su calentura en ese momento, por lo que tomó a Lisa del brazo y la levantó del piso, dejándola aturdida ante lo repentino que fue. Encendió la llave de la ducha e hizo que limpiara sus manos con el agua, dejándolas sin rastros de jabón, y luego volvió a cerrarla.
Su espalda se pegó a la fría y mojada pared de mármol, abriendo de nuevo sus piernas para después tomar una de las manos de Lisa y colocarla directamente sobre su centro.
La menor sintió una corriente recorrer su estómago al tener el contacto de sus dedos contra los labios vaginales de su maestra. La humedad de estos provenía de la reciente agua que caía sobre sus cuerpos, pero al empezar a moverlos lentamente iba sintiendo cómo algo, un poco más viscoso, llenaba sus dedos.
Según había aprendido recientemente, aquello se trataba del fluido que manchaba sus bragas cuando algo la excitaba de manera sexual, por lo que al notar lo mismo en la señorita Kim no le sorprendió en absoluto, sino al contrario, le agradó saber que causaba la misma reacción en ella.
Su muñeca estaba siendo tomada por la mano de la mayor, quien guiaba los movimientos de sus dedos sobre su centro, hasta que Lisa tomó de esta y la apartó en señal de que ella sabía qué hacer ahora, o al menos quería intentarlo.
El vientre de Jennie se contrajo cuando la menor separó sus labios y encontró su clítoris, empezando a jugar con él en círculos, todo con un roce suave y delicado. Mientras, su boca se dirigía hacia sus senos, en donde se agachó un poco para tomar uno de ellos entre su boca y pasar su lengua repetidas veces sobre su pezón, hasta tomarlo entre sus labios y succionarlo.
La cabeza de la señorita Kim se apoyó sobre la pared ante esto, ahogando varios sonidos de goce en su garganta. Cada segundo que pasaba la hacía calentarse más y más, siendo la iniciativa de Lisa la que lo provocaba. Teniendo en cuenta que era su primera vez haciéndolo, no podía quejarse de absolutamente nada.
La menor tomó la pierna contraria y la levantó a la altura de su vientre, para así tener mejor acceso a la vulva de la mayor, quien se sostuvo de la pared para evitar caer. Así, Lisa tuvo mayor movilidad para su mano y pudo volver a hacer lo suyo.
Tomó parte de su lubricación y siguió acariciando su clítoris, de adelante hacia atrás y en círculos de nuevo. Se pegó al cuerpo contrario, sin dejar de masturbarla, y subió el rostro hasta su cuello, en donde ubicó sus labios para dar besos cortos a lo largo de este y también unas ligeras succiones.
La señorita Kim tomó la parte de atrás de la cabeza de Lisa para mantenerla ahí por más tiempo, indicando que le gustaba sentir su boca haciendo travesuras sobre la piel de su cuello. Y su voluntad fue concedida hasta que ella misma decidió detenerla, tomando el cabello contrario entre sus dedos y tirando de él cuidadosamente para separarla, haciendo que Lisa la mirara a los ojos, con sus labios rojizos e hinchados por estar jugando con su cuello.
Jennie le sonrió lascivamente antes de impulsar su cabeza a rozar sus labios contra los suyos, uniéndose en un beso bastante intenso, en el cual sus lenguas se hicieron presentes a los pocos segundos de haber iniciado.
Los dedos de Lisa se detuvieron por un momento allá abajo ante la atención que le estaba dando al beso, lo cual hizo que la señorita Kim gimiera contra su boca y, aprovechando que aún tenía su mano enredada entre su cabello, tirara de este para separarlas.
-No pares -ordenó con voz profunda por la excitación.
Lisa asintió, disculpándose mentalmente porque de inmediato volvieron al anterior beso. Siguió otorgándole aquel intenso placer a la mayor con sus dedos, intentando concentrarse en ambas cosas a la vez para hacer disfrutar a su maestra, lo cual sin duda estaba logrando.
Sus lenguas chocaban cada tanto en la urgencia de sentirse cerca, de deleitarse con la calidez de sus cavidades y la suavidad de sus belfos, más la fricción de sus pechos aumentando el enardecimiento entre sus organismos.
Y al pasar los minutos, la señorita Kim empezó a sentir la necesidad de tocar a Lisa, viéndose en un pequeño conflicto al necesitar correrse primero, por lo que volvió a tomar la mano de la menor y guiarla para que la masturbara de una manera que sabía que la haría terminar más rápido.
Su mano libre se posó sobre el hombro contrario para sostenerse y Lisa se dejó guiar por ella, adaptando sus movimientos a los que la mayor le indicaba. Aquello consistía en presionar más sobre su clítoris y desplazar sus dedos de manera rápida de lado a lado.
La señorita Kim gimió sin ninguna inhibición esta vez al sentir cómo su orgasmo recorría todo su vientre hasta salir por su vagina, la cual sentía palpitar luego de esa fuerte liberación. Los dedos de Lisa quedaron empapados de los fluidos de la mayor, por lo que los sacó de entre medio de sus piernas y pensó en limpiarlos luego con el agua, pero no tenía en cuenta que Jennie la haría llevarlos hasta su boca para que los limpiara ella misma.
Sus dedos medio y anular fueron impulsados dentro de sus labios por la mayor y ahí los aprisionó contra su lengua, la cual pasó a lo largo de estos para limpiarlos de los fluidos y luego los sacó, tratando de no apartar la mirada de la de Jennie.
Ni siquiera tuvo tiempo de emitir una sola palabra debido a que la mayor la había tomado de la cintura para invertir sus posiciones, quedando ella ahora con la espalda pegada a la pared y su maestra al frente, abriéndole las piernas con premura.
-Date la vuelta -pidió al tener una mejor idea.
Lisa obedeció sin rechistar y se giró, poniendo ahora sus manos sobre la pared y dejando su espalda y trasero expuesto ante la mayor. Lo frío del mármol hizo que sus pezones se endurecieran sobre él, aumentando su sensibilidad, la cual ya era bastante ostensible desde que tocó el cuerpo de la señorita Kim y le brindó un orgasmo que jamás olvidaría.
Así que, con eso en mente, su propio cuerpo la alentó a sentir cada roce un poco más intenso que lo usual y manifestándose en lubricación de su entrada.
La señorita Kim la tomó por los hombros y se acercó a ella por la espalda, poniendo sus labios sobre su oreja y bajando una de sus manos para posarla sobre su trasero.
-¿Qué opinas de ir un poco más allá de la última vez? -preguntó suavemente en su oído.
-S-Sí... -su voz salió entrecortada debido a la situación y al mucho tiempo que había pasado sin hablar.
Ni siquiera sabía realmente a qué se refería la
mayor con "ir más allá de la última vez", pero en ese momento podría decirle que sí a todo, solo necesitaba sentir tanto placer como el que había brindado hace unos minutos.
Luego de haber tenido su consentimiento, Jennie sonrió y se alejó de su oreja, bajando la mano que tenía puesta sobre su trasero hasta la zona en donde se encontraba la entrada de la menor. Notó cómo por encima se podía sentir la humedad de su parte y aprovechó para esparcirla hasta su clítoris, en donde acarició por unos segundos.
Lisa tensó su piernas y hundió su espalda, haciendo que su trasero se elevara más en busca de aquel toque que la estaba volviendo loca. Fácilmente podría correrse en ese momento, pero trataría de contenerlo un poco más para saber qué es lo que pretendía hacer su maestra.
Se le dificultó un poco hacerlo, ya que el roce de sus dedos y el jugueteo en su clítoris eran bastante tentativos a un orgasmo preciso, pero fue salvada al momento en que aquello se detuvo, lo cual la aturdió un poco y giró un poco su rostro para ver por qué había parado, pero tuvo su respuesta a los pocos segundos, cuando sintió un dedo ubicándose sobre su entrada.
El dedo medio de la señorita Kim intentaba ser lo más suave posible al deslizarse poco a poco dentro de su hendidura. Lisa soltaba pequeños gemidos a medida que iba empujándolo lentamente con facilidad gracias a lo mojada que se encontraba y dejándolo quieto cuando estuvo dentro completamente para que se adaptara.
Su interior se sentía cálido y apretado alrededor de su dedo, por lo que empezó a penetrarla a los segundos, queriendo disfrutar más de esta sensación, mientras que Lisa experimentaba cierta incomodidad al ser la primera vez que algo se introducía en su vagina. No lo consideraba algo malo ni doloroso, solo era nuevo para ella.
Con la otra mano, Jennie se dispuso a continuar acariciando su clítoris, intentando distraer cualquier incomodidad que le causara su dedo dentro de ella, provocando así, que esto le gustara al poco tiempo de hacerlo.
Lisa soltó varios gemidos cuando las penetraciones se volvieron constantes, sintiendo una mezcla de extraño placer cuando la mayor introdujo un segundo dedo. Empezando así a follarla con su medio y anular, Jennie fue cuidadosa de no lastimar a la menor, pero asegurándose de darle mucho placer.
Sus gemidos empezaron a escucharse por todo el baño al momento en que su maestra encontró su punto dulce dentro de su vagina, así que intentó mantenerse ahí al darse cuenta de cómo la menor alzaba más su trasero y se pegaba más a ella en busca del placer que esta acción le brindaba.
La señorita Kim la mantuvo aprisionada contra la pared con una mano en su hombro, haciendo que su pecho chocara repetidamente contra esta y Lisa gimiera ante la sensación fría de la pared contra sus pezones.
Su mano empezó a crear un sonido obsceno al golpear contra su trasero al penetrarla, por lo que continuó deleitándose de él por unos segundos más mientras se concentraba en curvar sus dedos hacia arriba y así seguir tocando el punto de la menor.
Lisa no pudo contenerse más y alejó una de sus manos de la pared para llevarla hacia sus senos, en donde tomó uno de sus pezones y empezó a apretarlo entre sus dedos, jugando con él con fuerza porque le gustaba la sensación que le generaba y, de alguna forma, le ayudaba a concentrar la fuerza de su emoción en otra parte.
La sobrecarga de placer la haría correrse en cualquier instante, puesto que también seguía siendo estimulada desde su clítoris, aparte de los dedos entrando y saliendo con exuberancia de su interior, y ahora las caricias brindadas por sí misma en sus senos.
Es por eso que, tal y como era de esperarse, la mayor sintió una presión fuerte alrededor de sus dedos, seguido de un alto gemido que expresaba todo lo que aquella chica estaba sintiendo en ese momento, más un pequeño líquido recorrer sus mismos falanges.
Cuando eso hubo pasado, Lisa relajó su pelvis y soltó el fuerte agarre interno que tenía sobre los dedos de la mayor, dejando que esta los sacara de su interior y su flujo escurriera tras ellos. Su respiración agitada y sus piernas temblorosas la hicieron caer de rodillas al suelo, sosteniéndose aún de la pared, ahora con ambas manos.
Esta vez fue el turno de Jennie, quien se llevó ambos dedos recién salidos del interior ajeno a su boca, chupándolos para limpiar cada gota que la chica había derramado sobre ellos mientras la veía deshacerse de placer en el suelo, escuchándola soltar varios jadeos post-orgasmo.
Después de unos segundos, la ayudó a levantarse, recibiéndola de nuevo con un beso y tirando de ella hacia la ducha, en donde empezó a caer agua otra vez en cuanto fue prendida.
Ahora que todo había terminado, Lisa estaba muriendo de la vergüenza por dentro, su rostro la delataba por lo sonrojada que se encontraba.
-Creí que solo íbamos a tomar un baño -soltó Jennie con burla.
-Ay, por favor, yo no soy la que le pidió a la otra que la ayudara con el jabón -respondió retadora, entrecerrando los ojos e inclinándose para tomar el bote de shampoo.
-Exactamente, solo te pedí que me ayudaras con eso, cariño -se defendió con falsas alegaciones, únicamente para molestar a la menor, pues claramente sabía que no era así.
Lisa rodó los ojos, apartó a la mayor con su mano y mojó más su cabello antes de abrir el shampoo para empezar a aplicarlo.
Sabía que era una broma, por lo que después rió, logrando destensarse de la vergüenza que estaba pasando antes.
Ambas terminaron de bañarse luego de un rato, se cambiaron en la habitación y bajaron a desayunar lo que Lisa estaba preparando mientras Jennie aún no estaba lista.
Seguía haciendo un poco de frío, por lo que Lisa conservó el suéter que llevaba puesto antes y su cabello mojado cayendo por su espalda. La mayor, en cambio, había secado su cabello antes de bajar y se había puesto un conjunto distinto al que traía la noche anterior, el cual tomó de su auto minutos antes. Lo llevaba siempre como su cambio de ropa en caso de ser necesario.
-Huele delicioso -entró diciendo a la cocina.
Lisa le sonrió desde su lugar y continuó haciendo los rollitos de huevo con jamón para ambas. Las manos de la mayor se entrelazaron sobre su cintura, para después inclinarse y dejar un adorable beso sobre su mejilla mientras la menor seguía cocinando.
Recibió una risita como respuesta y otra más al sentir otro beso sobre su coronilla, justo antes de que Jennie se separara y se sentara frente a ella en el desayunador, revisando su celular mientras esperaba por la comida.
A los pocos minutos, Lisa sirvió su plato y lo puso frente a ella, haciendo que dejara de ver su celular inmediatamente y le sonriera.
-Gracias, te esperaré para comer -dijo, tomando los palillos que tenía al lado del plato y partiéndolos para separarlos después.
La menor terminó de servirse a ella misma y fue a sentarse al lado de la señorita Kim, empezando a comer mientras iniciaban una plática trivial, dándose cuenta de que cada vez tenía más y más de lo que hablar y contarse.
Realmente se empezaba a sentir cómoda con ella, poco a poco fue perdiendo el miedo a decir o hacer algo, porque ahora la conocía mejor y ya no le parecía aquella intimidante profesora de la que todos se quejaban en la escuela. Lo seguía siendo, pero para ella exclusivamente, ya no lo era tanto.
Además de que se han visto en situaciones bastante comprometedoras como para seguir teniendo ciertas inhibiciones en su forma de ser.
Estaban teniendo un agradable desayuno, cuando desgraciadamente fue interrumpido por el sonido del timbre en toda la casa. Teniendo que detenerse para atender la puerta, Lisa se levantó de su silla alta y caminó hacia allá, pasando a mirar primero por el sistema de la cámara ubicada afuera para ver de quién se trataba.
Cuando vio a la mujer de traje negro, arreglando su bolso sobre su hombro mientras esperaba ser atendida, abrió sus ojos con sorpresa y sintió pánico al escuchar cómo tocaba el timbre por segunda vez, apresurándola. Quiso decirle algo a la señorita Kim, pero temía que si gritaba fuese a ser escuchada también por la mujer tras la puerta, por lo que solo abrió y sacó medio cuerpo antes de saludar, viéndose obligada a retroceder después para dejarla pasar.
-Mamá... -dijo en voz alta, casi gritando, rogando porque su maestra la escuchara-. ¿Qué haces aquí?
La señorita Kim, quien aún no terminaba de comer, reaccionó casi de la misma manera que Lisa, abriendo sus ojos y muy nerviosa. Se levantó lo más rápido que pudo del desayunador y lo rodeó para esconderse tras él, poniéndose en cuclillas para que la mujer no fuese a verla ahí.
Lisa dejó pasar a su mamá, cerró la puerta y se fue detrás de ella cuando empezó a caminar hacia la sala. Dejó su bolso sobre la mesa del centro y se giró para sorprender a su hija con un abrazo.
-Feliz cumpleaños, corazón -dijo mientras apretaba su cuerpo contra el de ella.
La menor soltó un pequeño quejido ante la fuerza del abrazo, pero de todas maneras lo correspondió, agradeciéndole después a su madre.
-No pensé que vendrías, vi tus mensajes y supuse que seguías en Japón -comentó nerviosa, logrando soltarse del abrazo un poco después.
-Y así sería, pero ya sabes, tu padre. Olvidó que debía recoger unos documentos en esta semana y nadie podía enviarlos, así que aproveché para recogerlos y venir a verte -explicó, empezando a buscar algo en su bolso.
Lisa echó una mirada rápida hacia la cocina, intentando ver si aún estaba la señorita Kim por ahí, pero no pudo ver nada más allá de los platos a medio terminar sobre la mesa del desayunador.
-A-Ah, ajá -contestó, ignorando casi la mitad de lo que había dicho su mamá por la preocupación-. ¿Y papá no viene?
-Amor, te dije que no, por eso estoy aquí yo -respondió, mirándola de nuevo al encontrar lo que buscaba-. Pero no creas que se olvidó de tu cumpleaños, tiene un regalo para ti y lo tengo justo aquí.
La mujer puso unas llaves con un pequeño control negro frente a su rostro, moviéndolas de un lado a otro con una sonrisa.
La expresión de Lisa cambió totalmente, abriendo sus ojos con sorpresa y tapando su boca.
-No... -dijo, seguido de un exhalo.
-¡Sí! -contestó su madre, poniéndole las llaves directo a sus manos.
-Mamá, pero aún no tengo mi licencia -las tomó, ansiando ver el auto en ese momento.
-De eso ni te preocupes, tu padre está en eso y en unas semanas la tendrán lista.
Lisa soltó un chillido de emoción, olvidándose completamente de la situación en la que se encontraba la otra mujer en su casa, hasta que escuchó un sonido proveniente de la cocina, seguido de un golpe.
Se trataba del celular de la señorita Kim, provocando que, del susto, se golpeara contra una de las puertitas donde se almacenaban algunos utensilios de cocina. A lo que la menor dejó de celebrar por unos segundos y su mamá la miró extrañada.
-Debió ser Leo que anda por ahí -dijo, referente al sonido de golpe.
Jennie maldijo mentalmente a quien sea que la haya llamado y rogó por que ninguna de las dos se fuera a asomar por ahí. Tomó su celular y buscó al culpable de tanto escándalo en sus notificaciones, y su ceño se frunció al ver de quién se trataba.
Llamada perdida de Chaeyoung ☎️
Accedió rápidamente a su chat y escribió lo más rápido que pudo.
¿Qué quieres?
8:22 am
Estoy ocupada
8:22 am
Quiero hablar contigo
8:23 am
Dios, ya supéralo y déjame en paz
8:23 am
A mí y a Lisa
8:23 am
Hay algo que tienes que saber
8:24 am
No tengo tiempo para
tus tonterías
8:24 am
Tiene que ver con Lisa
8:25 am
Tú decides
8:25 am
Si es para sermonearme,
desde ya te digo que no me
interesa escucharte
8:26 am
Bueno, como quieras
8:26 am
-Idiota... -susurró, guardando su celular de nuevo y negando con la cabeza.
-Claro, pasa -escuchó la voz de Lisa realmente cerca de donde estaba.
Luego, escuchó unos pasos acercándose a la cocina, por lo que puso sus rodillas en el suelo y gateó lo más silenciosa que pudo, apretando sus ojos y labios cuando ambas estuvieron en la cocina. Se apoyó sobre la pared y se asomó por una esquina para ver si tenía alguna otra alternativa como escondite.
Su única salida era irse directo hacia el pasillo que conducía a la habitación por las escaleras, pero el pequeño problema era que debía pasar justo frente a la entrada de la cocina. Aún así, nada resultaba más peligroso que estar a solo unos metros de donde se encontraba ella con su madre, por lo cual decidió arriesgarse.
Se levantó un poco del piso y asomó su cabeza por detrás del desayunador, teniendo la suerte de que su mamá se encontrara de espaldas a ella, mientras que Lisa la vio aparecer y le dio una mirada de pánico.
Jennie le señaló rápido con su índice el camino hacia las escaleras y luego le hizo una seña que indicaba distraer a su madre, o al menos mantenerla de espaldas.
Lisa asintió disimuladamente y fingió mostrarle algo a su mamá para darle el tiempo necesario a la mayor de escapar de ahí sin ser vista, lo cual resultó exitoso, pues inmediatamente la notó pasar por el frente sin hacer ni un solo ruido.
-Claro, puedes venir antes de que salga tu vuelo, puedo prepararte lo que quieras para comer -ofreció Lisa a su madre.
La mujer aceptó y prometió llegar a la tarde-noche para cenar con su hija antes de regresarse a Japón, ya que, debido a los negocios que estaban a punto de cerrar con su esposo, llevaban estando un tiempo indefinido por allá.
Y mientras tanto, Jennie había logrado subir sin problemas hasta entrar a la habitación de Lisa, en donde se sentó sobre la cama, exhausta ante la presión y el nerviosismo que había tenido en los últimos minutos.
Los mensajes de Rosé habían quedado dando vueltas por su mente. Y ahora que todo había pasado, sentía mucha intriga por aquello que quería decirle respecto a Lisa.
¿De verdad era tan importante como para que haya hecho el "sacrificio" de hablarle, aún cuando incluso eso era una molestia para ella?
Sin duda era extraño, y posiblemente no solo lo estaba haciendo para fastidiarla, teniendo en cuenta que casi la detesta abiertamente, por lo que al cabo de unos instantes no pudo evitarlo y terminó volviendo a sus mensajes.
Más te vale que no me hagas
perder el tiempo
8:37 am
Nos vemos en mi casa a las seis
8:37 am
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